miércoles, 23 de mayo de 2018

Virgen de Castro

Emergiendo desde el oeste sobre el mismo casco urbano de Castro Urdiales se levanta el monumento a la Virgen, también conocido como La Ermita, o el Sagrado Corazón. Es en realidad una gran columna erigida en 1956 sobre una antigua ermita, y su ubicación le permite dominar este simpático núcleo de población, con algunas vistas interesantes sobre la costa. Un sencillo paseo nos conduce a esta atalaya, pasando en unos minutos del bullicio de las calles y la autopista a la tranquilidad de los prados por donde deambula tranquilamente el ganado.

            DISTANCIA: 5,1 km.   
DESNIVEL: 190 m. (10-203) 
DIFICULTAD: Ninguna (1-1-0)
            ITINERARIO (ida y vuelta)  Inicio y final: Parque de Bomberos de Castro Urdiales
            VIAS: Camino asfaltado, sendero
ACCESOS: En coche, desde Bilbao, autopista dirección Santander, primera salida (sur) a Castro Urdiales. Tomamos la CA-520 en dirección a Sámano, justo después de pasar bajo la autopista, frente a los Bomberos tenemos un pequeño espacio para aparcar. Desde Bilbao (Termibus) hay autobuses casa media hora.
TRACKWikiloc
Más información:
Y comentarios de lo más variados, aquí:
IGN MTN50-036-Castro Urdiales



Subida por el asfalto
Todo es comodidad en esta pequeña excursión. Nuestro punto de partida está al lado mismo de la salida de la autopista, en dirección a Sámano. Frente al parque de bomberos hay un pequeño espacio para aparcar, y ahí mismo comenzamos la marcha, guiados por unas señales que indican hacia el barrio de Pando y la ermita. Sobre un pequeño puente cruzamos el arroyo Sámano y unos metros después el camino se bifurca. Debemos seguir por la izquierda, por asfalto, para pasar junto a un edificio abandonado.

Entre eucaliptos
Estamos en una carreterilla estrecha y con curvas, que va pasando junto a varios chalets, en subida suave. Tras unos 500 m. o algo más, hay un desvío por la izquierda con un cartelito que indica ‘ermita’, y aquí abandonamos la vía anterior. Se cruza un paso canadiense y se toma una pista de cemento que sube entre eucaliptos. Después de un tramo más frondoso, salimos a zona despejada, dejando en una curva un camino de hierba que desciende. En otros 100 metros 
Santullán y altos de Anguía
hay otra bifurcación, con una valla de madera, donde tomamos el camino de la derecha, que asciende suavemente. Remontamos un tramo corto y encontramos un nuevo cruce. Otro cartelito señala por la izquierda hacia el Cerredo, y nosotros seguimos de frente.

Llegando arriba
Por la derecha tenemos varias fincas y una bonita vista sobre Santullán, pasamos a camino de tierra de nuevo bajo eucaliptos, y ya empiezan a verse las primeras calizas que afloran sobre el verde, lo que indica que falta muy poco. Por esta zona ya será frecuente encontrar vacas pastando, la panorámica se abre bastante más, y se distingue el monumento en lo alto. De aquí no queda más que remontar el último repecho, y llegamos por fin a la cima (LA ERMITA, 203 m.), en una amplia extensión sembrada de blancas rocas.

Castro Urdiales

El monumento
En mi opinión, el monumento visto de cerca no es nada bonito, aunque también reconozco que estos mamotretos colocados en los montes nunca me hacen ninguna gracia. Y las vistas, pues quizá un poquillo limitadas. Sí es verdad que estamos justo sobre Castro, con una buena panorámica sobre el pueblo y el puerto, con la bonita iglesia formando una estampa vistosa. Por la derecha vemos la península de Cotolino –medio tapada por el arbolado-, la pequeña elevación de Cueto y los tres montes de Zierbena (Montaño, Serantes y Luzero) previos al superpuerto. Al fondo, hacia el Este, se distingue hasta cabo Billano. Por el lado contrario asoma la cima de Cerredo, y las vistas son también apreciables hacia el sur, con los altos de Anguía cerrando el valle de Sámano.

Para el camino de vuelta, hay una alternativa posible que nos lleva directamente al pueblo, descendiendo digamos de frente para tomar después un sendero que conduce hasta el casco urbano. Como no conozco esta variante, en nuestra ruta utilizamos sin embargo el mismo camino de subida.

Y bueno, pues Castro es una población bien agradable, tenemos allí varios buenos amigos, un paseo por la playa de Brazomar hasta la zona antigua, el puerto y la iglesia es un buen plan, y ya a última hora de la tarde, todo rebosa ambiente y estupendos bares. Con eso ya estamos contentos.

jueves, 3 de mayo de 2018

Astxiki


El blanco peñasco de Astxiki se sitúa en el extremo norte del cordal de Alluitz-Anboto, y parece un trozo desprendido de la cordillera calcárea. Lo separa de ella un collado con forma de corredor que comunica el desfiladero de Atxarte (Oeste) del valle de Atxondo (Este). Estamos además en pleno corazón del mundo de la escalada de Bizkaia: con buen tiempo pueden verse numerosos practicantes de esta modalidad deportiva trepando por las paredes del vecino Untzillatx y por los espolones del propio Astxiki. De forma que, con el impresionante perfil del Alluitz a muy escasa distancia, todo alrededor respira montaña.

De las varias rutas posibles, elegimos en esta ocasión una de las menos habituales, que parte del barrio de Sagasta, en Atxondo. De ahí remontamos al collado que separa Astxiki del colosal Alluitz y, superado el último y empinado tramo sobre el karst, acceder a la pequeña cima desde donde contemplar el soberbio paisaje montañero que nos rodea.

            DISTANCIA: 5,6 km.   
DESNIVEL: 480 m. (312-791) CENTENARIO 
DIFICULTAD: Media-Baja 7 (4-1-2) Rampas del 30-40% / Dificultad de tránsito (parte final)
            ITINERARIO (ida y vuelta)  Inicio y final: Sagasta (Atxondo)
            VIAS: Senderos de tierra
ACCESOS: En coche, desde Bilbao, autopista dirección Donostia salida Abadiño-Elorrio-Arrasate (BI-632) Pasado el centro de Abadiño, en Muntsaratz se toma el desvío por la derecha hacia Sagasta. Tras subir ligeramente, se llega al grupo de casas al final del cual hay un pequeño espacio para aparcar.
TRACKWikiloc
Más información:
Guía Cartográfica de Bizkaia mapa 59
IGN MTN50-087-Elorrio


Perfil subida



Astxiki y Alluitz desde Sagasta
No me dirán que no: ya desde que nos vamos aproximando a Durango, sin haber salido siquiera de la autopista se queda uno boquiabierto viendo el fantástico espectáculo de los montes: empezamos por las estribaciones de Aramotz, seguimos con el Mugarra y vamos rodeando la serie de montes por Untzillatx, Astxiki, Alluitz… a cada cual más impresionante. Fantásticas moles de blanquísima caliza brillan al sol contrastando con el verde que los rodea. En fin, pues vamos a subir a uno de ellos, el más pequeño, aunque no por ello deja de tener su personalidad.

En el lugar donde podemos aparcar, más o
Ermita de Santa Lucía
menos al final de las casas, tenemos también un abrevadero donde podemos coger agua. Y ahí mismo tenemos ya va vista espectacular de Alluitz (izquierda) y Astxiki, con su doble cumbre (derecha). Siguiendo la carretera por la misma dirección que traíamos, en unos metros tenemos por la derecha la ermita de Santa Lucía, en una ladera con unas escaleras y también algo de sitio para aparcar. Es una ermita alargada, pequeña y parece muy antigua. La pista sigue por la izquierda, pero desde la ermita se ve un camino de tierra que cruza por el pinar, una especie de atajo que podemos tomar y, tras unos metros de sendero quizá algo embarrado, salimos de nuevo a la pista, con nuevas e impresionantes vistas sobre los colosos calizos.

Por ahí hay que subir
El camino desciende suavemente durante unos metros, y tenemos la que quizá es la perspectiva más vistosa sobre nuestro Astxiki: la zona verde adyacente, el collado de Artola, parece desplomarse hacia nosotros con una pendiente creciente, formando una especie de gran canal con una pedrera. Pero tampoco hay que asustarse, porque efectivamente hay que subir hasta allí, pero no exactamente por allí.

Senderito
Continuamos la pista junto a varios vallados, atravesamos otro pinar y, tras pasar junto a una zona donde suelen apilarse troncos, llegamos al punto en el que hay que abandonar la pista (DESVIO) por un camino herboso y amplio (derecha). Con otra fantástica imagen del Alluitz, a cuya falda nos aproximamos, seguimos entre pinos hasta encontrar un estrecho senderito que gana metros poco a poco a media ladera. Ahora en terreno despejado, disfrutamos de buenas vistas hacia el noreste, con Oiz al fondo, Sagasta, que ya va quedando bastante abajo, y por la derecha el impresionante perfil de Udalaitz, con Aitzkorri cerrando el horizonte.

Ganando metros, con Udalaitz al fondo
Nos aproximamos a una cresta rocosa que habrá que atravesar, con algún que otro espino. Es un tramo algo más técnico y bastante entretenido, y enseguida vemos una especie de ventana, aproximadamente en la cota 500, tras la cual se divisa la alfombra verde de Artola y una de las torres eléctricas. Pero calma: parece que hubiésemos superado lo peor hasta la trepada final a la cima, pero ni de lejos. Siempre con espectaculares vistas y una fuerte pendiente por la derecha, recuperamos el senderillo y continuamos el faldeo, aunque girando poco a poco para ir ganando más altura. Por la derecha tenemos una especie de antecima, un promontorio rocoso que quizá tenga algún nombre, y tras el cual parece que se encuentra una cueva también denominada Sagasta.

Saibi y Errialtabaso, desde Artola (con zoom)
La sendita desaparece y ya no hay más que tirar para arriba campo a través. Hay que hacerlo con alguna paciencia, porque hay que subir bastante más de lo que parece (serán unos 100 m. de desnivel continuo y en recto), no hay más que ver las dimensiones de la torreta de arriba. A media subida se distingue una cavidad en la pared de la izquierda, y una pequeña regata nos acompaña por la ardua cuesta hasta que llegamos por fin al collado de ARTOLA, con una cruz de señales, y la torre y el tendido eléctrico que lo atraviesa. Buen momento para una paradita y un trago, mientras admiramos la brutal mole del Alluitz, justo al lado (por aquí mismo arranca el camino de subida), y otras muchas maravillas que tenemos a la vista: Urkiolagirre, el santuario, Saibi con su enorme cruz entre Gorbea y Lekanda, Errialtabaso... Abajo queda el desfiladero de Atxarte, y el camino de Genzelai por el que sube la ruta más normal hacia aquí.

Alluitz, desde la subida
Y justo al lado está el último desnivel que falta por salvar, otros 100 metros por el terreno más complicado, una buena pedrera bastante vertical. Hay un camino bien marcado en zigzag, marrón de tan pisado sobre el blanco de la caliza, y no conviene apartarse de esa trazada si no queremos problemas. La subida se hace dura, con mucha piedra suelta que se derrama en cuanto se pisa donde no se debe.
Últimos metros
Como a media ascensión encontramos por la derecha una especie de mirador con unos peñascos junto al que hay un terrible balcón (patio escalofriante), enfrente del cual están las paredes de Untzillatx y la cantera de Atxarte.

Untzillatx desde la cima




El último repecho es algo más amable, con algo de hierba, aunque en el último escarpe hay que volver a utilizar las manos. Y bueno, finalmente llegamos a la cima (ASTXIKI, 791 m.), con más espacio del que se pudiera suponer, desde donde puede uno estarse un buen rato admirando lo que tenemos alrededor: con un día claro, el panorama es sencillamente extraordinario, y hasta algo intimidante si uno sufre de vértigo. En tiempo remotos parece que hubo aquí una fortaleza defensiva que custodiaba el paso de Atxarte, y que ocupaba todo el espacio entre las dos cimas que culminan el monte. Incluso se han encontrado restos de objetos por los alrededores, aunque del castillo original no queda nada en absoluto.

Para la bajada, que hacemos por el mismo camino, sólo un par de apuntes. Cuando empezamos a descender del collado puede ser algo complicado dar con el senderito por el que hemos subido. La referencia serían los primeros tres árboles de cierto tamaño que hay bajo la roca de Astxiki: hay que bajar hasta su altura para encontrar el sendero, siempre por la derecha, en la falda de Alluitz. Una vez recuperado este trazado y superada la cresta rocosa que indicaba antes, el camino ya no tiene pérdida. Y en la parte final podemos ignorar el atajo que tomamos junto a la ermita y continuar todo el tiempo por la pista. Serán unos 400 o 500 metros más de trayecto pero resulta más cómodo tras el esfuerzo de esta breve pero intensa ascensión.