lunes, 28 de marzo de 2016

Oiz (parque eólico)

La cima de Oiz corona un enorme macizo que se levanta prácticamente en el centro de Bizkaia, cerrando por el norte la comarca de Durangaldea. Su envergadura –por encima de los 1.000 metros- y su prominencia lo hacen visible desde buena parte del territorio, por lo que es uno de los cinco montes bocineros desde las que durante siglos se llamaba a Juntas Generales. Y por supuesto ofrece impresionantes panorámicas en todas direcciones.

El cordal cimero se encuentra completamente ocupado por antenas y por uno de los parques eólicos más extensos de Bizkaia, todo lo cual le hace perder el interés montañero. A su vez, la gran facilidad de acceso convierte sus lomas superiores en lugar de paseo para mucha gente que busca disfrutar del aire libre y los paisajes, sin otra pretensión. Es justamente este tranquilo plan el que proponemos en la siguiente entrada.

               DISTANCIA: 4,1 km.  
            DESNIVEL: 240 m.  (785-1026)  CENTENARIO
DIFICULTAD: Ninguna 2 (2-0-0)
ITINERARIO  (ida y vuelta)  Inicio y final: Ermita de San Cristóbal (Munitibar)
            VIAS: Pista de cemento, camino de tierra, sendero
ACCESOS: Desde Bilbao en coche, autopista A8 dirección Donostia-San Sebastián salida Amorebieta-Gernika. Después, BI-635 dirección Gernika y desvío a la derecha por la BI-3231 (Zugastieta-Munitibar y Balcón de Bizkaia). Pasado el Balcón, se toma un desvío por la derecha (indica Monte Oiz) y sin ninguna desviación, se sigue hasta la ermita. 
TRACK: Wikiloc
Más información:
http://www.itelazpi.eus/mendira/pdf/es/oiz.pdf (desde el balcón de Bizkaia)
Guía Cartográfica de Bizkaia mapa 36
                        



Ermita, molinos y antenas al fondo
Tras el largo -aunque sencillo- acceso en coche, alcanzamos los prados que cubren la arista superior de Oiz en el collado de Arreseburu, donde ya topamos con los primeros aerogeneradores. A un lado tenemos el alto de Astogana o Astoagaburu y, tras superar dos molinos, alcanzamos la ermita de San Cristóbal, junto a la que se puede aparcar. Junto al modesto edificio (apenas se diferencia de una borda en una pequeñísima cruz) hay una especie de estela funeraria de 1.994, en recuerdo de algún mendizale.

Desde aquí hasta la cima será un paseíto sin complicación ninguna, bajo la apabullante presencia de los aerogeneradores. La gran antena que tenemos a la vista será nuestra guía, y hacia ella nos dirigimos. Cruzamos un paso canadiense, y la pista de cemento va ganando metros muy suavemente.

Muestrario megalítico
Por la izquierda del camino podemos acercarnos a contemplar un dolmen que, a diferencia de otros monumentos megalíticos vistos en otros lugares, es realmente lo que todos nos imaginamos cuando pensamos en un dolmen, tres o cuatro rocas verticales cubiertas por otra horizontal. No he encontrado información sobre el particular pero –aun a riesgo de meter la pata- aseguraría que no es auténtico, o que al menos está reconstruido de alguna manera. Pero la campita presenta además otros elementos llamativos: un arbolito protegido por un cierre, una especie de pequeño monolito, y una suerte de cromlech. También hay una placa conmemorativa de algún montañero, con una pequeña escultura de hierros. O sea, una colección de cosas realmente notable.

De nuevo en la pista, seguimos subiendo poco a poco, en marcha cómoda aunque aburridilla. Se terminan los molinos por la derecha (por cierto, aquí se encuentra información técnica del parque eólico) y aparecen los típicos postes rojiblancos para la nieve, mientras por la izquierda tenemos las dos primeras antenas, pequeñas.

Cordal de Anboto, y Udalaitz (izquierda)
Aproximandonos a la antena grande, vemos cómo el ganado convive con los aerogeneradores, en una especie de metáfora, ya se sabe: el pasado y el presente (o futuro), el mundo rural y el urbano, en fin, todas esas cosas. Pasamos junto a un mugarri que debe marcar la divisoria entre Berriz (derecha, sur) y Munitibar, mientras nos vamos entreteniendo con los paisajes, que son increíbles. Especialmente, por la derecha tenemos todo el tiempo el Anboto y su cordal, con Udalaitz por la izquierda. Más a lo lejos se distingue el perfil poderoso de Aizkorri.

Más molinos
La pista-carretera se empina de repente con una buena rampa, y se observa que detrás de la antena grande (ETB) hay otro grupo de instalaciones más pequeñas, aunque, de momento, ni rastro de la cima. Antes de describir una curva cerrada para seguir subiendo hacia la antena, se distingue por primera vez la otra parte del parque eólico, que se prolonga hacia el SE, en una imagen muy plástica y espectacular. La antena, así en primera persona, es realmente monstruosa, y es inevitable pensar en el terrible accidente de 1.985, al que nos referimos al final.

Hacia las antenas
Continuamos hacia el siguiente grupo de antenas por un camino de tierra y piedras, mirando a la vertiente norte. Tras una caseta y una última antena se divisa ya el vértice geodésico; pero, tras pasar un divertido tramo por una talud de roca y hierba, el siguiente paso, por el lateral de una valla, parece algo peligroso, por lo que es más recomendable cambiar al lado contrario. Ahora sí, tras ascender a otro pequeño promontorio, pasamos junto al buzón (del muy extendido modelo del hacha), y alcanzamos la cima (OIZ, 1026 m.)

Vértice y buzón
En día soleado y limpio como el que pillamos en nuestra excursión, tenemos una panorámica extraordinaria en todas direcciones, puede que la más amplia y espectacular de Bizkaia. Por el sur, a la derecha de la fila de molinos, destaca el citado Anboto, con su cordal hasta Alluitz, y los vecinos que podemos ir identificando: Astxiki, Untzillatx. Errialtabaso y a su derecha la sierra de Aramotz, cayendo hasta Amorebieta. Al fondo aparece, claro está, el Gorbea, escoltado por Lekanda y Oderiaga.

Urdaibai (con zoom)
Por el Oeste se nos presentan Untzueta y Jesuri, el Ganeko (que destaca un montón, como sólo desde aquí se puede apreciar), Eretza, los montes de Triano, Ganguren, Bizkargi… Y si miramos por el norte, Urdaibai, Sollube y Jata, Ogoño, Urregarai… Vamos, que podríamos llenar una entrada sólo describiendo lo que vemos. Pero, ya que hemos llegado aquí en coche, casi es mejor traernos unos prismáticos y un buen mapa.

Sendero de vuelta
Para el regreso, podemos variar ligeramente la ruta y alejarnos un pelín de la aburrida pista. Para ello tomamos un senderito por la derecha de la antena grande. Tras unos 400 metros en que mantenemos la misma dirección, encontramos una trocha por la izquierda, marcada con un hito (W), por la que retomamos el camino de ida, para volver así hasta la ermita.

En definitiva, que hemos hecho un plan típicamente de domingo por la mañana: un lugar espectacular hasta el que llegamos cómodamente en coche, un pequeño paseo entre molinos, increíbles paisajes y campitas para que los nenes correteen sin peligro. De paso, hemos conocido una de las más emblemáticas cimas de Bizkaia y la principal elevación de su zona central. Y todo, sin ningún esfuerzo.

1985: tragedia aérea

Si hablamos del monte Oiz, es inevitable recordar la catástrofe aérea ocurrida el 19 de febrero de 1.985. Un Boeing 727 procedente de Madrid chocó con la antena de ETB y se precipitó por la ladera norte del monte, dejando un monstruoso surco de destrucción y muerte (148 víctimas) centenares de metros abajo. Este artículo rememora los hechos 30 años después (o sea, el año pasado), y lo mismo hace este reportaje de ETB. No insertamos directamente el video porque contiene imágenes escalofriantes.

Fue la mayor tragedia aérea que ha vivido Euskadi, y no podíamos dejar de hacer mención a ella cuando nos referimos a este monte, tan señalado en nuestra geografía como marcado para siempre por aquel espanto.

miércoles, 16 de marzo de 2016

El Noticiero

Hoy rescatamos cierta vieja vocación periodística y -eso, sí, fusilando cosas de varios medios que hemos encontrado por ahí- contamos algunas noticias que tienen que ver con el entorno habitual del blog: los montes y senderos de Bizkaia. Vamos con ello.

Senderos en ruinas

Lo sé, es un oxímoron, un sendero no puede, por definición, estar en ruinas. Pero se me permite la figura retórica, no? En cualquier caso, se trata de un reportaje de prensa de hace unos días y que desgraciadamente no consigo encontrar en la red (es del Correo, por si alguien me echa una mano). Venía a decir que de los muchos senderos homologados que hay en Bizkaia (creo que más de cien)  la mayor parte se encuentran en estado deplorable (señalización, limpieza, etc.), y la Federación Vizcaina parece que ha decidido meter mano al tema, y 'deshomologar' aquéllos que en un plazo no se dejasen en condiciones. Lo cual, aunque dé algo de pena, resulta completamente lógico.

En nuestra trayectoria senderista y bloguera hemos conocido, total o parcialmente, unos cuantos de estos senderos, y es bien cierto que algunos se encuentran completamente abandonados y les falta poco para intransitables (véase por ejemplo la entrada Artea, con el penoso recorrido del PR BI-10). Marcas borradas, maleza cerrando los caminos y cierres infranqueables son algunos de los obstáculos que se ponen al paseante que pretendía conocer la ruta ofrecida, especialmente por Ayuntamientos de toda nuestra geografía. E insisto, nos parece perfecto que si alguien se ha comprometido a tener algo en condiciones y con ello ha adquirido cierta notoriedad, si no lo cumple, se le retire el reconocimiento.

A los que somos aficionados a conocer lugares y deambular por pueblos nos fastidia que esta iniciativa se vaya al carajo, aunque obviamente no todos los caminos tenían el mismo interés. Pero las cosas hay que hacerlas con un poco de seriedad. Me parece que muchos Ayuntamientos se subieron al carro del senderismo (por cierto, una moda en auge) y después han perdido por completo el interés y han pasado del mantenimiento de los caminos. Y algo parecido se puede decir de la Diputación, que ya se cargó aquélla excelente página de Senderos de Bizkaia, como contamos en su día. Por supuesto, también hay excepciones, claro, como este PR de Grazal en Sodupe (en la foto), bien conservado y señalizado.

Dirán que es la crisis, la falta de fondos, pero yo sigo pensando que marcar y dejar transitable un sendero de cinco, ocho o diez kilómetros no requiere apenas ninguna inversión ni mucho trabajo. Y, poniendo algo de interés, tampoco costaría mucho que las instituciones velasen porque se conserven recorridos homologados, que se consideran oficialmente como 'instalaciones deportivas'. Es una lástima, pero parece que buena parte de todo esto puede desaparecer por simple desidia.

Artxanda recycling

Miedo nos da cuando desde los poderes públicos se arrancan con iniciativas destinadas a ‘mejorar’ nuestros montes. Ya hemos hablado aquí de aquel disparatado proyecto de hormigonar las pistas del Pagasarri, y también hemos defendido que lo mejor que pueden hacer es dejar el monte en paz, y a lo sumo limitarse a limpiar y conservar lo que tenemos.

Lo último en este aspecto es casi de anteayer: el pleno del Ayuntamiento de Bilbao acordó el mes pasado elaborar un Plan Integral de Regeneración de Artxanda, destinado entre otras cosas a reducir el tránsito de vehículos e impulsar la zona para actividades deportivas y de ocio. Como se ve en este enlace a la noticia, se hace referencia más concreta a la zona de los restaurantes, y se comenta la necesidad de mejorar la seguridad en la carretera.

Para cualquiera que conozca un poco Artxanda es evidente que la zona más alta es la que presenta un deterioro mayor. Entre la cima y la carretera que baja a Sondika, es decir, en las cercanías del campo de fútbol, se concentran varios restaurantes que tuvieron sus años de gloria, pero hoy languidecen, cuando no se encuentran por completo cerrados (Parrilla) o en estado de abandono total (San Roque). Por cierto que, aunque varios de estos edificios pertenezcan al Ayuntamiento, los terrenos se encuentran en el municipio de Sondika, así que no sé hasta qué punto Bilbao tiene mucho que decir en el tema.  Hay además viales para coches que no tienen razón de ser, varios edificios fantasmales sin utilidad desde hace décadas, zonas de juegos infantiles totalmente degradadas, y espacios verdes abandonados a su suerte. Estos lugares merecerían efectivamente un buen repaso y, ya que están urbanizados de forma irreversible, podrían reciclarse a ese concepto de parque periurbano que tanto mola a los políticos.

Pero, pese a lo modesto de su perfil y los años de maltrato de su superficie, Artxanda también guarda algunas zonas que más o menos se han mantenido fuera del alcance de los coches, la maquinaria y los diseños municipales: hablamos de algunas localizaciones en las laderas sur (la que mira a Bilbao) y norte (Txorierri), manchas aisladas de bosquecillos –algunos utilizados como picaderos-, Potongo, Guardaviñas o Pikotamendi. Harían bien las autoridades municipales en mantenerlos limpios respetando sin más la fisionomía de lo poco que queda de natural en nuestra colina.  

Y si quieren notoriedad, les ofrecemos algunas ideas sobre zonas olvidadas donde sí merecería la pena actuar para permitir su disfrute, ahora imposible: monte Banderas, Ugasko, o la inexistente conexión peatonal Santo Domingo-Monte Avril, zonas intransitables de gran valor paisajístico, o inaccesibles por efecto de antiguos usos, o con rutas senderistas interrumpidas por fincas o carreteras. Muchos lugares susceptibles de mejorar sin tener que tocar lo que, pese a todo, se ha conservado.


Adiós al parque

Y, siguiendo con la iniciativas públicas y parecida localización, parece ser que este año se iniciará la demolición del viejo Parque de Atracciones, situado en la ladera de Eperlanda, al pie del Ganguren. Esta noticia de ETB lo comenta, con video incluido sobre su pasado y presente.

Cabe plantearse si la ubicación del Parque era la más adecuada teniendo en cuenta la meteorología de la zona, o si se le pudo dar algún uso lógico tras su cierre. Pero, al margen de consideraciones nostálgicas para los que lo conocieron en su apogeo, se plantea ahora qué hacer con esa enorme extensión. Lo primero será eliminar las fantasmagóricas instalaciones que llevan veinticinco años en desuso y anular la posible contaminación del suelo por restos de materiales, que seguramente no serán inocuos.

Después, tampoco está claro qué se hará. Se puede pensar simplemente en recuperar el entorno, dejando que la naturaleza lo vaya asimilando. Sería quizá lo mejor -y más barato-, considerando que se encuentra en una zona relativamente bien comunicada y donde no abundan las áreas naturales bien conservadas. Pero dudo mucho de que los políticos, si los fondos lo permiten, se resistan a introducir novedades en forma de parques, zonas deportivas o cosas similares. Es una extensión muy amplia en un lugar muy visible, y por tanto el corte de cinta puede ser muy apetecible para los intereses electorales, así que igual hay que irse preparando.

Parece que es muy difícil admitir que se cometió un error montando una instalación así en este emplazamiento y ahora sencillamente lo eliminamos y reponemos el entorno a su estado anterior, el monte recupera lo que es suyo, y lo dejamos estar. Veremos lo que pasa, pero puede que haya que estar atentos a que no se cometan nuevas tropelías.

Misterios sin resolver (V)

Y terminamos con uno de nuestros Misterios. Admitamos que la foto es chunga, pero prestemos un poco de atención. Se diría que es el helipuerto de una base militar en el norte de Siria, pero si observamos bien, se distingue un círculo con la hierba pelada, y por la izquierda, un pequeño graderío y una caseta. 

Lo pongo facilito: es un campo de beisbol, ya saben, ese deporte difícil de entender, que sale en todas las pelis de niños que se superan a sí mismos, y en cuya afición coinciden ciudadanos de países con tan poco en común como Estados Unidos, Cuba y Japón. Alguno dirá: ah, pero en Euskadi hay campos de beisbol? Pues oiga, que sepamos, al menos hay uno, y es éste. Pero con ser inusual semejante instalación deportiva en nuestro suelo, más extraño aún es dónde está localizado: es un lugar un poco a desmano de todo, mal comunicado y batido por los vientos… Aunque, eso sí, con unas vistas excepcionales.

Bueno, que son demasiadas pistas. Los que conozcan un poquillo la zona seguro que lo identifican a la primera, y no estaría mal que nos comentasen algo sobre la historia de equipamiento tan singular. 


martes, 1 de marzo de 2016

Amillondo

El hermoso valle de Atxondo (o Arrazola) limita por el sur con un pequeño cordal que se desprende del collado Zabalandi avanzando hacia el Este, donde enlaza con el macizo de Udalaitz. Esta alineación montañosa en forma de ‘U’ tiene su culminación en Tellamendi, en cuya falda meridional se extiende el valle de Aramaio, ya en territorio alavés.

Desde la vertiente vizcaína, diversos caminos nos aproximan a esta zona, el más popular de los cuales conduce al emblemático Besaide. En esta ocasión proponemos una ascensión hacia la menos conocida cumbre de Amillondo, cercana a las espectaculares paredes del Anboto, cuya imagen nos acompañará durante buena parte de la ruta.           

                DISTANCIA: 7,5 km.  
            DESNIVEL: 525 m.  (250-775)  
DIFICULTAD: Media-Baja 7 (5-2-0)
ITINERARIO  (ida y vuelta)  Inicio y final: El Tope (Arrazola-Atxondo)
            VIAS: Carretera, pista de tierra, sendero, campo a través
            VIAS: Pista de tierra
ACCESOS: Desde Bilbao, autopista dirección San Sebastián Salida 88 Iurreta-Durango. Se toma la N-634 en la misma dirección. Seguir a la derecha la BI-636 en dirección Elorrio, pasando Abadiño y Muntsaratz hasta Apatamonasterio. En el cruce seguir BI-4332 dirección Arrazola (derecha) hasta el final de la carretera. Bizkaibus a Durango A3915, 3923 y 3933. De Durango a Arrazola A3913
ENLACES CON Vía Verde de Arrazola 
TRACK: Wikiloc
Más información:
Guía Cartográfica de Bizkaia mapa 59 (inicio)




                       
Inicio del camino (izda.) en El Tope
En el lugar denominado El Tope finaliza la carretera que viene de Apatamonasterio tras recorrer todo lo largo del valle. En este punto tenía su fin (o su inicio, según se mire) el recorrido del tren minero que acarreaba el mineral desde las faldas de los montes que vamos a recorrer, y ahora tenemos ahí situada una pequeña y concurrida área de picnic. Con un pequeño aparcamiento y un bar próximo, es también lugar de inicio de excursiones por los alrededores, y desde ahí partiremos en esta ocasión. Estamos además justo bajo la imponente cara Este de Anboto, perspectiva que sin duda debe estimular nuestro ánimo montañero.

Desde el parking avanzamos (sur) por amplio camino de tierra que continúa el trazado de la Vía Verde. Enseguida nos daremos cuenta de que abunda el barro y los encharcamientos, y más vale que nos acostumbremos porque todos los senderos de la zona –sombríos y mirando al norte- presentan esta característica durante casi todo el año. En unos metros, dejamos por la derecha varias pequeñas granjas medio ocultas entre los árboles (Txabolondo), junto al cauce del arroyo Arrazola.

Una vista del sendero
Cruzamos un paso canadiense e ignoramos todos los desvíos que se nos presentan por la izquierda. En una BIFURCACION, un cartelito indica hacia la izquierda la dirección al Besaide, pero nosotros continuamos por la derecha. Vamos siguiendo más o menos el curso de otro regato, de los varios que corren por estas laderas, y en el siguiente cruce, giramos a la izquierda, atravesamos el cauce sobre una hilera de piedras y seguimos, siempre por pista de tierra, amplia y cómoda, y sin desnivel apreciable. El arroyo sigue por la derecha tras un vallado.

Seguimos subiendo, siempre entre pinos y siempre por la pista, con una pendiente que se va volviendo más acusada. El firme presenta a veces lajas de roca que afloran, algo resbaladizas, y rodadas de camiones, que resulta difícil explicarse cómo pueden subir y bajar por aquí. Como ocurre en la subida al vecino Besaide (que queda por la izquierda, unos cuantos metros más arriba), las rampas se van haciendo cada vez más
Andasto, entre los pinos
potentes, y el camino puede resultar algo aburrido, en un entorno bastante monótono bajo los omnipresentes pinos.

En unos minutos tenemos las primeras vistas sobre la imponente mole rocosa del Anboto –siempre que no se vea cubierta por la frecuente txapela de nubes-, y aquí aprovecho para hacer una precisión sobre el track. Tengo la intuición de que ésta es una zona de sombra para el GPS, porque es fácil perder la señal y tener la impresión haber perdido el rumbo de forma repentina. Así que, si siempre dejamos constancia de que el aparatito debe servir sólo de ayuda ocasional y no hay que seguirlo a ciegas, en el entorno en que nos movemos es especialmente importante no fiarse mucho, y debemos prestar atención a la orientación que queremos llevar y hacia dónde queremos ir.

Anboto, desde el refugio
Y por fin cambiamos un poco de ambiente: atravesamos otro paso canadiense y pasamos junto a una caseta (creo que es la TXABOLA de Eskui), en un paraje que en algún sitio he visto denominado como Coto Latre, más o menos en la zona donde abandonamos territorio vizcaino y nos adentramos en Alava. Tras otro tiro de cámara, algo diferente, sobre Anboto y su escolta Andasto, volvemos de nuevo a la pista y al pino.

En la siguiente bifurcación tiramos por la izquierda, el camino que más sube, y ahora tenemos una visión fugaz de Udalaitz, que nos mira desde oriente. Tras otro tramo de subida, con parecidos desniveles y el mismo camino, encontramos un rellano donde se asienta el REFUGIO de Eskuisaba, un edificio de buenas dimensiones y rodeado por una campita vallada. Buen lugar para echar un trago y admirar las fantásticas vistas que se nos han abierto: Anboto por el Oeste, el valle de Atxondo al norte, y Udalaitz por el este, una maravilla.

Llegando al cruce,
y camino de vuelta (dcha.)
El refugio se encuentra sobre una lomada que se desprende del cordal, y ahora toca seguir subiendo. En unos minutos salimos a zona abierta, y el camino se bifurca en varios, claramente destinados a las talas. Como hecho dicho otras veces, en estas zonas de explotaciones forestales es fácil que tanto los caminos como los paisajes cambien radicalmente en poco tiempo: se abren nuevas vías y lo que es un arbolado frondoso desaparece en una matarrasa. Así que, una vez más, conviene no perder la orientación, porque las indicaciones que damos pueden quedar obsoletas de un día para otro. De todas formas, en esta INTERSECCIÓN tenemos por la derecha un camino largo y recto que asciende pegado a la ladera (que ignoramos, reservándolo para la vuelta), y otro que sube por la izquierda, con pendiente moderada hacia un nuevo pinar, que es el que tomamos. 

Poco después se vislumbra por la izquierda un pequeño promontorio rocoso. Para culminarlo es más sencillo pasar de largo unos metros, ignorando un primer sendero que sale por la izquierda y tomando el segundo, más amplio (DESVIO), que retrocede unos metros y sube directo hacia el roquedo. Nos aproximamos por un amable pasto montano con alguna roca aislada y, sin ningún tipo de dificultad, alcanzamos la atalaya. De nuevo tenemos una panorámica espléndida, con los mismos protagonistas que la del refugio aunque más amplia, incluyendo el cercano Tellamendi, con su esbelta cruz. Hasta nos atrevemos con un minivideo, con las nubes penetrando a ojos vista junto a Udalaitz:




Por cierto, que no hemos encontrado que este promontorio donde nos encontramos tenga ningún nombre, lo que resulta extraño, porque es un accidente bastante llamativo, al menos desde las cercanías.

Ya estamos cerca. La cima que constituye nuestro objetivo la encontraremos con sólo seguir la cresta por su cota más alta, entre prados y pinos, o bien regresando a la pista anterior para abandonarla en unos 200 metros, remontando por la izquierda hacia el alto. De una u otra forma, accedemos así a la cumbre que venimos buscando (AMILLONDO, 775 m.) Y aquí hay que hacer no una precisión, sino una confesión: en su momento no fuimos capaces de encontrar el p… buzón. Ha sido un único intento, con prisas por el mal tiempo, nos habremos quedado a cuatro pasos, vale, pero hay que dejar claro el pequeño fracaso. Tampoco es la primera vez (hay por ahí un par de agujeros más), pero la verdad es que fastidia un poco. Así que, bueno, la foto la hemos tomado prestada de nuestro colega Pisakampas.

Ipiztekoarriaga y Orixol
Podríamos descender continuando entre árboles y matorral en dirección sur, pero parece preferible tirar hacia la derecha para regresar a la pista que bordea la cima. Así seguimos en la dirección que traíamos (SW) y en cosa de 100 metros accedemos al collado de IPIZTEKOARRIAGA (topónimo que evoca la leyenda de un obispo allí asesinado). Es un espacio abierto y cruce de caminos, con una borda y buenas vistas por la derecha hacia Orixol e Ipizte. Un poste con señales direccionales indica las opciones que tenemos cercanas:

VARIANTES: Hacia la izquierda (Este) un cómodo camino por el cordal nos lleva hasta Tellamendi en cosa de 15 minutos (conociendo el terreno y con tiempo, se puede cerrar una bonita circular continuando hasta Besaide para volver desde allí al valle); y por la derecha, en unos 2,5 km. nos plantamos en las campas de Zabalandi, al pie de Ipizte y, sobre todo, de las soberbias paredes de Anboto.  

Nosotros giramos a la derecha, tomando en suave descenso una amplia pista, de nuevo entre pinares, aproximadamente paralela y en dirección contraria a la de subida. Enseguida vamos a tener una nueva perspectiva sobre Anboto, con la particularidad de que desde aquí apreciamos con toda claridad la cueva de Mari y su acceso, como se ve en la foto.

Accedemos entonces al camino de ladera que antes dejamos de lado, y en el cruce INTERSECCIÓN tomamos ya el camino por el que habíamos subido. Volvemos hacia nuestro punto de partida, teniendo siempre en cuenta que en los tramos más empinados el sendero puede resultar bastante resbaladizo, y en la parte más baja presentará zonas con bastante barro.