viernes, 24 de abril de 2020

Serantes desde Kabiezes

El Serantes es un monte indisolublemente ligado al municipio de Santurtzi, un núcleo urbano recostado entre la falda del monte y el mar, como pocos de su tamaño. De forma que las calles de la vieja aldea pesquera son como un puente entre el verde y el azul. Ello a pesar de que aproximadamente la mitad de la superficie del Serantes pertenezca al vecino Zierbena, también de vocación marinera y algo más montañero.

Así que gracias a su privilegiada ubicación (o por su culpa, según se mire), el Serantes es un monte sumamente humanizado: no solo congrega numerosos paseantes y una curiosa romería el Lunes de Pascua, sino que reúne varios fortines y un pequeño castillo, lo recorren una línea de alta tensión y una larga pista, y es sede de una magnífica prueba montañera que le vincula a los pequeños y muy próximos Luzero y Montaño.

No tendrá por tanto el encanto de una naturaleza salvaje o exuberante, pero pocos montes pueden disfrutar de panorámicas más espectaculares.

            DISTANCIA: 6,30 kms. (solo cima) / 8,5 km. (alternativa)
            DESNIVEL: 390 m. (62-452) CENTENARIO - Techo municipal (Santurtzi)
DIFICULTAD: Solo ascensión: Baja 6 (3-2-1)  Rampas del 30%
                      Alternativa: Media-Baja 8 (3-3-2)  Rampas del 30% - Zonas de peligro
            ITINERARIO (ida y vuelta, o circular)  Inicio y Final: Metro Kabiezes
            VIAS: Urbanas, carretera, pista de tierra, senderos
ACCESOS: Desde Bilbao, autopista a Santander salida Santurtzi-centro. En la primera rotonda se gira a la derecha y se sube hasta la segunda, donde se encuentra el mercado de Kabiezes. Bizkaibus A-3151 parada Kabiezes. Metro Kabiezes.
TRACK: Wikiloc
ENLACES CON: Serantes desde Valle 
Más información:
Guía Cartográfica de Bizkaia mapa 14
IGN MTN50-0061 Bilbao y 0037-Algorta




Aunque la boca de metro de Kabiezes (salida Lauaxeta) queda más cerca de la ruta que vamos a seguir, tomamos como referencia la rotonda de Kabiezes (mercado y parada de bus) por ser más próxima a cualquier medio de transporte que vayamos a tomar (por cierto, no es buena idea venir aquí en coche, porque el aparcamiento es una aventura casi imposible. Estáis advertidos).

Esta excursión tiene dos partes bien diferenciadas: lo que es propiamente la ascensión a este monte (o sea, subir y bajar por el mismo camino), y una prolongación en la que recorremos parte del cresterío y volvemos por senderos un poco más complicados. Como las dos partes son independientes, y entendemos que pueden ser aptas para distintos tipos de aficionados, las exponemos por separado, y cada cual que se sirva a su gusto.

La ascensión

Los últimos caseríos
Justo al lado de la rotonda de Kabiezes, empezando a bajar hacia el centro de Santurtzi, unas escaleritas llevan a una especie de parque con unos columpios, y en cuanto las subimos ya se ve la tapia y las torres de iluminación del campo de fútbol de San Jorge, que es hacia donde hay que ir, siguiendo la calle Pajares. Pasamos junto al campo y seguimos subiendo, ahora junto al instituto de FP San Jorge, y más adelante otro centro educativo, dejando todo ello por la derecha. Todavía se puede ver (izquierda) alguna de las viejas casitas que poblaban estas laderas hace unas décadas. Nada más pasar el último colegio bajamos ligeramente, siempre por carretera, para volver a remontar unos metros en dirección a un edificio verde, que es la residencia Nuestra Señora de Begoña. Justo antes de llegar, con la finca ‘La Ponderosa’ por la derecha, hay una bifurcación donde, junto a unos contenedores, tenemos que tirar hacia la izquierda para pasar por el barrio de El Villar.

Inhóspito
Tras dejar atrás las últimas casas, enfilamos hacia algo llamativo: una amplísima estrada, pedregosa y en moderado ascenso, que canta una barbaridad si lo miramos en el Google Earth, y se diría que es lo que queda de alguna infraestructura que no llegó a terminarse. Se inicia en una especie de explanada donde aparcan algunos coches y hay una finca por la izquierda. A partir de ahí es un camino ancho y desnudo, con lajas y piedra suelta, y con pendiente no muy fuerte, que se puede superar mejor por un senderito por la izquierda. Sin darnos cuenta, pasamos sobre la salida de la autopista hacia el puerto. Son aproximadamente 400 metros de camino recto, al cabo de los cuales ya hemos ganado suficiente altura como para ver la cima –que no perderemos casi en ningún momento- y tener a la espalda alguna perspectiva sobre los montes de Triano, Ugaldebieta y Gallarta.

Nuestra cima
Con alguna señal que indica la dirección hacia el Serantes (son pequeñas, pocas y no muy visibles), el camino se estrecha y gira a la derecha, pasando junto a la tapia de otra casa y un vallado de madera, atravesando el cual (derecha) llegaríamos hasta el polvorín del Mazo, asentado en una colina encima del barrio de Mamariga. Llegamos a un punto (TORRE) donde debemos girar a la izquierda; en realidad, el camino describe el giro, pero puede atajarse por el interior, siempre a escasos metros de una torre eléctrica, que nos debe servir de guía sobre todo a la vuelta, porque hay numerosos caminos en todas direcciones. Tras coincidir unos metros con los postes de una conducción de gas, pasamos ahora a un senderito de tierra que enfila directamente hacia el cono superior del monte, pasando junto a bonitos espinos en flor. Según miramos a la cumbre, distinguimos a la izquierda el vistoso resalte rocoso por el que pasaremos a la vuelta (si tomamos la alternativa que luego se explica).

El Abra, puerto y Punta Galea
Vamos poco a poco cogiendo metros, y el camino se estrecha y se ancha alternativamente, hasta que vemos la primera marca del GR 123 Vuelta a Bizkaia, y alcanzamos una especie de rellano. En una curva a la derecha, dejamos por la izquierda un sendero por el que volveremos, precisamente con los postes de señalización del GR y otra gran baliza blanca. Remontando unos metros más, alcanzamos ya el FUERTE, justo en la base del tontor final del Serantes. Este collado reúne a la mayor parte de gente en la famosa romería de Cornites, el lunes de Pascua. Todas las fortificaciones de este monte proceden del siglo XIX, y podemos leer aquí y aquí sobre su historia y características. Con buen tiempo, suele verse gente tomando el sol en este fuerte, y recientemente ha sido objeto de algunas obras para instalar un punto de observación de aves y quizás algunas cosas más. Por ahí han circulado algunos proyectos faraónicos de esos que gustan tanto a los políticos, y de los que hablamos (de los proyectos, no de los políticos) en la entrada Serantes desde Valle.

Desde lo alto de 'La cuesta', con el fuerte abajo
Ahora ya solo queda el final, o sea, lo más jugoso: ‘La Cuesta’, como reza el cartel indicador, esa rampa de unos 300 metros de longitud que remonta los últimos noventa y tantos hasta la cima. Con esas cuentas que solemos hacer, la conclusión es clara: nos comemos un desnivel por encima del 30% de principio a fin, por sendero algo pedregoso, aunque permite zigzaguear un poco y, si nos paramos a tomar un poco de aire, ofrece una vista espectacular a nuestra espalda. También es verdad que este tramo, antiguamente árido y desnudo, ha sido repoblado por la vertiente interior (izquierda), y por ahí, entre árboles, siempre resulta menos severa la ascensión.

Lavando la cara al 'castillo'
Con este interesante aperitivo, llegamos finalmente, tras cosa de una hora, a la cima (SERANTES, 452 m.), coronada por el castillo hace poco remozado, con una mesa de orientación mirando hacia Bilbao (sureste), y la enorme antena detrás. El Serantes es por su ubicación una atalaya excepcional, desde la que se observan sin dificultad la mayoría de los montes más significativos de Bizkaia, desde Jata y los montes de Durango, hasta Ganeko, Eretza, Ganeran o Mello, incluyendo por
Ugaldebieta, Gallarta y montes de Triano
supuesto el Gran Bilbao al completo. El resto, hacia el oeste, lo veremos enseguida. Detrás del castillo, en efecto, encontramos dos buzones y un horrendo e innecesario mirador, y ahí tenemos más vistas excepcionales que alcanzan hasta cabo de Ajo, Santoña, el Cerredo y Castro, con Muskiz y Montaño (Serantes Txiki) en primer término, y Alen y los montes de Saldamando detrás. Aquí concluye lo que es propiamente la ascensión a este simpático monte, y nos volvemos por el mismo camino de ida hasta nuestro punto de inicio.

A no ser que queramos prolongar la excursión y darle algo más de exigencia y emoción:

Alternativa: vuelta por el interior

Bien, aviso que esto que viene tiene un poco más de enjundia, que añadimos cerca de 3 kms. a lo que sería el descenso ‘normal’, y también alguna dificultad que iremos contando.

El giro, con vistas al oeste
Una vez en la cima, seguimos la cresta en dirección NW, o sea, la contraria a la de llegada, primero por la pista y luego, abandonándola en la primera curva, tomando el senderito que va cumbreando en dirección a una enorme torre eléctrica rojiblanca, que enseguida se hace visible. Por camino fácil y entretenido, pasamos en unos minutos junto a la Cueva Mayor. La trocha se bifurca cuando uno de los brazos se arrima más a los cortados, y desciende muy suavemente con vistas espectaculares tanto hacia la costa de Cantabria como hacia la zona minera del interior. Tras unos diez minutos de paseo aparecen los postes que indican el giro a la izquierda que sigue el GR 123, que es por donde vamos a continuar. Nada más hacer el giro, se presenta el primer problema, y el más peliagudo: nos metemos de lleno en una pendiente muy
Con cuidado
potente (más del 45%) que cae hacia los pastos de Valle, y sobre todo, tenemos que superar una zona de roca desnuda al mismo tiempo que perdemos metros en una especie de talud muy pronunciado. Hay que bajar con mucho cuidado para no irnos rodando ladera abajo, y de ninguna manera tomar esta opción en caso de visibilidad limitada o firme resbaladizo. Puede ser un punto peligroso.

Superados los metros iniciales, que son los peores, tomamos el típico caminillo que faldea en medio de una pendiente todavía muy fuerte, algo que recuerda a la Senda del Espino del Ganeko o a la Senda Negra del Tologorri, aunque con dimensiones mucho menos brutales. Para mis colegas los del vértigo: si nos decidimos a seguir por aquí, manita izquierda buscando la pared y mirada fija en el camino, olvidándonos del paisaje. La senda va perdiendo altura, ahora más suavemente, hasta encontrar una bifurcación, de nuevo señalada (de forma excesiva y algo confusa) por las balizas del GR. En nuestro caso, vamos a seguir esta ruta, tomando el camino que desciende por la derecha, aunque puede ser recomendable hacer lo contrario, como se indica ahora:

VARIANTE: si tomamos el camino de la izquierda (el que el GR marca como que no hay que seguir) perderemos menos metros que luego no habrá que remontar. El camino, de características similares al GR aunque algo menos vistoso, es mucho más horizontal, y se reúne con el propuesto unos 800 metros más adelante, evitando el sube-baja que describimos a continuación.

Vuelta hacia el fuerte
Siguiendo por tanto la indicación del sendero balizado, continuamos en descenso más pronunciado, aunque ya sin la compañía de las grandes pendientes anteriores. Pasamos junto a un arbolado, e inmediatamente después atravesamos una especie de pequeña canal en otro de los resaltes rocosos que jalonan esta vertiente del monte, quizá el punto más bonito de esta parte de la ruta. Continuamos siempre en descenso, divisamos de nuevo en lo alto la antena de la cumbre –todavía no estamos bajo ella ni mucho menos-, y llegamos a una nueva bifurcación, donde hay que estar atentos: aquí debemos abandonar el GR, que continúa bajando hacia la visible área de servicio de Ugaldebieta, y toca recuperar los metros perdidos.

Siempre por el mismo formato de senda estrecha (y puede que embarrada en algunos puntos) remontamos un par de repechos, el último y más potente de los cuales corresponde al contrafuerte que vimos al acercarnos a la cima, y finalmente alcanzamos la pista de subida junto a los postes y el fuerte, claramente visible. A partir de aquí no queda más que deshacer el camino de subida hasta nuestro punto de partida en Kabiezes.

Santurtzi, más cerca
Hay que advertir que, en la bajada más que en la subida, puede ser fácil liarse un poco con la cantidad de caminos y bifurcaciones que existen en esta parte del monte. No olvidemos que es un lugar muy próximo a la ciudad y por tanto muy frecuentado desde siempre. Por tanto, si necesariamente tenemos que volver a Kabiezes hay que tener un poco de cuidado en no perder la ruta, por ejemplo fijando algunos puntos de referencia, principalmente la torre del tendido eléctrico que vimos al subir. Pero si hemos venido en transporte público –que es lo más recomendable- no habrá problema en tomar otro camino: todos ellos, a partir del fuerte, terminan en algún punto del casco urbano de Santurtzi, donde tenemos muy fácil acceso a Metro, autobuses o tren para volver a casa.