sábado, 20 de octubre de 2018

Zengotitagana


El gran macizo del monte Oiz cierra por el sur la comarca de Lea-Artibai, y constituye la divisoria de aguas entre estos dos ríos y la cuenca del Ibaizabal, por el sur. Su larga cresta se levanta hasta más allá de los 1.000 metros de altitud, y se ve colonizada por el parque eólico, que marca su inconfundible silueta, visible desde grandes distancias. La gran prominencia de Oiz da lugar a la inevitable proliferación de antenas que coronan su cima.

En el extremo oriental de la cresta se alza la casi imperceptible cima de Zengotitagana, prácticamente encima de la carretera que lleva a Markina por el alto de Trabakua. A esta pequeña cumbre se accede por rutas de diferente dificultad y carácter montañero. Reunimos en una circular las dos más evidentes, y que cada senderista elija la suya. O hacemos ambas, en subida y bajada, como proponemos a continuación.

            DISTANCIA: 6 km.
            DESNIVEL: 414 m. (402-818)
DIFICULTAD: Media-Baja 7 (4-2-1) Rampas del 40%
            ITINERARIO (circular)  Inicio/Final: Alto de Trabakua (Mallabia)
            VIAS: Pista de tierra y sendero (ida), pista de cemento y carretera (vuelta)
ACCESOS: Desde Bilbao en coche, autopista dirección Donostia salida Abadiño-Markina. Se toma la BI-633 en dirección Markina hasta el alto de Trabakua. Bizkaibus A-3915, A-3916 (Ondarroa), y A-3512 (Lekeitio) parada Trabakua-Gerea.
            ENLACES CON Oiz (parque eólico)
TRACK: Wikiloc
Más información:
Y estas tres páginas en su primera parte:
(sentido inverso)
Guía Cartográfica de Bizkaia mapa 45
IGN MTN50-062 Durango




Desde Trabakua
En el mismo alto de Trabakua, camino de Markina, tenemos por la izquierda un par de restaurantes, una zona verde con columpios y un amplio aparcamiento. También desde aquí mismo se divisa la cumbre hacia la que vamos a dirigirnos, flanqueada por un par de aerogeneradores. La cosa no parece lejana ni complicada, pero ya sabemos que la imagen a distancia muchas veces engaña.

Iniciamos la ruta desde el final del aparcamiento (Trabaku Goikoa) y, enfrente de los columpios y la fuente, arranca un camino de tierra junto a una valla que comienza a subir por detrás del caserío. El camino se aproxima hasta casi tocar la carretera que sube al barrio de Gerea, pero vuelve a adentrarse en el monte junto a un cartelito que indica ‘Zengotitagana 55 min.’ Será el tiempo de subida clavado (aunque Mendikat indique 45, ja!) Tras un paso
Por el pinar
canadiense medio destrozado tomamos un camino de tierra, reblandecido y con grandes rodadas de camiones, la típica pista de madereros muy trotada, que ya no abandonaremos hasta media subida.

Pasamos junto a una caseta con un curioso grafiti espacial e inscripciones en inglés, y continuamos siempre bajo profundos pinares que se extienden por las lomadas adyacentes, en una estampa majestuosa que la cámara no refleja para nada. En realidad, esta estribación oriental del Oiz se desprende en varias lomas que van a caer al valle por donde discurre la carretera: la subida la haremos por la más afilada y vertical, y la bajada por la más tendida. Acercándonos a un claro por la zona de Atxoste, vemos de frente un amplio cortafuegos y los molinos en su cima. La zona despejada presenta una pendiente poderosa y sí, justo por ahí vamos a subir.

Al norte: Urregarai y Bedartzandi
Lo haremos de momento siguiendo la pista, que empieza a describir varias herraduras. Como por aquí no hay sombra, en días soleados el calor aprieta y la subida se hace durilla. A cambio, las vistas son ya soberbias, divisándose con claridad los cercanos Urregarai y Bedartzandi. Seguimos con varios giros más, incluyendo un posible atajo, hasta una TRIFURCACION, donde la pista se divide en dos, y por la derecha de ambas sale un senderito. Tomamos este último camino, ahora siempre bajo arbolado, con una buena pendiente (sobre el 30%), aunque divertido y agradable. Llegamos de nuevo a la pista, pero la atravesamos
Ya queda menos
(PISTA) para continuar serpenteando por esta arista. La pendiente es cada vez más fuerte, manteniéndose siempre alrededor de esa inquietante cifra del 45%, y también algo resbaladiza. Vamos, que tiene de todo, y a veces hay que utilizar las manos. 400 m. de desnivel en 1 km., un buen ejercicio para una mañanera.

Pasamos una zona abierta con helechos altos y los molinos vuelven a asomar en lo alto, con lo que parece que ya falta poco: juas! los molinos tienen una buena envergadura y la vista engaña, así que todavía nos queda cuesta para echar los hígados. A cambio, las vistas a la espalda son cada vez mejores. Pero tampoco nos desanimemos si sentimos que el desnivel es cada vez mayor: la subida es corta y enseguida llegamos al alto, donde a lo mejor algún tranquilo paseante nos mira con curiosidad, como si hubieran visto un extraterrestre subiendo por camino tan disparatado.

Cima
Por fin llegamos arriba (55 minutos justos, como decía el cartel, para sólo 2 km.), al lado del segundo molino. Una vez en la arista, hay que tirar unos metros hacia la derecha, donde se encuentra un monolito, el vértice geodésico y el buzón (ZENGOTITAGANA, 818 m.). Las vistas son extraordinarias. Por el norte se atisba Ondarroa y hacia el este, los ya vistos Urregarai y Bedartzandi, con el polígono Goitondo en primer término, Urko y Kalamua ya en Gipuzkoa. La hilera de molinos conduce sobre campas rasuradas a la cima de Oiz, que podemos
Parque eólico y cima de Oiz
alcanzar en un paseo que comentamos en esta entrada. Hacia el sur el panorama es grandioso, con el cordal completo de Anboto-Alluitz, y Gorbea y Lekanda algo más lejos.






Al sur: Anboto y todos sus vecinos; Gorbea al fondo

Tranquila pista de bajada
A no ser que tengamos mucha prisa o demasiada aversión a pistas y carreteras, parece más juicioso descender por trazado más amable. Para ello tomamos la pista de piedrilla que recorre los aerogeneradores y junto al último de ellos (ojo con ponerse debajo cuando puede haber hielo) se convierte ya en cemento, empezando a bajar suavemente. Prácticamente todo el descenso será así: un camino cómodo, con desnivel no superior al 20%, sobre cemento y algún tramo de piedrilla y bajo arbolado, algo bien tranquilo para compensar la un poco salvaje subida.

Salimos finalmente a la carretera, algo peligroso por la velocidad de los coches que pasan. Es un tramo que a los más montañeros se les hará largo, porque es monótono y sin apenas ningún aliciente. La ventaja es que si hemos venido en bus, sin llegar al final encontraremos alguna parada para tomarlo de vuelta a casa. Se pasa primero junto a la ermita de San Martín (derecha) y después varias pequeñas zonas verdes, una de ellas vallada. Puede que sea posible encontrar algún camino menos ‘urbano’ por la ladera, pero lo dejamos a quien conozca bien la zona, y nos chupamos completos los 2 kms. justos de carretera hasta llegar a Trabakua. Ya sabe usted, amigo lector: bares con mesitas para descansar, algún buen pintxo y un trago de lo que guste, que todo vale para reponer fuerzas y volver a casa como un pincel.