El Buciero es una península pero es casi
una isla: sus únicas conexiones con tierra son una playa y una marisma, la
playa de Berria y la marisma de Santoña. Sin embargo, este caprichoso accidente
orográfico, de forma ligeramente ovalada, forma una masa potente, con picos que
se levantan bastante por encima de los 300 metros sobre el mar que lo rodea. Protegido
por vertiginosos acantilados, como ya intuyeron sus antiguos pobladores constituye
una fortaleza natural inexpugnable que protege tanto la entrada de la bahía
como el pueblo de Santoña que se recoge a sus pies.
Con estas características no es
sorprendente que se nos ofrezca un espacio atractivo para el senderismo, que
reúne atractivos paisajes tanto marinos como montaraces que se pueden recorrer
sin demasiada dificultad. Aprovechamos parte de las interesantes rutas diseñadas por el
Ayuntamiento de Santoña para conocer algunos de estos lugares.
DISTANCIA: 7,1 km.
DESNIVEL: 245 m. (75-318)
DIFICULTAD: Baja 5 (2-2-1) Rampas del 30-40%
ITINERARIO (circular) Inicio
y final: Fuerte del Mazo (Santoña)
VIAS: Camino asfaltado, senderos de
tierra
ACCESOS: Desde Bilbao, autopista dirección
Santander salida 177 Cicero-Treto-Santoña. Se toma la N-634 hasta Santoña.
Aquí, seguir dirección al Paseo marítimo y al final de subimos hacia el fuerte
de San Martín. Se gira a la izquierda en dirección al Fuerte del Mazo y en 1,5
km. tenemos por la izquierda un pequeño espacio donde aparcar.
TRACK: Wikiloc
Más información:
https://www.turismodecantabria.com/ficherosGaleria/esp/.../mapa-turistico-santona.pdf
http://www.xn--santoa-0wa.es/turismo/monte-buciero-0 (Rutas 2 y 3)
(2ª parte)
IGN MTN50-0036
Panel informativo y cimas, junto al Polvorín |
El
Polvorín del Helechal era un antiguo depósito de
armas y munición que servía a las fortificaciones napoleónicas que aún hoy
salpican el también llamado Monte de Santoña. Lo que queda de los antiguos
edificios se utiliza actualmente como cuadras y casa de aperos, y enfrente
tenemos un pequeño espacio donde aparcar. Desde aquí vemos también en un
pequeño alto el Fuerte del Mazo (o de Napoleón), la más significativa
fortificación del interior de esta península, que visitamos al final de la
excursión. Y tenemos también a la vista las dos principales elevaciones de la
zona: por la derecha, con su corona rocosa, las cumbres de Buciero y Ganzo; por
la izquierda, la Atalaya a la que llegaremos en un rato, culminada con una
pequeña edificación.
Inicio del sendero |
Unos
metros después del Polvorín tomamos un camino asfaltado que desciende por la
derecha, por donde siguen varias de las rutas que recorren los alrededores.
Aquí hay que prestar un poco de atención para abandonar la carretera por la
derecha y tomar un sendero con la indicación ‘Ecosistemas del bosque’. Es
justamente esta ruta, señalada con las marcas de PR y un punto rojo, la que
seguiremos en la primera parte de nuestro itinerario. En este tramo iremos
alternando camino bajo arbolado con zonas abiertas junto a alguna casa,
pastizales y vistas a las cimas principales.
Por el encinar |
En unos
400 metros ya nos encontramos bordeando por el norte una loma y nos internamos
definitivamente en el tupido bosque característico del litoral cantábrico y
dominado por las encinas. Hay que decir que más o menos por aquí hay un vacío
en el track, seguramente por haber perdido la señal, pero el camino no tiene
pérdida por resultar muy evidente y estar perfectamente señalizado. El sendero
es amplio y cómodo, en ligera subida y con algunas zonas de roca. Aunque
encontramos numerosos desvíos a derecha e izquierda, no abandonamos nuestro
camino, incluso aunque uno de ellos esté indicado con una señal que indica
‘Atalaya’.
Variante:
Faro del caballo
Cuatro Caminos, con señal |
Pronto
llegamos al cruce conocido como CUATRO CAMINOS, donde enlazamos con la pista
que circunvala la península. Y aquí se nos ofrece una muy interesante
alternativa: si seguimos de frente, por sendero debidamente señalizado, en unos
minutos estamos en el acceso al famoso Faro del Caballo, uno de los
emplazamientos emblemáticos del municipio, y uno de los parajes más
espectaculares de la costa de Cantabria.
Empezamos a bajar |
Contando
que Cuatro Caminos se encuentra a cerca de 200 metros sobre el nivel del mar,
es este desnivel el que hay que descender para llegar al faro, y obviamente lo
mismo lo que habrá que remontar de nuevo hasta el camino. No es tarea fácil y,
tras unas decenas de metros de sendero, la operación se completa descendiendo
los famosos 700 escalones (763 según alguna fuente) tallados en la roca por
presos del cercano penal del Dueso. El descenso resulta vertiginoso, por un
estrecho pasillo al borde de impresionantes acantilados, hasta llegar a la
plataforma en que se asienta el faro. Y si aún queremos más, otro tramo de
escaleras (unas cien de propina) no conduce directamente al mar, de profundas y
azulísimas aguas en las que los más valientes pueden incluso darse un chapuzón.
Las magníficas fotos y video de esta página ayudan a hacerse una idea de la maravilla que podemos encontrar
allí abajo.
Porque,
claro, luego hay que subir de nuevo, lo que requiere tiempo y buenas piernas.
De manera que, aunque es obligado hacer mención del faro llegados a estos
lugares, parece más recomendable visitarlo ex profeso en una excursión más
sencilla, por lo cual no lo he incluido en el track ni en el mapa.
Atalaya
y camino de vuelta
En el
cruce de Cuatro Caminos hay que seguir la ruta girando al norte para tomar el
amplio sendero, a la derecha si hemos visitado el faro, o a la izquierda en
caso contrario, siguiendo ahora las marcas verdes y azules. El camino sigue
siendo sencillo y cómodo, en muy ligera bajada durante algo menos de 1 km.
Señales junto al desvío |
Últimos metros |
Desde
luego, ha valido la pena, porque las vistas son excepcionales. Hacia el oeste
contemplamos la marisma de Santoña y Montehano, Argoños, el Gromo y la playa de
Berria, los montes de Mijedo y la playa de Trengandín, las puntas de la Mesa y
Quejo Menor, ésta última ocultándonos en parte cabo de Ajo, que se divisa al
fondo. Hacia el sur las cumbres de Ganzo y Buciero nos ocultan la vista de
Laredo, y hacia el norte, tras las lomas saturadas de vegetación se adivinan
los acantilados que caen sobre el mar.
Camino de vuelta |
Fuerte
del Mazo
Como
decía al principio, el Fuerte del Mazo (o de Napoleón) se encuentra en un
altozano muy próximo al Polvorín de donde hemos partido, así que le dedicamos
una breve visita.
Como
todas las fortificaciones de la zona, fue levantado por los franceses a
principios del siglo XIX, al parecer para proteger otra más importante, situada
en el Dueso. Está rodeado por una muralla en cuyo interior alberga varios
edificios y efectivamente parece un emplazamiento perfecto para defender las
zonas bajas. Sinceramente, al margen de su valor histórico, la visita sólo
merece la pena si, como en esta ocasión, nos pilla a mano para algún otro plan
más atrayente.
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