viernes, 21 de diciembre de 2012

Embalse de Etxebarria


Incrustada entre la sierra de Sasiburu y los montes de Triano, la estrecha garganta que forma el río Castaños se interna hacia el oeste, donde se reúnen los límites de Barakaldo, Alonsotegi y Galdames. Aguas arriba del Regato, los alrededores del embalse de Etxebarria, conocido como Pantano Viejo, constituyen un paisaje mágico, con senderos perdidos entre la arboleda y recodos casi invisibles que merece la pena conocer.

La excursión, fácil pero divertida, se inicia desde El Regato haciendo un itinerario circular, e invita a explorar rincones en una naturaleza casi virgen, a sólo unos pasos de zonas fuertemente humanizadas.


DISTANCIA: 4,6 kms 
DESNIVEL: 125 m. (40-165)
DIFICULTAD: Muy Baja 4 (1-1-2) Dificultad de tránsito / orientación
ITINERARIO: circular  Inicio y final: El Regato (Barakaldo)
VIAS: Carretera, pista de cemento, senderos
ACCESOS: En coche, desde Bilbao, por la A-8 dirección Santander, salida Cruces. Se enlaza con la N-634 en dirección Santander, hasta la rotonda de Retuerto. Aquí se toma la BI-4743, continuando recto hasta la plaza de El Regato. Bizkaibus A-3139 desde Barakaldo
Track: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=3773832 
ENLACES CON  Embalse de Gorostiza
Más información:
Guía cartográfica de Bizkaia mapa 32





Iglesia de San Roque en El Regato
El popular barrio barakaldés del Regato (Errekatxo) nos acoge con su ambiente a la vez tranquilo y animado, a la vera del embalse de Gorostiza y bajo la sombra del Argalario. Junto a la iglesia de San Roque, con un amplio parking y unos juegos infantiles, fijamos el punto de partida.

Tenemos que retomar la carretera que nos ha traído hasta aquí para continuar cruzando un puente sobre la cola del pantano y avanzando entre diferentes bares y restaurantes que nos esperan para la vuelta. Pasamos la última parada del Bizkaibus (derecha) y llegamos al final del asfalto, en la zona de Zubitxu, donde una señal nos indica el camino a Etxebarria (1,5 km.) por la derecha.

Desvío en Zubitxu
Aquí dejamos la carretera para tomar una pista de cemento en subida, con un par de curvas cerradas junto a varias casas. Tras dejarlas atrás, hay que estar atentos para abandonar este camino por la izquierda y tomar un sendero señalizado con un cartel que indica ‘Senda de los Galdameses’. Seguimos por él, ya con firme de tierra y en subida muy suave.

Muro del embalse
El camino no ofrece dificultad, siempre rodeado de verde, con algunas zonas donde aflora la roca desnuda y otras arenosas, y en unos minutos ya vemos por la izquierda el muro del pantano viejo, bastantes metros más abajo de donde nos encontramos. También vemos un trecho de la carretera de acceso a la presa, que debe ser la que dejamos a la izquierda en Zubitxu. Por lo visto, el embalse, de finales del siglo XIX, es el más antiguo de España con el muro construido en hormigón sin revestimiento. Muchos más detalles nos cuentan en la siempre interesante página de ezagutubarakaldo.

Dejamos de ver la lámina de agua (por lo demás, de color terroso porque el vaso parece ser que está casi colmatado) y nos adentramos en arbolado y monte bajo (helechos y zarzas) cada vez más denso. Pasamos después una revuelta en el camino, por donde discurre un pequeño arroyo. En este punto, por insólito que parezca, se podía encontrar no hace mucho un coche despeñado, vaya usted a saber procedente de dónde.

Camino hacia el arroyo
Entre vegetación cada vez más espesa, junto a un hito del PR BI-210 torcemos a la izquierda para iniciar una suave bajada, y al poco descubrimos el cauce del Castaños (Agirtza según la Cartografía de Bizkaia), medio deshilachado entre árboles, pequeñas islas y restos de canalizaciones. Nos encontramos en un lugar absolutamente encantador y fotogénico, donde el verde de las especies ribereñas se confunde con los reflejos del agua, que a su vez forma diversos hilillos y pozas, salpicada de rocas y guijarros. El paraje invita a dejar el camino para explorar sus rincones y disfrutar del frescor y el trino de los pájaros. Según hemos leído, siguiendo el curso del río aguas arriba se llega al emplazamiento de la antigua ferrería de Urdandegieta.






VARIANTE: Esta zona concentra un muy elevado índice de humedad, incluso en verano. Si hemos venido en época de lluvias seguramente encontraremos bastante barro, y la ruta que viene a continuación puede resultar casi impracticable, por lo que en tal caso convendría regresar por el camino de ida.

Tenemos que atravesar un rudimentario puentecillo de cemento para acceder a la orilla contraria e iniciar el retorno, en lo que constituye la parte más divertida del recorrido. Continuamos por un sendero a veces poco visible, de nuevo en subida, en ocasiones esquivando las zarzas y ramaje que nos salen al paso. Estamos en lo que en Biendealtura se denomina el ‘bosque mixto de Tellitu’, una auténtica gozada. Por aquí descienden varios arroyos que bajan de las laderas de Sasiburu y Ganeroitz, y nos vemos obligados a atravesar su trazado. Tras el arbolado por la izquierda, en que predominan los avellanos y otras especies afines, se entreve de nuevo el embalse.

¿Un Ent?
En definitiva, una travesía sumamente entretenida, aunque volvemos a advertir que poco apropiada para quien busque un simple paseo: hay que mancharse de barro y a lo mejor usar las manos para superar algún tramo de fuerte pendiente, pero es en todo caso apto para cualquiera -y seguro que si se va con chavales, lo disfrutarán un montón. Esta vez el GPS puede ser de ayuda para atinar con la mejor ruta (ojo, que también hay alguna zona de sombra), pero en todo caso basta con seguir la orientación Este y procurar llevar una trayectoria ascendente, con lo que tampoco será fácil perderse. Lo que sí hay que subrayar de nuevo es que en invierno y sobre todo si ha llovido, esta parte del recorrido puede ser realmente complicada.

Fuente Regato Lobo
Salimos a un cruce con nuevo poste del PR, y abandonamos esta ruta (que continúa subiendo hacia Peñas Blancas) para girar a la izquierda, poco después de lo cual encontramos una curiosa fuente con caño y revestimiento de ladrillo con ventana. Parece que es la llamada Fuente Regato Lobo, denominación curiosa donde las haya. Empezamos a tener alguna vista por la izquierda sobre el Mendibil y el Argalario, lo que indica que vamos poco a poco saliendo de la espesura. Un nuevo cruce y una valla con puerta, que cerramos cuidadosamente como buenos scouts, y ya se ve que el camino se aproxima a terreno despejado.

Tellitu
Accedemos así al pequeño barrio de Tellitu, pasando entre dos caseríos, donde a buen seguro nos saldrán a dar la bienvenida algunos perros sueltos. No insistiremos sobre el tema (veanse nuestras opiniones al final de  la entrada Embalse de Oiola), pero tampoco estaría de más controlar un poco más a estos animales para, sin perder su función de guarda, evitar que incordien a los paseantes.

De nuevo transitando por el asfalto, empezamos ya a descender, pasando junto a la fantasmagórica instalación de una cantera que parece que nunca llegó a funcionar; a partir de aquí, con vistas sobre El Regato, continuamos bajando hasta volver a nuestro punto de partida.

De vuelta a El Regato
Pocos lugares mejores que este simpático barrio para darse un homenaje de potes, pintxos o papeo, mientras comentamos las incidencias de la agradable y divertida excursión que acabamos de completar.

Y si nos interesa profundizar en el conocimiento de la historia de la zona, de nuevo ezagutubarakaldo nos cuenta muchas cosas interesantes en este otro enlace.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Urko Bidea


El camino que une Markina y Etxebarria pegado al río Urko ha sido históricamente varias cosas, desde ‘andabide’ o ‘hilbide’, pasando por camino real, hasta el actual bidegorri. Al recorrerlo nos mantenemos en contacto con la historia de esta parte del interior de Bizkaia: puentes, ermitas y caseríos se van sucediendo a lo largo del camino, mientras disfrutamos del bello entorno que constituye este pequeño valle.

A pìe o en bici, es un corto paseíto que podemos extender visitando los diferentes recursos históricos y culturales que nos salen al paso.


DISTANCIA: 3,10 kms 
DESNIVEL: 0 m.
DIFICULTAD: Ninguna (0)
ITINERARIO: lineal  Inicio: Etxebarria  Final: Markina
VIAS: Bidegorri
ACCESOS: Desde Bilbao, autopista A-8 dirección Donostia salida Durango. Tras un tramo por la N-634 (también dirección Donostia), se toma la BI-633 hasta Markina. Aquí, BI-2636 hacia Etxebarria. Bizkaibus A-3916 y A-3915 (Bilbao-Ondarroa), BI-3512 Bilbao-Lekeitio hasta Markina. A-3922 hasta Etxebarria.
Más información:
Guía cartográfica de Bizkaia mapas 28-37



En realidad, el itinerario Urko Bidea, según la web del ayuntamiento de Etxebarria, comienza en un punto anterior al que exponemos aquí, así que va por delante una de nuestras habituales variantes.

VARIANTE: Si accedemos a Etxebarria, por el medio que sea, procedentes de Markina, que será lo normal, justo antes de llegar habrá que girar a la derecha en la BI-3950 para dirigirnos al barrio de Barinaga, en el valle entre las estribaciones del Kalamua y el Baldaburu. Aunque hay que decir que esta parte del recorrido no la conocemos, aquí comienza el camino a la vera del río Urko, por el que llegaremos de nuevo a Etxebarria, donde hemos fijado el inicio de la marcha.

Bidegorri en Etxebarria
Antes de acceder al pequeño núcleo de Etxebarria, con su hermosa iglesia de San Andrés, arrancamos desde la misma carretera que llega de Markina, en dirección a unos pabellones industriales próximos al asfalto. Tras unos metros de caminar por la acera, giramos a la izquierda por un camino recto, que deja por la derecha las instalaciones de Fundiciones Ansola. Llegamos a un cruce donde giramos la derecha, y ya estamos en el trayecto del bidegorri.

Transitamos entre huertos y praderíos con animales, y en unos minutos tenemos por la izquierda un desvío hacia el palacio Mañozka, el primero de los varios notables edificios que podemos acercarnos a conocer. Casi siempre con la imagen del Zapola de frente, atravesamos después un puente de piedra sobre el Urko. Unas decenas de metros más adelante, comienza a escucharse un fuerte rumor de aguas, que anuncia la proximidad de una pequeña represa con cascada, que descubrimos a la izquierda en una curva con arbolado y un par de bancos.

Puente y palacio de Ansotegi
Pasamos un par de puentecillos de madera y algunos cortes en el bidegorri, en los cruces con accesos a caseríos, y enseguida nos encontramos con un segundo puente de piedra, que también cruzamos. Al otro lado nos encontramos con el notable caserón de Ansotegi, reconvertido en hotel, donde parece que existió también ferrería y molino. Por lo visto, en otros tiempos había que pagar un peaje por atravesar este puente. Eran épocas en que poderosos linajes dominaban distintas comarcas... pero más vale que no demos ideas a ciertos gobernantes acutales, porque ya es lo que nos faltaba.

Poco más adelante atravesamos un tramo más recto, con el río a nuestra derecha, y abundancia de avellanos y especies propias de la ribera. Si hacemos el recorrido en época estival, el Urko llevará poco agua, pero en tiempo de lluvias el caudal se incrementa de forma espectacular, inclusive con puntos donde llega a desbordarse. Por esta zona encontramos uno de los parajes más fotogénicos: una vistosa cascada junto a un remanso pedregoso.

Cascada junto al camino

Continuando la ruta, descubrimos por la izquierda una especie de capilla abierta con un altar, imagen de la Virgen y flores, en un pequeño alto. Unas señales muestran un sendero hacia la ermita de San Martín.

El trayecto, tranquilo y sin ninguna dificultad, permite demorarse conociendo los interesantes hitos que nos vamos encontrando. Tras admirar por la derecha otros dos notables puentes de piedra, junto al segundo de ellos se encuentra Okoki, topónimo que, aunque parezca sacado del catálogo de los Pokémon, era al parecer el punto en que los aldeanos se cambiaban el calzado para acceder como es debido a las elegantes calles de Markina.

Fin del bidegorri
Ya dejamos la compañía del río y nos aproximamos a las primeras casas de Markina. En un recodo nos encontramos con los viejos muros de la finca del palacio Munibe donde un panel informativo y unos bancos nos acompañan en el fin del trazado del bidegorri. Salimos así a la carretera, que tomamos hacia la izquierda para en pocos metros acceder al casco urbano de Markina.

Esta localidad combina cierto aire señorial con un interesante trazado medieval de su casco antiguo, y merece una visita detenida. Es inevitable dedicar un rato de poteo en la plaza contigua a la Universidad de la Pelota; pero lo que bajo ningún concepto se nos puede olvidar es conocer la extraordinaria ermita de San Miguel de Arretxinaga, donde nos encontraremos una sorpresa que seguramente no veremos en ningún otro lugar del mundo.

Y ya que estamos en plan cultureta, hay que señalar que la denominación de andabide que indicábamos al principio se refiere a los caminos utilizados para conducir a los muertos desde los caseríos hasta la iglesia más próxima. Y lo de 'camino real' no quiere decir que fueran utilizados por los reyes, sino que eran vías de comunicación trazadas a instancias de los poderes públicos.

Si no queremos hacer el camino de vuelta por la misma ruta, podemos volver a Etxebarria en el Bizkaibus señalado al principio.