miércoles, 18 de septiembre de 2013

Camino '87 10ª Jornada: Sahagún-Mansilla de las Mulas (35,5 kms.)




De entrada, hay que subrayar que las etapas por las que discurre nuestro Camino no coinciden exactamente con las digamos tradicionales que contempla la guía de Millán Bravo y la mayoría de la literatura posterior. En concreto, la ruta habitual divide el largo trayecto de la etapa de hoy en dos partes, con intermedio en El Burgo Ranero, que veremos después.

También, ya que estamos, hay que reconocer que hemos tardado nueve entradas en darnos cuenta de que el mapa y el perfil van en sentido contrario: el primero de derecha a izquierda (de Este a Oeste) y el segundo al revés. Puede dar lugar a alguna confusión, pero son cosas de la técnica (edición de mapas y tal).

Nada más salir de Sahagún atravesamos el río Cea y rápidamente nos olvidamos del verde de este pequeño oasis para volver al paisaje mesetario que venimos sufriendo durante unas cuantas jornadas. Nuestro relator, intentando captar la dureza del entorno, se va nada menos que a Machado, citando -con ciertas libertades- del poema ‘Castilla’: ‘Por la terrible estepa castellana (…) polvo, sudor y hierro’, y continúa con ‘Castilla de los páramos sombríos, Castilla de los negros encinares’, que pertenece a ‘Desde mi rincón’. Pero echemos mano de no importa qué poema de ‘Campos de Castilla’ y nos servirá para ambientarnos mejor que cualquier otra cosa. Un poco de poesía para el trayecto, que nunca viene mal.

En unos 3 kms. estamos en CALZADA DEL COTO (km. 263,5), y en cinco más en BERCIANOS REAL DEL CAMINO (km. 269); pero no nos engañemos, porque pese al nombre de este último pueblo, el Bierzo queda todavía muy muy muy lejos.

El Burgo Ranero
Aquí giramos ligeramente a NW para enfilar, casi en línea recta, otros 10 kms. hasta EL BURGO RANERO (km. 278), pequeña localidad, prácticamente a mitad de etapa, de la que se destaca la iglesia del Salvador. Aunque resulte desesperante, estamos todavía en Tierra de Campos; tres días de camino y los mismos paisajes, pueblos parecidos, idénticas carreteras, y hasta la propia toponimia parece decir que las distancias son eternas, como en una pesadilla: por mucho que caminemos, parecerá que no avanzamos nada.

Cabe imaginar que en aquellos días ya tan lejanos, cuando el grupo salió de Santurtzi, animarían la marcha con las típicas canciones de montaña, como las llama nuestra teórica colaboradora; pero a buen seguro que a estas alturas, deambulando bajo el sol por estas extensiones infinitas, nadie tendría muchas ganas de entonar el Ikusi mendizaleak.

Algo que quizá sí ayuda a levantar la moral es ir observando, a lo largo de los días, cómo la credencial se va llenando de sellos. Y, como no lo hemos hecho antes, lo comentamos un poquito ahora.


La credencial es una cartulina con forma de díptico donde se van estampando los sellos de los lugares por donde se pasa (normalmente, uno al día) para acreditar que realmente estamos haciendo el Camino. Actualmente sirve para que nos acojan en los albergues, evitando (al menos, teóricamente) que se llenen de jetas en busca de alojamiento gratis. Y con ella, al llegar a Santiago, se obtiene (si queremos, claro) la compostela, que es el certificado eclesiástico de haber realizado la ruta, o bien un diploma acreditativo.

Aunque como credencial puede valer también un simple papel, generalmente se trata de un formato predeterminado, que nos facilitan en alguna de las asociaciones de amigos del Camino. Bueno, toda esta historia está mejor explicada por ejemplo aquí. Lo que sí quería contar es que para nuestra expedición del 87 hubo que pedir las credenciales a una asociación de ¡Estella! porque ni siquiera en Bilbao se podía conseguir. Para que nos hagamos una idea de la popularidad del Camino hace un cuarto de siglo.

Curiosas bodegas en Reliegos
Y seguimos.

13 kms. más nos separan de la siguiente población que, tras cruzar un par de arroyos, pasar VILLAMARCO y atravesar la línea del tren, será RELIEGOS (km. 291), donde parece que a mediados del siglo pasado cayó un meteorito (y no es coña). 

Otro tramo de 5 kms. nos sitúa ya en nuestro fin de etapa, MANSILLA DE LAS MULAS  (km. 295,5), localidad de corte medieval situada a orillas del río Esla, cuya sola visión reconforta tras la penosa y larga jornada de marcha, que uno de los participantes consideró la más dura de todas. El cronista cita la iglesia de San Martín (después reconvertida en Casa de cultura, como la de Melgar) y el antiguo convento de San Agustín, además de las notables murallas, a lo que nosotros añadimos los curiosos ‘cubos’ –una suerte de torres de vigilancia.

Antigua iglesia de San Martín




Muralla






La práctica totalidad de esta etapa tiene un recorrido paralelo por la llamada Vía Trajana, calzada romana que enlaza con otros itinerarios del mismo origen que vienen desde Burdeos. Lo cual plantea si en realidad el Camino pudo tener su antecedente en estas antiguas rutas de comunicaciones. Asunto que por supuesto dejamos para los historiadores.

Lo que nuestros amigos probablemente no sabían es que nada más salir de Mansilla pasarían al día siguiente justo por el punto intermedio del recorrido entre Santurtzi y Santiago. Seguramente nadie se dio cuenta, pero casi mejor. Después de diez días de caminata, con las penalidades meteorológicas y los puertos de las primeras etapas, y casi 200 kms. más de estepas y páramos incendiados por el sol, pensar que aún queda la mitad del trayecto debía ser bastante poco estimulante.

Porque lo que falta será muy diferente, pero también duro, lo vereis.

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