viernes, 31 de octubre de 2014

Camino' 87 21ª Jornada: Palas de Rei - Arzua (28 kms.)




Dejamos Palas de Rei siguiendo la N-547, que en seguida se abandona para tomar caminos por entorno más natural. Nuestra particular bitácora cita entonces el castillo de Pambre (la página incluye video para quien no lo conozca), y el pazo de Ulloa (se supone que relacionado con la famosa novela); pero ponemos en duda la exactitud de lo señalado, porque estos dos edificios históricos, aunque están dentro del municipio de Palas, creemos que se encuentran bastante más lejos, fuera de la ruta.

Pasamos enseguida SAN XULIÁN (km. 535) y MATO-CASANOVA, para después ascender el Porto de Bois, todo ello por senderos bastante solitarios, sumergidos en la naturaleza. Por cierto, hemos leído en este blog que el tal Xulián mató por error a sus padres, y sólo al cabo de mucho tiempo de trabajos y abnegación fue perdonado por la divinidad. Vamos, una historia que recuerda un montón al legendario Teodosio de Goñi, uno de nuestros personajes favoritos.

Un par de kilómetros después nos encontramos el primer mojón de la Diputación de A Coruña, otro acontecimiento. Entramos en la última de las seis provincias de la ruta, a menos de 60 kilómetros de la meta. Esto ya es para no creerselo, parecía imposible pero lo estamos consiguiendo, estamos ya ahí mismo.

En tierra coruñesa nos espera LEBOREIRO (km. 541), de donde el relato destaca el ‘templo románico de Santa María’ (de las Nieves, suponemos). El bonito dibujo que hemos ‘capturado’ por ahí es una imagen típica de este lugar, con un cabazo (gran cesto de funcionalidad similar al hórreo) delante de la citada iglesia. El camino sale a terreno despejado para bordear un par de zonas industriales y, pasando FURELOS, nos lleva a MELIDE (Mellid, km, 546), notable localidad a la que servidor recuerda haber llegado a las siete y pico de la tarde, con  el termómetro marcando 38º, por lo que no guardo muy buen recuerdo.

Melide
Habiendo recorrido unos 14 kms. desde Palas de Rei, estamos exactamente a mitad de etapa lo que, coincidiendo con una población relativamente grande y con servicios, se presta a escala técnica de cierta duración; aunque ya sabemos que a los montañeros y senderistas que solemos llamar 'pata negra' no les gustan nada estas paradas, porque dicen que se queda uno frío. Y en ocasiones hay que reconocer que tienen razón.

Así que salimos en dirección paralela a la antes citada carretera N-547, a la que a veces nos aproximamos, y de la que nos alejamos otras. Superamos PENAS y BOENTE, hasta alcanzar, en unos 8 kms. desde Melide, CASTAÑEDA (km. 554). Vamos casi siempre por un ligero tobogán, con pendientes suaves y cortas, pero que, a fuerza de reiteradas, castigan las piernas.

Una subida especialmente dura (sobre todo por la carga de distancia que ya llevamos) es la que debemos afrontar antes de bajar a RIBADISO. Pero, superado este tramo más un par de kilómetros adicionales, incluida una inolvidable recta por la desnuda carretera, arribamos finalmente a ARZÚA (km. 560), que no me dirán que no suena a nombre vasco total.

Iglesia de la Magdalena
Este núcleo urbano es más o menos del mismo tamaño que Melide, y nuestra hoja de ruta hace referencia a la iglesia de la Magdalena. A falta de más datos, y como no conocemos el pueblo más que de paso, apuntaremos que tiene una agradable plaza con arbolitos, lo que en verano resulta muy útil al caminante.

Vista aérea de Arzúa



Sólo hace un par de jornadas dejábamos atrás el mojón de los 100 kms, y hoy hemos entrado en A Coruña, parecía que todo estaba ya muy cerca; pero la etapa, de casi 30 kms., resulta extenuante, y el largo camino nos va despojando, hora tras hora, de la ilusión de los hitos superados. Es la dureza psicológica del Camino, donde los éxitos son efímeros, y nos humilla una y otra vez, obligandonos a sólo caminar, sin pensar en que vaya a ocurrir algo relevante porque pasemos el siguiente pueblo, el siguiente río.

Ahora lo que nos puede matar es la ansiedad. Estamos a sólo 35 kms. del destino final, pero no nos deben entrar las prisas. En el Camino, nunca.

viernes, 17 de octubre de 2014

Urizarmendi

Armintza es una pequeña y coqueta localidad pesquera perteneciente al municipio de Lemoiz. Una calle con varios bares y restaurantes nos conduce directamente al puerto, donde las embarcaciones se resguardan tras el poderoso rompeolas. El atractivo de este rincón marinero y su estupenda hostelería hacen que se encuentre repleto de visitantes los fines de semana.

Desde aquí iniciamos la marcha hacia Urizarmendi, una elevación modesta, aunque por su privilegiada ubicación proporciona algunas buenas panorámicas. Completamos la ascensión con una ruta circular por algunos interesantes parajes, escondidos de las carreteras y núcleos urbanos tan próximos.

                DISTANCIA: 8,2 km.
            DESNIVEL: 295 m.  (0-295)  CENTENARIO
DIFICULTAD: Baja 5  (2-3-0)
ITINERARIO: circular  Inicio y final: Puerto de Armintza
            VIAS: Carretera, camino asfaltado, senderos de tierra y gravilla, pista de cemento
ACCESOS: En coche desde Bilbao, autopista dirección Mungia. Se toma después la BI-2120 dirección Plentzia hasta Andraka y aquí BI-2153 dirección Lemoiz/Armintza. También por Getxo y Plentzia, siguiendo después hacia Gorliz y Andraka. Bizkaibus A-3451 (hay que cogerlo en Las Arenas).
ENLACES CON Ermua
TRACK:  Wikiloc                     
Más info:
Guía cartográfica de Bizkaia mapa 3
  


       
       La línea de Bizkaibus nos deja en la BI-3151, en la misma entrada a Armintza, junto a la calle que desciende hacia el puerto (Portubidea). Así que, hayamos venido en transporte público o en coche, tomamos este lugar como punto de partida.

Cala a la salida de Armintza
Avanzamos por la propia carretera en dirección a Bakio (Este), y pasamos enseguida junto a la bonita iglesia de Santo Tomás. Por la derecha, un poste con señales indica dos caminos hacia Urizarmendi, y tomamos el más corto de ellos, siguiendo el GR-123, por lo que continuamos en la misma dirección, hasta salir del casco urbano, muy cerca de la cala. En una pequeña explanada, abandonamos esta vía para desviarnos por la derecha siguiendo un cartel que indica hacia el barrio de Gazitua.  

Ahora nos alejamos del mar y comenzamos a subir, todavía por el asfalto, pasando junto a varios caseríos y chalets. Llegamos al alto (GAZITUA) en una plazoleta con una placa muy urbana que indica ‘plaza Rafael Ciluaga’. Aquí mismo, junto a una casa de curioso diseño en madera clara, otra señal indica hacia nuestro objetivo por la derecha, lo que, unido a las continuas y muy claras marcas rojiblancas, no deja lugar a dudas. En unos metros, termina el asfalto y el sendero pasa a ser de tierra.


Ya nos internamos por el clásico camino terroso rodeados de eucaliptos, con el inconfundible aspecto muy semejante a otras zonas de esta parte de la costa. Hay que apuntar que, según hemos leído (y a veces, comprobado in situ) el crecimiento de los eucaliptos es realmente fulgurante, por lo que en un intervalo de muy pocos años, por estas laderas podemos tener, bien excelentes vistas sobre el tramo litoral más inmediato, bien ninguna en absoluto. 

Bajo los cables
En adelante viene quizá el tramo más confuso. La pintura del GR está más deteriorada o ha desaparecido y, tratándose de zona de explotaciones madereras, los caminos son numerosos, de tanto en tanto se abren algunos nuevos, y otros pueden quedar semiocultos entre restos de las talas. Como orientación general, diremos que obviamos el primer desvío por la izquierda (hay que evitarlo a toda costa, porque está lleno de arañas y zarzas), y seguimos en desnivel moderado y con buen firme. 

En las dos siguientes bifurcaciones tiramos por la izquierda y, tras un tramo algo más pendiente y con algo de piedra suelta, cruzamos un camino. Finalmente, alcanzamos una pista en un CRUCE, con una especie de barras metálicas con pintura naranja. Ya digo que las indicaciones pueden no ser muy exactas, aunque la zona tampoco presenta mucha dificultad para orientarse, y siempre podemos tirar de nuestro habitual principio de optar siempre por el camino que más sube.

Aquí iniciamos el tramo de ida y vuelta que se ve en el mapa, por el que alcanzaremos fácilmente la cima. Tomamos por tanto la pista hacia la izquierda, pasando a terreno abierto, y siempre en ascenso muy moderado. Dejamos una torreta eléctrica por la izquierda, y vamos describiendo primero una curva amplia hacia el sur, para seguir después justo por debajo de unos cables de alta tensión y en línea recta hacia otra torre.

Es posible que en esta segunda torre se encuentre la máxima elevación, pero para llegar al mojón hay que seguir por la izquierda, siempre por la pista. Perdemos algunos metros con algunas vistas sobre Jata, y poco más adelante descubrimos por la derecha el vértice geodésico y el buzón (URIZARMENDI, 295 m.) 

Como se puede observar, cuando hicimos la foto la cima estaba rodeada por arbolado de envergadura, y con una buena pared de helechos por el lado contrario (NE), con lo que apenas tenía vistas. No obstante, vease lo que antes hemos comentado sobre los eucaliptos y las explotaciones forestales, de forma que sería perfectamente posible encontrarnos el paisaje completamente abierto.

De todas formas, si continuamos bajando un poco por el mismo camino accedemos a un punto donde las perspectivas son bastante mejores. Aunque Jata y sus estribaciones nos tapan la vista hacia el Este, por el sur, en la lejanía, se ven con claridad los montes de Durango, Gorbea, el Ganeko, Eretza y los montes de Triano, una panorámica que sorprende en lugar tan alejado y, sobre todo, con tal escasa elevación.

Algunas vistas










Y algunas más





Emprendemos ahora el camino de vuelta, deshaciendo la última parte de la ruta. Esto nos permite descubrir algunas panorámicas que antes tuvimos a la espalda, primero Ermua por la derecha, luego por la izquierda hacia el oeste, Serantes, Castro, Cerredo y Candina y, en días claros, incluso podemos distinguir Santoña y Cabo de Ajo. Regresamos así al CRUCE de las marcas naranjas, y continuamos ahora por la izquierda para completar la ruta circular.

Antena en Ugartemendi
El camino es llano y más arenoso, y se dirige hacia una antena que alcanzamos poco después, ya en bajada. Estamos en la antecima de UGARTEMENDI, y ya tenemos nuevas vistas hacia el oeste: el valle donde se asienta Lemoiz (barrio de Urizar), los montes que se pierden hacia Cantabria, y parte del puerto de Santurtzi.

Seguimos la pista en descenso cada vez más pronunciado, primero de gravilla y más abajo de cemento, describiendo un amplio zigzag, hasta llegar a un par de caseríos (Ugartegoikoa y Ugartebekoa, en la original nomenclatura que es habitual) y un cruce múltiple, todo ello muy cerca de la carretera. Justo entre los dos hermosos edificios encontramos un senderito y de inmediato nuevas marcas del GR, que nos van a guiar en adelante.

Camino a la sombrita

Nos internamos por una preciosa senda bajo arbolado, pegados al arroyo Amorraga (o Andraka), bajo la sombra fresca de especies de ribera, es decir, una cosa totalmente diferente de lo visto en la parte alta del monte, como si fuera un lugar muy lejano. El paseíto es una gozada, a veces muy cerca del lecho del río, otras aproximandonos a caseríos o invernaderos, o pegados a algunos vallados, pero siempre por entorno
Junto al arroyo
tranquilo y sumamente agradable. En la zona parece que existían un par de molinos, y dice Iturriza, en su célebre 'Historia general de Vizcaya', que todas estas tierras pertenecían al marqués de la Torrecilla. Pues qué suerte, el marqués. 

Las marcas rojiblancas son en esta zona muchas, claras e impecables, con lo que no hay pérdida posible. Dejamos por la derecha un par de desvíos que se dirigen a los altos, y nos vamos acercando a la carretera, ya en los aledaños de Armintza. Cruzamos primero un puentecillo de madera y después otro más largo, y seguimos pegados ya al asfalto, con el río ahora por la derecha. El senderito desemboca en la misma carretera, junto a una parada de Bizkaibus; pero, en vez de continuar por el asfalto, aquí mismo giramos a la derecha, en dirección a los caseríos de GOIKOLEA.



Otra vez cruzamos el río, transitando entre huertas y frutales y, junto a una langa, en vez de salir a la carretera, tomamos otro senderito por la derecha que va siguiendo entre huertas y frutales. En definitiva, un camino bien bonito como alternativa a la carretera, por donde salimos finalmente al casco urbano junto a unos bloques de viviendas, dando por finalizado el paseo.

Ahora sí es el momento de dedicarle un ratillo a visitar Armintza. Aparte del inevitable paseo por el puerto y el rompeolas, los bares de la calle indicada al principio nos reciben con buen ambiente e inigualable aperitivo y, si se tercia, hasta una buena jamada.

Y, si acaso nos hemos quedado con ganas de pateo y paisajes, nada mejor que subirnos a la Atalaya, con el pueblo, el puertecito y la inmensa mar océana a nuestros pies. Fantástico.

viernes, 3 de octubre de 2014

Atxarte

La enorme muralla calcárea que cuelga de Anboto constituye una de las imágenes más recurrentes del paisaje montañero de Bizkaia, y tal vez de todo Euskadi. Hablamos de soberbias paredes de roca desnuda, de nombres antiguos de la mitología vasca, y de crestas, pasos y cumbres que han dejado su huella, a veces trágica, en la historia del montañismo local.

Justo a los pies de esta mole discurre el profundo desfiladero de Atxarte, que recorremos en esta ruta. Arrancamos junto a las conocidas vías de escalada de Untzillatx, y transitamos después por ambas márgenes de la quebrada, primero junto a las redondeadas laderas de Urkiolagirre y después en la falda misma de los gigantes calizos, de cuya espectacularidad disfrutamos en primerísimo plano.

              DISTANCIA: 8,5 km.
            DESNIVEL: 310 m.  (310-630)
DIFICULTAD: Baja 6  (3-3-0)
ITINERARIO: circular  Inicio y final: Cantera de Atxarte (Abadiño)
            VIAS: Senderos y pista de gravilla
ACCESOS: En coche, desde Bilbao, autopista dirección Donostia salida Durango. Se sigue la N-634 dirección Donostia y se toma el desvío hacia Abadiño-Elorrio-Arrasate (BI-632) Pasado el centro de Abadiño se toma el desvío por la derecha hacia Mendiola y Sagasta. Se sigue sin ninguna desviación hasta la cantera.
TRACK:  http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=7930673 (ojo, con error en la cabecera del barranco)
Más información:
Guía cartográfica de Bizkaia mapas 58-59


        

           Las últimas décadas de historia de la cantera de Atxarte, enclavada en el corazón del Parque Natural de Urkiola, han sido un rosario de incidencias de todo tipo: económicas, políticas, medioambientales… Este escueto blog lo ilustra con fotos y nos reenvía a algunas noticias sobre las distintas vicisitudes del asunto. La penúltima de ellas se recoge aquí y pone de manifiesto que tampoco hay acuerdo sobre cómo recuperar ese espacio singular. En fin, más o menos lo de siempre.

Ermita del Santo Cristo de Atxarte
El caso es que toda la zona que vamos a recorrer acoge algunas de las vías de escalada más famosas de Euskadi, unas en el mismo Untzillatx, en cuya falda se ubica la cantera, y otras en el cercano Astxiki, a donde nos acercaremos luego. Así que, aunque nosotros nos limitemos a caminar y mirar, todo alrededor respira ambiente de monte y aventura.

Sin mucho problema encontraremos sitio para aparcar junto a la misma cantera, y en unos pasos tenemos por la derecha la pequeña ermita del Santo Cristo (Atxarteko), edificio minúsculo, aunque severo y con carácter. Al lado se encuentran los restos de un viejo molino, y podemos también ver una placa conmemorativa dedicada a los investigadores Barandiaran y Aranzadi. También vemos y escuchamos el discurrir de las aguas del arroyo Mendiola (también denominado Atxarte), que es el que orada todo el barranco. Estamos en lo más profundo de la garganta, por lo que casi siempre domina la sombra y la humedad.

Camino de subida
Unos metros más adelante de la ermita hay una BIFURCACION, en la que tomamos el camino de la derecha, que indica tres kilómetros y pico hacia Txakurzulo –aunque por la izquierda haríamos el mismo recorrido, pero en sentido inverso. Cruzamos el río por un puente de piedra y tomamos un camino pedregoso que asciende moderadamente, siguiendo la antigua calzada que se dirigía hacia Urkiola. Vamos en principio en dirección sur, con Untzillatx a la espalda y Astxiki, con sus fotogénicos espolones, por la izquierda.

Astxiki y Alluitz

Poco a poco, vamos variando el rumbo, girando lentamente hacia el oeste, y por tanto, alejandonos cada vez más del río, mientras vislumbramos por la izquierda la verde y redondeada cima de Urkiolamendi (Urkiolagirre). Estamos ahora bordeando el pequeño Elosumendi (derecha), y nos dirigimos hacia la carretera que sube hacia el alto de Urkiola, como indica un cartelito. Por la izquierda tenemos ya algunas excepcionales perspectivas del Alluitz, con sus dos horcadas bien visibles en la silueta del cresterío.

Caserío Santigaztelu junto a la carretera
Llegamos así a pocos metros de la ya visible carretera, junto al caserío SANTIGAZTELU. Dejamos primero por la izquierda una langa (por aquí se atajaría, pero nos meteríamos en zona de explotaciones forestales, con riesgo de no encontrar la continuación de la ruta, puedo asegurarlo) y avanzamos un poco más para encontrar por la izquierda un camino, ancho y herboso, que se va alejando de nuevo del asfalto, con un par de troncos que forman una barrera para vehículos. A la espalda, el soberbio Untzillatx muestra en todo su esplendor la conocida Gran Diagonal.  

Unos escaloncillos y otra barrera de madera nos dejan en un nuevo cruce señalizado. Aquí giramos a la izquierda, dejando por la derecha la carretera y el refugio de Txakurzulo, cuya indicación teníamos desde un principio. Tras un paso canadiense, continuamos por una amplia pista de piedrilla, prácticamente llana o en ligero descenso, y sin apenas vistas por el arbolado. O sea, un poco aburrida, aunque cómoda y relajante.

Estalactitas vegetales
En este tramo nos vamos entreteniendo con las cosas que vemos: seteros que salen de recolección a principios del otoño, una estela funeraria, las aguas ferruginosas que caen por la ladera formando una especie de estalactitas, un tendido eléctrico que se abre paso hacia el collado de Artola, al otro lado del desfiladero, que veremos de cerca después, el tremendo perfil del Alluitz…

Arroyo Mendiola
Así llegamos a una cerrada curva, con el arroyo Mendiola que cae por la derecha en la cabecera del barranco, al pie del collado de Asuntze. Como indicamos arriba, por esta zona el track se nos volvió un poco loco, lo que  a veces ocurre en las zonas de sombra; pero la ruta no ofrece ninguna duda: giramos de nuevo hacia el norte, y seguimos la pista, ahora con algunas perspectivas nuevas: parte del macizo de Eskuagatx por la izquierda y, algo más adelante, Mugarra y de nuevo Untzillatx. Unas panorámicas casi alpinas, que le dan interés a la caminata.

Desvío hacia Genzelai
Pasamos una fuente y enseguida encontramos un DESVIO por la derecha que indica hacia Genzelai. Aunque podríamos seguir simplemente el trazado principal, merece la pena tomar esta variante, porque disfrutaremos del momento más atrayente de la excursión. Así que tiramos por la derecha y volvemos a subir ligeramente.   

Junto al sendero se ven por la izquierda algunas bonitas hayas y, de repente, nos encontramos al pie mismo del Alluitz. Tenemos delante los inmensos paredones calizos que parecen escurrirse en grandes pedrizas que se desparraman sólo unos metros más arriba del camino, la soberbia Cóncava, el célebre y terrible Infernuko Zubia (Paso del Diablo)…  En unos minutos llegamos efectivamente a Genzelai, una campita con un vallado, a escasa distancia del ya visible collado de Artola, zona verde entre las dos espléndidas crestas de Astxiki (izquierda) y Alluitz (derecha).

Alluitz, aparentemente a tiro de piedra 

Atravesamos una valla con marcas blanco-amarillas de un PR (es seguramente el PR BI 86, cuyo trazado no tengo muy claro, pero puede coincidir en parte con el
Sendero de bajada
nuestro), y vamos a dar a otro sendero más estrecho y tortuoso, por donde vamos poco a poco perdiendo metros. Con vistas otra vez al Untzillatx, pasamos otro vallado, y desembocamos en la pista anterior, junto a un pequeño aparcamiento.

Ya no queda más que descender los últimos metros, y nos encontramos de nuevo en nuestro punto de inicio, junto a la ermita y la cantera.

           Seguro que el paseo nos ha gustado. Pero por pequeño que sea el virus montañero que llevemos dentro, fijo que nos ha picado la tentación de adentrarnos en esos colosales parajes que acabamos de divisar tan cerca. Quizá en otra ocasión.