martes, 15 de octubre de 2013

Cueva de la Magdalena

La actividad minera en los montes de Triano tuvo su periodo de mayor intensidad entre finales del siglo XIX y principios del XX, aunque aún subsistió varias décadas más. La abundancia y calidad del hierro que dio nombre a estos montes parece que era conocida desde la época de los romanos, y funcionó como motor de la potente industria de Bizkaia hasta bien entrado el siglo pasado. La frenética actividad ha dejado profunda huella en el paisaje de esta comarca, y contribuyó a descubrir formaciones kársticas cuyas hendiduras y galerías facilitaban a su vez la extracción del mineral.

La cueva de la Magdalena se encuentra en la ladera de Peña San Juan y muy próxima al paraje del Saúco, donde podemos encontrar numerosos vestigios de las antiguas explotaciones. En el interior de la gran caverna se localiza una modesta ermita, mirando hacia los valles encartados desde un lugar de belleza sorprendente y espectacular que podemos alcanzar sin dificultad.


DISTANCIA: 9 kms 
DESNIVEL: 420 m. (100-524)  
DIFICULTAD: Media-Baja 7 (4-3-0) 
ITINERARIO: ida y vuelta  Inicio y final: Parque de Atxuriaga-La Aceña (Galdames)
            VIAS: Pistas de piedrilla y cemento, senderos de tierra
ACCESOS: Desde Bilbao, por la A8 dirección Santander salida Muskiz, para tomar la BI-3794 en dirección a esta localidad. Se cruza la N-634 para tomar la BI-2701 hacia Santelices y Galdames, y luego la BI-3632 hasta La Aceña. Bizkaibus A-3323 Portugalete-Galdames parada La Aceña
Más información:
Guía cartográfica de Bizkaia mapa 23

  




            Aunque lo más habitual es acceder a la cueva desde La Arboleda y Peñas Negras (itinerario 4), proponemos esta vez iniciar la ruta desde el barrio de La Aceña, en Galdames. A unos 100 metros de este tranquilo núcleo de casas se encuentra el área recreativa de Atxuriaga, donde también se inicia la Vía Verde de Galdames, que sigue el trazado del valle hacia el norte. En el amplio parque tenemos un buen aparcamiento, donde podemos iniciar la marcha.

Parque de Atxuriaga-La Aceña
En la misma zona verde buscamos un camino que bordea el parque por la parte más alta en dirección norte, dirigiendonos hacia unos pabellones industriales que vemos al fondo. Pasamos junto a un edificio que parece albergar un bar (siempre lo hemos visto cerrado) y enseguida nos encontramos una bifurcación. Aquí nos desviamos a la derecha para dejar el área recreativa y tomar el camino del monte.

Estamos en una pista de tierra que sube muy suavemente, ahora en dirección contraria al inicio (Este). Al fondo se distingue la potente silueta del Pico de la Cruz, y el firme pasa a ser de cemento durante unos minutos. Cruzamos después un paso canadiense y la carreterilla adquiere mayor pendiente. Llegamos a la segunda herradura, donde giramos a la izquierda junto a un vallado con vacas.

VARIANTE: Detrás de esta granja hay un sendero que atraviesa la mina Rita (que veremos después de lejos) y remonta con fuerza directamente hacia la cueva, pero no tenemos certeza de que se encuentre practicable.

Camino y Pico de La Cruz
Seguimos con desnivel relativamente fuerte (sobre el 20%) y continuo, pasando junto a dos carteles que indican hacia El Pico y Escarpada, antiguos barrios mineros hoy desaparecidos, donde sólo queda alguna pequeña explotación ganadera. Tercera herradura y vuelta a la trayectoria anterior.

Tras otro tramo casi recto, dejamos una desviación por la izquierda por donde continúa el cemento hasta un edificio del Consorcio de Aguas (Bueno, vale, los más perezosos pueden llegar hasta aquí en coche, ahorrandose la mitad del camino, pero qué hay entonces de los beneficios del ejercicio físico moderado? Y nuestro sistema cardiovascular, la mineralización de los huesos, la oxigenación de las células, el control de la hipertensión...? Venga, no seamos tan vagos!).

Galdames y valle de Sopuerta
Con las ruinas de un caserío en el cruce, seguimos unos metros de frente, otra vez por camino de piedrilla, y por la derecha se nos abren bonitos paisajes sobre el valle, con Galdames protegida por el pequeño macizo de Ubieta-Zipar y Larrea, el valle de Sopuerta y Alen más al oeste, por delante de numerosas cimas que emergen desde Cantabria.

De nuevo junto a otra especie de pequeña granja, la pendiente recobra potencia, mientras el firme se vuelve muy pedregoso, con grandes guijarros que dificultan la marcha, y surcos dibujados por las escorrentías. Pasamos junto a los muros derribados de otra casa y por la derecha se adivinan los peñascos desnudos de la mina Rita.

Casi de repente, el entorno cambia por completo, y nos internamos en un sendero terroso bajo un tupido arbolado en que predominan los grandes eucaliptos. Se agradece, sobre todo si hace calor, porque el desnivel se suaviza otra vez y vamos siempre bajo la sombra. A cambio, podemos encontrar algo más de barro. Cruzamos un pequeño arroyo y de inmediato encontramos una bifurcación, donde tomamos –para variar- el camino que sube más decididamente, que en unos minutos nos sitúa en el último giro.

Ruinas del poblado de Urallaga
Ahora vamos llaneando, y enseguida dejamos por la izquierda un camino que enlaza con el Sauco y la parte alta de la cordillera. Pasamos por algunos verdes prados y una última mancha de arbolado para salir finalmente a campo abierto, ladeando Peña San Juan. Un vallado nos anuncia que nos acercamos al antiguo poblado minero de Urallaga, del que actualmente sólo quedan un par de casas, pero en su apogeo era un hervidero de actividad, contando además con una famosa cantina, por increíble que ahora nos parezca.

Hay que pasar justo entre los dos edificios e inmediatamente nos encontramos una bifurcación. Aunque por ambos caminos llegaremos por igual al objetivo, tomaremos de momento el de la izquierda (empedrado, y que circula un poco más elevado), para volver por el lado contrario.

El senderito que seguimos resulta divertido, cuajado de rocas y con un agradable arbolado por la derecha, tras el cual se entrevé el que hemos desechado, que corre casi paralelo. Vamos observando además sucesivos muros en ruinas de viejas casas pertenecientes al antes bullicioso barrio que hemos comentado.

Llegando a la cueva
En unos minutos tenemos ya a la vista la boca de la cueva, enorme bajo una redondeada mole rocosa. Sin apenas traza de sendero, entre rocas y pequeños espinos, descendemos unos metros a  la caverna por un costado y a media altura, tras cosa de hora y cuarto de trayecto.

La boca es espectacular, (15 x 33 metros, dicen los que saben, porque nosotros no lo hemos medido), con la pequeña ermita de la Magdalena recostada a la izquierda, y el techo recubierto de una especie de colgantes que parecen pequeñas estalactitas. Por el lado contrario a la ermita circula el arroyo Eskatxabel, que desciende de los altos por los pliegues interiores, y que veremos después en el exterior. Junto a él, un pequeño muro y un plano inclinado utilizado para la extracción del mineral, que se interna en la cavidad, por donde podemos aventurarnos a explorar siempre que dispongamos de luz.

Ermita de la Magdalena


Vista desde dentro, un clásico
La cueva forma parte del extenso complejo kárstico de Urallaga -como se explica con todo detalle en esta página y en esta otra- y, como suele ser habitual, dispone también de sus propias leyendas. Algunos otros datos sobre la ermita se pueden encontrar aquí, aunque tampoco nos vamos a extender sobre estas cuestiones, que están perfectamente desarrolladas en las páginas que se indican. Sólo apuntaremos que, por lo visto, el mineral extraído era transportado inicialmente por una cadena flotante hacia Gallarta, bordeando la peña y pasando por un collado entre Peña Pastores y La Rasa, que justamente recibe el nombre de La Cadenilla. Y con posterioridad se le dio salida por el barranco hasta La Aceña, para ser después transportado por el ferrocarril cuyo trazado constituye la Vía Verde citada al principio.

Como también suele ocurrir con las cuevas, las fotos no hacen realmente justicia al lugar, y menos aún si son tan malas como las nuestras. Pero en la red podemos encontrar algunas bastante mejores.

En el exterior, el arroyo cae por la abrupta ladera formando vistosas cascadas, y junto a la entrada a la caverna tenemos una pequeña extensión herbosa con restos de varias instalaciones, donde justamente arranca el camino de vuelta. Es éste el sendero, llano y verde, que dejamos de lado en Urallaga, por el que ahora retornamos a la bifurcación, para deshacer a partir de aquí el camino de subida hasta volver a nuestro punto de inicio.

Balsa de La Aceña
Nos espera el parque de Atxuriaga de donde hemos partido, un bonito lugar con juegos infantiles, mesas y barbacoas para un picnic, la fotogénica balsa de La Aceña y la ermita de Santa Lucía al otro lado de la carretera. Y en el pequeño barrio, a caballo sobre el río Barbadun, aparte de poder tomar el bus de vuelta, tenemos el simpático asador ‘El Puente’, donde dar cuenta de una merecida jamada, o al menos homenajearnos con un ilustre aperitivo en su estupenda terraza.



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