lunes, 22 de octubre de 2012

Larreder

Uno de los accesos más tradicionales y frecuentados al área de Gorbeialde es el de Pagomakurre, partiendo de Areatza. Poco antes de llegar a este punto habremos pasado por el área recreativa de Larreder, en cuyos alrededores podemos visitar interesantes vestigios de actividad humana de distinta antigüedad, además por supuesto de admirar los magníficos paisajes que se nos muestran, tanto en el entorno más próximo como en la lejanía.

Todo ello lo podemos conocer en un paseo corto y sencillo que seguro nos incita a repetir.

DISTANCIA: 3,9 kms 
DESNIVEL: 100 m. (700–800) 
DIFICULTAD: Ninguna 1 (1-0-0) 
ITINERARIO: circular  Inicio y final: Parking de Larreder (Areatza)
VIAS: Pista asfaltada y de tierra
ACCESOS: En coche, desde Bilbao, autopista A8 dirección Donostia, hasta salida 105 Vitoria-Gasteiz N-240. Se pasa Lemoa y Artea, y en Areatza se toma a la derecha desviación señalizada al Parque Natural del Gorbeia. De aquí a Larreder hay unos 6 kms. Bizkaibus A3927 hasta Areatza.
Más info:
Guía cartográfica de Bizkaia mapa 57




Refugio en Larreder
Tras el largo y sinuoso camino desde Areatza, en el que hemos disfrutado la sensación de vernos sumergidos en los bosques, llegamos al área de Larreder, un espacio despejado con algunos bancos y parrillas por la derecha, y una zona vallada por la izquierda, donde se ubica un pequeño refugio y un túmulo prehistórico que reservamos para la vuelta. El camino continúa hacia Pagomakurre, de donde nos separan unos 2 kms.

Aunque, tratandose de una ruta circular, podemos empezar por donde queramos, en esta caso iniciaremos el recorrido por la parte más baja. Para ello retrocedemos unos 300 metros desde el parking por la misma carretera por donde hemos llegado, ignorando un desvío a la izquierda y después otro a la derecha, que asciende hacia el interior del vallado. Llegamos así a una BIFURCACION señalizada con un poste, en la que abandonamos la carretera. 

Camino por la ladera
Poco a poco vamos dejando el arbolado y salimos a terreno abierto. Estamos recorriendo la parte baja del área recreativa por la ladera oriental, y casi siempre tenemos a la vista el refugio en lo alto. Enseguida tenemos una amplia panorámica hacia el norte y el este, que conservaremos durante la primera parte del camino. Por la izquierda vemos la elevación casi perfectamente cónica de Upo, de frente el valle de Arratia y al fondo, las cumbres de Leungana (izquierda) y Eskuagatx-Errialtabaso (derecha). Por la derecha, algo más lejos, se recorta el inconfundible cordal de Anboto, con el Alluitz claramente visible.

La ladera inferior, delimitada con una alambrada, contiene a su vez varias pequeñas zonas cercadas, imaginamos que protegiendo algún elemento sensible. Pronto vemos un cartel informativo y un paso en la valla. Aquí dejamos el camino para acceder a una NEVERA. Bajamos por la hierba junto a la pequeña canalización de un regato y enseguida la encontramos. Se trata de una oquedad natural complementada con un muro de piedra del que se aprecian algunos restos entre la vegetación. Por la cosa de las decepciones, avisamos que el aspecto no tiene nada que ver con las grandes y restauradas neveras del Pagasarri.  

Bosque de coníferas
Volvemos al camino, dirigiendonos hacia otra zona boscosa. Al llegar a ella comenzamos a ascender suavemente, ya bajo la imponente presencia de coníferas, que dan al trayecto un ambiente más fresco y agradable. A la sombra del arbolado surgen a ambos lados rocas que afloran cubiertas de líquenes, que crean el entorno mágico y misterioso típico de las zonas umbrías y de orientación norteña. El entorno, surcado también por algunos regatos, invita a dejar el sendero e internarse a explorar los alrededores.

Siempre bien informados por los carteles y sin ninguna dificultad, nos encontramos poco después (derecha) con un CALERO, una estructura de piedra rehabilitada que llama la atención en lugar aparentemente tan remoto. De tanto en tanto, vamos viendo algunas pilas de troncos, lo que indica que estamos en zona de explotación maderera. Siguiendo en todo momento la suave ascensión, encontramos otra indicación hacia la izquierda, que señala hacia la fuente que ISB denomina Otsopotin, y el Topohispania Potopotino. Por lo visto, el interés del paraje reside en su peculiar vegetación, así que queda a la voluntad del paseante hacer o no una nueva incursión. En otro cruce, una señal más nos indica la dirección hacia un mirador, a 250 metros (DESVIO-VARIANTE).

VARIANTE: Merece la pena acercarse a conocerlo. Para ello, tiramos a la izquierda bajo un gran pinar, muy afectado por la procesionaria. En unos minutos, llegamos a una zona abierta por el lado izquierdo en la que, tras sortear un poco la vegetación, accedemos a un claro con una mesa de orientación (MIRADOR). El paisaje es bastante similar al que vimos al principio, y podemos así identificar las cimas que tenemos a la vista. Ojo, porque el track incluye esta variante.

Vista desde el mirador

En otro corto tramo nos encontramos con los trampales que, aunque suene a cazadores, son en realidad una pequeña zona húmeda, también vallada, que por lo visto acoge diversidad de animales y plantas de interés. En unos minutos salimos finalmente a la pista asfaltada que lleva a Pagomakurre por donde hemos llegado al principio, donde giramos a la derecha.

Tenemos a la vista parte del camino ya recorrido y ya no tenemos más que continuar bajando por un par de curvas, que podemos atajar por el verde, y llegamos al último tramo,  prácticamente llano, por el que llegamos de vuelta a Larreder.

En el área recreativa podemos dedicar un rato –aparte de a las actividades propias del lugar, a gusto de cada cual- a conocer el yacimiento prehistórico de Mendigana. Por lo que hemos visto, se encuentra en una especie de cima previa denominada Sustrigi.

Dolmen de Mendigana
Entramos para ello en el recinto vallado, pasando junto al refugio, para después seguir una señal que nos dirige al dolmen, al que llegamos en unos pocos metros. Se trata de un túmulo, situado en el extremo norte del área, muy semejante a otros que podemos encontrar en distintos lugares. Una curiosa explicación de lo que tenemos a la vista –por lo demás, no muy llamativo, la verdad- la podemos encontrar en la entrada Munarrikolanda.

Pero, salvo para los expertos, quizá lo más atractivo de la zona del dolmen serán las panorámicas. Hacia el sur tenemos la misma perspectiva que disfrutamos en la primera parte del trayecto, y observamos también la nevera, justo debajo. Por el lado contrario divisamos la impresionante pared rocosa de Itxina, en cuyo extremo apreciamos los Atxak, enormes farallones calizos que parecen a punto de desprenderse. 

Las estupendas vistas y los distintos recursos que hemos ido descubriendo hacen ameno el suave paseíto, que en buena lógica parece pedir buen tiempo. 




Pero, sólo como sugerencia, diré que resulta también fascinante en días de invierno en que la niebla se agarra a las laderas, y el paraje queda solitario y silencioso. Y si no, echad un ojo a estas fotos.

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