viernes, 14 de marzo de 2014

Artea PR BI-10

Por la margen izquierda del río Arratia se van sucediendo las poblaciones que jalonan el valle rumbo al macizo del Gorbea: Igorre, Arantzazu, Artea, Areatza, Zeanuri… Salvo el primero de ellos, más industrioso y urbano, son los demás apacibles núcleos donde se funde la tradición del mundo rural vasco con el cuidado urbanismo de principios del siglo XXI.

El PR BI-10 dibuja un recorrido circular por Areta, visitando los barrios que se extienden por el sur, recostados sobre las últimas laderas del monte Upo.  


                DISTANCIA: 4,7 km.
            DESNIVEL: 110 m. (115-225) 
DIFICULTAD: Muy Baja 3 (1-1-1)  Dificultad de tránsito
ITINERARIO: circular  Inicio y final: Iglesia de Andra Mari (Artea)
ACCESOS: Desde Bilbao en coche, A-8 dirección Donostia-San Sebastián hasta salida hospital de Galdakano. Se toma la N-240 dirección Vitoria-Gasteiz hasta Artea. Bizkaibus A-3917, A-3927 y A-3928
VIAS: Carretera, senderos de tierra
TRACK: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=6335074 
Más información:
Guía cartográfica de Bizkaia mapa 52




            Nos situamos en la iglesia de Andra Mari, que tomamos como punto de partida, junto a la cual hay un pequeño aparcamiento. Aunque, tratandose de una ruta circular podemos tomar la dirección que queramos, la haremos en sentido antihorario, para lo cual seguiremos la carretera BI-3530 deshaciendo el camino por el que hemos llegado. Olvidémonos por ahora de los carteles verdes que señalan la dirección a distintos barrios, aunque nos suenen los nombres.

Desvío junto al cementerio
En unos pocos metros encontramos un desvío por la izquierda, que tomamos pasando junto al CEMENTERIO. A lo mejor un día introducimos una etiqueta de ‘cementerios’, porque ya nos vamos encontrando unos cuantos, y quizá alguien tenga algún interés sociológico-etnográfico sobre el particular. Por cierto, que esta zona norte de Artea recibe el nombre de Gaztelu, que entronca con la denominación de Castillo-Elejabeitia que el pueblo tenía hace unas décadas. La otra mitad la veremos enseguida.

Seguimos, todavía por asfalto, entre varios caseríos y buenas arboledas, con la pequeña área recreativa de Santamañe (Santa Marina) por la derecha, un poco más arriba. Pronto salimos de nuevo a la carretera, por la que continuamos hacia la derecha en ligera subida y ahora en dirección a Zeberio. Cuando vamos a abandonar la zona urbana, una señal nos indica que debemos tomar un desvío por la izquierda hacia ELEXABEITI.

San Miguel de Elexabeiti
Descendemos hacia un grupo de vistosos caseríos, que constituye la parte que faltaba de la antigua nomenclatura, y nos encontramos con la sorprendente ermita de San Miguel, sobre la que nos ilustra esta página. Llama la atención la torreta-campanario y el curioso recubrimiento de madera, que la dan una peculiar personalidad al edificio, por lo demás de generosas dimensiones. Atravesamos completamente el simpático barrio y volvemos a otra carretera, ahora en dirección a Orozko.

En unos 50 metros de travesía en línea recta, donde comienza una zona arbolada, tenemos que abandonar el asfalto por la izquierda, traspasando una valla, para tomar un caminillo con hierba alta, paralelo al arroyo Larrueta o Laureta. Aquí conviene no perder el sendero que discurre junto a la linde del bosque, porque de lo contrario nos internaríamos en los prados de los caseríos próximos (adivinen Uds. qué es lo que le ocurrió al que suscribe),

Subiendo desde Garai
Alcanzamos así las casas de GARAI, donde una vez más nos encontramos un camino asfaltado, que esta vez tomamos hacia la derecha. Este será el tramo de mayor pendiente de todo el recorrido, aunque no deja de ser muy llevadera y apenas subiremos unos 70 metros. A los lados vamos dejando los verdes pastos salpicados de caseríos, y entre los montes más próximos destaca a nuestra espalda el picudo perfil del Illunbe. Más lejos, hacia el Este, se levanta la hermosa sierra de Legarmendi.

Nos acercamos a los caseríos del barrio de SAN MARTIN, donde tenemos medio escondida la pequeña ermita de un viejo amigo nuestro, San Martín Obispo, a quien ya nos hemos encontrado varias veces en puntos relativamente distantes. Habrá que investigar un poco sobre este señor tan ubicuo. Al final de la carretera, pasamos entre los caseríos Etxezarraga, cuyos perros no se cuentan entre nuestros favoritos.


Valla entre la vegetación
Ya en el monte, giramos a la izquierda para superar una valla de madera. Aunque la hierba alta y las zarzas dan sensación de no llevar a ninguna parte, tenemos que seguir este confuso sendero, que más adelante se ve algo más limpio, siempre con una alambrada por la izquierda y vistas esporádicas sobre el valle. Cruzamos un riachuelo y seguimos por una trocha estrecha, a veces con algunos tramos de lajas algo resbaladizas, con las últimas laderas de Upo remontando por la derecha.

Caseríos en Esparta
ESPARTA es el siguiente barrio que nos encontramos, con otra carreterilla que desciende directa hacia el centro de Artea, pero nosotros seguimos adelante. En la parte alta pasamos entre un par de caseríos abandonados, giramos a la derecha y, otra vez por camino asfaltado, llegamos a LARRAZABAL, el último de los núcleos sureños que vamos a visitar.


Túnel vegetal
Este es el barrio donde los caseríos están más apretados, a ambos lados del camino, y tenemos dos opciones para completar la última parte del trayecto: o avanzar hasta el final de las casas para después girar a la izquierda, o hacerlo antes, justo después del primer caserío, pasando ante la puerta misma de dos de ellos. En nuestro caso, nos dejamos aconsejar y seguimos la segunda opción, descendiendo suavemente por una estrada con muy abundante vegetación (véase el comentario que ponemos al final), tanto en los márgenes como en el propio camino. Venimos a dar a una finca con una valla metálica y, finalmente, por su izquierda desembocamos ya en la zona de Astui, ya en el casco urbano, con modernas casas unifamiliares que alternan con caseríos bellamente
Increíble caserío
restaurados.

En cuanto giramos a la derecha salimos sin más a la carretera donde iniciamos la ruta, donde rápidamente distinguiremos la iglesia de donde hemos partido. 

Aunque pueden hacerse otras consideraciones respecto al recorrido, nadie podrá decir -seguramente ni la mayoría de los propios artearras- que no hemos conocido de primerísima mano una buena parte de los barrios de esta agradable localidad del valle de Arratia. Y, bueno, la Herriko Plaza, muy cerquita de la iglesia, dispone de una agradable terraza para comentar la jornada y dar cuenta de un buen aperitivo.

Un PR singular

Como es sabido, un PR es un sendero de determinada longitud, con un recorrido concreto y homologado por las Federaciones de Montaña. No nos hemos leído el Manual de senderos que publica la FEDME, pero se supone que cualquiera de estos trazados debe estar señalizado como es usual, es decir, con las marcas blanco-amarillas que nos son tan familiares. Ya sabemos que hay gente a la que no le gusta este tipo de marcaciones, pero de eso ya hablaremos otro día.

Ni una de éstas
Pues bien, amables internautas, aunque uno reconozca sin reparos su habitual despiste y atolondramiento, hemos de decir que en este PR BI-10 de Artea no existe una sola de estas señales. Ni un pequeño rastro de una marca, un poquito de pintura medio borrada sobre una piedra o una estaca, nada en absoluto. 

Un camino muy frondoso
No sólo eso. Hay varias zonas del recorrido (ésas que hemos descrito como de 'abundante vegetación', y alguna otra) que son poco menos que intransitables. En algunos tramos -y digo tramos, no puntos concretos- los caminos están cegados de zarzas, y en amplias extensiones lo que sería el camino está repleto de ortigas que levantan cerca de medio metro. 

Desconozco cuál es el organismo responsable de mantener estos senderos en condiciones, pero igual el Ayuntamiento debería poner algo de interés en el tema; y la Diputación, con toda su aureola de sostenibilidad y buen rollo medioambiental podría también moverse un poco, más aún cuando la ruta está incluida en el catálogo del ISB, ahora en Bizkaia21.net. Pero bueno, sea quien sea, no estaría mal que alguien se ocupe, con un coste mínimo, en conservarlo al menos con un mínimo de dignidad. 

Así que ya sabeis, no será una buena idea hacer la ruta en pantalón corto.

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