Saliendo de Hospital de Órbigo |
La división tradicional de etapas contempla enlazar primero León con Villadangos (unos 20 kms.), y llegar en la siguiente jornada a Astorga, en otros 25; pero nuestra expedición había hecho una etapa anterior más bien king size (recordemos que se chuparon más de 30 kms.), con lo que hoy sólo nos queda despachar estos trece y pico.
Si estamos haciendo la ruta jacobea, una etapa de 13 kms. es como para hacerla a la pata coja. Y si lo que nos espera es Astorga, se puede salir disparado antes de amanecer, llegar a desayunar y tomarse el día libre. Así que esta vez parece que nos espera un día fetén.
Salimos de Hospital de Órbigo, siguiendo un trazado más o menos paralelo a la N-120 en dirección oeste. Casi la mitad del camino es otra vez una línea recta, donde pasamos junto a SANTIBÁÑEZ DE VALDEIGLESIAS en unos 4 kms,
Sintiendolo mucho por los lugareños de este pueblo (se nos escapa el toponímico) y otros muchos, se me ocurre pensar cuántos de las decenas que llevamos visitados recordarán nuestros expedicionarios 25 años después. Hubiera sido un test interesante para la cena conmemorativa que celebraron el año pasado (sobre todo para la sobremesa, jeje). Pero por las informaciones que hemos ido recabando, es indudable que los nombres que realmente quedan fijados en la memoria son casi en exclusiva los de finales de etapa, cosa que ocurre a todo el mundo cuando hace el Camino.
Del resto, prácticamente nada. Sometiendo a nuestra colaboradora al tercer grado, le sacamos a duras penas Villalcázar de Sirga (jornada 8ª), que quizá quedó en la memoria por unas postales que compró, y desde luego por la escala técnica donde Pablo el Mesonero, que ya comentamos. Del resto, al menos en lo que llevamos recorrido hasta ahora, rien de rien. Bueno sí, La Mazorra que, como quedó dicho en su momento (jornada 4ª) parece que a nadie se le ha terminado de borrar de la memoria.
Esto también es bastante característico. Con los años vamos filtrando la información, pero siempre queda fresco el recuerdo de cuando uno pasa un mal trago, aunque el tiempo suele también transformar la sensación negativa del marrón en una anécdota que adquiere cierto tono aventurero y divertido.
Pero volvemos a lo nuestro. En otro tramo semejante al anterior arribamos a SAN JUSTO DE LA VEGA. Pero justo antes de bajar se encuentra el crucero de Santo Toribio, en un altozano desde el que ya se divisa nuestro muy asequible objetivo de la jornada. Aquí vemos a nuestros amigos, humm, con semblante algo serio, tal vez.
Pero enseguida los vemos bajar. Descendemos para cruzar la fértil vega del río Tuerto, que aporta frescor y tonos verdes, que siempre se agradecen, y en un ti-ta hemos llegado.
Con nuestras fuerzas poco deterioradas por etapa tan benigna, entramos en ASTORGA (km. 357). Como esta localidad, pese a traernos recuerdos agridulces, tiene para quien escribe un encanto especial, un estupendo cóctel de belleza y tranquilidad, intentaremos dejar a un lado las sensaciones personales para centrarnos en la ocasión y en sus protagonistas.
Y el redactor de la bitácora no sólo no se corta con los elogios, sino que acentúa si cabe su habitual tonalidad épica: ‘Astorga, la vieja Artúrica Augusta, emporio romano, sede episcopal desde los primeros tiempos del cristianismo, con su catedral mezcla de diferentes estilos, con elementos góticos, platerescos y barrocos; su altar imponente es obra de Gaspar Becerra. Su palacio episcopal, obra de Gaudí, hoy Museo de los Caminos, pequeño y altanero como castillo de cuentos de hadas’. Nada menos.
Palacio de Gaudí |
Aunque el sello de la credencial es del colegio Santa María, se anota también que quedaron albergados en el refugio de los Hermanos holandeses.
La catedral y el palacio de Gaudí son quizá las construcciones más conocidas, pero tampoco deberíamos olvidar el Ayuntamiento, cuyo reloj aporrean los simpáticos maragatos para darnos las horas, como vemos en este video:
Encantandora la plaza, con estupendas terrazas, muy cerquita del Museo Romano y la ergástula, y a unos pasos de las murallas.
Plaza del Ayuntamiento |
Por lo demás, ya se sabe: cecina leonesa, cocido maragato… aunque este último quizá no muy recomendable para el peregrino, la verdad. Astorga es también –si no llevo mal la cuenta- la segunda población más importante desde el inicio de la ruta, lógicamente por detrás de León. Y el hecho de encontrarse en un núcleo urbano parece que hace que el peregrino se sienta un poco menos desasistido, tras tantos kilómetros de soledad y noches pasadas en condiciones más bien penosas.
Si a ello unimos el aroma de historia que nos envuelve y la sensación de haber dejado definitivamente atrás los infinitos páramos castellanos, es quizá lo que hace afirmar al narrador que este tramo leonés es el más pintoresco ‘y de mayor sabor romero de todo el Camino’.
Y todavía tendremos bastante más.
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