lunes, 20 de febrero de 2012

Saibi

Si queremos disfrutar de una panorámica completa y espectacular de los montes de Durango, el Saibi constituye un mirador privilegiado. Y si lo que buscamos es una excursión familiar, sencilla y cómoda, éste es el plan idóneo para el paseo mañanero. Como además de todo ello nos encontramos en un lugar cargado de historia, con el santuario justo al lado, un Centro de Interpretación y la posibilidad de enlazar con otras rutas, tenemos el cóctel perfecto en pleno Parque natural de Urkiola.


DISTANCIA: 4,8 kms 
            DESNIVEL: 215 m. (730-945)  CENTENARIO
DIFICULTAD: Muy Baja 3 (2-1-0) 
ITINERARIO: ida y vuelta  Inicio y Final: Alto de Urkiola
VIAS: Pistas de cemento y tierra
ACCESOS: En coche, autopista dirección Donostia, salida Iurreta-Durango-Vitoria/Gasteiz, tomando la BI-623 dirección Vitoria-Gasteiz hasta el alto de Urkiola
            Más información:
Guía cartográfica de Bizkaia mapa 58



Perfil (ida)

           En el mismo alto de Urkiola tenemos espacio para dejar el coche, bien en el amplio parking junto al santuario, o bien al lado contrario de la carretera, detrás de un par de establecimientos hosteleros. En este último punto se inicia la marcha, tomando un camino de cemento con dorsal herbosa que asciende en línea recta. Aunque no hay lugar a dudas, tenemos aquí mismo la primera señal que nos encamina hacia nuestro objetivo.

El santuario y Anboto
Por aquí subimos hacia el Centro de Interpretación Toki Alai, con las primeras panorámicas sobre el entorno de Urkiola: tras los bucólicos prados donde pasta el ganado, tenemos una hermosa vista del santuario, con Urkiolamendi detrás y la pelada cumbre de Anboto a su izquierda. Como el acceso a esta pista está abierto a vehículos, tenemos por la derecha un camino enlosado para caminar sin problemas. Llegamos a un cruce, también señalizado (nos marca 2 kms.), en que nos desviamos por la derecha, dejando a la izquierda el citado Centro.

El camino y el Saibi al fondo (derecha)
La pista describe una curva y cruzamos una barrera y después un paso canadiense. Siempre en suave ascenso, empezamos a vislumbrar el resto del cresterío calizo de Durangaldea y poco después, pasando un pinar, a nuestras 2, la redondeada cima a la que nos dirigimos, coronada por su ya visible cruz.

Salimos a terreno más despejado, con la antecima denominada Saibi Txiki a nuestra izquierda, y ya disfrutamos de la perspectiva completa del impresionante cordal de Anboto, con las dos horcadas (la más pequeña, el famoso Infernuko Zubi o Paso del Diablo) en las majestuosas paredes de Alluitz, bajo cuya cumbre distinguimos la característica Cóncava.

Alluitz

Collado y desviación
Sin ninguna dificultad, alcanzamos un pequeño collado, donde dejamos por la izquierda un camino forestal cerrado con una valla metálica, y continuamos por un sendero más o menos pedregoso que sube con algo más de pendiente. Como la cima la tenemos muy cerca, es posible acortar la ruta saliendonos por la derecha, bosque a través y siempre hacia arriba, con lo que accederíamos directamente cerca de la cruz. La vía más fácil es sin embargo continuar el sendero, que describe un giro por el sur para salir finalmente a las amplias campas, al pie de la enorme cruz.
 
Último repecho hacia la cima

 No queda más que remontar el prado para alcanzar la cima (SAIBI, 946 m.), entre los numerosos hoyos que nos rodean, producto de las bombas de la Guerra civil. Porque, aunque ahora nos parezca imposible, estos altos fueron escenario de encarnizadas batallas, siendo sucesivamente tomados por uno y otro bando, y duramente castigados por la artillería, como puede leerse en esta página, entre otras varias.

Mojón y cruz del Saibi
El gigantesco (y bastante feo) monumento recuerda a quienes murieron en los combates, y cuenta con una placa conmemorativa y una bancada a su alrededor. En la lomada encontramos, además del vértice geodésico, un buzón, una escultura con forma de hacha (emparentada con el Anboto) y una mesa de orientación.

La panorámica no puede ser más extraordinaria. Por el Este contemplamos el macizo de Anboto que antes hemos visto más de cerca, y su izquierda, como desprendiendose de la cresta, los bellísimos Astxiki y Untzillatx, y algo más apartado, el formidable perfil del Mugarra. En días despejados, apreciamos a lo lejos el macizo de Aizkorri, y hacia el Norte podemos distinguir Oiz, con Urdaibai y la playa de Laida al fondo. Por nuestra izquierda tenemos la enorme mole rocosa de Errialtabaso (o Arrietabaso) y hacia la vertiente contraria, la vista se pierde hasta el Gorbea. Es decir, que tenemos ante nosotros la mayoría de los montes más significativos de Bizkaia.

Buzón y cordal de Anboto

La cumbre invita a permanecer un buen rato, deleitandonos con el paisaje y quemando la tarjeta de memoria de la cámara de fotos, antes de regresar por el mismo camino de ida.



 
Estupenda pano de sollube707.com

La mesa, Mugarra y Untzillatx
VARIANTE: Para no deshacer el camino completo, podemos optar por una fácil alternativa. Desde la parte norte de la cima (donde está el mojón) podemos encontrar un sendero que desciende hacia la izquierda en zigzag (Oeste). A su derecha queda un hayedo, que pasa por ser de los mejor conservados de la zona. Tras bajar unos 100 metros, giramos a la izquierda para rodear la cumbre en sentido antihorario. En muy ligera subida, pasando varias curvas, llegamos al collado de la valla metálica, donde retomamos la ruta de subida, habiendo añadido como 1 km. al itinerario.

En el descenso disfrutamos de nuevo de las espectaculares perspectivas sobre Anboto y Alluitz, ahora de frente, y es recomendable aprovechar para una visita al Toki Alai, donde tendremos amplia información sobre el Parque natural de Urkiola.

De nuevo en nuestro punto de partida, las posibilidades son múltiples. Podemos visitar el cercano santuario, enlazar con otras rutas fáciles hacia Urkiolamendi o Asuntze, o simplemente disfrutar de un paseo sin rumbo sumergidos en el inigualable paisaje verde, en mi opinión uno de los más extraordinarios de nuestro territorio. Y, como no podía ser de otra forma, ya que tenemos al lado un par de restaurantes, de buen nivel aunque no muy baratos, deberíamos al menos hacer honor a la intxaursaltsa –mejor calentita si es invierno.

Vista desde el camino de vuelta




domingo, 12 de febrero de 2012

Paseo por las cumbres (1ª parte)

El entorno de La Arboleda, una amplia extensión que antaño albergaba una intensa actividad minera, permite multitud de planes diferentes, que van desde el paseo familiar o la estancia en zonas recreativas hasta excursiones montañeras sencillas y gratificantes. Los paisajes alternan zonas donde la antigua industria extractiva ha dejado su huella, con otras en que domina el carácter rural y ganadero, lugares más humanizados, y otros en que la naturaleza se conserva casi virgen.

A la espalda del agradable barrio minero se encuentran los montes de Triano, algunas de cuyas cimas recorreremos, siguiendo en parte el itinerario llamado ‘Paseo por las cumbres’. La breve travesía nos permite conocer las elevaciones más al norte del cordal en un recorrido para todos los públicos.


DISTANCIA: 5,3 kms 
            DESNIVEL: 270 m. (480-746)  CENTENARIO
DIFICULTAD: Muy Baja 3 (2-1-0) 
ITINERARIO: circular  Inicio y Final: Peñas Negras
VIAS: Pista de tierra
ACCESOS: En coche, desde Bilbao a Trapaga por la A-8 y N-634. En el cruce frente a la iglesia se gira a la izquierda hacia La Arboleda por la BI-3755. Pasado el parking, se gira a la derecha por detrás de las escuelas, y después a la izquierda, para tomar la carretera que asciende, hasta llegar al CIA de Peñas Negras (1,5 kms.) También por la A-8 hasta salida Gallarta. Junto al polígono El Campillo se toma la N-634 y N-639 (indicaciones de Meaztegi Golf) y posteriormente BI-3756 hasta La Arboleda, y de ahí mismo itinerario.
En transporte público, a Trapaga Bizkaibus A3144, A3336 y A3337 y RENFE línea C2 estación de Trapagaran. De aquí a Larreineta, funicular de La Escontrilla, siguiendo la BI-3755. De Larreineta a La Arboleda, bus Vigiola A-2221, y de aquí Peñas Negras, itinerario antes indicado, o seguir la ruta señalada en la entrada Peñas Negras.
            ENLACES CON Peñas Negras, Ganeran
            Más información:
Parcialmente:
Guía cartográfica de Bizkaia mapa 23




C.I.A. Peñas Negras
En el propio recinto del Centro de Interpretación Ambiental de Peñas Negras se encuentra la divisoria de los municipios de Ortuella, Abanto y Galdames, por el último de los cuales discurrirá nuestra ruta. Junto al parking, hay que continuar unos metros por carretera en dirección a un panel informativo junto al que parten dos caminos de tierra. Tomamos el de la derecha para ir siguiendo el itinerario que recibe el sugestivo nombre de Ruta de las cumbres, marcado con balizas rosas.

Pasamos un par de curvas, cruzando una pista y dejando otro desvío por la izquierda, y continuamos en línea casi recta, en dirección oeste, bajo arbolado con vistas ocasionales sobre Ortuella y los montes próximos al litoral. En este tramo recorremos cerca de 1 km., con cierta pendiente en los primeros metros y muy suave en lo sucesivo, un paseo agradable, aunque se puede hacer algo aburrido.

Tras haber ganado unos 80 metros desde Peñas Negras, nos vamos aproximando a la parte más alta del cresterío, y por la izquierda surge una especie de camino pelado y rocoso. Las marcas del itinerario nos conducen sin duda por este desvío, que en pocos metros nos sitúa de nuevo en la pista, a la que hemos recortado unos metros de curva.

Ortuella y el Serantes
Enseguida observamos por la derecha un pequeño promontorio calizo, que será nuestra primera cima del día. Para acceder a ella abandonamos el camino rodeando el roquedo, hasta encontrar un senderillo que arranca justo debajo del ya visible buzón (PEÑA PASTORES, 677 m.). El lugar recuerda mucho al no tan lejano Peñas Blancas (Sasiburu) y tenemos algunas vistas hacia el mar, mientras por el interior nos rodean los paisajes un tanto desolados del Sauco y San Juan, donde será fácil contemplar caballos pastando.

Buzón de Peña Pastores
Desde aquí vemos con claridad la continuación del camino, que se bifurca en dos. Tomaremos el de la derecha, que asciende muy moderadamente con algunas zonas herbosas y flanqueado por pinares. Ahora transitamos, de nuevo casi en recto, en dirección este, hacia la cota máxima por cuya ladera iniciamos la marcha. Tras unos 500 metros de subida, divisamos primero una pequeña antena y después lo que parece la estructura de una caseta (no sabemos si refugio o de alguna otra función). Y unos metros después, descubrimos el buzón, junto con una extraña placa circular que no hemos visto en ningún otro sitio. Estamos en el ALTO DE GALDAMES (713 m.), también conocido como El Cuadro, Alta Galdames y alguna que otra denominación más.

Es una cumbre curiosa, una campita rodeada de arbolado, que resulta solitaria y acogedora, como un mirador secreto. Aquí disfrutamos de las mejores vistas de todo el recorrido, con parte del Abra, la sierra de Mendibil-Argalario, el embalse de Oiola y más al sur, la peculiar silueta del Ganeroitz.

Alto de Galdames

Dolmen de Eskatxabel
No tenemos más que seguir la dirección que traíamos para encontrar la vía para descender al siguiente collado, lo que haremos sin ninguna dificultad en un suave y corto descenso. Aquí nos encontramos una sorpresa: hay un túmulo vallado, cubierto por zarzas, a cuya espalda un cartel nos descubre que se trata del dolmen de ESKATXABEL, que da nombre al collado. A la vista, parece un simple montón de tierra o abultamiento del terreno, pero es en realidad un monumento funerario megalítico, de los varios que podemos encontrar en lugares a veces insospechados. Por cierto que, a diferencia por ejemplo de los de Munarrikolanda, su estado de conservación es bastante malo, y carece de cualquier elemento informativo al margen del citado cartel, que parece más propio de una carretera.

Subida hacia Pico Mayor
Siguiendo nuestra ruta, observamos de frente una rampa no muy larga, aunque con buena pendiente, que es la que sin duda tenemos que ascender. La subida es bastante menos dura de lo que parecía desde el collado, y en su parte superior nos adentramos en una zona arbolada cada vez más densa. Ya es claro que estamos alcanzando el final de la subida, pero parece imposible encontrar la nueva cima. Aquí tiramos de nuevo de las balizas rosas. No hay más que dejarse llevar por ellas para salir del camino por la izquierda y en unos pocos metros alcanzar la última y más notable cumbre de la jornada, PICO MAYOR (764 m.).

Bosque en la cima
Y aquí hacemos un inciso. Aunque normalmente en este blog la crítica predomina sobre el elogio, en esta ocasión no podemos dejar de subrayar el estupendo trabajo de quienes han diseñado y, más aún, señalizado las rutas de Peñas Negras. Para facilitar el tránsito por el monte no hace falta gastarse un pastón en cartelería y cachivaches; sólo se necesita un poco de cabeza, buen gusto y respeto por el entorno. Y la colocación de las balizas en toda esta zona es sencillamente impecable. Puede ser uno un completo zoquete, que siguiendo las marcas será imposible perder la ruta –podemos asegurarlo en primera persona.

Pico Mayor
Aunque estamos en la elevación posiblemente más característica de la cordillera, carecemos por completo de vistas, de no asomarnos por los alrededores. La cumbre de Pico Mayor se encuentra en pleno bosque, un pinar antiguo que tiene un aspecto mágico, con sus viejos troncos sintiendo el peso de los años, algunos tronchados o abatidos, ramas colonizadas por el musgo que a duras penas crecen deformadas… conviviendo con algunos retoños para formar un poético contraste. Y no sólo eso. Parece ser que justo aquí, bajo el mismo buzón, existe otro túmulo prehistórico, cuya presencia hay más bien que imaginar.

Hemos recorrido por tanto tres cimas, todas ellas sumamente fáciles, pero bien diferentes: la pequeña y rocosa Peñas Pastores, casi de juguete, la acogedora y vistosa del Alto de Galdames, y la misteriosa y medio oculta de Pico Mayor. Queda ahora emprender el retorno.

Siempre siguiendo un trazado muy evidente, giramos ahora ligeramente hacia el sur para acometer un fuerte descenso que, no obstante ser perfectamente asequible, podemos decir que constituye la mayor dificultad de nuestro muy sencillo itinerario. La bajada tiene una pendiente moderada y es algo pedregosa, por lo que conviene ir zigzagueando en busca de las zonas más practicables. A la vista tenemos cada vez más cerca Pico Menor y su vecino Ganeran, máxima cota de la cordillera.

Pico Menor y Ganeran
Llegamos así al collado de LA BRENA, un importante cruce de caminos de paso casi inevitable si circulamos por estas tierras. Aquí tenemos que girar a la izquierda para tomar la primera pista, en suave bajada, que nos irá acercando a nuestro punto de partida.

VARIANTE: Si el camino se nos ha hecho corto, podemos alargarlo un poco, e incluso completar sin mucho esfuerzo el recorrido por el cresterío. Tenemos que tomar la subida que de forma evidente se dirige hacia el boscoso Pico Menor, y por cualquiera de los senderos que sale hacia la izquierda nos iremos acercando al Ganeran y las elevaciones más al sur de la sierra. Y en caso de duda, siempre podemos seguir tranquilamente los postes rosas que nos han acompañado desde el principio.

El descenso hacia Peñas Negras lo hacemos por esta pista, cómoda y con buenas vistas hacia el Mendibil, pudiendo contemplar algunos regatos que descienden de Pico Mayor, uno de ellos protegido por un aparatoso y horrendo enrejado que parece custodiar algún monstruo. En la parte final del tramo (como de algo más de 1 km. de longitud en total), y ya con el CIA a la vista, podemos abandonar el camino por la derecha para atajar por un sendero descarnado, con lo que nos ahorraremos unos metros de rodeo, aunque lo encontraremos bastante embarrado si ha llovido.

Vista sobre el Mendibil

Volvemos así junto al panel informativo del principio al Centro de Interpretación, donde damos por concluida la excursión. No obstante lo feo del edificio, haríamos mal en marcharnos sin echar un vistazo a las instalaciones. El Centro dispone de una magnífica terraza con vistas a los montes de Triano y, sobre todo, con una fantástica perspectiva hacia el sur, dominada por el Ganeko, con los montes de Durango al fondo. En el exterior hay interesantes muestras de material utilizado en la industria minera y dentro tenemos abundante información sobre el pasado industrial de la zona, muestras de minerales y una bonita maqueta del funi de La Escontrilla. Además, en el bar hay una amplia variedad de tipos de miel casera, y es obligatorio probar las rosquillas.