domingo, 22 de diciembre de 2013

Barrikabaso

Incluso la parte más humanizada de la costa de Bizkaia conserva, a duras penas y en pequeñas proporciones, rincones que escapan a la saturación urbanística y playera. Justo encima de la ría de Plentzia y la extraordinaria bahía, Barrikabaso es uno de esos lugares todavía ajenos a la civilización, aunque seriamente amenazado en los últimos años.

Lo conocemos en un corto paseo en el que disfrutaremos de perspectivas muy poco habituales, además de admirar la belleza de la ría y la cercana marisma de Txipio, todo ello inmejorablemente comunicado, y conectado con el casco urbano de la villa marinera. 

DISTANCIA: 3,9 kms 
DESNIVEL: 60 m. (0-60)  
DIFICULTAD: Ninguna
ITINERARIO: ida y vuelta  Inicio y final: Metro Bilbao estación Plentzia
            VIAS: Sendero de tierra 
Más información:
Guía cartográfica de Bizkaia mapa 3




Perfil (ida)

Paseo junto a la ría
            Desde que uno sale de la estación de Metro de Plentzia, se coloca frente al gran espectáculo de la ría: con el airoso puente peatonal de frente, el cauce sigue por la derecha aguas arriba hacia Isuskitza y Butrón, donde ya pierde la salinidad y adopta como río la denominación del conocido castillo; y por la izquierda bordea el núcleo histórico de Plentzia, con decenas de pequeñas embarcaciones, buscando la bahía y el mar.

            Pero de momento, nos abstenemos de cruzar a la orilla opuesta, y nos dirigimos al paseo de madera que, en línea recta y en paralelo a la carretera, avanza hacia nuestro objetivo pegado al curso de la ría. Desde el primer momento es una gozada caminar por esta pasarela contemplando los viejos caserones en la otra margen, y las decenas de txalupas que dan colorido a las aguas. Hace muy poco hemos leído que se pretende ordenar mejor el amarre de embarcaciones; no dudo que tendrá su lógica, pero tampoco se podrá negar que perderemos el encanto de los botes desperdigados por todo el cauce.

Marisma de Txipio
            Por nuestra izquierda quedan primero las casas de Gatzamiñe y Txipio, y a continuación la llanura constituida por la marisma, adentrandonos en el municipio de Barrika, por donde haremos el resto de la ruta. La marisma de Txipio ha sido objeto en los últimos años de una considerable polémica por el proyecto de reconvertirla en un nuevo puerto deportivo (otro más!) rodeado de las consabidas urbanizaciones. En esta página se detallan aspectos técnicos de este humedal, y en esta otra nos cuentan un poco de la historia reciente de estas peleas.

            Siendo sinceros, hay que admitir que para un profano en materias ambientales una marisma no es algo visualmente muy atractivo, pero tampoco negaremos el valor ecológico que destacan los expertos y la necesidad de conservar estas zonas, cada vez más escasas. Ahora mismo parece que se van a iniciar actuaciones para su recuperación. Pero sigamos adelante.

En la curva, a la derecha
En unos 500 metros estamos ya al final de la recta, junto al barrio de San Telmo, donde la BI-2122 empieza a remontar hacia el pueblo de Barrika. Justo donde comienza la primera curva tenemos por la derecha una parada de Bizkaibus, tras la cual se inicia un camino ancho y cubierto de hierba. Hay que traspasar una grosera valla de mallazo oxidado, lo que podemos hacer por la parte izquierda, bordeandola por un senderito medio oculto.

Ahora seguimos por la trasera de dos bloques de viviendas, mientras el camino va perdiendo la hierba, que queda sólo en la mediana, y nos vemos envueltos por la vegetación, donde conviven bastante pino, otras especies de menor porte y algunas extensiones invadidas por el plumero argentino.

Paseo y puerto de Plentzia
Esta parte del trayecto no tiene realmente mayor interés que alguna vista esporádica entre los árboles sobre la ría, que ya queda bastantes metros por debajo, y el pueblo de Plentzia. Dejamos un desvío que por la izquierda se dirige hacia la zona interior de La Tejera, y como en otros 500 metros encontramos otra valla igual a la del inicio, que se traspasa sin dificultad por un lateral. Al otro lado se encuentra el acceso a una finca, completamente aislada en el bosque, que creemos cuenta con un pequeño embarcadero.

Nos adentramos después en un tramo donde domina el eucalipto, omnipresente en grandes extensiones de la costa desde aquí hasta Bakio, y que en esta ocasión sirve para proporcionarnos una buena sombra de la que hemos carecido hasta ahora. Estamos en pleno bosque de Barrikabaso, en esa especie de península elevada llamada Txurrua o Txurruapunta, cuyo perfil dibuja la última curva de la ría. La pendiente es siempre muy suave, casi imperceptible. Cuando el arbolado se abre, ya tenemos de frente una estupenda vista sobre los acantilados de Antekera-Astondo y las estribaciones del Ermua, entre las cuales emerge claramente el blanco faro de Gorliz, quedando claro que estamos llegando al final.

Sobre la bahía
Ya en campo abierto, tenemos una preciosa imagen de la bahía prácticamente completa, y un estrecho senderito entre la hierba y argomas enanas nos conduce hacia la punta. Por la derecha podemos desviarnos unos metros para disfrutar de una infrecuente perspectiva encima mismo de la ría y la playa de Plentzia.

Playa de Plentzia
En el último tramo vamos perdiendo algo de altitud, y llegamos al final, terminando el caminillo en una especie de promontorio con un tocho de hormigón que nos puede servir de asiento. Estamos justo encima del muelle de San Valentín, el viejo rompeolas que protege la desembocadura de la ría y recibe de cuando en cuando el embate de los temporales. Está muchos metros más abajo, en una caída muy vertical, y hay que irse unos pasos a la izquierda para verlo entre los árboles.

El paisaje es espectacular: a nuestros pies la ría desagua en el mar junto a la playa de Plentzia, de la que tenemos una panorámica bastante insólita; y aunque el arbolado obliga a que asomarse un poco a los lados, vemos parcialmente la bahía, y de frente la punta de Astondo.

Punta de Gaztelu y playa de la Cantera
Por la izquierda sale otro caminito que se dirige hacia la playa de la Cantera-Muriola y la punta de Gaztelu, situada sobre un espectacular desplome, aunque no está muy claro si el sendero es practicable en toda su extensión –y tampoco hemos podido explorarlo como es debido.

Así que, si alguien no nos propone algo más interesante, nos volvemos por donde hemos venido. Y como en menos de una hora hemos tenido tiempo de sobra para ir, volver y admirar con detenimiento todo tipo de paisajes, no sería mala cosa aprovechar el viaje para hacer una visita al poco conocido casco histórico de Plentzia, justo al otro lado del puente. Subiendo entre las callejuelas ajenas al mogollón veraniego (nos puede ayudar este mapita) encontraremos el corazón del pueblo, tan diferente de la imagen habitual. La tranquila plaza de la iglesia nos espera con un par de agradables terrazas y, bien en ellas o en alguna de las calles cercanas, podemos cumplir con la tradición y disfrutar de un grato aperitivo. Aunque con lo que hemos sudado hoy, no lo merezcamos mucho.

jueves, 5 de diciembre de 2013

Camino ´87 13ª Jornada: Hospital de Órbigo-Astorga (13,5 kms.)




Saliendo de Hospital de Órbigo
La división tradicional de etapas contempla enlazar primero León con Villadangos (unos 20 kms.), y llegar en la siguiente jornada a Astorga, en otros 25; pero nuestra expedición había hecho una etapa anterior más bien king size (recordemos que se chuparon más de 30 kms.), con lo que hoy sólo nos queda despachar estos trece y pico.

Si estamos haciendo la ruta jacobea, una etapa de 13 kms. es como para hacerla a la pata coja. Y si lo que nos espera es Astorga, se puede salir disparado antes de amanecer, llegar a desayunar y tomarse el día libre. Así que esta vez parece que nos espera un día fetén.

Salimos de Hospital de Órbigo, siguiendo un trazado más o menos paralelo a la N-120 en dirección oeste. Casi la mitad del camino es otra vez una línea recta, donde pasamos junto a SANTIBÁÑEZ DE VALDEIGLESIAS en unos 4 kms,
 
Bonita pano sobre Santibáñez

Sintiendolo mucho por los lugareños de este pueblo (se nos escapa el toponímico) y otros muchos, se me ocurre pensar cuántos de las decenas que llevamos visitados recordarán nuestros expedicionarios 25 años después. Hubiera sido un test interesante para la cena conmemorativa que celebraron el año pasado (sobre todo para la sobremesa, jeje). Pero por las informaciones que hemos ido recabando, es indudable que los nombres que realmente quedan fijados en la memoria son casi en exclusiva los de finales de etapa, cosa que ocurre a todo el mundo cuando hace el Camino.

Del resto, prácticamente nada. Sometiendo a nuestra colaboradora al tercer grado, le sacamos a duras penas Villalcázar de Sirga (jornada 8ª), que quizá quedó en la memoria por unas postales que compró, y desde luego por la escala técnica donde Pablo el Mesonero, que ya comentamos. Del resto, al menos en lo que llevamos recorrido hasta ahora, rien de rien. Bueno sí, La Mazorra que, como quedó dicho en su momento (jornada 4ª) parece que a nadie se le ha terminado de borrar de la memoria.

Esto también es bastante característico. Con los años vamos filtrando la información, pero siempre queda fresco el recuerdo de cuando uno pasa un mal trago, aunque el tiempo suele también transformar la sensación negativa del marrón en una anécdota que adquiere cierto tono aventurero y divertido.


Pero volvemos a lo nuestro. En otro tramo semejante al anterior arribamos a SAN JUSTO DE LA VEGA. Pero justo antes de bajar se encuentra el crucero de Santo Toribio,  en un altozano desde el que ya se divisa nuestro muy asequible objetivo de la jornada. Aquí vemos a nuestros amigos, humm, con semblante algo serio, tal vez.











Pero enseguida los vemos bajar. Descendemos para cruzar la fértil vega del río Tuerto, que aporta frescor y tonos verdes, que siempre se agradecen, y en un ti-ta hemos llegado.


Con nuestras fuerzas poco deterioradas por etapa tan benigna, entramos en ASTORGA (km. 357). Como esta localidad, pese a traernos recuerdos agridulces, tiene para quien escribe un encanto especial, un estupendo cóctel de belleza y tranquilidad, intentaremos dejar a un lado las sensaciones personales para centrarnos en la ocasión y en sus protagonistas.

Y el redactor de la bitácora no sólo no se corta con los elogios, sino que acentúa si cabe su habitual tonalidad épica: ‘Astorga, la vieja Artúrica Augusta, emporio romano, sede episcopal desde los primeros tiempos del cristianismo, con su catedral mezcla de diferentes estilos, con elementos góticos, platerescos y barrocos; su altar imponente es obra de Gaspar Becerra. Su palacio episcopal, obra de Gaudí, hoy Museo de los Caminos, pequeño y altanero como castillo de cuentos de hadas’. Nada menos.

Palacio de Gaudí
Aunque el sello de la credencial es del colegio Santa María, se anota también que quedaron albergados en el refugio de los Hermanos holandeses.

La catedral y el palacio de Gaudí son quizá las construcciones más conocidas, pero tampoco deberíamos olvidar el Ayuntamiento, cuyo reloj aporrean los simpáticos maragatos para darnos las horas, como vemos en este video:





                                   

Encantandora la plaza, con estupendas terrazas, muy cerquita del Museo Romano y la ergástula, y a unos pasos de las murallas. 

Plaza del Ayuntamiento
Por lo demás, ya se sabe: cecina leonesa, cocido maragato… aunque este último quizá no muy recomendable para el peregrino, la verdad. Astorga es también –si no llevo mal la cuenta- la segunda población más importante desde el inicio de la ruta, lógicamente por detrás de León. Y el hecho de encontrarse en un núcleo urbano parece que hace que el peregrino se sienta un poco menos desasistido, tras tantos kilómetros de soledad y noches pasadas en condiciones más bien penosas.

Si a ello unimos el aroma de historia que nos envuelve y la sensación de haber dejado definitivamente atrás los infinitos páramos castellanos, es quizá lo que hace afirmar al narrador que este tramo leonés es el más pintoresco ‘y de mayor sabor romero de todo el Camino’.

Y todavía tendremos bastante más.

martes, 3 de diciembre de 2013

Cotobasero

Karrantza es el municipio más extenso de Bizkaia y, con permiso de Lanestosa, el más occidental. Aunque su núcleo principal, Kontxa, se sitúa en el valle, por las laderas se desperdigan numerosos pequeños barrios, aproximandose a las diversas cordilleras que se levantan especialmente hacia el oeste y el sur.

Desde uno de estos barrios, Aldeacueva, y por entorno netamente ganadero alcanzamos Cotobasero, cima de altitud media cuya posición central nos ofrece una espléndida panorámica sobre el valle y las cadenas montañosas que dominan la comarca.


DISTANCIA: 8 kms 
DESNIVEL: 335 m. (490-824)   CENTENARIO
DIFICULTAD: Baja 6 (3-2-1)  Dificultad de tránsito
ITINERARIO: ida y vuelta  Inicio y final: Barrio de Aldeacueva (Karrantza)
ACCESOS: De Bilbao a Karranza autopista dirección Santander hasta salida Ampuero-Limpias. Se sigue N-629 en dirección Ramales y poco antes de llegar se toma a la izquierda la CA-150 en dirección Karranza, y después BI-4623. Pasado Molinar, en la gasolinera de Ambasaguas se gira a la derecha en dirección Lanestosa. Se cruce un puente y se gira a la izquierda en dirección Aldeacueva, hasta la iglesia. También autopista dirección Balmaseda hasta Sodupe. En Gueñes, BI-3602 hasta Traslaviña y después BI-630 hasta Ambasaguas (Karranza), hasta la gasolinera, donde se sigue el trayecto anterior.
            VIAS: Camino asfaltado, senderos de tierra y campo a través
Más información:
Guía cartográfica de Bizkaia mapa 38


Perfil (ida)

            Ocurre con frecuencia que para hacer una marcha sencilla se requiere meterse al cuerpo una buena ración de kilómetros por caminos más o menos laboriosos. Si hablamos de Karranza, no hace falta mejor ejemplo: vayamos por donde vayamos (desde Bilbao, se entiende), nadie nos quitará una horita de coche y, llegados al pueblo, o disponemos de un GPS en condiciones, o tendremos que tirar de paciencia y buenas dotes de intuición para no perdernos por la enorme maraña de caminos vecinales que se extiende por amplias zonas.

San Bartolomé de Aldeacueva
       Pero, bueno, se supone que queremos conocer sitios y disfrutar de la naturaleza, así que vámonos para allá.

Digamos que hemos llegado ya al pequeño núcleo de Aldeacueva, al que me referiré a la vuelta. Lo primero que vemos es la iglesia de San Bartolomé, un edificio de proporciones respetables que, según hemos leído, es una réplica nada menos que de la catedral de México, hay que ver. Junto a ella hay una agradable y recoleta área de picnic, y aquí mismo podemos dejar el coche, porque nuestro camino empieza justo en el desvío que tenemos por la derecha.

Abandonamos por tanto la carretera por donde hemos llegado, y tomamos el camino asfaltado en ligera subida hacia otro grupo de casas, probablemente llamado El Afal. Llegados a otro cruce junto a unos buzones (DESVIO-1) giramos de nuevo a la derecha para seguir ascendiendo. Entre grandes pastizales, empezamos a tener vistas interesantes, en especial por nuestra izquierda. La carreterilla pasa a ser una pista de grava y tras otra casa se bifurca, debiendo tomar el que sigue por la izquierda (DESVIO-2).

Poderío
Vamos subiendo con algunos tramos de mayor pendiente, siempre en terreno despejado, y la panorámica es cada vez más amplia. Más o menos hacia el SE, al picudo y fácilmente identificable Kolitza le siguen los más poderosos vecinos de la sierra de Ordunte: el misterioso Burgueño, Balgerri, Zalama... Del cresterío principal se desprenden dos más pequeños, el más occidental de los cuales es el formado por Peñalta y Saltipiña, y va perdiendo metros hasta enlazar con nuestro objetivo del día, que por cierto todavía no vemos.

Dejamos por la izquierda otro caserío con un desvío y continuamos por camino siempre flanqueado por alambradas. La sensación que uno tiene es muy similar a la que proporcionan algunas rutas por las zonas agrarias de Cantabria, con fincas valladas, verdes pastos y vacas aquí y allá. Bueno, y el estiloso toro de la foto, que nos miraba con un punto de chulería.

Según ganamos metros se nos van descubriendo hacia poniente nuevas cadenas montañosas, empezando por la Sía y los Tornos. Pasamos otra casa de labranza más y el camino describe una amplia curva y se vuelve terroso y muy desigual, con aspecto antiguo. Hasta ahora hemos venido rodeando una especie de
Llegando a La Cabezuela
antecima llamada La Cabezuela, y desde esta vertiente podemos ver ya nuestra cima, una pelada loma bastante cercana.

Nos aproximamos a una especie de establo grande, el último edificio del recorrido, y a buen seguro nos encontraremos con una muy amplia zona encharcada. Este es el primer motivo de la ‘dificultad de tránsito’ que ponemos arriba. Son numerosas las escorrentías que por estos lares descienden hacia los valles, no digamos si ha habido lluvias recientes, pero esto ya sobrepasa lo habitual: al menos cuando el que escribe anduvo por allí, la balsa de agua ocupaba por completo el camino y buena parte de los prados colindantes. Hubiera hecho falta un estudio topográfico o un vehículo anfibio para vadear el charco y, a falta de tales, hubo que echar mano de cierta creatividad y buenas dosis de suerte para no terminar más que con una pierna hundida hasta media caña. Así que ánimo.

Camino junto al pinar
Pasada esta casa todo es más fácil. La pendiente prácticamente desaparece y el camino, que gira hacia la izquierda, pasa a ser una vereda herbosa junto a un par de plantaciones de pino –único arbolado de todo el trayecto. También por aquí corren algunos regatos, así que el sendero se puede encontrar encharcado de trecho en trecho, aunque nada que ver con lo anterior.

Falta el acceso a la última pala. Venimos bordeando un vallado, y el camino continúa recto en suave descenso, pero en cuanto termina la alambrada hay que hacer un giro brusco a la derecha (DESVIO-3) para continuar casi en dirección contraria a la anterior. De inmediato nos encontramos con otro cierre que hay que traspasar, y seguimos con rumbo norte.

A nuestra izquierda tenemos ya la última lomada del Cotobasero, donde debe haber también un túmulo prehistórico de los varios que jalonan el pequeño macizo de Mesada, pero tenemos que confesar que no lo hemos llegado a ver.

Desvío hasta la cima
Tendremos que ir un poco atentos para encontrar un punto de paso para atravesar la nueva alambrada que llevamos a la izquierda. Nueva ‘dificultad de tránsito’. Primero veremos un paso tipo escalera, aunque rodeado de una masa de argomas de tales dimensiones que lo hace completamente inútil. Y unos metros después, un poste con una señal que indica hacia la cima y una especie de portezuela desvencijada; pero quizá sea más difícil abrirla y volverla a cerrar que buscar otro acceso o intentar una trepada heroica, con cuidado por la cosa de los espinos. Y al final hablaremos del tema de las puertas.

Suponiendo que, en la forma que sea, hemos traspasado la valla, no hay más que acometer la última pala, corta aunque con un buen desnivel, que nos sitúa en la cima (COTOBASERO, 824 m.). Tenemos vértice geodésico, pero no buzón, al menos hace unos meses no estaba. Quizá lo habían retirado para restaurarlo pero, tratandose de un monte puntuable para el Concurso de centenarios, daba pena ver cómo alguien había dejado la tarjetita bajo una modesta piedra.

Llegando, con vistas al Oeste

Peña Ranero y valle de Karranza





Montes de Ordunte








Las vistas son excelentes, divisandose en todo su esplendor lo que hemos venido viendo durante el trayecto, tanto hacia el sur (Ordunte) como al oeste (Cantabria). Hacia el norte vemos nítidamente Peña Ranero a un lado y la Peña del Moro al otro, abriendose entre ambos la profunda garganta por donde discurre el río Karranza. Distinguimos la ovalada balsa de La Cerroja y girando al Este, el hermoso valle de Karranza, a cuya espalda se suceden las múltiples cimas de las Encartaciones.

Por el mismo camino de subida, tras volver a atravesar vallas y ciénagas, regresamos en apacible paseo hasta Aldeacueva. Es el momento de dirigirnos a los caseríos de este barrio para, en unos pocos metros, encontrar la notable caverna que da nombre al barrio, y que merece sin duda la visita.


Puertas al campo

Tipo escalera
En alguna ocasión nos hemos referido a la proliferación de cierres y vallados, en especial en zonas donde abundan explotaciones ganaderas. Esto es muy frecuente en Cantabria y también en zonas de Bizkaia, como ésta de Karrantza por donde hoy nos movemos. También diremos que es normal: es el sustento de los vecinos de estas tierras, y tampoco es cosa de que se les desperdiguen los animales, o se los roben.

Langa
Pero claro, a veces los propietarios se quejan de que los senderistas o montañeros les tiran abajo los postes, o dejan los pasos sin cerrar. Por otra parte, todos hemos visto puertas por completo impracticables, de las que en esta excursión tenemos varios ejemplos notables. Y, ante la dificultad de abrirlas, nada más lógico que la tentación de dejarlas sin cerrar.

Paso lateral
Por lo tanto, comprendiendo la necesidad de que las fincas estén cerradas, e igualmente el derecho de los excursionistas a atravesarlas pacíficamente ¿no sería mejor para todos hacer las cosas con algo de sensatez? Es decir, los aldeanos, mantener los pasos en condiciones, y los paseantes, poner cuidado en dejarlos bien cerrados. La mayoría de la gente hace ambas cosas
Puerta clásica
correctamente, pero siempre hay también quien se empeña en poner dificultades a todo el mundo que no sea él mismo.

Además, hay montones de tipos de pasos, con muy poco o ningún coste, que se ajustan a las características de los distintos lugares, cumplen su función y no molestan a nadie, así que tampoco hay que comerse mucho la cabeza. Y , como se ve, hemos dejado aquí un pequeño muestrario. Que aproveche, que es gratis. 

viernes, 22 de noviembre de 2013

Kurtzegan

Los montes de Arno constituyen la avanzadilla noroccidental del Parque Natural del Gorbea, y separan los valles de Orozko y Arratia, alargandose desde su culminación en Oderiaga a la vez que van perdiendo altitud. Los pastos de altura cubren las sucesivas cumbres azotadas por los vientos, pero también encontramos en esta sierra diversos restos prehistóricos, entre los que destaca el menhir de Kurtzegan, soberbio monumento megalítico  recientemente restaurado.

Este será el principal objetivo de la marcha que proponemos, aunque las fantásticas vistas y la accesibilidad de las cimas cercanas nos permitirán alargar la ruta a nuestro gusto.


DISTANCIA: 6,7 kms 
DESNIVEL: 450 m. (410-863)  
DIFICULTAD: Baja 6 (4-2-0) 
ITINERARIO: ida y vuelta  Inicio y final: Barrio de Sendegi (Orozko)
ACCESOS: De Bilbao a Orozko, autopista A-68 dirección Vitoria-Gasteiz salida Llodio-Orozko. Se toma la dirección a Orozko por la BI-2522 hasta Zubiaur (núcleo principal), donde se sigue hacia los barrios de Ibarra y Artea, y posteriormente seguir las señales hacia Sendegi. Bizkaibus A-3918 Bilbao-Orozko (c/ Bailén) parada Beraza y de aquí seguir hacia Sendegi (casi 3 kms.)
            VIAS: Senderos de tierra y pista de piedrilla
ENLACES CON
Más información:
Guía cartográfica de Bizkaia mapa 56-57-63





Sendegi (Orozko)
            Como suele ocurrir, entre el centro urbano de Orozko (Zubiaur) y nuestro punto de partida hay un trayecto de aproximación de cerca de 3 kms. por camino asfaltado, que podemos hacer a pie o en coche. Este tramo no tiene un interés especial, pero hay que hacer dos puntualizaciones. En todo caso, debemos estar atentos a las indicaciones hacia los distintos barrios, porque hay un buen elenco de caminos en todas direcciones. Y, si subimos en coche (ahorrandonos unos 300 metros de desnivel), en el barrio de Sendegi de donde vamos a partir hay muy poco sitio para aparcar, por lo que habrá que buscar con cuidado un hueco para no entorpecer el paso.

            Los dos o tres caseríos del barrio son de piedra y de aspecto sobrio, nada de colorines ni moderneces que podemos encontrar en otros lugares.

Por el pinar
            Tras la última casa, por la izquierda sale un camino que va ganando metros sobre firme de lajas de roca que pueden resultar bastante resbaladizas. Con una alambrada que cierra un prado por la izquierda, salimos enseguida a un sendero, donde giramos a la derecha guiados por un cairn (CAIRN-1), de los varios que iremos viendo.

            Continuamos por este camino, al principio no muy marcado, transitando por un gran pinar. El arbolado no es muy cerrado, y los pinos alcanzan alturas considerables. Aunque los pinares no son el tipo de bosque que más nos gusta, hay que reconocer que éste tiene un encanto especial, porque, por algún motivo, sin que nos hayamos alejado mucho de las zonas urbanas, se siente uno por completo ajeno a todo lo conocido. Y no nos hemos tomado nada raro, que conste.

Tras unos minutos de subida con pendiente muy suave, llegamos a otro cruce con un segundo hito (CAIRN-2). Salimos así a una pista de piedrilla, que tomamos a la izquierda, siempre en subida. Por ella proseguimos, describiendo una curva, hasta encontrar un nuevo desvío (CAIRN-3), como en algo más de un kilómetro desde el inicio. Si nos fijamos bien, aquí en vez de un cairn hay dos, uno a cada lado, indicandonos que es éste precisamente el camino que debemos seguir. Muchas marcas con piedras para señalar los caminos, bastante más de lo habitual, y en un lugar donde abundan restos megalíticos, lo que tiene un algo coherente; pero sobre todo esta multiplicidad nos permite alcanzar nuestro objetivo fácilmente sin necesidad de mapas, GPS ni nada por el estilo.

Vista sobre Orozko
Siguiendo el nuevo sendero, el pinar termina de repente y da paso a un bosquecillo de hayas trasmochas que vemos por la derecha. Justo después pasamos una fuente y en los metros siguientes otras tres más. Empezamos ahora a tener vistas sobre Orozko, con Untzueta y su cantera, y el cordal del Ganeko detrás.

El desnivel sigue siendo moderado, el arbolado se va abriendo y salimos finalmente a cielo abierto hacia las lomas que tendremos que recorrer a continuación. Accedemos a un cruce con otra pista junto a un cartel del parque natural del Gorbeia, y un pequeño aparcamiento en un lugar denominado URIZAR.

Kolometa desde Urizar
A partir de aquí todo resulta muy evidente. Por la izquierda tenemos la larga loma cimera del Kurtzegan, con el menhir al final de la misma visible en algún momento, y la redondeada silueta del Kolometa a su derecha. La pista por la que seguimos va faldeando casi en línea recta, y engaña bastante: no parece gran cosa, pero nos mantendrá en rumbo sureste  y con pendiente muy suave y constante durante cosa de 1,5 kms., que se hacen realmente aburridos y mucho más largos de lo que se podía pensar. A modo de recompensa, por la derecha tenemos hermosas vistas sobre el duro perfil de Sierra Salbada/Gorobel, donde se entreve el anfiteatro sobre el barranco de Delika.

Llegamos por fin al collado Landatxiker, donde giramos a la izquierda para aproximarnos al gran monumento prehistórico, rodeado de un vallado. El menhir, de más de cinco metros de altura, parece ser que estuvo tirado en el suelo y roto en varios trozos durante tiempo indefinido, siendo restaurado en fechas recientes. En esta página se exponen informaciones interesantes sobre el monumento, y en esta otra sobre su restauración.

El menhir, con Itxina detrás

            Si a alguien le interesa nuestra opinión, creo que el pedrusco impresiona más por su origen y significación que por sí mismo, además de que los refuerzos metálicos, no obstante ser necesarios como suponemos, le restan un poquillo de autenticidad. Por supuesto, las extraordinarias panorámicas que rodean el enclave le dotan de una fotogenia especial. Pero de esto hablaremos ahora mismo.

Cordal de Oderiaga desde la cima
            VARIANTE: El collado al que nos hemos referido antes enlaza Kurtzegan con el vecino Kolometa, cuya cima tenemos a la vista y muy próxima. La alcanzamos si continuamos en la misma dirección, lo que podemos hacer por pista y campo a través sin ninguna dificultad. En unos 20 minutos alcanzamos la nueva cumbre, con lo que habremos superado –aunque por los pelos- la cota 1.000 metros. Hacia el sur siguen las otras cumbres del cresterío de Arno (Beluzaran, Ubixeta y Oderiaga, también Odoriaga, la más alta) que podemos ir conquistando sin problema, sólo dependiendo de las ganas o las fuerzas que tengamos.
           
No hemos terminado. Desde el menhir ya tenemos visible la cima, que alcanzamos en breves minutos con sólo ir ganado algunos metros en dirección contraria a la de llegada (KURTZEGAN, 863 m.). No encontramos placa ni buzón, sino sólo una pequeña cruz en bajorrelieve.

Cumbre de Kurtzegan
Y aquí viene lo de las vistas. Junto a la perspectiva anterior hacia Sierra Salbada, tenemos hacia el norte el airoso Untzueta y el Ganeko, el pequeño macizo del Mandoia, Sollube y Jata, Ganguren con sus antenas y muy a lo lejos, el mar. Por la derecha se observan las cimas de Legarmendi y parte del cordal de Anboto. A nuestros pies se encuentra el barrio de Urigoiti y, cerrando la panorámica, las colosales paredes de Itxina, cuyo imponente relieve forma un conjunto mágico con nuestro menhir. Igual ahora entendemos mejor por qué nuestros viejísimos ancestros levantaron el monumento precisamente aquí.

Cumplidos los objetivos, no tenemos más que iniciar el retorno, lo que podemos hacer cumbreando por toda la longitud de la loma para disfrutar un rato más de las magníficas vistas. El despejado descenso hacia Urizar hace inevitable que repitamos la chorradita habitual, a saber: lo que molaría bajar por aquí con los esquís y una buena capa de nieve. (Bueno, hay quien hace estas cosas, incluso en sitios mucho menos accesibles, pero primero hay que tener humor para cargar con el material cuesta arriba)

Y de ahí hasta nuestro punto de inicio, volvemos sobre nuestros pasos en un cómodo y agradable descenso.

sábado, 16 de noviembre de 2013

Camino '87 12ª Jornada: León - Hospital de Órbigo (30,5 kms.)


(Algo misterioso sigue pasando con los perfiles. Nos andaremos con cuidado, no sea que haya algún espía por ahí)

Quizá a alguien le pareció que, llegados a León, casi todo estaba hecho. Pero ¡oh espanto! si las cuentas no
me fallan, hemos recorrido 313 kms. (bien, quizá los más ingratos), y aún nos quedan 282 hasta posar la mano sobre la efigie del maestro Mateo. Dicho de otro modo, que acabamos de pasar justito la mitad del camino, como indicamos el otro día.

Sólo la mitad.

La merecida jornada de descanso debió servir para reponer fuerzas, además de certificar que la civilización aún seguía existiendo, aprovisionarse de cosillas que faltasen o ayudar a recuperar a los que viniesen más tullidos. Hecho lo cual, y aún con el olorcito de las sardinas en las camisetas, toca ponerse de nuevo a la tarea, que en esta alternancia de etapas brutales y otras más llevaderas, nos toca una bien provista, con más de 30 kms. por delante.  

Si uno se fija en el mapa, el Camino describe un buen rodeo para pasar por León; es comprensible por la importancia de la ciudad, pero añade unos 10 kms. a lo que sería una ruta en línea recta desde Mansilla hasta nuestro próximo objetivo, que no es otro que Hospital de Órbigo.

Lo cual aprovechamos para comentar cómo el Camino tiene a veces trayectorias que parecen caprichosas, desviaciones y cambios de dirección que incrementan la distancia. Aparte de las remotas conexiones con las vías romanas a que aludíamos hace unas jornadas, hay que tener en cuenta que a lo largo de los siglos los peregrinos buscaban la comodidad, sí, pero sobre todo caminos seguros donde no se viesen perturbados por bandidos y cosas así. Y como además la ruta tenía (o tiene, según) un claro carácter religioso, lo normal era ir visitando los principales lugares de culto donde, de paso, a lo mejor era más fácil encontrar cobijo. Y bueno, incluso en 1.987 encontramos, como hemos visto, cierta vinculación entre el elemento religioso y el acogimiento de los caminantes.

Santuario de la Virgen del Camino

El caso es que, saliendo de León, el trayecto vuelve a girar al sureste, marchando ahora en paralelo a la N-120. Enseguida pasamos junto a LA VIRGEN DEL CAMINO, patrona de León, sobre cuya basílica (a la que el narrador se refiere como ‘santuario sencillo con bronces en la portada’) nos ilustra esta página. También por aquí cerca se ubica el polémico aeropuerto de León; pero, claro, hace un cuarto de siglo no estaba, porque es un producto reciente de cierta forma de gastarse el dinero. Como asimismo veremos, en adelante iremos teniendo topónimos ‘del Camino’ a mansalva.

Valverde de la Virgen
El siguiente pueblo es VALVERDE (km. 322), pero éste no es del Camino, sino de la Virgen. Yo creo que la crónica lo confunde con el Valverde del Camino famoso por las botas, pero ése está en Huelva, si mal no recuerdo.

10 kms. más nos sitúan en VILLADANGOS (km. 332), localidad de
Cerca de Villadangos del Páramo
la cual se destaca la iglesia de Santiago. Los kilómetros van cayendo, sobre terreno algo más ondulado y por tanto menos monótono que en las etapas castellanas, pero con el sello del duro páramo leonés. Hay que suponer que, tras iniciar la etapa con fuerzas y ánimos recobrados, no pasarían muchos kilómetros antes de volver a sentir toda la crudeza del interminable camino.

Hay que meterse otros 10 kms. largos, prácticamente en línea recta, para, tras atravesar el pequeño pueblo de SAN MARTÍN, alcanzar finalmente HOSPITAL DE ÓRBIGO (km. 343), estación término por el día de hoy. La pequeña localidad, de unos 1.000 habitantes, está situada junto al río del mismo nombre, y rodeada de amplias extensiones de regadío.

Como su propio nombre indica, el núcleo tiene su origen en un antiguo hospital de peregrinos, que no era precisamente un centro de salud, sino donde se ofrecía hospitalidad, es decir, albergue a quienes se dirigían a Santiago. De hecho se sigue llamando ‘hospitaleros’ a los encargados de los actuales albergues.

Llegando por el puente
La hoja de ruta cita el conocido puente del Paso Honroso, del siglo XII, el origen de cuyo llamativo nombre lo tenemos también aquí. Por cierto, que la Wiki hace una estupenda descripción de lo que nos encontramos: 'Los peregrinos (…) atraviesan el puente del Paso Honroso y continúan recto, encontrando a su derecha la iglesia de San Juan de los antiguos hospitalarios. En la plaza se encuentran las ruinas del antiguo hospital y en el centro hay un crucero de piedra, símbolo que puede verse a lo largo de todo el Camino de Santiago’. 

Y, ya puestos, acabamos la cita anterior: ‘El peregrino continúa su marcha hasta cruzar la carretera y llega a una bifurcación. Desde allí encontrará la carretera hacia Astorga que es el siguiente punto importante de la peregrinación’. Pues hacia allá nos vamos en la siguiente jornada, que Astorga es una localidad encantadora que merece una visita tranquila. Y encima la caminata será asequible hasta para las articulaciones más castigadas.

martes, 5 de noviembre de 2013

Ermua

Clásico entre los clásicos, el itinerario costero que corona el pequeño monte Ermua es un viejo conocido de las excursiones estudiantiles y de los aficionados al senderismo semiurbano, en especial veraneantes de Plentzia y Gorliz.

Aunque en esta ocasión iniciamos la travesía en Armintza, no nos perdemos ninguno de los atractivos de estas rutas litorales: suaves elevaciones de aire montañero, espléndidas panorámicas costeras, acantilados de vértigo, fortificaciones de distintas épocas, bosquetes y praderíos… todo un repertorio para disfrutar mientras recibimos las saludables brisas cargadas de yodo y sal.


DISTANCIA: 8,3 kms 
DESNIVEL: 290 m. (0-289)  CENTENARIO
DIFICULTAD: Baja 5 (2-3-0) 
ITINERARIO: lineal   Inicio: Puerto de Armintza  Final: Playa de Gorliz
            VIAS: Camino asfaltado, senderos de tierra
ACCESOS: Ida:  Metro parada Areeta y Bizkaibus A-3451 hasta Armintza (final). En coche, autopista dirección Mungia. Se toma después la BI-2120 dirección Plentzia hasta Andraka y aquí BI-2153 dirección Lemoiz/Armintza. También por Getxo y Plentzia, siguiendo después hacia Gorliz y Andraka
     Vuelta: Bizkaibus A-3499 o a pie (unos 3 kms.) hasta Metro Bilbao estación Plentzia
ENLACES CON Plentzia-Gorliz  
Más información:
Guía cartográfica de Bizkaia mapa 3






Una vista del puerto de Armintza
            Armintza es uno de nuestros rincones favoritos de la costa de Bizkaia. El encantador puerto pesquero, perteneciente al municipio de Lemoiz, acoge a las pequeñas embarcaciones protegiendolas a duras penas del oleaje cantábrico, que no pocas veces consigue levantarse por encima del dique. El tema de las rabas, célebres en todo el hemisferio, habrá que dejarlo para otro día, porque hoy iniciamos aquí el camino, y no es cuestión de arrancar con la caldera muy cargada.

Aunque también podríamos comenzar la ruta en las afueras, desde la misma bajada hacia el puerto el acceso no ofrece dificultad. Tomando la calle que sale por la izquierda, vamos ganando metros entre las casas, a veces esquivando algunos cierres de fincas y, queramos o no, acabaremos dando con un camino asfaltado que sube hacia el hotel Arresi, situado en una soleada ladera. Continuamos todavía ascendiendo por al asfalto hasta pasar un caserío en una curva, donde nos ladrarán unos cuantos perros –aunque, que sepamos, no suelen andar sueltos.

Camino bajo los eucaliptos
A partir de aquí el camino pronto pasa a ser de tierra y pasamos junto a otra casa, para cruzar después una valla metálica. Transitando ya bajo amplios bosques de eucaliptos, dejamos por la izquierda un camino que también se dirige al Ermua, aunque por una ruta más interior. Ignoramos después otros dos desvíos por la izquierda, y el camino gira de nuevo hacia Armintza, donde entre los árboles se entreve parte del puerto.

Vamos después recorriendo una ladera que bordea el curso del arroyo Urtzuriaga en dirección Oeste, con nuestro objetivo al fondo, hasta que cruzamos el cauce y cambiamos otra vez de dirección. Enseguida nos encontramos en un CRUCE junto a una casa solitaria, con algunas vistas hacia levante, por donde se distingue con claridad cabo Matxitxako. Aquí cogemos el camino de la derecha, descarnado y pedregoso, siguiendo un tramo recto y algo más empinado.

Llegando a Etxandarri
En unos minutos el abundante arbolado se va abriendo y se ve que nos aproximamos al borde de los acantilados. Efectivamente, nos encontramos en una especie de mirador junto al imponente peñón de Etxandarri, que se yergue desafiante ante el mar abierto.  

VARIANTE: Aunque no lo hemos comprobado, nos dicen que es posible acceder desde el camino a lo alto de este promontorio, lo que deberá hacerse con las lógicas precauciones en lugar tan fuertemente batido por los vientos.

Vistas al Este: Jata y Matxitxako
Nos volvemos hacia el interior, en lo que claramente es la aproximación a la cumbre, bordeando las laderas hasta encontrar el acceso. Esta parte es prácticamente llana y el suelo es de tierra arenosa y muy compacta. Finalmente, encontramos el cruce bueno con la pista que viene por la izquierda, que es la ruta interior que desechamos al principio. Aquí cogemos a la derecha un senderito que asciende entre arbolado propio de estas zonas marítimas y, en pocos metros, tenemos a la vista el vértice geodésico (MOJON), situado sobre una especie de
Mojón
refugio de piedra. Su utilidad se entiende bien en días de meteorología complicada, cuando sufrimos rachas de viento y repentinos aguaceros en estos inhóspitos parajes.

En aproximadamente una hora habremos alcanzado el mojón, pero nos faltan los buzones. Empezamos a bajar suavemente, y hay que estar un poco atentos para encontrar un senderito que sale por la derecha: en unos pocos metros nos
Buzones
conduce a un pequeño escarpe y mirador (ERMUA, 289 metros) donde se localizan dos buzones y una reproducción del faro de Gorliz (o Billano), justo por delante del auténtico, que también tenemos a la vista.

En realidad, estamos algunos metros por debajo del mojón, que sería así la auténtica cumbre; pero en todo caso, las vistas son mucho mejores desde aquí, con una hermosa perspectiva de la costa occidental de Bizkaia y una buena porción de la cántabra.

Isla Billano
De nuevo en el sendero, atravesamos una pequeña mancha del encinar que seguramente en épocas más o menos remotas debió dominar gran parte del litoral y, por la derecha, entre el pequeño arbolado que nos separa de los acantilados, disfrutamos de una excelente vista de la isla de Billano, que seguiremos teniendo a tiro de cámara todavía un buen rato (buenas fotos en  flickr)
.
Vamos poco a poco perdiendo altura y salimos a terreno más abierto, pasando una puerta, a unos amplios prados con un vallado. Estamos en el barrio de FANO, en realidad un par de caseríos
Plentzia y Barrika, desde Fano
(Fagoatze y Fagoaurre) junto a los que hay (a nuestras 2) una especie de colladito que enlaza con Legorarri, la pequeña elevación bajo la cual se encuentra el faro.

Ascendemos esta loma, pasando otra puerta y dejando por la izquierda un murete de piedra, para empezar a bajar. El sendero hacia el faro es muy estrecho y pedregoso, un descenso que conviene hacer con calma, durante el que disfrutamos de nuevas perspectivas sobre la isla de Billano, la cumbre ya visitada y la también conocida atalaya de Etxandarri. Poco más abajo, emerge tras el monte la blanca silueta del faro.

 
Acantilados



Aparece el faro





Ya casi finalizado el descenso, una sendita por la derecha nos permite echar un vistazo a uno de los bunkers que forman la fortificación de costa que se extiende por distintos puntos del cabo.

Llegamos así al FARO, una blanca y esbelta construcción de 20 metros de altura que data de 1.990. Merece la pena dedicar unos minutos a merodear por sus alrededores: tenemos muy cerca el abrupto islote que nos ha venido acompañando, y podemos ir identificando los sucesivos accidentes costeros desde el puerto de Santurtzi hasta el lejano cabo de Ajo, muy próximo a Santander. También podemos explorar los túneles y baterías que se extienden por la parte baja, y contemplar a los pescadores que se ubican en las rocas de la punta misma.

Camino hacia Astondo
Tomamos ahora la carretera asfaltada en descenso, pasando un puente que observaremos mejor desde la distancia, un poco más adelante. Estamos ahora en la ruta inversa a la descrita en la entrada Gorliz-Cabo Billano, y en pocos minutos nos iremos tierra adentro, aunque no por mucho tiempo.

Desvío
  Enseguida encontramos un DESVIO señalizado por la derecha, por donde abandonamos la carretera. Siguiendo las direcciones a Astondo y Azkorriaga, continuamos por un camino de tierra –quizá con algunos tramos algo embarrados- que discurre entre dos vallados.

VARIANTE: Si queremos simplificar la ruta, y acortarla en unos 500 metros, en vez de tomar el desvío, no hay más que seguir por el asfalto, según lo indicado en el link anterior, para salir directamente a Astondo, junto a la parada del autobús.

Vamos ahora retornando hacia la fachada marítima, ascendiendo suavemente al alto de Kukulu (Larragan según otras fuentes). Siempre con la alambrada de la Granja Foral a nuestra izquierda, avanzamos a campo abierto con la inmensidad del Océano bajo nuestros pies. Pronto superamos la redondeada tachuela y empezamos a bajar de nuevo. De frente contemplamos Barrika y la punta de Gaztelu, y por la derecha el afilado cabo en que se sitúa el fortín de Azkorriaga, que también podemos acercarnos a curiosear. 

Esta parte de la excursión, que se refleja parcialmente en este videonos proporcionará sensaciones completamente diferentes según el momento: nos hará estremecer en días de temporal, sufriremos cuando apriete el sol y no acompañe la brisa, y será una experiencia deliciosa a última hora de la tarde… siempre que no sea en verano, que entonces está demasiado concurrido.

Camino hacia Astondo
La bajada es moderadamente fuerte hasta el desvío hacia Azkorriaga, y después volvemos a recuperar metros, esta vez por un sendero que avanza bastante cerca del acantilado, donde hay que andar con algún cuidado cuando arrecia el viento. Aunque, como en toda esta parte de la costa, hay senderillos que bordean los cortados, es mejor no perder el camino principal. Tenemos ahora al lado la espectacular cala de Askibilla, mientras ascendemos el montículo denominado Antikera o Antekera.

Encima de la bahía
Casi de inmediato volvemos a encontrarnos protegidos por arbolado, nuevos reductos de encinar, por donde seguimos un tramo casi recto. Por sendero más bien arenoso, pero netamente montañero, perdemos unos metros hasta alcanzar unas escaleras por las que accedemos finalmente al paseo marítimo de Gorliz, donde damos por finalizada la travesía.

Estamos en Astondo, en el extremo norte de la maravillosa bahía, con el monumento al Dr. Areilza por la derecha, y las dunas fósiles por la izquierda, junto a las que se sitúa la parada del Bizkaibus que indicamos en ‘Accesos’. Y, aunque nada nos impide volvernos para casa sin más, tampoco se podrá podrá negar que, si el tiempo acompaña, un bañito en esta fantástica playa sería la coronación perfecta para nuestro paseo del día.

Y no hablemos ya de potes o cosas por el estilo, que esto requeriría un post enterito. Igual un día lo hacemos.