miércoles, 16 de enero de 2013

Uzkorta

El barranco de Uzkorta separa las laderas de Pagasarri y Arnotegi, en tanto recoge el caudal de numerosos regatos que descienden de los altos. Se va alimentando así el arroyo Bolintxu, que aguas abajo conforma uno de los conjuntos de mayor riqueza ecológica de las cercanías de Bilbao. La pequeña garganta se encuentra salpicada también por varios modestos cerros de gran belleza, el más conocido de los cuales alberga la popular ermita de San Roque.

La ruta que proponemos recorre la mayor parte de estos parajes, tan cercanos como solitarios y poco conocidos, que permiten un entretenido paseo por algunas de las zonas más recónditas de la bilbaina cordillera.
   
DISTANCIA: 7,3 kms 
DESNIVEL: 290 m. (150-440)  
DIFICULTAD: Baja 6 (2-2-2) Dificultad de tránsito / Desnivel acumulado
ITINERARIO: circular  Inicio y final: Igertu
VIAS: Carretera, senderos, pista de tierra, campo a través, lapiaz  
ACCESOS: En coche, bien desde San Adrián-Larraskitu, bien desde Rekalde, hay que tomar Larraskitubidea hacia arriba, y después Pagasarribidea pasando por el bar Athletic, hasta llegar al parking de Igertu. (Haciendo a pie este último tramo, se puede llegar a San Adrián o Rekalde en las múltiples líneas de Bilbobus)
Track: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=3861222 
ENLACES CON  Artxondo, Bolintxu, Arnotegi, Elordi
Más información:
Guía cartográfica de Bizkaia mapas 23-32





Para no perder la costumbre cuando nos movemos por la zona, fijamos el punto de partida en el collado de Igertu, a donde podremos llegar en coche (un pequeño parking ha sustituido a uno de los antiguos caseríos) o a pie desde el transporte público, en unos 2 kms. por la vía más habitual de acceso al Pagasarri.

Carretera hacia San Roque
Dejando el aparcamiento a la izquierda, tomamos el camino del Paga por la vía asfaltada en ligera subida. Tras dejar por la derecha una pequeña cantera abandonada, llegamos a un cruce, donde ignoramos la pista que sube por la derecha y seguimos de frente en la dirección a San Roque que marca un cartel de tráfico.

VARIANTE: Hay que empezar con una advertencia. La primera parte del camino incluye un tramo algo complicado campo a través, que a lo mejor no se ajusta a la idea de paseo que uno tiene. Así que, dado que no conocemos una ruta alternativa, si no estamos por la labor del zarzing, después de visitar Uzkortako Atxa hay que deshacer todo el camino hasta el primer cruce, para tomar la subida normal al Paga y después la pista de Artabe hasta donde se indica más adelante. Si tampoco queremos hacer esta marcha atrás, la única opción es saltarnos esta primera parte y seguir por la barrera arriba, según lo señalado.

Ermita de San Roque
A veces llaneando o en suave descenso, seguimos todavía por el asfalto, rodeados de arbolado y ya ajenos al bullicio de los caminos más habituales. En una curva cruzamos sobre el arroyo Igertu, cuyo curso desciende desde la popular fuente de Zapaburu, y en unos metros más estamos ante la ermita de SAN ROQUE que, en mi opinión personal, luce mucho más desde la distancia que in situ.

El edificio, emblemático en toda la zona del Pagasarri, se levantó durante una epidemia de cólera que asoló el botxo; pero esto nos lo cuenta mucho mejor la siempre interesante página de pagasarri.com. También hemos leído que en el retablo que hay en el interior hay una imagen de la última cena, donde en vez del cordero pascual aparece como condumio ¡un cochinillo!. Y es que los bilbainos, tratandose de jamada, no nos paramos en muchos detalles…

Con la ermita por la izquierda, nos internamos entre dos caseríos para acceder a un camino, primero algo herboso y luego más estrecho, por el que abandonamos definitivamente la civilización. Enseguida nos encontramos una puerta habilitada en un tronco, que dejamos convenientemente cerrada, y en unos metros pasamos una curva por donde discurre otro regato, creando un bonito recodo.

Ahora avanzamos en dirección noreste, con algunas vistas sobre Malmasín, Upo y Ganguren, con los montes de Durango al fondo, en entorno cada vez más abierto. Muy pronto el camino se desdobla, con un pasillo herboso junto a un prado por la derecha, y un sendero bajo árboles pequeños y algunas zarzas por la izquierda. Cualquier de los dos nos sirve, porque vuelven a unirse unos metros más adelante.

Gangoiti desde Uzkortako Atxa
Rápidamente divisamos ya por la izquierda el espolón rocoso de Uzkortako Atxa y una clara senda que se dirige hacia él. La seguimos, girando a la izquierda (DESVIO CIMA-1), y alcanzamos así la base del roquedo sin ninguna dificultad. Estamos ante una pared de tres o cuatro metros de altura, que podemos superar en una muy sencilla trepada, alcanzando la cima tras pasar una franja de hierba con alguna oquedad (UZKORTAKO ATXA, 322 m., Uskorta con ‘s’ en Mendikat). Aunque el cortado que cae hacia el barranco es muy vertical, la cumbre no tiene peligro, aunque como siempre subrayamos la necesidad de andarse con cuidado en este tipo de lugares, sobre todo con lluvia o niebla.

Observamos de frente Arnotegi, mientras en dirección NW-SE se aprecia con toda claridad la alineación calcárea que nuestro cerro forma con los vecinos Erdikoatxa y Antsola por un lado, y con Gangoiti por el otro, y que se prolonga después por las canteras del Peñaskal, y aflora incluso en las cercanías de Arraiz. El punto de erudición geológica lo hemos tomado del libro 'El karst del Pagasarri', ya comentado en el blog. También hemos visto que hay quien denomina a esta curiosa formación como ‘las jorobas del dragón’ o algo así; pero el efecto lo apreciaremos mucho mejor desde las proximidades de Igertu, al final de la ruta.

Bajamos de nuevo al senderito hasta el punto donde antes nos hemos desviado, y seguimos en dirección Oeste (izquierda), con apenas traza de sendero sobre un pastizal, y arbolado por la izquierda. De frente, subiendo la ladera, tenemos (aunque no la veamos) la pista de Artabe que tenemos que alcanzar. Y ahora aparecen los problemillas.

Desde la cima: sendero y el Paga
Se supone que el bosquete que vemos lo atravesaba un pequeño sendero, trazado que veremos con claridad si utilizamos el Topohispania; pero dicen los entendidos que estos parajes dejaron de ser frecuentados hace mucho, por lo que –salvo error u omisión- podemos afirmar que el tal senderito simplemente no existe. Así que hay que ponerse los galones de explorador para, con la peña a nuestra espalda, remontar la ladera que tenemos enfrente, para acceder a la pista citada. Básicamente, hay dos opciones:
  • tirar por el bosque, digamos en paralelo a su límite, por donde se supone discurría el sendero. En principio se observan lo que quizá son trazas del antiguo camino, pero casi de inmediato nos veremos envueltos en una maraña de ramas y zarzas modelo XXL. Echaremos de menos un machete y, salvo que seamos Frank de la jungla, es casi seguro que no conseguiremos salir al camino sin dejar la espesura más pronto que tarde. Eso sí, el bosquecillo es precioso y merece al menos un vistazo.
  • o continuar campo a través, con el arbolado por la izquierda. Parece sencillo, pero es que, así como en su parte baja el praderío es una alfombra rasurada por las cabras, el pasto de la parte superior no parece gustar mucho a los rumiantes, con lo que la hierba, mezclada con matorral y argomas, andará por el metro y medio de altura -al menos, cuando servidor anduvo por allí.
Vista atrás sobre Malmasín
Con todo, recomendaríamos la segunda alternativa, aunque la cosa no será cómoda en ninguno de los casos y seguramente no nos libraremos de algún arañazo. Tampoco hagamos mucho caso del track, que sólo debe servir de orientación general. Hay que tomarselo con calma y tirar de intuición procurando ganar metros, siempre en dirección a la pista. Si vamos a campo abierto, podemos también tomar como referencia una chabola con un vallado; rodeandola por la derecha podría ser una de las alternativas más practicables.

En todo caso, con buen humor y un pelín de talante pionero, la travesía también resulta divertida, que no todo va a ser andar por caminos para domingueros. El último tramo hasta la pista es el de mayor desnivel, pero son apenas unos pocos metros, y bajo los imponentes árboles el sotobosque está bastante limpio y se progresa sin dificultad.

Pista de Artabe
Llegamos así al camino de Artabe, que después de lo anterior nos parecerá una autopista, y que tomaremos hacia la izquierda. Por aquí llegarán los que se hayan saltado el tramo anterior. La pista –uno de los caminos menos frecuentados hacia el Paga- es llana y muy larga, aunque ahora sólo recorreremos por ella menos de 1 km. El entorno es agradable y plácido, a la sombra de abundante arbolado, tal vez un poquillo monótono, pero que vendrá bien para relajar músculos.

            Durante un rato, vamos pasando sucesivas curvas y varias fuentes, la última de ellas con un solitario banco. Poco después hay una BIFURCACIÓN sin señalizar, por donde abandonamos el paseo para salir por la izquierda. Estamos en el llamado camino de Uzkorta (también parece que se le llama Artetxondo), en principio un estrecho sendero en bajada, flanqueado por coníferas. Es éste uno de esos preciosos caminos que recorren la cordillera al margen de las rutas más habituales, y por tanto con muy escasa presencia de senderistas.

Camino de Uzkorta
            Vamos descendiendo con buena pendiente, pasando varias curvas cerradas, con alguna vista esporádica sobre Arnotegi, y ya nos vamos aproximando a nuestro segundo objetivo: la colina rocosa de Erdikoatxa, que pronto tenemos a la vista por la derecha. En algunos textos se le llama también Antsola (Mendikat, entre otros), pero creemos que esta última denominación corresponde al promontorio posterior, que alberga la cantera de Artxondo o Bolintxu.

Erdikoatxa desde el camino
            Ya junto a la base del cono, surge por la derecha un senderito (DESVIO CIMA-2) que nos conduce hacia la cumbre. Se pasa junto a un viejísimo pino, y ya penetramos en la muy característica superficie de esta elevación: grandes rocas entre las que se salpican matorral y zarzas. Desconocemos si hay alguna traza de sendero por algún lado, pero la zona izquierda según llegamos parece la más accesible, para luego ir ganando metros poco a poco hacia la derecha; la subida no es difícil, pero hay que hacerla con cuidado, buscando los pasos más sencillos y utilizando a veces las manos. Tras una trepada algo más larga y laboriosa que en la cima anterior, accedemos por fin a la cumbre (ERDIKOATXA, 273 m.)

Uzkortako Atxa desde la cima
            Nos encontramos justo frente al valle de Bolintxu, donde observamos la espesura de su bosque autóctono atravesada por la tubería del Consorcio de Aguas -de momento, porque en un tiempo tendremos ahí nada menos que un viaducto. Tenemos también a la vista la ladera sur de Arnotegi, el peñasco de Uzkortako Atxa que hemos visitado antes, y la práctica totalidad del barranco. Bajamos de nuevo al camino anterior, que ahora tomamos hacia la derecha, y continuamos.

            VARIANTE: Como hemos dicho, hay un último promontorio emparentado con los anteriores y que queda al sureste de Erdikoatxa (derecha según miramos al valle). Si queremos alargar la ruta para visitarlo hay que retroceder por el camino que nos ha traído para tomar un sendero que sale por la izquierda para, medio rodeando medio atravesando el arbolado, salir a campo abierto por la parte superior de la cantera. Aquí se encuentra la cima (casi devorada por la antigua explotación), desde la cual rodeamos por una senda el gran boquete para, tras pasar junto a un par de edificios abandonados, descender al camino, que tomamos a la izquierda (ruta de vuelta de la entrada Artxondo).

Erdikoatxa desde el barranco
            De nuevo en el camino de bajada, continuamos el descenso. Lo que al principio eran cipreses, dejaron después paso a los pinos, y ahora el arbolado va tomando el aspecto del bosque de ribera de Bolintxu, con zonas más abiertas. En una curva hay un encantador recodo con un arroyo, que es justamente el que discurría bajo el bosquete próximo a Uzkortako Atxa. Lo cual certifica que, casi sin darnos cuenta, estamos pasando entre las dos pequeñas elevaciones que hemos visitado.

            Pasamos una puerta y llegamos a una bifurcación, donde seguimos de frente. Ya estamos en el camino que discurre por el fondo del barranco rumbo a Bolintxu. Enseguida dejamos por la derecha un desvío con postes verdes y unos metros después el acceso al caserío Uzkorta. Siempre en suave ascenso, vamos ganando metros junto al pequeño cauce que va recogiendo las aguas que bajan del Paga. Por la derecha encontramos una fuente con un gran katilu que probablemente nos vendrá bien para afrontar los últimos minutos de la ruta.

Camino de vuelta
            La última parte del camino traza varias curvas que podemos atajar sin problema buscando senderitos que también amenizan un poco al trayecto. Y en estos últimoS minutos tendremos la vista completa de las dos pequeñas cimas que hemos conocido, con el cordal del Paga tras ellas. Tras pasar una nueva puerta, alcanzamos finalmente nuestro punto de inicio en Igertu.

            Vale, este final cuesta arriba y a cielo abierto puede no hacernos mucha gracia (sobre todo, si hace calor) después del sube-baja que llevamos encima; pero es lo que tiene pasar por el punto más bajo después de habernos encaramado a las desafiantes tachuelas que flanquean el barranco. Y seguro que la experiencia habrá sido gratificante y entretenida.

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