viernes, 1 de julio de 2011

Cueva de Balzola

En la localidad de Dima, en un extremo del Parque Natural de Urkiola, podemos encontrar uno de los parajes más atractivos y curiosos de Bizkaia. La acción de la naturaleza durante milenios ha tallado la roca, habilitando pasadizos que se funden con un entorno verde y montañoso de postal. 

La zona se presta a muy distintos tipos de incursiones, desde las puramente montañeras hasta travesías más o menos extensas. En esta ocasión, exponemos un paseo sencillo, que no obstante cuenta con el punto emocionante de sumergirnos en las entrañas de la tierra, además de disfrutar de paisajes excepcionales. 

DISTANCIA: 2,7 kms
             DESNIVEL: 100 m. (270-370)
DIFICULTAD: Ninguna 2 (1-0-1) Dificultad de tránsito en la cueva
             ITINERARIO: ida y vuelta  Inicio y final: Barrio Zamakona-Indusi (Dima)
             VIAS: Pista asfaltada, sendero de tierra y zona de rocas en la cueva
ACCESOS: En coche, desde Bilbao autopista A8 dirección Donostia-San Sebastián salida Galdakao-Hospital/Vitoria-Gasteiz. Se toma la N-640 dirección Vitoria-Gasteiz hasta Igorre, donde se toma el desvío por la BI-2543 dirección Dima-Otxandio. Pasando de largo Dima, se continúa hasta Indusi, donde se toma otro desvío a la izquierda señalizado a la Cueva de Balzola. Bizkaibus A-3925 hasta desviación a Indusi
TRACK: (No lo ponemos porque la señal se pierde ya en la proximidad de las cuevas y no resulta fiable)
            Más info:                                                                                                     
Guía Cartográfica de Bizkaia mapa 58


                                  
Señales en el inicio del camino
En la carretera de Dima a Otxandio encontramos a la izquierda la desviación al barrio de Indusi y, poco más adelante, los caseríos de Zamakona, donde iniciamos nuestra ruta. Si ya los paisajes son magníficos desde unos cuantos kilómetros atrás, la sensación se incrementa según llegamos a este punto. Estamos ante la fotogénica estampa del mundo rural vasco, con imponentes caseríos, frondoso arbolado y picos rocosos que descubrimos aquí y allá, sobre el intenso verde de los campos. Podemos aparcar en un pequeño espacio junto a la carreterilla, muy cerca de un cruce de caminos con panel informativo y señales, entre las que se indica la dirección a las cuevas.

Camino junto al arroyo
Desde este cruce vemos con claridad en un alto el solitario caserío Gibeltar (no Gibraltar, como se indica en la cartografía) hacia el que tenemos que avanzar. Pasamos un puente y seguimos por pista asfaltada, en muy suave ascenso. Llegados frente al caserío, giramos a la derecha y seguimos por camino de tierra, cruzando un puentecillo sobre el arroyo Balzola, que nos acompañará un rato, para después atravesar una puerta. Transitamos por una cerrada brecha entre las estribaciones de Kobagane (izquierda), por cuyas entrañas circularemos luego, y el Urrustei (derecha), que a su vez cuelga del cercano Garaio, que luego tendremos a la vista. A la espalda se levanta la mole rocosa de Urrekoatxa, coronada por una antena.

Jentilzubi

Jentilzubi
Poco a poco, el firme se va haciendo más irregular y pedregoso, y en unos minutos alcanzamos  uno de los espectáculos del día, el enorme arco rocoso denominado Jentilzubi, que sobrevuela el camino. La inverosímil formación es el resultado de milenios de erosión producida por las aguas del arroyo, y su nombre procede de la leyenda según la cual fue construido por los gentiles (gigantes) para cruzar entre los dos montes citados. Podría decirse que estamos ante la puerta de acceso a los mundos sobrenaturales de la Euskadi profunda.


Cueva de Balzola

El sendero sigue en ligera subida y decididamente empedrado, y llega a una curva cerrada, donde debemos abandonarlo por la izquierda, como siguiendo en línea recta hacia una erosionada pared vertical de la montaña.

VARIANTE: En el itinerario propuesto hay un paso algo complicado y requiere atrevesar por completo la cueva de Balzola. Si no lo vemos claro y queremos una ruta más sencilla, no hay más que seguir el camino que traíamos y ascender unos metros en un par de curvas, hasta llegar a una cruz de señales que nos conduce hasta la boca principal de la cueva, a la que luego hacemos alusión.

Entrada a la cueva
 Tomamos ahora un senderito de trazado muy visible, aunque puede verse flanqueado por hierbas alta y alguna zarza. Vamos subiendo hasta comprobar que efectivamente nos dirigimos a una de las bocas de la cueva, por donde vamos a penetrar. Aquí está el punto más conflictivo de la ruta: justo en la entrada a la cueva hay que superar una roca muy redondeada y algo resbaladiza, con una caída de un par de metros por la izquierda. Es un paso que sólo requiere algo de cuidado y asegurar bien para evitar el resbalón, pero tampoco está exento de cierto peligro, por lo que reiteramos la oferta de la Variante anterior.

Interior y boca lateral
Una vez dentro de la caverna, el primer tramo por el interior es el menos pacífico, porque estamos prácticamente a oscuras y las rocas están siempre húmedas. Se puede decir que la linterna es imprescindible y hay que avanzar con tiento y poquito a poco. Según vamos avanzando disminuye la humedad, las rocas son de menores dimensiones y vamos ganando luz, en especial a partir de una gran roca situada justo en el centro del túnel.  Nos encontramos en las entrañas del antes citado Kobagane (de denominación bastante obvia, como se ve), en el lugar que, según las fuentes, era (o es, quién sabe) la morada de la culebra macho Sugoi, o incluso del terrible Mikelatz, hijo de la mismísima Mari, la de Anboto. Y es que estamos de lleno en zona de misterios antiguos y mágicas presencias. De todas formas, un trabajo interesantísimo sobre Balzola, su historia, leyendas y descripción detallada, la encontramos en esta página, que recomiendo encarecidamente leer con detenimiento.

Entrada 'principal'
Ya con visibilidad suficiente, dejamos por la izquierda (arriba) un yacimiento arqueológico protegido por una reja, y por la derecha otra pequeña boca, y nos dirigimos al acceso principal de la cueva. Es un vestíbulo de grandes dimensiones del que cuelgan numerosas argollas utilizadas en las escaladas, y reaparecen las goteras y la humedad. Para salir al exterior hay que remontar unos pocos metros, y para continuar el camino será preferible irnos al costado derecho (según salimos) para pasar bajo un pequeño arco que recuerda a los detectores de metales.

Estamos ya de nuevo en un estrecho senderito, porque el habremos llegado en caso de haber seguido la Variante, y ahora hay que estar un poco atentos. A unos pocos metros de la entrada de la cueva, que acabamos de abandonar, el senderito se bifurca una única vez, momento en el cual tenemos que tomar el camino de la izquierda. Ahora seguimos un tramo, con alguna pequeña subida, algo parecido a aquel por el que accedimos a la cueva.

Túnel de Abaro

Enseguida llegamos ante un nuevo paraje, sorprendente y espectacular: el túnel de Abaro. Accedemos a su boca oriental descendiendo unos metros desde el camino y nos sorprende su forma triangular, apuntando el vértice superior muy arriba, a las tripas de la montaña.

Llegando al túnel
El recorrido por el interior lo hacemos chapoteando sobre una tranquila lámina de agua de un par de dedos, sobre firme horizontal. Un tránsito cómodo, nada que ver con la vecina cueva.  Según la época, podemos vernos sorprendidos por el vuelo rapidísimo de las golondrinas, que ‘amenazan’ al visitante para proteger los nidos, que se extienden por los recovecos. La salida del túnel es sin duda la parte más vistosa, con el arroyo cayendo por un costado sobre grandes rocas que se desparraman fundiéndose con la vegetación.

Salimos al exterior remontan-do de nuevo por otra sendita algo abrupta, que progresa en paralelo al manantial, con una hermosa cascada que nos acompaña en los primeros metros. Ojo también con algunos huecos medio tapados por matorral que quedan arrimados al camino.

Y saliendo
No me- nos des- lumbran-te es el paisaje que nos encontramos a continuación: después de penetrar en grutas y túneles, y surcar senderos escarpados, salimos de golpe a un entorno apacible de postal: con las calizas de Kobegane desprendiéndose en grandes pedreras por la izquierda, el río discurre tranquilo sobre el verde, con las crestas rocosas de Leungane el fondo. Avanzamos junto al cauce unos pocos minutos y pronto distinguimos por la derecha una pista, a la que accedemos sin problema por cualquier punto que nos parezca cómodo.

El valle
VARIANTE: Si queremos prolongar más la excursión, podemos tomar esta pista hacia la izquierda –siguiendo la dirección que traíamos- para enlazar después con  una carretera asfaltada que nos conduce, en suave subida, hasta el barrio de Balzola donde se encuentra le ermita de San Lorenzo. Y si nos apetece algo más exigente, desde ahí no hay sino seguir las numerosas señales y marcas para completar el recorrido del PR BI-41, volviendo por la potente cresta del Garaio. Pero de esa ruta ya hablaremos en otro momento.

Yacimiento de Axlor
Tomamos la pista hacia la derecha, para regresar en un paseo tranquilo y breve. Este camino rodea completamente la zona de cavidades que hemos recorrido antes, aunque todavía nos ofrece una última posibilidad. Dejando primero por la derecha las señales que indican el desvío hacia la cueva, empezamos a descender por firme pedregoso, pasando enseguida una curva cerrada. Un poco más abajo tenemos una nueva cruz de señales que nos indica el desvío hacia el abrigo de Axlor, que por lo visto es el yacimiento prehistórico más antiguo de Bizkaia. Realmente no hay mucho que ver, además de que se encuentra también cerrado con una reja; pero ese mismo camino nos lleva, desviándonos por la derecha, a encaramarnos en lo alto del Jentilzubi, vamos, una curiosidad para que nos hagan la foto desde abajo, pero con mucho cuidadito porque el espacio es muy reducido, y la caída, como para no hacer bromas.  

Salvo que conozcamos un atajo que baja directo, tendremos que volver al camino principal para descender el último tramo hacia nuestro punto de partida, completando una excursión tan breve como espectacular y entretenida. Este video recoge algunas bonitas imágenes de nuestra ruta:  



NOTA: No sé si alguien se habrá dado cuenta, pero hemos actualizado esta entrada modificando un poco el itinerario, y añadiendo fotos y comentarios. Realmente, el lugar merece la pena, y ha sido mucho más un placer que un trabajo.

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