jueves, 20 de junio de 2013

Camino '87 6ª Jornada: Villadiego-Melgar de Fernamental (23 kms.)



Tras el atracón de más de 150 kms. en cinco días, la hoja de ruta parece que afloja un poco, y plantea una etapa algo más amistosa.

Si antes hablábamos de líneas rectas, los 23 kms. de esta jornada son exactamente eso, una línea recta en dirección SW en la que apenas encontramos nada, una planicie ‘sin horizontes’ y ‘flameada por trigales, cosechadoras, amapolas, grillos’, la desnudez de los paisajes mesetarios en que casi todo lo que vemos es el cielo. Lo cual, en plena canícula, no debe tener demasiada gracia.

Peña Amaya
Lo más destacado de la vista –eso sí, a una cierta distancia- es la silueta de Peña Amaya, que queda al norte. Porque, si echamos un vistazo al perfil, vemos que el pico que sobresale como si fuera el Naranco de Bulnes es un desnivel de… 20 metros. El acumulado de la etapa (positivo y negativo) apenas suma 100; distribuidos en 23 kms. se puede uno hacer la idea de por dónde circulamos.

Tan corta y poco relevante le debió parecer al narrador la etapa que no menciona siquiera un solo lugar que llamase su atención. Lo cierto es que, echando un vistazo al mapa, hay que darle bastante la razón.  





Llanura entre las Padillas










Poco antes de medio camino, como en 8 kms. desde Villadiego, pasamos junto a Villamayor de Treviño (sí, como en Alava), donde hay una pequeña zona de cultivos de regadío, algo bastante insólito por aquí. En otro tramo semejante pasamos entre los dos Padillas (de Arriba y de Abajo), y como 5 kms. más adelante, arribamos sin más novedad a MELGAR DE FERNAMENTAL (km. 177)

Aunque tenga nombre de ungüento antiguo (lo siento, no me he podido resistir a decirlo), es la población más importante que encontramos desde Villarcayo, con un tamaño aproximado al de Villadiego, entre 1.500 y 2.000 habitantes. Situada junto al río Pisuerga y el canal de Castilla, es también nudo de comunicaciones, muy cerca de la N-120 (Burgos-León) y actualmente, de la autopista A-231. Estos datos, como diría un cursi, no son baladíes. Llegar a una localidad que no sea una simple aldea supone facilidades añadidas para obtener avituallamiento, repuestos, medicinas, y seguramente más oportunidades para encontrar dónde acomodar al grupo por la noche. Y tampoco nos olvidemos de los teléfonos, porque en 1987, claro está, no había móviles, whatsapp, ni chorradas de este tipo.

Santa Ana
Y al encontrarse más próxima a vías de comunicación, es posible que disminuya la sensación de desamparo derivada de recorrer kilómetros y más kilómetros sin más presencia humana que una aldea en la lejanía. Bien está la soledad, y es necesario hacerla nuestra aliada para afrontar tales distancias pero, como todo, en las dosis adecuadas y no más.

Todo dependerá de dónde provenga uno. Quizá a nuestros peregrinos Melgar les pareciese una ciudad moderna y cosmopolita; pero si uno viene de la civilización, es más bien el típico pueblo pequeño de Castilla, de casas que parecen mimetizarse con el color ocre de los campos. Pero bueno, es una impresión personal y de hace ya unos cuantos años.

El relato destaca el pórtico del Ayuntamiento y la iglesia de Santa María (debe referirse a la de la Asunción). Por mi parte citaría la que creo que es la iglesia de Santa Ana (ahora centro cultural o algo así), cuya torre tiene algo chocante que no sabría definir –aunque desconozco sus méritos arquitectónicos.

La Asunción
Parece que en esta ocasión sí recibieron alguna atención por parte de la comunidad religiosa, o por lo menos les sellaron la credencial. Lo que no se menciona –pero algunos de sus protagonistas lo recuerdan muy bien- es la discoteca Las Vegas, que debía tener mucha fama y pasaba por ser de las mayores no sé si de la región, del norte, o de algo. Tampoco me imagino a los chavales metiendose en una disco tras 170 kms. de peregrinar por los campos. El choque cultural, estético y hasta físico podría ser descomunal. Pero quién sabe, hay gente para todo.

En Melgar nos despedimos de la provincia de Burgos, por donde hemos deambulado los últimos cinco días. Nos esperan en adelante el último destino dentro de este primer tercio de ruta jacobea, la provincia de Palencia y, con todo ello, por fin, el Camino francés.

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