domingo, 25 de julio de 2021

Andasto

Por muchas veces que uno vuelva a visitar el valle de Atxondo nunca deja de asombrarse ante tanta belleza. El blanco deslumbrante de Anboto y su cordal contrasta con el verde que envuelve el fondo del valle, y pequeños núcleos o caseríos aislados salpican el paisaje con sus chimeneas humeantes. Entre esos barrios, Arrazola es, aparte del de mayor entidad, el más fotogénico, arrellanado bajo la colosal mole blanca de uno de nuestros montes más emblemáticos.

Pocos lugares puede haber más apropiados para iniciar una ruta montañera, aunque sea modesta y sencilla como la nuestra. Y el recorrido va a estar perfectamente a la altura del entorno: en una tranquila mañanera, sin dificultad técnica y con esfuerzo muy moderado, caminamos a la sombra del gigante y disfrutamos de magníficos bosques y paisajes espectaculares.

  • DISTANCIA: 8 kms. 
  • DESNIVEL: 610 m. (237-822) 
  • DIFICULTAD: Media-Baja 8 (5-3-0)           
  • ITINERARIO (ida y vuelta)  Inicio y Final: Arrazola (Atxondo)
  • VIAS: Camino asfaltado, pista de tierra, senderos, karst
  • ACCESOS: Desde Bilbao, autopista dirección San Sebastián Salida 84 Elorrio-Abadiño. Se toma la N-636 hasta Apatamonasterio, y ahí BI-4332 hasta Arrazola (parking junto a la iglesia). Desde Durango, Bizkaibus A3913 hasta Arrazola.
  • TRACK
  • ENLACES CON: IpizteVía Verde de Arrazola 
  • Más información:
            Mendikat
            Menditxiki
            El Correo (primera parte)
            Ana Lentijo (id.)
           Guía Cartográfica de Bizkaia mapa 59 (excepto cima)
           IGN MTN50-0087 Elorrio





Arrazola
En Arrazola ‘montañero’ es un epíteto, un adjetivo innecesario por tan obvio. En este pequeño pero hermosísimo barrio nos encontramos justo al pie de Anboto, como si fuese el decorado de un escenario. Pero es real, y de inmediato nos damos cuenta respirando el ambiente de los mendizales que se preparan para partir hacia los caminos y las cumbres que se ven tan próximas. De verdad que merece la pena venirse aquí, mejor de buena mañana, aunque sea solo para ver, aunque ni siquiera tengamos planeado echar a andar. Seguro que luego apetece.

Vean si no: para empezar tenemos tres imágenes importantes: de frente, el propio Andasto hacia donde nos dirigimos, aunque no la cima, sino la ladera arbolada que le precede; por la derecha, la imponente mole de Anboto, cuya sola compañía hace emocionante la marcha; y las marcas blanco-amarillas del PR BI-85, una espectacular circular que, sin alcanzar ninguna cima, rodea el macizo desde Atxarte. Estas marcas, impecablemente colocadas, harán muy cómodo el camino e innecesario el GPS. Desde nuestro punto de inicio vamos subiendo suavemente por carretera, pasando junto a sucesivos y espectaculares caseríos: Goiko Azpiko, Iturritza (el último) y otro con un porche sostenido por dos enormes bloques de caliza de una pieza.

Andasto e Ipizte

Udalaitz
En el primer cruce con señales desechamos el camino de la derecha y seguimos de frente, todavía por carretera, a veces sombreada, y con alguna vista sobre el cordal de Alluitz y la cresta cimera de Udalaitz, que luego veremos mejor. Podríamos apurar unos metros más en coche hasta un pequeño especio en el interior de una curva o hasta donde finaliza el asfalto, donde también se podría aparcar con cuidado. Seguimos ahora por pista de tierra junto a un vallado, con Andasto de frente e Ipizte que asoma sus contrafuertes un poco más a la derecha. Según gira suavemente el camino, divisamos ya el impresionante espolón de Eskilar, e incluso algo más adelante podremos ver el Ojo. 

Espolón de Eskilar

El camino se revira un poco: tras cruzar un paso canadiense hay que girar a la derecha, luego a la
izquierda junto a un depósito de aguas, y lo mismo en una bifurcación tras pasar una puerta metálica. Pero las marcas nos llevan por el buen camino sin lugar a dudas. La pista se convierte en un camino que poco después pasa a ser sendero, ya dentro de un pinar. Es una característica estupenda de esta ruta: empezamos en carretera y terminamos en karst, tras pasar por caminos cada vez menos urbanos y más montaraces. Y el entorno progresa igualmente de lo más humanizado a lo más abrupto y solitario. O sea, cada vez más bonito, lo que no ocurre siempre.

Por la calzada

El sendero, siempre con pendiente moderada, es montañero y agradable, y se va haciendo cada vez más pedregoso hasta quedar cuajado de rocas, sin que se sepa si es totalmente natural o estamos ya en cierta calzada construida en su día para conectar esta zona con Aramaio. Siempre con la compañía de Andasto (ahora a la izquierda), Anboto (derecha) e Ipizte (de frente), el paisaje aumenta otra vez su belleza, internándose entre hayas junto al arroyo Errekaundi, un lugar sombrío y maravilloso. Cruzamos el  riachuelo y salimos a campo abierto para enfilar la garganta tallada por el curso del agua, que separa a nuestro monte del gigante vecino.

Hayedo

Desfiladero hacia Ipizte

Aunque en ningún momento dejamos de ascender, siempre en dirección hacia Ipizte, este camino resulta sumamente agradable, recibiendo un airecillo fresco y con permanentes vistas hacia las colosales paredes de Anboto. Cruzamos de nuevo el río, después una valla, y nos dirigimos otra vez a terreno más arbolado. Enseguida aparecen más hayas, que ya nos acompañarán casi hasta la cima. Es un lugar fantástico, que inevitablemente recuerda a Otzarreta, aunque más salvaje y menos ‘de postal’, y es también el único punto en que se echa de menos alguna marca más: hay que realizar un amplio giro a la izquierda, para lo que puede servir de referencia un enorme tronco abatido tras el cual debemos realizar la curva. Tras un nuevo cruce de arroyo y una zona despejada, empezamos a ascender las zetas de la parte final. Más o menos por aquí abandonamos Bizkaia para penetrar en Alava, por donde continuaremos hasta el final.

Últimos giros

Esta subida es una delicia. A la sombra de hermosas hayas vamos describiendo un zigzag, con un vallado por la izquierda. Se podría atajar muy fácilmente, pero acortaríamos un paseo mágico y relajante con imágenes y formas llamativas a cada paso. Llegamos así a lo que claramente es el pequeño cordal que une Andasto con el acceso a Zabalandi, hasta alcanzar un claro con otra cruz de señales que nos lo confirma, con la increíble pirámide cimera de Anboto –foto tantas veces repetida- justo de frente. Ahora abandonamos el PR y tenemos que girar a la izquierda (norte) para buscar la cima. Es el primero de los promontorios rocosos que se desprenden hacia el fotogénico espolón que se asoma hacia el valle, con la fantástica silueta de Udalaitz al fondo.

Cruce de caminos

Nos aproximamos hacia el montículo calizo por terreno abierto, con un hermoso árbol a la izquierda, y nos encontramos con un talud de tres o cuatro metros: se podría atacar de frente por una pequeña hendidura muy visible, pero casi es preferible flanquear unos metros hacia la izquierda, siguiendo una trocha en la hierba y perdiendo unos pocos metros hasta llegar a la cola del lapiaz, donde un hito de piedras nos indica el punto
Llegando arriba

adecuado para subir. Como en todos los terrenos de estas características (mixto), hay que ascender con cuidado, aunque no hay hendiduras muy profundas, y dirigirnos hacia el pequeño arbolado que hay arriba, dejándolo por la izquierda. Unos pocos metros de progreso cauteloso, y ya estamos en la cima (ANDASTO, 822 m.)

Nos espera un panorama impresionante. Tras el espolón antes citado, emerge el soberbio Udalaitz, y a su derecha el cordalito que reúne a Betsaide y Tellamendi (con su cruz) hasta Ipiztekoarriaga, camino de Aramaio. Hacia Gipuzkoa (oeste), distinguimos sin problema e Txindoki y el macizo de Aizkorri. En el lado contrario, la mole de Oiz detrás de los valles de Atxondo y el Duranguesado. Y, por supuesto, los dos compañeros que nos han guiado durante la ruta: el espléndido Ipizte y naturalmente Anboto, en todo su esplendor, la joya de la montaña de Bizkaia.

Anboto, en modo pirámide perfecta

Ipizte

A partir de aquí, depende de cada cual, pero si queremos algo más de monte una opción muy obvia es el cercano Ipizte, al que se llega a partir del cruce señalizado en dirección a Zabalandi, y cuya ascensión describimos en la entrada que se enlaza arriba (ojo, que es un monte pequeño pero potente). Y en plan más suavito, de vuelta al valle podemos completar con un paseíto por la Vía Verde hasta El Tope o hasta Apata, muy recomendable cualquiera de las dos opciones.

Seguramente hemos utilizado en esta entrada más adjetivos grandilocuentes de los habituales, pero es que el recorrido lo merece. Cuatro kilómetros de subida y otro tanto de bajada: no se lo piense usted y busque hueco para hacerlo. No se arrepentirá. 







domingo, 14 de marzo de 2021

Aguilatos

En la parte más oriental de las Encartaciones, donde el Kadagua ya enfila el tramo final hacia la ría de Bilbao, Sodupe (municipio de Gueñes) ocupa un estrecho espacio rodeado de algunos de los montes más emblemáticos de la zona: Eretza por el norte y Gallarraga hacia el Este levantan sus imponentes perfiles invitando a aventuras montañeras al tiempo que dan carácter al paisaje que se divisa desde el casco urbano. De manera que estamos en uno de esos lugares estratégicos de los que parten numerosas rutas de distinto calibre.

En esta ocasión optamos por un destino más bien modesto, un ascenso bastante asequible al Aguilatos, cima digamos secundaria aunque con excelentes vistas que nos permite conocer parte de este entorno y quizá servir de aperitivo para objetivos más ambiciosos. 

  • DISTANCIA: 8,1 kms.
  • DESNIVEL: 610 m. (56-667)
  • DIFICULTAD: Media-Baja 11 (6-3-2) Rampas del 30%/Desnivel continuado
  • ITINERARIO (ida y vuelta) Inicio y final: Sodupe
  • VIAS: Pista de cemento y tierra, senderos
  • ACCESOS: En coche, desde Bilbao, BI-636 (autopista) dirección Balmaseda, salida Sodupe. Se sigue un tramo por la general y se gira a la izquierda hacia el centro urbano, cruzando un paso a nivel. Bizkaibus A-0651 (Termibus) hasta Iorgi o Sodupe-Geltokia. FEVE Bilbao-Santander (Concordia) parada Sodupe.
  • TRACKWikiloc
  • Más información: 
    • Mendikat 
    • Guía Cartográfica de Bizkaia mapa 41
    • IGN MTN50-0061 Bilbao


La iglesia y el Eretza

Sodupe es uno de esos pueblos que nos gustan, limpio y tranquilo, con su iglesia y sus zonas de bares (igual de apetecible para potear al mediodía, tomar un agradable café por la mañana o unas animadas cervezas por la tarde), su estación de tren (que eso siempre mola mucho) y no uno, sino dos ríos (o un río y su afluente) que siempre alegran el corazón. Junto a su cauce caminaremos precisamente unos metros antes de empezar a subir a este monte algo extraño, pequeño, siempre a la sombra del colosal Gallarraga, pero fácilmente identificable desde la distancia.  

El río y Gallarraga al fondo
En los alrededores de la plaza, junto a la iglesia de San Vicente Mártir, es donde fijamos el punto de partida. Suele ser posible aparcar por la zona sin mucho problema si hemos venido en coche, y el transporte público también nos dejará a unos pocos pasos. Tras la torre de la iglesia ya se observa la cima del Eretza, cuyo perfil nos acompañará la mayor parte del camino, y de inmediato tenemos también a la vista el afilado Gallarraga y a su izquierda el más modesto Aguilatos hacia donde nos encaminamos. Pasando junto a la iglesia, hay que dirigirse por la parte trasera hacia el río que no sé si es Herrerías o Izalde, y que poco más abajo verterá al Kadagua. Cruzamos un puentecito para dirigirnos al barrio de Elubarri, para lo cual nos ayudan unos carteles, primero blancos y luego verdes, que nos indican la dirección correcta, girando dos veces a la derecha para enfilar paralelos al río.

Barrio de Elubarri
Pasamos bajo un puente, con la silueta del Lizaso al fondo, y en este rincón podemos detenernos a contemplar los patitos y escuchar el croar de las ranas que habitan en el cauce. Nada más pasar bajo este puente hay que girar a la izquierda, con otro cartel indicado del barrio bien visible. Y aquí empezamos a ascender sin que encontremos prácticamente ningún reposo hasta la cima (claro, subimos unos 600 metros en un trayecto de menos de cuatro kilómetros, lo que da una pendiente media por encima del 20%). Elubarri es un barrio curioso, con casas de dos alturas flanqueando la respetable cuesta y un pequeño mirador desde el que naturalmente volvemos a disfrutar del poderoso perfil del Eretza. Tras un ligero el camino pasa bajo la carretera y, tras perder algunos metros más, viene a dar a un rincón junto al acceso a la autopista, donde cruzamos sin verlo el arroyo Miñaur, junto a grandes pilas de troncos cortados. 

Camino por la Moriza
En este punto hay dos caminos de cemento que ascienden por la derecha, de los que hay que coger el segundo. El desnivel es potente, pasamos bajo una tubería que forma un sifón que salva en barranco y, tras un par de giros entre sol y sombra, finaliza el cemento y nos encontramos ante dos puertas metálicas, en la zona conocida como la Moriza. Cualquiera de las dos nos lleva al mismo punto, la primera más directamente aunque atravesando un prado con riesgo de molestar a los animales (o de cabrear a algún perro pastor), la segunda (izquierda) dando un pequeño rodeo por terreno más llano. Atravesando esta segunda puerta, quizá más recomendable, y dejándole cuidadosamente cerrada, continuamos por camino algo herboso, giramos a la derecha bordeando la finca anterior y pasando junto a un tendido eléctrico. 

Rampa y Gallarraga
El camino se reúne con otro que también sube, junto a un cartel que indica la dirección a Sodupe, que será útil al bajar. Tomamos por tanto la pista que sigue subiendo, pasando ahora un par de curvas por terreno más soleado, y dejando a la derecha otra alambrada. Más o menos debemos haber entrado en terreno alavés (Okondo), en ese raro entrante que alcanza hasta el Kadagua. Hay un extraño claro por la derecha, con roca oscura (seguramente, arenisca), un buen número de madroños, y unas flores amarillas de largo tallo que parecen flotar. Aunque por la derecha podemos atajar un trecho, es más sencillo seguir la pista describiendo un par de curvas. Ya se ve que hemos ganado altura, el pueblo queda ya muy abajo, pero todavía nos queda bastante, y el terreno es ahora más o menos abierto y el camino pedregoso y algo incómodo.

Continuamos ahora por camino de nuevo verde y más sombrío, que gira a la derecha, pasamos junto a una bañera-abrevadero, cruzamos un regato afluente del Miñaur y pasamos una puerta para ir a dar a otra pista, que naturalmente sigue subiendo. Aquí aparece el fantástico perfil del Gallarraga, oscuro y lejano, impresionante, y el tramo que nos espera recupera una pendiente considerable con abundante piedra suelta. 

En la primera bifurcación, ya junto a un pinar, tiramos por la izquierda. Sin dejar nunca de subir, dejamos un camino que sale por la izquierda y afrontamos el último tramo más potente. Tras un giro cerrado y unos metros llanos, picamos de nuevo para arriba en lo que puede parecer la última pala… pero no lo será. Curiosamente, ahora debemos estar de nuevo en Bizkaia. Termina el arbolado y salimos a un claro junto a un pequeño cierre metálico con otra estupenda vista sobre el norte (Eretza y Ganeroitz). Pero lo que parece un cómodo cresteo llano exigirá un último aunque muy moderado esfuerzo. En DESVIO tomamos una sendita que progresa entre helechos y, ahora sí, alcanzamos finalmente la cima (AGUILATOS, 667 m.), en cosa de hora y media, puede que algo más.

Cima, con los gigantes al lado

Vista al Noroeste

Sodupe, allá abajo






Desde esta afilada arista, con rocas planas que caen hacia el interior, las vistas son espectaculares: Gallarraga y Ganeko forman un conjunto imponente y por el lado contrario el Eretza, Ganeroitz, Mendibil y el Abra al fondo; hacia el Oeste, Sodupe ya muy abajo y las Encartaciones, donde se distingue bien Ubieta, y al fondo Tologorri, Castro Grande y los montes de la Peña.

La bajada la hacemos por la misma vía, con dos únicos temas a destacar: andarse con algo de cuidado en los tramos más pedregosos (dar con el culo en estos terrenos no hace demasiada gracia) y procurar no perder el camino principal a no ser que tengamos muy claro a dónde nos llevan los atajos, porque la zona está repleta de caminos en distintas direcciones y podemos meternos un buen rodeo sin darnos cuenta. De todas formas, si hacéis uso del track hay un par de variantes por las que se puede optar.

Lo cierto es que esta subida al Aguilatos se plantea casi siempre como la parte inicial de rutas más exigentes (por desnivel y por longitud) hacia el Gallarraga y/o Ganeko, incluso de travesías hasta el mismo Bilbao. Cosas de un nivel bastante más alto que el que manejamos en este blog, pero que puede que en algún momento nos animemos a presentar aquí.