domingo, 4 de enero de 2015

Otoio

Los parajes montañeros adquieren un atractivo especial cuando se sitúan a corta distancia del litoral. Esa proximidad les dota de una personalidad especial, su vegetación se puebla de especies endémicas de la costa, y el aire salino se percibe con claridad desde las laderas. A cambio, nos ofrecen altitudes muy modestas que a menudo nos saben a poco.

Los escasos 400 metros de Otoio siempre aparecen vinculados al municipio de Lekeitio, cuya extensión domina y de donde parten la mayoría de las rutas, aunque en realidad pertenece por entero a Ispaster. Aunque el recorrido más habitual incluye un tramo costero, en esta ocasión proponemos un itinerario totalmente interior en el que conocemos pequeñas zonas boscosas variadas y de enorme atractivo.


               DISTANCIA: 2,7 km.
            DESNIVEL: 250 m.  (150-399)  CENTENARIO
DIFICULTAD: Muy Baja 3 (2-0-1)  Rampas del 30%
ITINERARIO: circular  Inicio y final: Bº de Zatika (Artika) (Ispaster)
           VIAS: Senderos de tierra
         ACCESOS: En coche desde Bilbao, autopista A8 dirección Donostia-San Sebastián hasta salida Amorebieta. BI-635 dirección Gernika y BI-2238 dirección Lekeitio. Zatika se encuentra a la izquierda de la carretera antes de bajar hacia Lekeitio. Bizkaibus A3513 tiene parada en Zatika, A3512 y A3523 llegan hasta Lekeitio
TRACK: Wikiloc
Más información:
Con variante por la costa:
Guía cartográfica de Bizkaia mapa 11




              Como Uds. verán, inauguramos el 2.015 con una imagen de la ruta en silueta, modelo Google Earth. ¿A que mola?
           

Lekeitio (y cable eléctrico) desde Artika
Desde mucho antes de llegar a Lekeitio, el promontorio de Otoio resulta muy visible y evidente, con su enorme antena que parece coronarlo. Cuando empezamos a bajar hacia el casco urbano, un desvío por la izquierda nos lleva al pequeño barrio de Zatika (Artika), que está en la misma ladera del monte. Este será nuestro punto de partida, un apacible núcleo rural con algunas vistas sobre la localidad costera, y una cruz de señales que nos servirá de guía.

Seguimos la indicación del PR BI-145 hacia Izpaster, en dirección al monte, y tomamos un camino que surge por la izquierda pegado al lateral de una casa. El sendero no está muy pisado, y en la primera bifurcación tiramos para la derecha por donde más sube (ley universal). Después
Por el pinar
el firme se vuelve pedregoso y asciende con pendiente bastante fuerte junto a un tendido eléctrico. Hay algunos tramos de desnivel duro, que alternan con otros más suaves, como cambiamos sucesivamente entre el encinar y algunos pinares.

Último tramo
En unos minutos accedemos a una pista, que sin duda da servicio a la gigantesca antena que ya tenemos a la vista. Por esta pista giramos a la derecha, pero en unos pocos pasos descubrimos por la derecha un senderito que asciende. Por este punto (DESVIO) dejamos el camino principal y ascendemos el último tramo que, en unos minutos de divertido tránsito entre encinas y rocas, nos sitúa sin más en la cima (OTOIO, 399 metros).

Aunque recientemente se han talado los árboles más cercanos al mojón, puede decirse que no tenemos ninguna vista; sólo se atisban algunos montes hacia el oeste, entre ellos Bustarrigan o Bizkargi, como indica una mesa de orientación, por lo demás totalmente inútil. Al menos, el denso arbolado oculta casi por completo la descomunal antena, situada a muy pocos metros de nosotros.

Vértice y buzón en la cima
Aunque es sabido que no solemos llevar el control de tiempos, diría que la ascensión son apenas 15 o 20 minutos ¿Y esto era todo? Pues bueno, nos falta bajar, claro, y lo haremos por una ruta circular que desplegará todo su atractivo.

Senderito por el bosque
Así que tomamos un senderito que sale en bajada por el lado contrario al de llegada (o sea, hacia el Este). Tal y como será todo el camino, empezamos por el encinar, vistoso como siempre, ya con algo de musgo en las rocas, porque hemos pasado a la vertiente norte, y menos abigarrado que otros conocidos. Pero de inmediato pasamos a los pinos, en terreno menos abrupto, pero también más agradable que lo habitual en este tipo de bosques. Aquí descubrimos, entre los árboles, por primera y única vez el mar, al fondo de un fuerte desnivel, más de 200 metros abajo.

Muy pronto empezamos a encontramos tramos de pendientes potentes, que salvamos con la ayuda de las rocas que salpican el sendero. No obstante, nos vendrá bien disponer de bastón, y en todo caso puede no ser muy recomendable hacer este descenso en época de lluvias abundantes, que pueden convertir el sendero en un tobogán resbaladizo.  

Encinar
Más abajo el desnivel se suaviza mucho, y pasamos una mancha de caducifolios por la que el camino se convierte en un apacible paseo. En la primera BIFURCACION-1 que aparece después tiramos para la derecha, y de nuevo nos vamos al encinar, espectacular con la maraña de lianas de zarzaparrilla cayendo de las ramas, y en la siguiente BIFURCACION-2, repetimos la operación. Esta parte es realmente preciosa, recuerda un poco a algunas zonas del Buciero, aunque más luminosa y tranquila, con el sendero estrecho pero claramente marcado, una delicia.

Pasamos un tramo algo más rocoso y salimos a campo abierto. Aunque los árboles bajos apenas dejan ver mucho más, se divisa parte de Lekeitio y un buen tramo
Escalones
de costa hacia el este, con multitud de pequeñas elevaciones que jalonan el litoral de Gipuzkoa.

Seguimos una estrecha sendita por zona herbosa, y pasamos otro CRUCE, donde volvemos a girar a la derecha. Unos metros entre eucaliptos, y otra vez al encinar, unos minutos de pinos y encinar de nuevo, con zonas abruptas, para aparecer en un lugar curioso de verdad: nuestro camino confluye con otro que corre más de un par de metros por debajo, con lo que hay que descender unos escalones de piedra, que cuesta creer tanto que sean naturales como que no. Es realmente un lugar digno de verse. Y aquí, claro, volvemos a dirigirnos hacia la derecha.

El bosque, sin perder su carácter abrupto y relativamente cerrado, muy vistoso, nos muestra por la izquierda un lindero junto a algunos verdes pastizales. Y unos pocos metros más adelante, casi sin darnos cuenta, paf! nos volvemos a encontrar en nuestro barrio de Zatika, de donde habíamos partido.

El recorrido por este precioso lugar -que a veces parece un pequeño parque temático- es tan cortito que nos sabrá a muy poco. Pero como hemos hecho el plan tan cerca de una población como Lekeitio, tenemos tiempo de hacerle una visita que merece mucho la pena: la isla de San Nicolás, la basílica de la Asunción, el faro de Santa Catalina, las playas, el puerto y el casco antiguo (ojo a los bares), o el paseo junto al Lea nos darán material para ver y disfrutar durante el día entero.

Y si aun así no tenemos bastante, muy cerquita tenemos también la ascensión al Lumentza, que se hace en un pis-pas. Pero de eso ya hablaremos en otra ocasión.



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