domingo, 9 de diciembre de 2012

Urko Bidea


El camino que une Markina y Etxebarria pegado al río Urko ha sido históricamente varias cosas, desde ‘andabide’ o ‘hilbide’, pasando por camino real, hasta el actual bidegorri. Al recorrerlo nos mantenemos en contacto con la historia de esta parte del interior de Bizkaia: puentes, ermitas y caseríos se van sucediendo a lo largo del camino, mientras disfrutamos del bello entorno que constituye este pequeño valle.

A pìe o en bici, es un corto paseíto que podemos extender visitando los diferentes recursos históricos y culturales que nos salen al paso.


DISTANCIA: 3,10 kms 
DESNIVEL: 0 m.
DIFICULTAD: Ninguna (0)
ITINERARIO: lineal  Inicio: Etxebarria  Final: Markina
VIAS: Bidegorri
ACCESOS: Desde Bilbao, autopista A-8 dirección Donostia salida Durango. Tras un tramo por la N-634 (también dirección Donostia), se toma la BI-633 hasta Markina. Aquí, BI-2636 hacia Etxebarria. Bizkaibus A-3916 y A-3915 (Bilbao-Ondarroa), BI-3512 Bilbao-Lekeitio hasta Markina. A-3922 hasta Etxebarria.
Más información:
Guía cartográfica de Bizkaia mapas 28-37



En realidad, el itinerario Urko Bidea, según la web del ayuntamiento de Etxebarria, comienza en un punto anterior al que exponemos aquí, así que va por delante una de nuestras habituales variantes.

VARIANTE: Si accedemos a Etxebarria, por el medio que sea, procedentes de Markina, que será lo normal, justo antes de llegar habrá que girar a la derecha en la BI-3950 para dirigirnos al barrio de Barinaga, en el valle entre las estribaciones del Kalamua y el Baldaburu. Aunque hay que decir que esta parte del recorrido no la conocemos, aquí comienza el camino a la vera del río Urko, por el que llegaremos de nuevo a Etxebarria, donde hemos fijado el inicio de la marcha.

Bidegorri en Etxebarria
Antes de acceder al pequeño núcleo de Etxebarria, con su hermosa iglesia de San Andrés, arrancamos desde la misma carretera que llega de Markina, en dirección a unos pabellones industriales próximos al asfalto. Tras unos metros de caminar por la acera, giramos a la izquierda por un camino recto, que deja por la derecha las instalaciones de Fundiciones Ansola. Llegamos a un cruce donde giramos la derecha, y ya estamos en el trayecto del bidegorri.

Transitamos entre huertos y praderíos con animales, y en unos minutos tenemos por la izquierda un desvío hacia el palacio Mañozka, el primero de los varios notables edificios que podemos acercarnos a conocer. Casi siempre con la imagen del Zapola de frente, atravesamos después un puente de piedra sobre el Urko. Unas decenas de metros más adelante, comienza a escucharse un fuerte rumor de aguas, que anuncia la proximidad de una pequeña represa con cascada, que descubrimos a la izquierda en una curva con arbolado y un par de bancos.

Puente y palacio de Ansotegi
Pasamos un par de puentecillos de madera y algunos cortes en el bidegorri, en los cruces con accesos a caseríos, y enseguida nos encontramos con un segundo puente de piedra, que también cruzamos. Al otro lado nos encontramos con el notable caserón de Ansotegi, reconvertido en hotel, donde parece que existió también ferrería y molino. Por lo visto, en otros tiempos había que pagar un peaje por atravesar este puente. Eran épocas en que poderosos linajes dominaban distintas comarcas... pero más vale que no demos ideas a ciertos gobernantes acutales, porque ya es lo que nos faltaba.

Poco más adelante atravesamos un tramo más recto, con el río a nuestra derecha, y abundancia de avellanos y especies propias de la ribera. Si hacemos el recorrido en época estival, el Urko llevará poco agua, pero en tiempo de lluvias el caudal se incrementa de forma espectacular, inclusive con puntos donde llega a desbordarse. Por esta zona encontramos uno de los parajes más fotogénicos: una vistosa cascada junto a un remanso pedregoso.

Cascada junto al camino

Continuando la ruta, descubrimos por la izquierda una especie de capilla abierta con un altar, imagen de la Virgen y flores, en un pequeño alto. Unas señales muestran un sendero hacia la ermita de San Martín.

El trayecto, tranquilo y sin ninguna dificultad, permite demorarse conociendo los interesantes hitos que nos vamos encontrando. Tras admirar por la derecha otros dos notables puentes de piedra, junto al segundo de ellos se encuentra Okoki, topónimo que, aunque parezca sacado del catálogo de los Pokémon, era al parecer el punto en que los aldeanos se cambiaban el calzado para acceder como es debido a las elegantes calles de Markina.

Fin del bidegorri
Ya dejamos la compañía del río y nos aproximamos a las primeras casas de Markina. En un recodo nos encontramos con los viejos muros de la finca del palacio Munibe donde un panel informativo y unos bancos nos acompañan en el fin del trazado del bidegorri. Salimos así a la carretera, que tomamos hacia la izquierda para en pocos metros acceder al casco urbano de Markina.

Esta localidad combina cierto aire señorial con un interesante trazado medieval de su casco antiguo, y merece una visita detenida. Es inevitable dedicar un rato de poteo en la plaza contigua a la Universidad de la Pelota; pero lo que bajo ningún concepto se nos puede olvidar es conocer la extraordinaria ermita de San Miguel de Arretxinaga, donde nos encontraremos una sorpresa que seguramente no veremos en ningún otro lugar del mundo.

Y ya que estamos en plan cultureta, hay que señalar que la denominación de andabide que indicábamos al principio se refiere a los caminos utilizados para conducir a los muertos desde los caseríos hasta la iglesia más próxima. Y lo de 'camino real' no quiere decir que fueran utilizados por los reyes, sino que eran vías de comunicación trazadas a instancias de los poderes públicos.

Si no queremos hacer el camino de vuelta por la misma ruta, podemos volver a Etxebarria en el Bizkaibus señalado al principio.

1 comentario:

  1. Bonito paseo por aquellos lares, Yo en breve tengo que pasarme por alli y hacer algunos montes centenarios de Markina.

    Un saludo

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