miércoles, 27 de febrero de 2013

Santurtzi-Santiago 1.987

Bien, a todo el mundo salta a la vista que el Camino de Santiago ni es un paseo ni se puede hacer en una mañana (ni en dos o tres), con lo que parece algo del todo ajeno a este blog. Pero como esto no es una cosa científica, ni siquiera seria, pues vamos a contar algo de la ruta jacobea.

Además, si queremos buscar un hilo conductor con nuestras rutas habituales, no hay más que mirar un poco en muchos de los senderos que hemos visitado para encontrar las famosas flechas amarillas que indican el camino a los peregrinos. Euskadi, y específicamente Bilbao y sus alrededores, son lugares que atraviesa el llamado Camino del Norte, así que es algo que tiene bastante o mucho que ver con nuestros asuntos pedestres. 

Así que vamos a traer aquí, no sé durante cuanto tiempo ni exactamente cómo, una especie de relato de una experiencia (o más bien, aventura) de las miles que podrían contarse sobre el Camino. Nos ha llegado mediante una ‘colaboradora’ –sí, de esos colaboradores que tenemos, que colaboran más bien poco-, que lo vivió en primera persona.

Tranquilos, que no es una cosa rara, ni muere nadie ni se aparecen santos. Es sólo (o nada menos que) un Camino de Santiago realizado por un grupo de chavales hace la friolera de 25 años, cuando esto era un poco cosa de locos. Como los datos que tenemos son más bien escasos, iremos intentando reconocer lugares, recordar anécdotas o sensaciones, o simplemente imaginar y sumergirnos en lo que pudo ser una ruta de 600 kms. hecha a pelo.


Tiramos para ello de una especie de resumen escrito expost por uno de sus protagonistas, más bien escueto, pero que nos sirve de guía, junto con cosas que nos han contado en persona y algunas fotos. La información la completamos tirando de mapas y algún librito que andaba por casa, en especial la Guía del Peregrino de Millán Bravo, información de internet y, cuando es posible, experiencias propias de unos u otros lugares.

Y bueno, en el improbable caso de que alguno de sus protagonistas lea esto y quiera aportar algo (documentos, fotos, opiniones, lo que sea), estaremos encantados de incorporarlo.

Quede claro también que esto no es para nada una guía (de ellas han centenares en Internet, algunas excelentes), ni una experiencia personal, sino ajena, un relato de algo que hicieron otros y que me parece digno de contarse. Y si, de paso, nos sirve para conocer o reconocer algunos lugares o simplemente pasar el rato, pues tanto mejor.



Yo he estado en el Camino dos veces, la primera en 1995 y, no obstante ser una de las experiencias más bonitas e intensas que he tenido nunca, en algunos lugares aquello se parecía bastante al Paga un domingo soleado. En especial, desde que uno se aproximaba a la muga de Galicia (el famoso Cebreiro), el mogollón era impresionante, gente en bici, coches de apoyo, caminantes de una sola jornada… Dentro de lo que cabe, había albergues y servicios suficientes para atender a los peregrinos, los lugareños se habían puesto las pilas y era fácil comprar pan o fruta en muchos caseríos; todo resultaba bastante civilizado. Y en los años posteriores, imagino que toda esta infraestructura habrá crecido todavía más. 

Pero esa situación es bastante reciente, se inicia con el Xacobeo del 93, cuando se organiza una red de albergues de forma más o menos racional y el Camino empieza a recibir atención de los poderes públicos -con logo incluido. Hasta entonces no había prácticamente nada, el peregrino tenía que buscarse la vida para encontrar dónde comer y sobre todo dónde dormir (una iglesia, un pajar, o simplemente, a la fresca), y los mapas eran escasos y bastante deficientes. Quien conozca el Camino seguro que se sobrecoge un poco al pensar en cómo sería recorrer 600 kms. sin apenas compañía y sin las facilidades que ahora disfrutamos. 

Y aquí reside precisamente el interés que pueda tener lo que vaya apareciendo en este nuevo apartado: el Camino hecho por un grupo de chavales cuando casi nadie lo hacía, de Santurtzi a Santiago (o sea, de un santo apocopado a otro) con poco más que un mapa y una mochila.

Nos ponemos en situación

Corre el año 1987. En Madrid gobernaba un tal Felipe González -ahora es muy mayor y lo habreis visto a veces en la tele. España acababa de entrar en la Unión Europea, y por lo tanto la peña estaba ya pagando IVA desde el año anterior.

La tasa de paro era sólo un poco menor que la actual (el juvenil rondaba el 50%, para variar), y en Euskadi todavía se arrastraban las duras consecuencias de la reconversión industrial. De todo esto hace tanto tiempo que es probable que ni siquiera existiera ‘La noche de…’ con Félix Linares y sus rótulos matadores. Por cierto, que justo este año el Consejo de Europa declara la ruta jacobea como ‘itinerario cultural europeo’ -también con logo, claro. 

Con este panorama, unos veinte chavales de Santurtzi pertenecientes al grupo cultural Cares deciden emprender una especie de locura: llegar a Santiago de Compostela a pata partiendo de la misma plaza del pueblo, recorriendo una cosa llamada Camino de Santiago, que por entonces pocos sabían lo que era. A título personal añadiré que en mi cole había un tipo llamado Txema, majete pero al que todos teníamos por un poco chiflado; éste debía ser el único que sabía lo que era el Camino, de hecho lo hizo, y tenía en cartera otros proyectos que parecían igual de disparatados.

No son todos los que están

Nada mejor que el titular de la ‘usanza medieval’ que vemos en el recorte para ilustrarnos sobre el grado de conocimiento que se tenía en la época sobre el Camino. Se diría que iban disfrazados de juglares, tañendo extraños instrumentos.

Que un grupo de jóvenes haga el Camino de Santiago no tiene nada de relevante. Que lo hagan desde Santurtzi, donde viven, en principio tampoco porque, como sabemos, el Camino de la costa o del Norte pasa muy cerquita de allí. Que sin embargo lo hagan por el Camino francés, es decir, cruzando Castilla, ya tiene su aquél, porque hay que desplazarse muy al sur por itinerario improvisado. Y que todo esto lo hiciesen en 1.987, pues ya es algo bastante insólito.

El grupo rondaba los 18-20 años y les acompañaban dos o tres digamos monitores, que a su vez sabían del tema lo que pudieron llegar a currarse a base de imaginación y algún mapa. Porque claro, entonces no había Internet, ni blogs, ni Google Earth, y el GPS tal vez lo conociese algún enterado de los marines americanos.

En lo que se refiere al Camino, para hacernos una idea de su popularidad en esas épocas, diremos que en 1.987 se registraron 2.905 peregrinos. En 2.011, por poner un ejemplo, la afluencia fue de 179.919 (fuente: Wikipedia). O sea, que por cada peregrino que se encontraban nuestros amigos en el trayecto, hoy nos topamos con más de 60. Queremos suponer que las flechas amarillas ya existían; pero, eso sí, en el Camino Francés, que esta gente no alcanzaría hasta … la provincia de Palencia, o sea, todavía un poquito lejos del monumento a la sardinera.

La ruta se había programado en tres partes, a su vez subdivididas en jornadas de unos 30 kms. de media al día. Imagino que habrán dispuesto de mapas más o menos detallados, en especial para diseñar el primer tercio, pero sí sabemos que el libro de cabecera era la Guía del peregrino, antes citada. Un servidor también se dejó llevar por ella y, bueno, aunque hay quien decía que contenía errores, tampoco nos hemos puesto a comprobarlo, y yo diría que suministraba bastante información. 

Intentaremos en adelante ir contando cosas acerca de ese Camino como una novela por entregas, o sea, por etapas. Procuraremos ir trazando el mapa del recorrido, destacando los puntos que llevaban establecidos y bueno, los datos que surjan sobre lo que vayamos encontrando.

Espero que os guste. Buen Camino.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Peñas Blancas

El karst de Peñas Blancas es un promontorio calizo que sobresale en el verde y redondeado cordal de Sasiburu. Como ocurre en semejantes formaciones, la extensión rocosa está sembrada de surcos, acanaladuras y grietas por donde es divertido moverse, incluso una pequeña cueva que podemos explorar. La cima a su vez se sitúa en una pequeña atalaya con estupendas vistas.

De los varios accesos posibles, optamos por el que asciende desde el barrio de Zamundi (Alonsotegi), un trayecto breve, sencillo y muy montañero.


DISTANCIA: 4,3 kms 
DESNIVEL: 255 m. (215-470) 
DIFICULTAD: Muy Baja 3 (2-1-0)
ITINERARIO: ida y vuelta  Inicio y final: Zamundi (Alonsotegi)
VIAS: Senderos de tierra, campo a través, karst, pista de grava
ACCESOS: Desde Bilbao en coche, autopista dirección Balmaseda salida Alonsotegi, para tomar la BI-636. Justo después de la iglesia se gira a la derecha junto a unos adosados, se pasa una rotonda, el puente y un túnel bajo el tren. En la bifurcación (con unos buzones) se gira a la izquierda y se sigue la carretera sin ninguna desviación hasta la ermita. Bizkaibus A-3341, A-3342 y A-3343 hasta Alonsotegi. FEVE Bilbao-Santander Estación Irauregi. Desde el centro de Alonsotegi, seguir el itinerario descrito después.
Más información:
(1ª parte)
Guía cartográfica de Bizkaia mapa 32




            Aunque el itinerario que exponemos arranca de Zamundi, hay que hacer notar que la subida en coche desde Alonsotegi hasta este pequeño barrio montaraz tiene su complicación: es un camino vecinal asfaltado-cementado muy estrecho, con algunas rampas duras y potentes herraduras donde, aunque apenas hay tráfico, encontrarse un coche de frente puede ser un problema. De forma que, aunque son un par de kilómetros de ida y otros tantos de vuelta, no hay que desechar la opción de hacer este tramo a pie.

Ermita de Santa Quiteria
            Zamundi es un minúsculo barrio de origen minero, actualmente transformado en agrícola y ganadero, donde finaliza el camino asfaltado. Justamente al final del mismo, a la izquierda, hay un pequeño espacio para aparcar, junto a la ermita de Santa Quiteria. El edificio en sí no tiene gran interés –parece que fue reconstruido en 1914- pero está situado en un recodo realmente agradable, con algunas mesas y parrillas, una fuente y un precioso bosquete autóctono. Tenemos una estupenda vista sobre el Ganeko y Gallarraga, con el Paga a la izquierda y el valle de Azordoiaga de frente.

Inicio del camino en Zamundi
            Junto a una casa de piedra se inicia el camino, ya sin asfalto y con una cruz de señales, pedregoso y en ligera pendiente. Por nuestra derecha tenemos un encinar (con un panel informativo) y por la izquierda, una hermosa finca con huerta y gran cantidad de frutales. Aunque la subida no se hace dura, será la de mayor desnivel de la ruta, sobre el 20%. Pronto tenemos por la izquierda un vallado junto al que seguimos, y el camino se hace algo difuso; pero no hay problema si vamos tirando siempre hacia arriba, bajo algunos grandes eucaliptos, ayudados por las marcas rojas y blancas del GR que vamos viendo, estratégicamente colocadas.

            Salimos así a otro sendero de tierra, bastante más ancho y también pedregoso, por el que giramos a la izquierda. Se advierte que es un camino digamos artificial, según parece también procedente de la antigua actividad minera, aunque no vemos otros vestigios de ella. De frente vemos una ladera boscosa que pertenece a las estribaciones del Ganeroitz, cuya cima todavía no vemos.

Sendero hacia Sasiburu
            Llegamos a la confluencia con una pista de grava donde, siguiendo la muy útil señalización, giramos a la derecha (DESVIO-1)para continuar en suave ascenso. Poco más adelante encontramos otras flechas indicadoras que nos señalan hacia la izquierda a Peñas Blancas, por un sendero poco marcado entre el roquedo. Sin embargo, daremos un pequeño rodeo para conocer un poco más la zona.

VARIANTE: Si queremos acortar el paseo, esta senda nos sitúa de inmediato en la parte inferior del karst, y en pocos minutos de ascensión nos situaremos en la base del roquedo.

Seguimos por tanto la pista en dirección a Sasiburu, durante otro tramo, a cielo abierto y un tanto monótono, con vistas a la cumbre de Sasiburu y la vistosa cresta de Ezpelarri a su derecha, algo más abajo.  

Cruz de Goikomendi
            Tras este recorrido casi en línea recta en dirección Este, llegamos a otro cruce señalizado en el que volvemos a cambiar de dirección, girando a la izquierda (DESVIO-2) junto a un vallado. Enseguida atisbamos en el alto la blanca cruz de Goikomendi, y hacia allí nos dirigimos. La subida es corta y muy moderada, y alcanzamos finalmente la cruz (391 m.), llamada en algunos sitios Alto de la Cruz, Humilladero en Mendikat, y Goikomendi en otros sitios, aunque este último nombre no tiene otro origen que el club de montaña que erigió el monumento en 1.967. Por la izquierda queda un pequeño alto con buenas vistas, donde un mugarri suponemos que marca la divisoria entre Alonsotegi y Barakaldo.

            Ya tenemos a la vista el karst de Peñas Blancas. Sólo hay que descender un poco campo a través para llegar a la pista que lo rodea, que cruzamos para acceder a la roca por un punto terroso que tenemos de frente.

Karst y sendero de acceso
VARIANTE: El trayecto por el karst es más divertido y no presenta más complicación que tener algo de cuidado con los tropezones, pero si no nos convence, podemos tomar la pista por la derecha, rodeando el roquedo para acceder a la visible cima por el lado contrario.

       Aunque se ven algunas marcas de sendero, la progresión por el lapiaz no presenta más secreto que buscar el paso más sencillo e ir ganando metros hacia la cima. El tránsito es fácil y muy entretenido. Tras un primer tramo algo más accidentado accedemos a una zona con predominio del verde y algún arbolito. Como tenemos la cima a la vista durante la mayor parte del tiempo, no caben dudas sobre la orientación correcta.

En la última parte del recorrido nos encontramos otra espacio algo más abrupto, con algunas hendiduras profundas con las que hay que tener cuidado. La más importante de ellas nos separa de la cumbre. Si la bordeamos por la izquierda podemos bajar a una pequeña sima; pero para culminar la ascensión hay que rodearla por la derecha, con lo que llegamos sin más a la cima (PEÑAS BLANCAS, 469 m.).

Buzón de Peñas Blancas

La panorámica es magnífica en todas direcciones, con el Argalario y Mendibil hacia el norte y el mar al fondo, Ganeko hacia el sur y lógicamente, el muy cercano Ganeroitz.  


Goikomendi desde la pista
Aunque podemos volver por el mismo camino, proponemos continuar en la misma dirección que traíamos, para bajar de la cumbre por un pequeño terraplén, para salir a una pista tras atravesar un amplio praderío. Tomamos el pedregoso camino hacia la derecha para bordear el tontor rocoso por el norte, con lo que iremos teniendo nuevas perspectivas sobre los montes de Barakaldo y parte del Gran Bilbao.

Volvemos así al punto en el que hemos comenzado el tránsito por la roca, pero en vez de volver a Goikomendi, ahora continuamos por la pista, hasta confluir con el sendero inicial por el que hemos subido. Girando a la derecha casi 180º tomamos el despejado camino de tierra en suave descenso, para después abandonarlo por la izquierda siguiendo las marcas del GR, y descender por el ya conocido camino hasta nuestro punto de partida.

            

domingo, 10 de febrero de 2013

Larrano

El macizo de los montes de Durango constituye quizá el paraje montañoso más espectacular de Bizkaia, y las ascensiones a sus cumbres, algunas de las más relevantes y emblemáticas del territorio. Además, forma parte del Parque natural de Urkiola, que incluye amplios espacios naturales de diferente tipología, que pueden recorrerse en rutas de muy diversa exigencia.

Partiendo del santuario de Urkiola, exponemos un clásico recorrido por el que nos asomamos al soberbio cresterío de Alluitz-Anboto y visitamos algunos de los puntos más populares y accesibles de la zona.


DISTANCIA: 8 kms 
DESNIVEL: 270 m. (740-1010)  CENTENARIO (Urkiolamendi)
DIFICULTAD: Muy Baja 4 (2-2-0)
ITINERARIO: circular  Inicio y final: Santuario de Urkiola
VIAS: Campo a través, senderos, lapiaz, pista de tierra
ACCESOS: Desde Bilbao en coche, autopista dirección Donostia, salida Iurreta-Durango, tomando la BI-623 dirección Vitoria-Gasteiz, hasta el alto de Urkiola. De Bilbao a Durango, Eusko Tren o Bizkaibus A-3911, y desde Durango bus ALSA Durango-Vitoria-Gasteiz parada Urkiola.
ENLACES CON  Asuntze, Saibi
Más información:
Guía cartográfica de Bizkaia mapas 58-59





En las inmediaciones del santuario de Urkiola un amplio parking aterrazado suele ser suficiente para dejar el coche sin problemas, salvo cuando cae una nevada y todo el mundo sube en masa a disfrutar del acontecimiento. Por el costado del edificio religioso ya observamos una amplia pista pero, sin llegar a ella, una cruz de señales nos indica varios caminos, de los cuales elegimos el que indica hacia Urkiolagirre (1,6 kms.)

Pasillo verde
Avanzamos entonces por el verde bajo la agradable sombra de los abedules y cruzamos una valla con escalera, por la que se accede a un ancho pasillo flanqueado por coníferas, una especie de cortafuegos con pendiente suave y continuada.

Tras un buen trecho salimos a campo abierto, rodeados de enormes praderíos donde pastan caballos y vacas. Por la derecha se intuye la pista que hemos visto antes y que lleva nuestra misma trayectoria, y enseguida empiezan a emerger imágenes de las imponentes moles rocosas de Anboto (de frente), el cresterío de Alluitz (izquierda) y a nuestra espalda, Astxiki y Untzillatx, Mugarra, Errialtabaso y el redondeado Saibi, con su cruz bien visible. Gorbea y Lekanda cierran el círculo montañoso para terminar en la llanada alavesa, donde distinguimos uno de los pantanos.

Las vistas nos amenizan la marcha, porque la subida en sí se hace algo monótona. Caminamos en línea casi recta, prácticamente campo a través y la cima se intuye siempre, aunque no llegamos a verla hasta bastantes minutos más tarde, una sensación un poco parecida a la que podemos experimentar en el Ganeko.

Mojón y mesa en Urkiolamendi
Finalmente, nos encontramos el vértice geodésico y una mesa de orientación por la izquierda (URKIOLAMENDI, 1.010 m., también conocido como Urkiolagirre). Salvo que la niebla quede encajonada entre las cumbres y nos fastidie la perspectiva, la panorámica es tan espectacular que es inevitable dedicar un rato a admirarla, identificando en lo posible lo que tenemos a la vista. Unos pasos más adelante, en una especie de pequeño espolón rocoso se encuentra el buzón. Por esta zona perdió servidor de ustedes un estupendo bastón que me había acompañado en numerosas excursiones y encima era un regalo. Que lo disfrute el que se lo llevó, porque la búsqueda posterior (febril y minuciosa) no dio ningún resultado.

Buzón con Anboto a la izquierda
Desde la cima tenemos también a la vista el verde collado de Asuntze (o Asuntza), a los pies de las estribaciones calcáreas de Anboto, y hacia allí vamos a dirigirnos. Descendemos por tanto, siguiendo siempre la orientación Este, con pendiente algo mayor que la de subida y trazas discontinuas de sendero, como suele ocurrir en estos espacios muy abiertos.

Llegamos así a Asuntze, pasando una nueva valla, para conectar con la pista que viene de Urkiola y que continúa, larga, bien visible y generalmente repleta de paseantes, por el piedemonte de Anboto hacia Pagozelai y Zabalandi. De momento, dejamos este encantador paraje para continuar nuestra ruta.  

Collado de Asuntze

Senda hacia Larrano
Tras una primera cruz de señales, llegamos a la segunda, en la misma curva en que la pista cambia de dirección. Aquí comienza la estrecha sendita que nos conduce a Larrano (0,7 kms.) Seguimos la trocha que va ladeando, mientras gana altura poco a poco y se aproxima cada vez más a las zonas calizas. Con Urkiolamendi por nuestra izquierda, el tramo es sumamente divertido, con la roca blanca aflorando a veces diseminada, a veces formando crestas, algunos árboles y la vereda serpenteando entre todo ello.

Ermita de Santa Bárbara
Después de atravesar una de estas formaciones rocosas con un poste en el centro y seguir ascendiendo unos pocos minutos más, alcanzamos finalmente los verdísimos pastos de las campas de Larrano, un precioso collado salpicado de pequeños promontorios calizos, que forma una especie de nexo de unión entre las crestas de Anboto y Alluitz. Por la derecha según llegamos no debemos ignorar la minúscula ermita de Santa Bárbara, rodeada por unos arbolitos jóvenes y, en unos pasos hacia la vertiente oriental, hay un refugio que suele ser bastante frecuentado.

Por las campas, hacia la cima
De hecho, estos pequeños pastos de altura cubren justo la arista, con moderada caída hacia ambas vertientes, ofreciendo de nuevo amplias y fotogénicas perspectivas: por la derecha (Este) tenemos el valle de Arrazola, con Durango y Elorrio algo más al norte, y el impactante crestón de Udalatx como un castillo mágico e inexpugnable; y a nuestra izquierda el desfiladero de Atxarte nos separa del recién visitado Urkiolamendi, que a su vez nos tapa casi todas las demás vistas. Como hemos indicado, a un lado enlazamos con el cordal de Anboto a través de una larga rampa que enfila hacia Kurutzeta y Elgoin, y por el otro, pasando junto a la pequeña cima de Larrano Puntie, continúa la impresionante cresta de Alluitz.

Hacia allí precisamente vamos a continuar. Seguimos el cordal en dirección al Alluitz (norte), encaminandonos hacia el evidente escarpe que aparece por la izquierda, al que llegamos en pocos metros, dejando por la derecha una borda de pastores. Accedemos a la cima en una sencilla y divertida trepada de 8 o 10 metros, que no presenta ninguna dificultad, con las debidas precauciones y evitando siempre las zonas expuestas cuando encontramos lluvia o sobre todo niebla. Ojito en estas situaciones, porque muy cerca del final hay una sima peligrosa y la caída hacia el desfiladero de Atxarte es terrorífica.

Buzón y cresterío de Alluitz
Ya en la cumbre (LARRANO PUNTIE, 981 m.), junto al buzón, podemos disfrutar de las increíbles vistas. En especial, la cresta hacia el Alluitz impresiona con sólo mirarla, y más aún si pensamos en las míticas horcadas que hay que superar para alcanzar aquella cima, en especial por supuesto la llamada Infernuko zubia.



Udalatx

Campas de Larrano y cordal de Anboto









Pero por nuestra parte, concluimos aquí la pequeña incursión en el cordal y toca deshacer el camino de ida. Para volver a Asuntze regresamos a la campa de Larrano, de la que nos despedimos para regresar por el senderito anterior, aunque también es posible explorar un poco la ladera y volver por cota algo más baja.

Retorno hacia Asuntze
El collado de Asuntze es un delicioso pastizal a los pies de la mole caliza que se encamina al Anboto, por cuyas empedradas laderas es fácil ver transitar rebaños de ovejas y ganado suelto. El lugar invita a vagabundear o hace picnic, pero es imprescindible acercarse a conocer la fuente de Pol-Pol, de la que recuerdo que me hablaban de crío, o sea, hace una barbaridad. Para ello tenemos que cruzar el pequeño arroyo que atraviesa las campas y continuar hacia la derecha, siguiendo el rastro ferruginoso del caudal. Junto a la fuente hay un precioso recodo con una pequeña cascada, y no hay que dejar de probar el agua que mana de los aparatosos caños, con su fuerte sabor característico.


Fuente de Pol-Pol
VARIANTE: Si la caminata se nos ha hecho corta, podemos seguir subiendo desde la fuente para penetrar en un bosquete, tras el cual, en pocos minutos, accedemos al alto de Arlutziaga (que sepamos, sin buzón ni ninguna otra identificación).

De nuevo en la pista, el regreso podemos hacerlo más fácilmente tomando hacia la izquierda este amplio y cómodo camino de piedrilla, que pasa primero junto a un pequeño refugio. Sin tomar ninguna desviación, vamos bajando suavemente durante unos 3 kms., con densos bosque de coníferas por la izquierda y las laderas de Urkiolamendi por la derecha. En el último tramo tendremos vistas sobre el santuario y el Saibi, y el camino desembocará directamente en el aparcamiento en el que hemos iniciado la marcha. El trayecto coincide con el de retorno de la entrada Asuntze.