No
falta quien dice que, sencillamente, lo del GR es una tontería, algo inútil que
sólo sirve para enterrar dinero. Están los que defienden que es una buena
iniciativa, que contribuye a poner Bilbao en los mapas de senderismo de Europa,
y ayudará a la conservación de la ruta y sus alrededores.
Personalmente
considero que tanto las ventajas como los inconvenientes son mínimos, y se
contrapesan. Las señales y marcas pueden ser un poco excesivas, pero tampoco
creo que puedan llegar realmente a molestar, ni creo que el dinero invertido en
el invento haya sido exagerado. Como tampoco pienso que vayan a empezar a venir
autobuses de senderistas de medio mundo a dejarnos euros y divisas. Es decir,
no me parece mal que exista este recorrido, aunque tampoco creo que sirva
realmente para gran cosa.
Si
acaso, para que haya a quien le pueda llamar la atención, y se decida a conocer
lugares que de otro modo ni se hubiera planteado. Si es así, pues vale.
Señalización y accesos
Si
nos referimos a la señalización, considero que es casi impecable: se puede
seguir el itinerario sin GPS ni ayuda de ningún tipo, sólo atendiendo a las
marcas y señales direccionales, y sin ningún esfuerzo por encontrarlas o
interpretarlas. Hasta ahí, perfecto.
Vamos
a admitir que las flechas son realmente feas, eso sí, identificables pero de un
aspecto plástico horrible. Y tal vez la señalización vertical es algo excesiva,
bastantes de los postes de señales se podrían haber sustituido por balizas,
siempre más discretas y que requieren menos mantenimiento. Pero, claro, la
razón de que existan tantas señales debe encontrarse en lo que decimos ahora.
En
nuestra primera entrada sobre el tema ya comentábamos el tema de los accesos. Y
vuelvo a decir que yo no les veo ningún sentido, como no sea añadir un montón
de kilómetros (teóricos) para obtener la homologación de Gran Recorrido, que siempre
es más vistosa. Hubiera bastado con señalar unos cuantos puntos de acceso a la
ruta fácilmente identificables para que quienes lo precisen puedan acceder a
ella. Se hubieran evitado decenas de paneles y cantidad de señales adicionales
que sólo generan confusión.
Porque
–y aquí está mi principal crítica- esta profusión de señales en el propio
trazado obliga a fijarse con cuidado en las indicaciones para evitar un
despiste y terminar metido en el centro de la ciudad. Si en una ruta circular ponemos una flecha hacia delante por
ejemplo, hacia Artxanda, y otra hacia atrás (¿es lógico poner Buia?), una
tercera con el mismo aspecto puede inducir a cometer un error. Así que, si pese
a todo se quieren mantener los accesos, habría que marcarlos de forma que quede
perfectamente claro y a primera vista que son eso, accesos, y no parte de la
ruta.
Por
lo demás, las marcas de pintura están en general muy bien colocadas, y sólo
cabe pedir que las que se encuentran en zonas urbanas (a veces son pegatinas,
muy golosas para los gamberros) no se coloquen en lugares accesibles para que
no desaparezcan, como ocurre en varios puntos.
El recorrido
Tramos urbanos
Considerando
que Bilbao está limitado por una cordillera al norte y otra al sur, y
atravesado por la ría, es impepinable que un itinerario circular debía
necesariamente bajar dos veces al casco urbano.
Semejante
problema pienso que ha sido resuelto de forma muy aceptable: el paso por La Peña y Bolueta no es que sea
muy apetecible para una ruta montañera, pero tampoco se hace demasiado ingrato
ni muy largo. Y el cruce de la ría por el lado contrario incorpora muy
acertadamente el paseo de Olabeaga que, aunque obviamente no es montañero, sí
entiendo que tiene su atractivo.
Zorroza y Arraiz
A
lo que no vemos explicación es al largo tramo de carretera entre Zorroza y
Arraiz, sin duda lo más feo de todo el recorrido. No es que estas colinas,
romas y peladas, sean de por sí muy atractivas; pero, como ya indicamos en su
momento, cuesta creer que no sea posible trazar ningún sendero que las recorra
al margen de las inhóspitas carreteras por las que, con muy pequeñas excepciones, nos lleva el GR. Existen de
hecho senderos en la ladera de Arraiz y, en parte, en la de Kobetas, que se
podrían haber aprovechado, y nos ahorrarían tres o cuatro kilómetros de asfalto
que le quitan a uno las ganas de continuar adelante.
Artxanda
En
Artxanda se planteaba un problema parecido entre Pikotamendi y Berriz, pero se
ha resuelto con bastante acierto al abrirse un tramo de sendero que no existía.
Lástima que se tenga que mantener el pequeño paso por carretera, que suponemos
habrá sido inevitable. E igualmente, las enojosas escaleras entre Arangoiti y
Berriz, que tal vez podrían haberse esquivado, al menos en parte.
Y,
ya que estamos por esta zona, nos preguntamos también por qué no se prolongó el
sendero por el muy cercano monte Banderas (o incluso al también vecino San
Bernabé), aprovechando de paso para dignificar un poco sus
maltratadas/ignoradas laderas.
Para
que se vea que tampoco escatimamos alabanzas, la decisión de llevar la ruta por
la tremenda loma de acceso a Erreztaleku nos ha parecido excelente, y además,
valiente. Hubiera sido muy sencillo continuar por la clásica pista que
desemboca en Gangoiti, pero el incorporar esta pala le otorga potencia al
recorrido, además de permitir seguir después por el cordal, que es una parte
bien bonita. Así que tres hurras por no haberse plegado a la tentación de la
comodidad.
Pagasarri
Pero
hay que volver a atizar: como decíamos en el lugar correspondiente, no se
entiende la ausencia de la cima del Paga. Un sendero que circunvala Bilbao no
tiene sentido si no se corona el Pagasarri, nuestro monte por excelencia, el
que todos los bilbainos conocen, emblemático, familiar, el primero que suben
los niños. Y encima, inigualable en belleza y paisajes. No me queda más remedio
que pensar que habrá existido alguna razón poderosa para dejarlo fuera, y creo
que a todos nos gustaría conocerla.
Límites territoriales
Aunque
tampoco lo vemos claro, esa razón podría estar relacionada quizá con el tema de
los límites territoriales del GR. Se supone que, como la iniciativa de todo el
tinglado parte del Ayuntamiento de Bilbao, por efecto de los oscuros vericuetos
de la política y la administración, se habrá querido evitar que otros
organismos (Ayuntamientos vecinos, o vaya usted a saber quién más) intervengan o
interfieran en el tema. O tal vez es que tampoco hayan querido poner pasta en
un asunto que no les interesaba.
El
caso es que la ruta queda constreñida por los límites territoriales de la
villa, con esos dos puntos mínimos (La
Peña y Artxanda) en que, como se dijo en su momento, cabe la
duda de si constituyen muy pequeñas excepciones. Esta autolimitación, además de
lo absurdo que nos parece a todos los que no estamos en esa ensalada
burocrática, ha podido dejar fuera algunos lugares que hubieran sido
interesantes, como Pastorekorta, una posible subida a Malmasín por Buiagoiti,
con posterior bajada por Montefuerte y paso quizá por el Boquete, o incluso un
tramo más ambicioso para alcanzar el Ganguren, por ejemplo. No serán parajes
que administrativamente pertenezcan al término municipal de Bilbao, pero es
indudable que sí forman parte de su perfil como ciudad.
Y,
ahora sí, terminamos.
El siglo XXI?
Parece absolutamente
vergonzoso que cuando uno entra en la página oficial del Ayuntamiento y pincha
en Gran Recorrido de Bilbao aparezca esto:
Es
decir, un miserable mapa, sólo relativamente ampliable, que es el mismo que nos
encontramos en cada panel informativo del recorrido. Y nada más. Bueno, sí: una
información detalladísima sobre cada uno de los once dichosos accesos que, ésta
sí, incluye un pdf con la descripción completa, longitud exacta, perfil gráfico
y este pedazo de ortofoto (pasar a jpg), donde sólo falta indicar dónde están
los semáforos y las papeleras.
¿Todo
esto sobre los accesos y nada de nada sobre la ruta en sí? Incomprensible.
En
los centros de distrito y oficinas de turismo le facilitan a uno el mismo mapa,
por lo visto el único que existe, y apenas alguna explicación bienintencionada
de la persona que nos atiende (bueno, depende de quién sea). Mal para los
bilbainos, pero un completo disparate si de lo que se trataba era de atraer
visitantes.
El
track por su parte, está alojado en Wikiloc. Ojo porque hay varios, con variantes para bicis, etc. El que ponemos es el que
colgó la Federación ,
que parece el más fiable. Pero en Bilbao.net no hay ninguna referencia en
absoluto al track. Increíble también.
Vamos
a ver, señores del Ayuntamiento. Estamos en 2.015, o sea, en el siglo XXI.
Cualquier desgarramantas crea una página con cuatro cosas (aquí estamos
nosotros para demostrarlo), y reúne más información que la que el Ayuntamiento
proporciona sobre su propio GR. Por favor, un mapa escalable con detalles,
navegable, de donde se puedan extraer distancias, desniveles o puntos de agua.
Incluso se pueden incorporar fotos, o información sobre lo que se va
encontrando en el recorrido.
Eso
sí que sería una funcionalidad interesante para acercar Bilbao a sus ciudadanos
o foráneos, no un mapa corriente y tropecientas señales para una ‘instalación
deportiva’ (así lo definen las normas de homologación) que el vehículo oficial
de comunicación municipal parece ignorar casi por completo.
En
fin que, con todo esto, pues le pondríamos al GR bilbaino ¿un 6? ¿6,5? No
estorba, no nos molesta, tiene unas cuantas cosas que no nos gustan, y algunas
que sí. Se podría haber hecho algo mejor, sin limitaciones bobas de burócratas
y con un poco más de interés –y no necesariamente dinero- en hacer de él un
elemento más valioso desde todos los puntos de vista. Es una lástima no haber
aprovechado la oportunidad. Aunque aún estamos a tiempo.
(ya no continuará)
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