domingo, 10 de abril de 2016

Azordoiaga PR BI-100

El valle de Azordoiaga se extiende al norte de Ganekogorta, limitado en el Este por la cordillera del Pagasarri, que lo separa de Bilbao, y en el Oeste por las cimas de Gongeda y Zamaia, que caen hacia el casco urbano de Alonsotegi. La zona tiene un inequívoco carácter rural y montañero, pero en ella han quedado vestigios de antiguas actividades. Así, la minería ha dejado importante huella, con desmontes, bocaminas y, en especial, la espectacular grieta de Zamaia. Y la explotación ganadera en tiempos pasados ha legado las curiosas parcelas circulares (seles), que no sólo permanecen en el paisaje, sino que han dado lugar a numerosos topónimos derivados de su denominación en euskera (kortak).

El sendero PR BI-100, llamado precisamente Ruta de las minas y seles, recorre por completo el perímetro del valle, surcando sus montes a media ladera y haciendo posible contemplar hermosos paisajes de este entorno, poco conocido y a tan escasa distancia de los grandes centros urbanos.

               DISTANCIA: 15,2 km.  
            DESNIVEL: 490 m.  (45-535)    
DIFICULTAD: Media 9 (4-5-0)
ITINERARIO  (circular)  Inicio y final: Azordoiaga (Alonsotegi)
            VIAS: Pista de cemento y tierra
ACCESOS: Desde Bilbao en coche, autopista dirección Balmaseda salida Alonsotegi. Junto al Ayuntamiento se toma una calle a la izquierda en dirección a Azordoiaga. El barrio se encuentra a unos 300 metros, después de pasar bajo la autopista. Hasta Alonsotegi (centro) Bizkaibus A-3341, A-3342 y A-3343 FEVE Bilbao-Santander estación Irauregi. En ambos casos, seguir a pie hacia Azordoiaga.
ENLACES CON
TRACK: Wikiloc
Más información:
Guía Cartográfica de Bizkaia mapas 33-42






Azordoiaga junto al arroyo
Este encantador barrio de Azordoiaga es nuestro habitual punto de inicio de muchas excursiones por esta zona (véase Fuente del Oro o Artiba). Siempre nos seduce su aspecto apacible y la sencilla belleza del arroyo, que se remansa junto a las casas poco antes de desaguar en el Kadagua.

Para ascender hacia el monte hay dos caminos. Tomaremos para subir el que arranca junto a un hermoso chalet con una cruz de señales, siguiendo la dirección hacia El Oro (el otro camino lo dejamos para el regreso). Empezamos por remontar una corta pero potente rampa de cemento, y nos encontramos en un camino enlosado que por la derecha estaba delimitado por una valla de madera, ahora desaparecida. Estamos siguiendo los pasos del paseo incluido en la entrada ‘Fuente del Oro’, antes citado, por lo que allí podemos encontrar más detalles en los que no nos vamos a detener ahora. Dejamos por la izquierda un desvío hacia el Tontorra (la variante 1 del PR) y seguimos junto a la profunda garganta del arroyo Pagobakotxaga, siempre por entorno sombrío y húmedo.


Area recreativa del Oro
En unos minutos estamos en el área recreativa del Oro, un rincón encantador sumergido en la arboleda: árboles con placas identificativas, un puentecillo, mesas y barbacoas, pequeñas escaleras, y un refugio. Merece la pena detenerse a admirar el lugar, aunque tampoco podemos entretenernos mucho, porque no hemos hecho más que empezar.

Justo después, la pista pasa a ser de tierra, avanzamos junto al arroyo, y poco a poco vamos ganando metros. Hay que tener claro que en ningún momento debemos abandonar la pista principal, aunque se nos presenten innumerables desviaciones, la mayor parte de las cuales son caminos de madereros. Empezamos a subir cada vez con más fuerza, dejando el bosque de ribera para meternos en un interminable pinar. Por la izquierda queda la pelada cumbre del Tontorra y empezamos a dibujar un amplísimo lazo, siempre en subida.

Refugio
Llegamos a un cruce con una pista que viene subiendo por la derecha, que es el camino que sube desde El Somo, por lo que seguiremos un tramo por el sendero descrito en la entrada Gongeda. De inmediato pasamos junto a lo que parece ser un refugio, y en un nuevo cruce señalizado vemos que hemos recorrido aún menos de 4 kms., y faltan casi dos más hasta las proximidades de Zamaia, que viene a ser el primer tercio del recorrido.

Seguimos subiendo, cada vez con más fuerza, en medio de la humedad y la sombra, y poco más adelante tenemos las primeras vistas sobre los alrededores: el Tontorra bastante cerca, y un bonito perfil del Paga al fondo. Un nuevo cruce y tomamos otra pista que describe una curva, en el fondo de la cual hay una arqueta. Ahora nos espera la rampa más dura de todo el recorrido: una subida casi recta, pedregosa y de desnivel moderado, que nos sitúa en otro cruce más.

Ganeko
Aunque parezca un lío, la verdad es que no hay más que seguir las señales para no equivocarse. Tomamos una pista hacia la izquierda, y después dejamos por la derecha el último desvío hacia Zamaia. Nos dirigimos hacia la falda del Ganeko, aparentemente cercano, y poco después salimos a campo abierto, alcanzando aproximadamente la máxima altitud del día (unos 530 metros), con lo que ya nos despedimos de la parte más dura del recorrido.

Zamaia y Gongeda
Estamos bajo las cimas de Zamaia y Gongeda, junto a una zona rocosa y abrupta que cae más o menos bajo la grieta, y de hecho se ven hendiduras y alguna bocamina. Empezamos ahora el tramo que recorre el fondo del valle, y dejamos por la derecha otro desvío que indica hacia el Ganeko (poco más de 3 kms., aunque con un buen desnivel). Pasamos junto a un mugarri cuyo significado desconozco, y la pista, de nuevo bajo pinares, empieza a describir sucesivas curvas adaptándose a la ladera, con lo que vamos pasando junto a numerosos manantiales, algunos bien vistosos.

Dejamos un desvío hacia Pilipaondo y Artiba, y tenemos las únicas vistas sobre este pequeño valle, vistas escasas, parciales y un poco lejanas, donde apenas se deja ver el embalse del que hablamos en esta otra entradaReconozcamos que el camino, aunque agradable, resulta algo aburrido, y prueba de ello es que es más utilizado por ciclistas que por caminantes. Pero podemos disfrutar de algunas panorámicas vistosas, como hacia el Paga (en una perspectiva diferente de lo habitual), o hacia el norte, donde observamos el Ganeroitz, Peñas Blancas y los montes de Triano. A la espalda va quedando el Ganeko, muchos metros más arriba.

Valle de Artiba y vistas al norte
Un poco más adelante encontramos una especie de mirador con un panel informativo acerca de los seles. También hay que decir que estas viejas demarcaciones agrícolas de forma circular se aprecian muy bien en fotos aéreas (en Google Earth, por ejemplo), pero in situ es prácticamente imposible verlas, por muchos mapas que nos pongan, porque carecemos de perspectiva suficiente. Pero bueno, estar, están.

Poco después, dejamos por la izquierda dos caminos, que se dirigen a las pequeñas cimas de Koskorra y Abitza (o Ebitxe), y aquí hacemos otra puntualización, Durante más de la mitad de la ruta hemos ido encontrando posibles desvíos hacia las cumbres secundarias que hemos ido citando. Casi todas se alcanzan en 10-20 minutos, así que, dependiendo de las ganas que tengamos, podemos ir coleccionando tachuelas sin mucho esfuerzo, o pasar de ellas, porque tienen un interés muy relativo (aparte de Zamaia y Gongeda, quizá el Tontorra sea el más atractivo, pero estos tres son los más alejados). En todo caso, las señales indican con claridad tiempo y distancia si queremos hacer estas incursiones.

Acceso al agroturismo Ordaola
Ahora empezamos a bajar muy suavemente. La pista, bastante descarnada, va pasando curvas y más curvas, y parece no tener fin, aunque resulta muy cómoda. Dejamos por la derecha un desvío hacia el Pagasarri (neveras y Erdikolanda), y unos minutos después arribamos al caserío Ordaola y asador Potxolo, y el camino pasa a ser de cemento, con lo que resulta incluso menos apetecible. Siempre en descenso moderado, alcanzamos una bifurcación (por la izquierda nos lleva al embalse de Artiba) y poco más adelante una antigua zona minera donde suelen tener lugar pruebas de motos (trial, enduro y cosas así).

Camino de vuelta
Ya por carretera pura y dura, seguimos bajando, con algunas localizaciones curiosas con que entretenernos (creo que hay un puentecillo y una pequeña represa), y alcanzamos finalmente el barrio de Azordoiaga desde el que hemos partido, esta vez por el camino de ignoramos en la subida.

Podemos decir que en este PR todo es moderado: no es largo pero tampoco muy corto; tiene una parte más dura, pero sólo al principio; no tiene vistas excepcionales pero resulta agradable. O sea, un recorrido sin muchas pretensiones pero estupendo para una mañanera y, eso sí, perfectamente señalizado y cómodo para no complicarnos la vida.

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