En la zona oriental de Bizkaia, Markina
es la población más importante tierra adentro. Desde su encantador núcleo
urbano se pueden iniciar multitud de excursiones hacia los montes circundantes,
todos ellos de reducidas dimensiones y muy asequibles a todo tipo de
senderistas. Quizá las más sobresalientes son las que apuntan al norte, hacia
las elevaciones hermanas de Urregarai y Bedartzandi. El pequeño macizo que forman estas últimas alimenta los manantiales que desaguan por la derecha en el Lea, camino del Cantábrico.
En esta ocasión nos centramos en la
primera de ellas, una ascensión que, sin ser muy exigente, sobrepasa un poco la
idea de simple paseo. La cima la encontraremos ya en el término municipal de
Aulesti, con excelentes vistas y la simpática ermita de Santa Eufemia, a la que
llegaremos tras ascender una vieja escalinata de piedra.
DISTANCIA: 8,9 km.
DESNIVEL: 625 m. (80-704)
DIFICULTAD: Media 9 (6-3-0) CENTENARIO / Techo municipal (Aulesti)
ITINERARIO (ida y vuelta) Inicio
y Final: Ayuntamiento de Markina
VIAS: Urbanas, camino asfaltado,
senderos de tierra, pistas
ACCESOS: En coche desde Bilbao, autopista A8
dirección Donostia-San Sebastián hasta salida 84 Abadiño/Markina. Tomar BI-633 pasando
el alto de Trabakua, hasta Markina. Bizkaibus A3512, A3915, A3916
TRACK: Wikiloc
Más información:
Guía Cartográfica de
Bizkaia mapas 27-28
Perfil (ida) |
Puente de Bolu |
Markina es una hermosa población que se podía decir que
tiene la dimensión justa para no ser demasiado pequeña ni alcanzar un tamaño
desagradable. Entre los diversos puntos de interés que se pueden consultar aquí yo destacaría el histórico frontón, conocido como Universidad de la Pelota, y
desde luego la ermita de San Miguel de Arretxinaga, de la que hemos hablado en
una ocasión anterior. Si llegamos en coche,
tenemos un parking amplio detrás del Ayuntamiento, que es un estupendo punto de
partida para nuestra ruta.
Atajo |
De aquí nos dirigimos al cercano río Artibai, teniendo
a la vista el Zapola –junto al que pasaremos luego- y su aparatosa cantera.
Recorremos unos metros aguas abajo hasta el puente de Bolu, que cruzamos,
encontrando un cartelito del PR BI-27 que será de gran utilidad. Ahora hay que
pasar bajo la carretera general, para lo que en una bifurcación tiramos a la
derecha para atravesar un túnel. En el siguiente CRUCE giramos a la
izquierda siguiendo unos carteles de madera, y en el tercero hay que tirar para
la derecha, para abandonar ya la zona urbana.
Subimos por un camino asfaltado junto a alguna casa y
con buena pendiente, hasta que alcanzamos un rellano en el que dibuja una
amplia curva. Al otro lado del arco se ve una especie de pequeña instalación
eléctrica con un camino que arranca a cada lado. Aunque el de la izquierda es
más amplio, tiramos por la derecha, tomando un estrecho sendero que se interna
en el bosque. Es en realidad un atajo para cortar la curva que describe la
pista. (NOTA: Por alguna razón que desconozco, aquí el track se desdobla en dos
hasta la cantera de más adelante) Con un desnivel moderado, el camino es entretenido y
sobre todo fresco. Alcanzamos así de nuevo a la pista anterior.
Cantera |
Tras avanzar por ella (izquierda) unos pocos pasos,
enseguida vemos el siguiente desvío que hay que tomar, con las correspondientes
marcas blanco-amarillas y una puerta/alambrada que hay que atravesar. De nuevo
un sendero similar al anterior, bonito y fácil de recorrer, y ya hemos subido
cosa de 200 metros. Otra vez desembocamos en la carreterilla y ahora sí vamos a
seguirla porque no hay más remedio. Es un tramo que se hace monótono y
aburrido, largo (quizá 800 metros, o más) y, aunque seguimos más o menos en
sombra, no dejamos de subir con pendiente media. Por fin termina el asfalto, y
llegamos a una CANTERA, donde hay que hacer un
giro de casi 180º, a lo que ayuda una nueva indicación.
Vistas desde la majada |
Volvemos ahora a un camino de cemento, que sube con
fuerza junto a unas explotaciones ganaderas. Ya a campo abierto, el camino,
ahora de grava, describe una curva entre prados, con el caserío Igotz en lo
alto a la derecha. El entorno recuerda un poco al tramo final de Belatxikieta.
Hacia el Este tenemos buenas vistas, con el cercano Akarregi, que luego veremos
mejor, y Anboto más al sur. El caserío tiene al lado lo que parece un antiguo
hórreo y el camino termina de subir, hasta un punto estratégico: con vallados
por todas partes, tenemos por la derecha la alineación rocosa de Bedartzandi, y
por la izquierda Urregarai, hacia donde vamos, con la ermita de Santa Eufemia
ya visible. De frente hay una especie de dolina, o pequeño valle colgado, que
habrá que descender para volver a subir.
Urregarai (izda.) y Bedartzandi (dcha.) |
Entre helechos |
Describimos una curva amplia –que también podemos
cortar por los prados- y subiendo por la vertiente contraria encontramos un
cartelito que señala el desvío a Zapola (8 minutos), que también se puede
aprovechar para visitar. Llegamos así al último caserío (Larro), pasando por
delante para tomar otro camino, ligeramente herboso, que sale por el costado
izquierdo. Otro cartel indica 20’ a la cima, que probablemente sea alguno más,
porque ya todo será subir sin muchos miramientos.
Empiezan los escalones |
El camino pronto se convierte en un confuso sendero
entre helechos. La dirección es evidente porque el objetivo está siempre a la
vista, pero es mejor intentar seguir las marcas. Este tramo se puede hacer
durillo, sobre todo si aprieta el calor. Pasamos una valla con paso de tablones
y tras el último repecho (último por ahora) vamos a dar a un collado junto a un
pinar. Por esta zona se puede ver más gente, la mayoría seguramente procedente
de Aulesti y del alto de Lekoitz, otro buen punto de inicio para alcanzar
nuestra cima en una ruta mucho más corta. El caso es que en este colladito
estamos ya al pie de las escaleras que trepan a la cumbre: 222 escalones (uno
arriba o abajo) estrechos e irregulares que se suben mejor que se bajan, con
las facilidades añadidas de contar con varios descansillos, y de poder subir
mientras jugamos a contar los dichosos escalones.
Cima y ermita |
Oiz y Anboto |
Llegamos finalmente junto a la ermita de Santa
Eufemia, con excepcionales vistas: el poderoso Bedartzandi al norte y más allá
el mar; hacia el Este, a nuestros pies el valle de Igotz, y detrás de Markina,
que no se ve, los Montes Vascos que se extienden hacia Gipuzkoa; por el lado
contrario se entrevé Urdaibai, custodiado por Ereñozar, y Sollube enfrente. Desde
la ermita trepamos entre las rocas para ascender a la cima (URREGARAI, 704 m.),
con un pequeño buzón y una estructura metálica que parece un somier.
La vuelta la hacemos por el mismo camino, con la
opción citada de la visita al Zapola. Las excursiones clásicas en esta zona
incluyen las dos cimas de Urregarai y Bedartzandi, pero si nos quedamos solo
con la primera tenemos la excusa para volver y hacer una ruta diferente, que
eso también mola.
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