martes, 15 de diciembre de 2015

Memaia

Un pequeño cordal cierra por el Este el valle de Atxondo, separándolo del cercano municipio de Elorrio. Sus proporciones palidecen frente al imponente cresterío que se levanta enfrente, culminando en el soberbio pico de Anboto. Se trata de una modesta sierra, de perfiles redondeados y cubierta de arbolado, que se diluye por el sur en las montañas de reúnen los tres territorios de la Comunidad autónoma vasca.

Memaia constituye el punto culminante, y a él nos acercamos en esta excursión que iniciamos en Elorrio, en un recorrido que nos permite disfrutar de algunas buenas panorámicas sobre sus más sobresalientes vecinos.

               DISTANCIA: 10,3 km.
            DESNIVEL: 460 m. (215-675)   CENTENARIO
DIFICULTAD: Media-Baja 8 (4-4-0)
ITINERARIO: circular  Inicio y final: Polígono Betsaide (Elorrio)
            VIAS: Pista de cemento y grava, senderos de tierra
ACCESOS: De Bilbao a Elorrio, autopista A-68 dirección Donostia salida 88 Iurreta-Durango. Se toma la N-634 en la misma dirección, hasta desvío a la derecha por la BI-636 en dirección Elorrio. Se toma la BI-2632 y en el casco urbano, girar a la derecha hacia el Pol. Ind. Betsaide, donde se puede aparcar. Bizkaibus A-3923 Bilbao-Durango-Elorrio (Gurutziaga, fin de trayecto)
            TRACK: Wikiloc
Más información:
Guía cartográfica de Bizkaia mapa 59



           
Ermita de San José
En las afueras de la señorial localidad de Elorrio, el polígono industrial Betsaide es un buen punto de partida que nos ofrece amplio espacio para aparcar, al menos los fines de semana. Al lado tenemos además un agradable parque y la hermosa ermita de San José, con un porche y enrejado de madera.

Desde la ermita, bordeamos un frontón junto a un caserío y volvemos a la carretera que enfila hacia un túnel. Lo cruzamos y vemos por la izquierda una pequeña placa que indica hacia el Betsaide, que es la que tenemos que seguir, girando a la izquierda y tomando un camino de cemento que sube con decisión.

Se cruza un paso canadiense y, paralelos a la carretera (N-636, que va hacia el puerto de Kanpazar), tenemos una bonita perspectiva sobre el casco urbano, protegido por la pequeña sierra que forman Erdella y
Udalaitz
Satamariñazar. La pista es árida y aburrida, pero pronto pasa a ser de gravilla, y por la izquierda empezamos a ver el poderoso perfil de Udalaitz, que nos acompañará durante buena parte de la subida.

Vamos ignorando cualquier desviación y ganando metros, siempre de forma moderada. Pasamos un tramo de pinar que enseguida termina, y seguimos a campo abierto, con helechos y monte bajo por la izquierda, y el omnipresente Udalaitz, que nos ofrece sucesivas perspectivas, incluida lo que parece el minúsculo orificio del túnel del TAV.

Fuente
Entramos de nuevo bajo arbolado y encontramos una fuente, con un banco de cemento en un agradable recodo. El manantial nace en la ladera por donde luego bajaremos y se dirige hacia el cercano barrio de Iguria.

Continuamos subiendo hasta que, de repente, nos encontramos en el punto más espectacular del día, una especie de mirador donde se reúnen las estribaciones de Memaia, Udalaitz y Betsaide. Aquí nos asomamos al valle justo enfrente del Anboto, cuya gigantesca mole blanca se presenta escoltada por el Andasto, y con los escarpes de Iruatxeta emergiendo por detrás.


Anboto y su cordal desde el mirador
Una imagen soberbia que se prolonga por el cordal calcáreo, siguiendo por Elgoin y Kurutzeta hasta Larrano, para levantarse de nuevo hacia Alluitz. Pero no sólo Anboto: desde aquí mismo tenemos otra imagen aplastante de Udalaitz, ya muy próximo y, asomandonos un poco al valle, por la izquierda se distinguen con nitidez las cimas de Betsaide y Tellamendi, que nos separan del territorio alavés. Para qué más.

Desvío hacia la cima
La pista se bifurca y continúa faldeando por la derecha, por donde seguiremos, ignorando una pista de grava que asciende junto a una caseta. Ahora vamos perdiendo metros suavemente pero de forma continua, en un camino muy cómodo, que nos ofrece todo el tiempo las excepcionales panorámicas sobre las blancas paredes al otro lado del valle.

Tras un tramo como de 1 km. que, pese a todo, se hace un poco largo, y donde perdemos unos 60 u 80 metros, cruzamos un paso canadiense y encontramos el punto donde hay que abandonar la pista (DESVIO) y empezar a subir de verdad. Por la derecha sale un camino ancho junto a un redil, y por allí subimos.

Camino por el pinar
Es el típico camino bajo pinar, con el suelo rojizo por las agujas caídas. Vamos describiendo amplios lazos, y lo más lógico sería continuar el trazado de la pista casi hasta el final. Pero a veces nos aburrimos de seguir pistas monótonas, nos entra la prisa e improvisamos alternativas que no siempre acaban bien:

VARIANTE: En la bifurcación más visible (DESVIO-2) podemos tomar el sendero que sale por la izquierda con mayor pendiente que el principal. Al de unos pocos metros la trocha se empieza a ver bastante cerrada, continúa un pequeño tramo en que hay que avanzar por la brava (zarzing notable) y finalmente distinguimos una sendita que penetra en la espesura, para reaparecer de nuevo en la pista anterior. La verdad es que atajamos un pelín, pero seguramente no merece la pena.

Último desvío
Ahora toca acometer los últimos metros de subida. Las rampas son cada vez más duras, porque no hay que olvidar que tenemos que subir unos 100 m. a machete, sin más posibilidad que zigzaguear moderadamente bajo la misma cumbre. Incluso el antes siempre presente Anboto ha desaparecido tras las copas de los pinos, y nos ha dejado solos con nuestra respetable rampa.

Cuando ya está claro que falta poco, descubrimos por la izquierda algo que puede ser al mismo tiempo un improvisado banquito de piedra y un pequeño dolmen, aunque ninguna de las dos funciones parece tener mucho sentido y sólo sea un hito 'de diseño'. Tiramos por tanto hacia la izquierda, y el camino prácticamente desaparece, sumergido entre helechos y zarzas, aunque sin la contumacia vegetal de la variante anterior. Vamos subiendo un poco penosamente, y Anboto reaparece.

Cima
Pero enseguida aparece un vallado, y tras él, por fin, el vértice geodésico (MEMAIA, 675 m.). La cima se encuentra casi por completo rodeada de arbolado, con un par de buzones bastante extraños. Desde un lado se consigue ver el Anboto, pero no tenemos ninguna otra vista que no sean los árboles de esta gigantesca explotación maderera que es el Memaia al completo. Esto, claro está, a no ser que haya habido una tala reciente, que ya se sabe que en estos casos el entorno cambia radicalmente de un día para otro.

Para bajar, como no nos suele gustar volver por el mismo camino y además se hace un poco largo, vamos a atajar un poco. La idea es regresar por el camino más recto hacia nuestro punto de partida, o sea, en dirección norte. Empezamos a bajar por el pinar sin camino, en la misma dirección de llegada, y enseguida encontramos un sendero por el que seguiremos descendiendo. Pasamos un pequeño pero muy bonito cipresal y empezamos a encontrar sucesivas bifurcaciones, porque todo es una maraña de caminos forestales. Tomaremos casi siempre el camino que más claramente baja, con alguna excepción que indicaremos.

Entre cipreses
Vamos así desechando gran número de desvíos, por senderos a veces más anchos o estrechos, limpios o sucios, que siempre nos llevan para abajo. Cruzamos en perpendicular una pista de cemento y continuamos hasta una INTERSECCIÓN, un poco por debajo de la cota 500, donde ambos caminos descienden por igual, y aquí tomamos el de la izquierda, por donde continúa un camino de pura tierra, bastante blando y con grandes rodadas de camiones.

Elorrio a la vista
En unos minutos el arbolado se abre, y se divisa de nuevo Elorrio y sus montes cercanos. Encontramos otro senderito bajo arbolado, que conduce hacia un arroyo que hay que cruzar. Aunque es sin duda la parte más bonita del recorrido, el camino está en algunos tramos bastante cerrado y en otros es un pelín tortuoso. Pero, tras unos minutos un poco más complicados, arribamos a una carreterilla asfaltada, que tomamos como siempre en descenso. Pasamos varias curvas hasta un cruce con una torreta eléctrica y un cartelito de una maderera, donde tiramos a la derecha. Pocos metros después accedemos al desvío inicial junto al túnel, y de ahí a la ermita de donde hemos partido.

La villa de Elorrio merece de verdad una visita pausada, que bien podemos realizar después de nuestra tranquila mañanera: palacios y edificios señoriales, casas blasonadas, iglesias y cruceros, nos hablan de la intensa historia de esta población, y la famosa Necrópolis de Argiñeta muestra gran cantidad de elementos funerarios de la Edad Media, si nos interesa el asunto. Para elegir.

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