La localidad de Noja alberga dos de las
más hermosas playas de la costa oriental de Cantabria, Ris en poniente y
Trengandín en levante. Esta última se prolonga durante casi cuatro kilómetros
hacia la vecina Santoña, recostada sobre la pequeña sierra de Mijedo. Es una
playa de naturaleza salvaje, con multitud de rocas asomando en la orilla, y poco
menos que desierta en las zonas más distantes del núcleo urbano.
Desde el mismo centro de Noja podemos
recorrer toda su extensión hasta finalizar en el promontorio que la separa de
la vecina Berria, denominado Peñón del Brusco. El paseo ofrece diversas
variantes para terminar en una vistosa y muy sencilla ascensión, disfrutando de espectaculares panorámicas, siempre frente a la inmensidad del Cantábrico.
DISTANCIA: 5 km.
DESNIVEL: 65 m. (0-65)
DIFICULTAD: Ninguna 1 (0-1-0)
ITINERARIO (circular) Inicio
y final: Barrio Helgueras (Noja)
VIAS:
Carretera, pista de piedrilla, playa, sendero de tierra
ACCESOS: Desde Bilbao en
coche, autopista dirección Santander salida Beranga-Noja-Isla. Tomar la CA-147
dirección Noja hasta centro de la localidad (Si vamos directamente a Helgueras, mejor
que seguir hasta Noja, en la tercera rotonda tomar la CA-141 a la derecha
dirección Argoños-Santoña, y girar a la izquierda hacia Helgueras en el primer
desvío)
ENLACES CON Brusco, Punta de la Mesa
TRACK: Wikiloc
Más información:
El itinerario desde el centro de Noja hasta el barrio de Helgueras ya lo conocimos en la ruta descrita en la entrada Brusco, así que no vamos a insistir de nuevo en ella. Podremos circular por la propia playa de Trengandín o por el interior, combinando la carretera con algún tramo de paseo entre jardines y tamarindos. En este último caso podremos conocer el coqueto ‘puente romano’ (que en realidad parece ser medieval) y una buena perspectiva de la marisma de Victoria, que puede apreciarse desde una torreta-mirador emplazada junto al humedal.
Playa de Trengandín desde Helgueras |
A partir de aquí hay que
tomar otro vial que continúa en la misma dirección, alejándonos de la zona
urbana y acercándonos a la arena, en una zona abierta con aire surfero:
el bar El Tiburón y varias furgos aparcadas nos retrotraen a tiempos pasados,
entre el bañito, la música y la juerga.
La carretera es ahora una
pista de piedrilla sin asfaltar de dimensiones que parecen absurdamente
amplias, con un aspecto algo desolado. Aunque se ve algún desvío por la
izquierda, todos terminan irremisiblemente en la playa, así que si queremos evitar
la arena, tenemos que seguir adelante. Después de pasar junto a una
casa roja,
ya no encontramos más edificios, y nos encontramos en una zona que se podría
definir como salvaje: el monte por la derecha y la playa por la
izquierda, sólo separada por una irregular línea de vegetación propia de los
arenales.
Sendero junto a la playa |
Enseguida el camino se
bifurca, y aquí proponemos seguir por el camino de la izquierda, para volver
por el lado contrario. Seguimos por tanto más o menos cerca de la playa, y
pronto aparece por la izquierda, entre dos grandes piedras, un camino arenoso
entre algo de arbolado, que sigue un trazado paralelo al arenal, un sendero
parecido al cercano paseo de la
Punta de la
Mesa , para después adoptar un aspecto más rural. Al fondo
tenemos ya la pequeña elevación del Peñón del Brusco, donde se aprecia con
nitidez el sendero que luego servirá para ascender.
El camino llega a una casa
(llamada, para variar, Casa del Brusco), pasamos por el costado y la rodeamos
hacia la izquierda, y casi parece que nos metemos en el interior, para desembocar
en unos pasos en la propia playa. Seguimos siempre rumbo al Este, donde espera
el alto, y en unos pocos metros –serán como unos 100- llegamos a la ladera
rocosa. En un rincón se divisan unos escaloncillos que empiezan a trepar, y por
ellos continuamos, una cosa entretenida después de tanta carretera.
Hacia el alto |
Para acceder al punto más
alto hay que girar ligeramente a la derecha para ir ganando metros por una
especie de arista. En la parte final asoman algunos escarpes rocosos y la gente
se disemina por las diversas alturas intentando captar la mejor panorámica.
Porque el paisaje es sencillamente fantástico: todo el enorme arenal hasta
Noja, por el lado contrario, la preciosa playa de Berria y el espectacular
Buciero, con la marisma de Santoña, la bahía, Laredo y la ría de Treto… una
maravilla.
Un sendero similar nos conduce en descenso hacia la vecina playa de Berria, donde podríamos plantearnos planes alternativos (paseo o bañito en esta fantástica playa, continuación de la ruta hacia Santoña o el Buciero…) Todo dependerá del tiempo que deseemos invertir, o de los posibles transportes de vuelta.
Con un poco de tiento
descendemos la sendita y volvemos a la Casa del Brusco, donde se reúne nuestra
ruta de ida con el camino que antes hemos dejado de lado. Ahora lo tomaremos, alejándonos
de la playa hacia la izquierda.
Camino de vuelta |
Ruinas de la ermita |
Tras este último paseo, no
volveremos a la pista por donde hemos seguido al principio, sino que regresamos
directamente a Helgueras, por la parte más interior del barrio. Un paseíto
tranquilo que merece la pena por las increíbles vistas, ideal para un día de
buen tiempo.
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