miércoles, 22 de mayo de 2013

Triano

Desde el último cuarto del siglo XIX el área montañosa situada al Oeste de la ría de Bilbao fue objeto de una intensísima explotación minera, que fue decayendo hacia mediados del XX, hasta desaparecer a finales de la década de los 60, al agotarse definitivamente el mineral que guardaba en sus entrañas. La afluencia de miles de trabajadores a esta industria dio lugar a la creación de poblados mineros, muchos de los cuales han subsistido hasta la actualidad, siendo entre ellos La Arboleda y Triano algunos de los más significativos.

La amplia extensión situada en las faldas de los montes de Triano o de Galdames presentaba en los años 70 el aire decadente y misterioso de las explotaciones recién abandonadas, con numerosas instalaciones dispersas entre viejos pozos inundados y profundas heridas abiertas en la tierra. Con los años, el paisaje ha evolucionado, con una popular y vistosa zona de esparcimiento en su mitad oriental, y la occidental, menos conocida, ocupada por el campo de golf de Meaztegi, cuyo perímetro recorremos en el siguiente paseo.


DISTANCIA: 5,8 kms 
DESNIVEL: 100 m. (314-416)
DIFICULTAD: Ninguna (0-1-0)
ITINERARIO: circular  Inicio y final: La Arboleda
VIAS: Senderos de gravilla y tierra, camino de cemento y carretera
ACCESOS: De Bilbao a Trapaga por la A8 y N-634 dirección Santander. Bizkaibus A3144, A3336 y A 3337. RENFE línea C2. En el cruce frente a la iglesia se toma la dirección a La Arboleda por la BI-3755 hasta encontrar a la izquierda el funicular de La Escontrilla, que asciende hasta Larreineta. De aquí a La Arboleda a pie (1 km.) o Bizkaibus A2221. En coche, seguir sin ninguna desviación la misma vía hasta el final.
Más información:
Sobre la zona minera en general:
Guía cartográfica de Bizkaia mapa 23





            Según llegamos a La Arboleda, por la derecha distinguimos una rotonda y la carretera de acceso al Meaztegi Golf, cuya puerta está también a la vista. En esa dirección tenemos que abandonar el barrio minero, descendiendo unos metros, y dejando por la izquierda unas cuantas casas, huertas y chabolas.

Sendero a la izquierda de la puerta
Justo al lado de la puerta del campo de golf arranca por la izquierda un sendero de gravilla, que será por donde iniciemos la ruta. El camino avanza durante cosa de dos kilómetros por el lindero sur del campo, con muy suaves subidas y bajadas y sucesivas curvas, en alguna de las cuales encontramos pequeños regatos que descienden de la ladera.

La mayor parte del tiempo vamos encajonados entre los prados que caen por la izquierda y un muro de zarzas y argomas que nos separa de las instalaciones deportivas. La consecuencia es que apenas tenemos vistas, y deberemos encaramarnos al talud lateral para disponer de una buena perspectiva sobre el propio campo de golf y, hacia el norte, sobre parte del Abra y el Serantes.
 
Campo de golf
Aunque no tenemos certeza de ello, el camino tiene toda la pinta de haber sido abierto al tiempo de la construcción del Meaztegi (por lo visto, diseñado por el famoso Ballesteros), y su estado de conservación es bastante deficiente, con surcos y amplias zonas descarnadas por falta de desagües adecuados. El proceso de deterioro es muy visible en los últimos cuatro o cinco años, con lo que parece que nadie pone mucho interés en mantenerlo en condiciones.

Tras un trayecto que se hace algo aburrido, acometemos una subida algo más pronunciada, y poco
Casas y huertas en Picón
después de pasar junto a un hermoso y solitario castaño, llegamos al final, accediendo a un camino de cemento (CRUCE). Por la izquierda nos iríamos al cercano barrio de Picón, pero giraremos a la derecha en bajada para seguir el sentido del círculo que pretendemos trazar. Para que no falte el apunte geo-administrativo, diremos que nada más salir de La Arboleda hemos abandonado el municipio de Trapaga para transitar por Ortuella, y ahora pasamos a Abanto, por donde seguiremos hasta pasar Triano.

Por la izquierda contemplamos varios fotogénicos peñascos junto a casas diseminadas por la ladera, y dejamos un par de caminos a fincas privadas. Por aquí coincidimos con un tramo de una de las rutas de Peñas Negras (balizas marrones) y enseguida estamos de nuevo junto a la valla del golf, al lado de uno de los greens o como se llamen.

Atravesando Triano
Llegamos así a TRIANO, pequeño barrio con casas de una o dos alturas, de origen minero y bien conservadas, a ambos lados de la carretera, con unos columpios y un par de bares. A la salida del pueblo hay un caserío con la leyenda ‘Aleluia, gora Jauna!’ en la entrada, junto a una especie de escultura y un pequeño velero; combinación bastante insólita sobre cuyo origen agradeceríamos que alguien nos aportase alguna información.

Por aquí ya tenemos mejores perspectivas: tras algunos pastos en los que suelen practicar los aficionados al aeromodelismo se sitúa el campo de golf y a su espalda, las laderas por cuya parte baja hemos ido circulando antes, y parte de la cordillera de Triano al fondo. Siguiendo la carretera, llegamos a un cruce, donde desechamos el camino que lleva a Las Calizas, y tenemos que girar a la derecha para volver hacia La Arboleda, siguiendo la señal de tráfico.

Enseguida tenemos por la izquierda una extensa zona minera en la que se encuentra la Mina Carmen. El más aparatoso desmonte, que tenemos muy cercano, continúa en una depresión que se extiende hacia el norte por la Orconera y Cadegal. Todo está surcado de caminos antiguos, con apenas algo de matorral, varias pozas y algunas ruinas. Sobrecoge la soledad y abandono de estas tierras, un paisaje que debe ser similar al que tenía el resto de la zona hace unas décadas, con las explotaciones recién paradas y antes de que tanto el hombre como la naturaleza hubieran dulcificado su aspecto.
Zona minera hacia el norte


Vista hacia el Abra

Ahora, circulando por la acera o saliendonos de ella para explorar mejor la zona, empezamos a tener buenas vistas sobre las localidades de ambas márgenes de la ría y parte del Abra, con Ermua y Jata como telón de fondo, mientras de frente vamos contemplando Larreineta, Bitarratxu y el Mendibil, con su inconfundible torre de comunicaciones. Por la derecha, tras la valla tenemos siempre el campo de golf, en el que ahora se integra la antigua balsa del Escorial.

Ruinas de Burzako-Matamoros
Unos metros más adelante, encontramos por la derecha las ruinas de BURZAKO-Matamoros, uno de los poblados mineros antaño más importantes. Los muros de los viejos edificios parecen hablarnos de las terribles condiciones de vida de los trabajadores, sobre las cuales no nos resistimos a reproducir este comentario de Julián Zugazagoitia en 1.930: 'Los mineros no tenían casa; se albergaban en los barracones de los capataces, en cubiles que los cerdos rechazarían; allí comían o se surtían de los géneros averiados y podridos de la cantina, adquiridos a precios que el capataz imponía'. Entre otras maravillas que podemos leer en esta página.

Aunque podemos continuar por la carretera para pasar junto a Larreineta y regresar a nuestro punto de partida, sugerimos abandonar el asfalto para internarnos por una zona interesante y entretenida. Justo después las ruinas citadas aparece por la derecha un camino herboso, marcado con una pequeña placa sobre una roca, por el que vamos a ganar unos metros entre dos espectaculares peñascos, en la zona conocida como La Naviza.

La Naviza
Pasamos bajo el primero de los picos, con un par de charcas en que crecen carrizos, protegidas por vallados de madera. Por la izquierda seguimos un senderito que asciende hacia el segundo peñasco por una especie de escalera. Este recodo resulta realmente bonito, rasurado pero natural, con varios paneles informativos, un mirador hacia Larreineta y excelente vista hacia la zona de los lagos.

Aunque en todo momento se puede volver a la muy cercana carretera, continuamos girando en dirección a La Arboleda, con otro pequeño mirador, hasta salir junto al campo de fútbol; aquí torcemos a la izquierda y, siempre con las casas a la vista, regresamos finalmente al simpático barrio, donde damos por concluida la ruta.
Vista sobre los lagos y Mendibil

Está claro que el recorrido no tiene nada de montañero, ni es muy emocionante, ni debemos esperar paisajes demasiado espectaculares, pero nos servirá para conocer un poco más lugares llenos de la historia de nuestro duro pasado minero. Y si lo que buscábamos era un paseíto para abrir el apetito y premiarnos después en los conocidos restaurantes de La Arboleda, el plan resulta perfecto.

3 comentarios:

  1. He llegado aquí por el caserío de "Aleluia, gora Jauna!". No logro encontrarle sentido ni explicación alguna. Enhorabuena por le blog.

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  2. Pues sí que es raro lo del rótulo. Igual es simplemente una invocación religiosa.

    Gracias por tu comentario.

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