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lunes, 16 de diciembre de 2019

Campo Ezquerra

Si circula usted por la A8 entre Santander y Bilbao, un poco después de dejar atrás Castro podrá contemplar, además de la Peña Santullán, destripada por la inmensa cantera, y los pequeños picos calizos que la escoltan, un monte pelado y de perfil chato que la autopista irá bordeando y dejando a la derecha, según vamos ascendiendo hacia Saltacaballo. Es el macizo de Campo Ezquerra, que luce un colosal hundimiento que interrumpe la línea del cresterío y la hace inconfundible.

Estamos en el centro de una amplia extensión de antiguas explotaciones mineras que suministraban material después transportado por mar a través de planos inclinados, vías de vagonetas y cargaderos que salpicaban la costa desde Castro hasta Muskiz. Las profundas cicatrices de aquellas explotaciones, los restos de viejas instalaciones y la sensación de pasear por campos solitarios evocan la actividad de tiempos pasados que dejaron aquí su huella.

            DISTANCIA: 6,7 km.
            DESNIVEL: 345 m. (40-388)
DIFICULTAD: Muy Baja 4 (2-1-1) Dificultad de tránsito
            ITINERARIO (ida y vuelta)  Inicio y Final: Mioño (Cantabria)
            VIAS: Carretera, pista de tierra y senderos
ACCESOS: Desde Bilbao en coche, autopista dirección Santander salida 145 (Mioño). En cosa de 1 km. se llega por la N-634 a esta población, atravesada por la propia carretera. La línea B de autobuses a Castro (Termibus) tiene parada en Mioño. 
TRACK: Wikiloc
Más información:
IGN MTN50-036 Castro Urdiales
  




La subida a esta modesta cima –en realidad llamada Pico de Haro- se puede iniciar desde un recodo de la N-634, poco antes de llegar a Mioño, o bien desde el mismo núcleo urbano de esta pequeña población, muy frecuentada en verano. Si hacemos la ruta fuera de temporada no hay problema para dejar el vehículo en alguno de los aparcamientos del pueblo, donde casi sin proponérnoslo iremos a dar a la vieja carretera general.

Ni caso al cartelito
Por ella emprendemos la marcha en dirección a Bilbao, hasta dar con una rampa que asciende por la derecha, que será por donde empecemos a subir. Tras un par de giros, dejamos por la derecha una pequeña urbanización y rodeamos después otro recinto privado tras el cual desaparece el asfalto y tomamos una pista de tierra. De inmediato confluimos con el sendero que viene desde la propia carretera y continuamos entre varias txabolas. En lo alto, a la izquierda, se adivina ya nuestro objetivo, con un afilado pico por la derecha. Tras pasar junto a unas señales arrancadas, con vista de frente a Santullán, el camino conduce a un paso subterráneo bajo la autopista, con señal de prohibido el paso y cerrado con vallas al otro lado, donde se inicia una pista paralela a la carretera. Vamos, el típico lugar junto a una autopista que es cualquier cosa menos apetecible: sucio, abandonado y candidato al perro vagabundo.

Viejas instalaciones
Nada más dar la espalda a la autopista ya vemos algunas cosas significativas: un pequeño hundimiento, que será anuncio de lo mucho que veremos luego, y varias instalaciones mineras derruidas, que siempre aportan un aire misterioso. Aparte de Santullán y el valle de Sámano, vemos hacia el Oeste el pequeño Cueto con sus antenas, y el Cerredo despuntando al fondo. Cruzamos una pista más ancha que va a dar a una explanada con los restos de un viejo túnel, y seguimos de frente en muy ligera subida, por camino pedregoso, no muy agradable, y el esperado entorno árido, inhóspito.

Mioño abajo, Cerredo al fondo
El paisaje va siendo siempre el mismo. Llegamos a un cruce, donde giramos bruscamente a la izquierda, tomando como referencia otro edificio abandonado con graffitis junto al que hay que pasar. Aquí el camino es ligeramente más montañero y menos minero y, pasando algún buen encharcamiento, se ve claro que nos dirigimos a una torre eléctrica que viene a estar sobre la misma arista que conduce a la cima. Poco más arriba encontramos una BIFURCACIÓN a partir de la cual el camino describe dos lazos, uno más largo que el otro, para hacer un recorrido similar. Tomamos el de la derecha, que sube suavemente, y ya tenemos una estupenda vista de Castro. Vemos también con claridad la multitud de urbanizaciones que se extienden por el valle, algunas de aspecto monótono y horrible, al menos desde aquí arriba. Tras una curva, el camino ya es netamente verde y se dirige sin dudas hacia la cumbre.

Por la arista
Llegamos junto a un vallado con una puerta de madera, ya mirando a la vertiente Este, y aquí el camino desaparece o, mejor dicho, gira a la izquierda para seguir el lazo largo que decía antes. En dirección a la cima ya sólo hay una trocha, un caminito de cabras que aparece y desaparece, serpenteando entre argomas. No nos fiemos de lo que parece un camino de hierba que discurre unos metros hacia la derecha (a cota algo más baja): hay que continuar prácticamente por la misma arista, lo que obliga a tener cuidado.

Grietas
Por la izquierda tenemos un potente terraplén, que cae hacia unos prados cerca ya de Saltacaballo. No hablamos de patio, pero sí que podríamos rodar unos cuantos metros ladera abajo entre pinchos y zarzas. Y las grietas. Ya hemos visto desde abajo el espectacular hundimiento cercano a la cima, y hemos visto hondonadas aquí y allá, algunas producto de la actividad minera, otras que parecen naturales. Este monte, por su configuración o sus materiales, está completamente fracturado, resquebrajado, el agua se cuela por las hendiduras y las hace más profundas, hasta que terminan abriéndose del todo o estallando. El caso es que desde que hemos abandonado el camino hasta la cima irán apareciendo, de forma creciente, esas grietas, a veces no muy visibles, con las que habrá que tener mucho cuidado. Algunas están rellenas de zarzas así que no conviene andar despistado: vista al suelo y mucho ojo. Y sobre todo, nada de meterse por aquí con niebla o mala visibilidad.

Cima y mojón al otro lado del tajo

Hacia el este: Mello, Serantes, Ganeko...
Con todo, el senderillo es entretenido y con fantásticas vistas, hasta culminar la ascensión (PICO DE  HARO, 386 m.) en el lugar señalado con una cruz de madera. Justo delante nos encontramos con el hundimiento tan visible desde los alrededores, un corte seco de unos diez metros de profundidad que corresponde a la antigua mina de Las Calizas, actualmente una superficie rectangular desplomada tal cual. Al otro lado se encuentra el vértice geodésico, unos metros por debajo de nuestra cima, al que resulta algo laborioso llegar por la fracturación del suelo.

Pese a la limitada altitud, como decía las vistas son fantásticas, especialmente hacia Bizkaia: por el litoral, tras los tres hermosos montes de Zierbena (Montaño, Serantes y Lucero), la costa es visible hasta cabo Billano; hacia el interior, Mello, Ganekogorta, los montes de Galdames y de Durango, y Oiz, incluido parte del casco urbano de Bilbao; por el sur, Alen y los montes de Saldamando, hasta el cercano Santullán, con su bonita escolta del Pico de la Cruz.

Saltacaballo y costa de Bizkaia



Castro (con zoom)
Con las mismas precauciones volvemos a bajar hasta el vallado y, como la cosa resulta muy cortita, podemos explorar el lazo más largo que decíamos antes. No hay más que seguir recto, pegados al vallado, por un camino verde que sigue en dirección al mar, dejado de lado algún otro hundimiento y el profundo corte de una de las canteras. El sendero termina en la torre eléctrica, y de frente vemos unas pequeñas antenas hacia las que no se ve camino claro. Sin embargo, un poco a la derecha de la arista (Este) reaparece una trocha muy similar a la de la cima, quizá algo más escarpada, que sigue con algo de barro y zarzas, aunque muy transitable. Vamos siempre en ligero descenso hasta llegar a las antenas, de nuevo con fantásticas vistas, justo encima de Saltacaballo, hacia donde sería posible seguir de no ser por la autopista. Al Oeste, lo primero que se ve es la playa de Dícido, que parece que se traga entera la marea alta.

Camino hacia la antena

Para volver al camino lo más sencillo es tomar la pista de servicio de las antenas, que será la que dejamos a la izquierda en la BIFURCACIÓN, confluyendo allí con el camino de subida, por donde se vuelve sin más al punto de partida,




Playa de Dícido y península de Cotolino
Mioño es una población peculiar y con algo de entrañable –aparte de
tener allí al amigo Javi. Aparte de un par de buenos restaurantes, los alrededores de la playa de Dícido tienen, fuera de los meses de verano, un atractivo aire decadente, con un par de casas antiguas y un solitario paseo que bordea el monte para avanzar hacia un cargadero de mineral, que parece ser el último superviviente de la vieja época de esplendor minero. Todo ello, un perfecto ejemplo de eso que hemos llamado après-marche, ese rato que dedicamos a conocer pueblos, gentes y paisajes.

miércoles, 23 de mayo de 2018

Virgen de Castro

Emergiendo desde el oeste sobre el mismo casco urbano de Castro Urdiales se levanta el monumento a la Virgen, también conocido como La Ermita, o el Sagrado Corazón. Es en realidad una gran columna erigida en 1956 sobre una antigua ermita, y su ubicación le permite dominar este simpático núcleo de población, con algunas vistas interesantes sobre la costa. Un sencillo paseo nos conduce a esta atalaya, pasando en unos minutos del bullicio de las calles y la autopista a la tranquilidad de los prados por donde deambula tranquilamente el ganado.

            DISTANCIA: 5,1 km.   
DESNIVEL: 190 m. (10-203) 
DIFICULTAD: Ninguna (1-1-0)
            ITINERARIO (ida y vuelta)  Inicio y final: Parque de Bomberos de Castro Urdiales
            VIAS: Camino asfaltado, sendero
ACCESOS: En coche, desde Bilbao, autopista dirección Santander, primera salida (sur) a Castro Urdiales. Tomamos la CA-520 en dirección a Sámano, justo después de pasar bajo la autopista, frente a los Bomberos tenemos un pequeño espacio para aparcar. Desde Bilbao (Termibus) hay autobuses casa media hora.
TRACKWikiloc
Más información:
Y comentarios de lo más variados, aquí:
IGN MTN50-036-Castro Urdiales



Subida por el asfalto
Todo es comodidad en esta pequeña excursión. Nuestro punto de partida está al lado mismo de la salida de la autopista, en dirección a Sámano. Frente al parque de bomberos hay un pequeño espacio para aparcar, y ahí mismo comenzamos la marcha, guiados por unas señales que indican hacia el barrio de Pando y la ermita. Sobre un pequeño puente cruzamos el arroyo Sámano y unos metros después el camino se bifurca. Debemos seguir por la izquierda, por asfalto, para pasar junto a un edificio abandonado.

Entre eucaliptos
Estamos en una carreterilla estrecha y con curvas, que va pasando junto a varios chalets, en subida suave. Tras unos 500 m. o algo más, hay un desvío por la izquierda con un cartelito que indica ‘ermita’, y aquí abandonamos la vía anterior. Se cruza un paso canadiense y se toma una pista de cemento que sube entre eucaliptos. Después de un tramo más frondoso, salimos a zona despejada, dejando en una curva un camino de hierba que desciende. En otros 100 metros 
Santullán y altos de Anguía
hay otra bifurcación, con una valla de madera, donde tomamos el camino de la derecha, que asciende suavemente. Remontamos un tramo corto y encontramos un nuevo cruce. Otro cartelito señala por la izquierda hacia el Cerredo, y nosotros seguimos de frente.

Llegando arriba
Por la derecha tenemos varias fincas y una bonita vista sobre Santullán, pasamos a camino de tierra de nuevo bajo eucaliptos, y ya empiezan a verse las primeras calizas que afloran sobre el verde, lo que indica que falta muy poco. Por esta zona ya será frecuente encontrar vacas pastando, la panorámica se abre bastante más, y se distingue el monumento en lo alto. De aquí no queda más que remontar el último repecho, y llegamos por fin a la cima (LA ERMITA, 203 m.), en una amplia extensión sembrada de blancas rocas.

Castro Urdiales

El monumento
En mi opinión, el monumento visto de cerca no es nada bonito, aunque también reconozco que estos mamotretos colocados en los montes nunca me hacen ninguna gracia. Y las vistas, pues quizá un poquillo limitadas. Sí es verdad que estamos justo sobre Castro, con una buena panorámica sobre el pueblo y el puerto, con la bonita iglesia formando una estampa vistosa. Por la derecha vemos la península de Cotolino –medio tapada por el arbolado-, la pequeña elevación de Cueto y los tres montes de Zierbena (Montaño, Serantes y Luzero) previos al superpuerto. Al fondo, hacia el Este, se distingue hasta cabo Billano. Por el lado contrario asoma la cima de Cerredo, y las vistas son también apreciables hacia el sur, con los altos de Anguía cerrando el valle de Sámano.

Para el camino de vuelta, hay una alternativa posible que nos lleva directamente al pueblo, descendiendo digamos de frente para tomar después un sendero que conduce hasta el casco urbano. Como no conozco esta variante, en nuestra ruta utilizamos sin embargo el mismo camino de subida.

Y bueno, pues Castro es una población bien agradable, tenemos allí varios buenos amigos, un paseo por la playa de Brazomar hasta la zona antigua, el puerto y la iglesia es un buen plan, y ya a última hora de la tarde, todo rebosa ambiente y estupendos bares. Con eso ya estamos contentos.

lunes, 1 de octubre de 2012

Vía Verde de Piquillo

El tramo de la costa más oriental de Bizkaia y su continuación por el litoral cántabro muestran abundantes restos de la actividad minera que se desarrolló en la zona hasta las primeras décadas del siglo XX.  Por aquí circulaban diversos transportes de mineral para su embarque y posterior exportación, a través de cargaderos que asomaban sobre el mar. La huella de esta industria nos ha dejado desmontes y túneles, viejas instalaciones y edificios a lo largo de varios kilómetros, que conviven con la belleza de los rompientes.

Un sencillo paseo enlaza la primera localidad cántabra (Ontón) con Kobaron, ya en Bizkaia, recorriendo la fachada marítima para contemplar sus recios paisajes.


DISTANCIA: 5,8 kms 
            DESNIVEL: 15 m. (30–55)
DIFICULTAD: Ninguna 1 (0-1-0)
ITINERARIO: ida y vuelta  Inicio y final: Antiguo cargadero de Ontón
VIAS: Pista asfaltada y de cemento
ACCESOS: En coche, de Bilbao a Ontón, autopista A8 dirección Santander salida 139 El Haya. Se toma la N-634 en dirección Santander, y antes de entrar en Ontón, tomar una carreterilla que sale por la derecha, pasando bajo la autopista y llegando al parking junto al inicio de la Vía Verde. Autobús Encartaciones (Termibus) Bilbao-Castro por Nacional
                 Si queremos partir de Kobaron, tomar la misma salida de autopista e inmediatamente la BI-3795, para encontrarnos en pocos metros en esta localidad. También Bizkaibus A3321 desde Portugalete
ENLACES CON Itsaslur
Más información:


El Piquillo –que no tiene nada que ver con los pimientos- es justamente el lugar del que partimos, una pequeña punta próxima a Ontón, junto a la Rada de Berrón, una cala visible si nos asomamos un poco hacia el oeste, en donde parece que se practica el buceo, como atestigua este video: 



Pero como nosotros somos del palo pedestre, nos fijamos en lo que hay en tierra firme. Aquí mismo ya podemos observar restos de antiguas instalaciones mineras, como la llamativa chimenea que se conserva en la misma explanada junto a la cual se inicia el camino. También distinguimos los muros de un cargadero, al parecer diseñado por Alberto Palacio (el del Puente Colgante) y destruido por una tempestad en los 80. Con estos elementos a la vista, y el Cantábrico a nuestros pies, ya estamos plenamente integrados en el ambiente por el que nos vamos a mover.

Chimenea e inicio del camino
Según miramos al mar, tenemos que seguir unos metros hacia la derecha para encontrar junto a unas casas unos paneles informativos que nos indican el comienzo de la Vía Verde. Por cierto, que acumulan tantas advertencias sobre acantilados, desprendimientos y adversidades meteorológicas, que dotan a la ruta de una emoción que en realidad no tiene… aunque si nos viniéramos por aquí un día de temporal duro, igual cambiábamos de opinión.

Avanzamos sobre los acantilados, delimitados por una valla de madera, rodeando la bonita ensenada de Ontón, mientras vemos delante el trazado del camino y al fondo, el túnel de la Galerna. Realmente, lo de los desprendimientos no es broma, porque en el camino se aprecia  alguna zona hundida y parcheada; y la propia mina de la Galerna –muy próxima al túnel al que da nombre- parece que terminó desmoronándose, lo que indica que el terreno debe ser bastante inestable.

Llegando al túnel
Llegados al túnel, además de nuevos carteles de advertencia, el aspecto de la boca resulta de por sí algo intimidante: asoma por ella un aparatoso entibado de madera que lo recorre en su totalidad, y las laderas están sujetas –como en algunos tramos anteriores- por redes metálicas. El túnel está completamente a oscuras, y las paredes rezuman agua. Con todo, y aunque pueda parecer una atracción de parque temático, tiene uno la convicción de que todo es bastante real, con lo que el pasaje impone cierto respeto, pese a su escasa longitud.

Y salida
A la salida se aprecia también algún voladizo a modo de visera y una zona apuntalada, lo que confirma la sensación de inestabilidad.

A partir de aquí las emociones se reducen considerablemente. El camino continúa bordeando los acantilados, con buenas vistas sobre el este, con protagonismo de Punta Lucero y sus molinos. Los rompientes dejan ver pliegues geológicos notables y también algunos hundimientos.

Pasamos un cepo que impide la entrada a vehículos, y después dejamos a la izquierda un caserío. Nos vamos alejando del litoral, y poco después de pasar junto a una chabola (derecha) cruzamos sin enterarnos la muga entre Cantabria y Bizkaia.  

La costa hacia Bizkaia
Se van sucediendo algunas casas de labranza y, tras otra curva que nos aproxima de nuevo a la costa, nos volvemos a dirigir tierra adentro, ahora en línea recta hacia un edificio en ruinas, seguramente de origen minero. Poco más adelante surge por la izquierda uno de los varios caminos que cruzan, y que se dirige a la zona de Aguadulce.

VARIANTE: Podemos hacer una pequeña incursión en esta dirección, para contemplar la pequeña cascada de un arroyo que vierte directamente al mar.

Zona minera del Hoyo
Enseguida estamos junto a los viejas construcciones mineras de la zona de El Hoyo, y continuamos hacia el interior bordeando una vaguada con abundante vegetación por donde discurre el arroyo de la Sequilla. Junto a un pequeño recinto rodeado de altos setos salimos a un parking muy bacheado, y ya no tenemos más que seguir la carretera hacia el grupo de casas que tenemos a la vista, para llegar a Kobaron, punto final de la excursión.

VARIANTE: Si queremos enlazar con la ruta de Itsaslur, junto al seto hay que girar a la izquierda y seguir el camino hacia un pinar con un nuevo aparcamiento, donde ya tomamos la parte vizcaina de la ruta. También desde Kobaron podemos tomar (por la izquierda, según llegamos) un camino interior que nos conduce a Pobeña por la zona de Campomar, aunque por aquí el tránsito es algo más complicado y menos espectacular.

La ruta nos lleva poco más de media hora (ida), que esta vez sí que lo hemos controlado, y en Kobaron, además de un parquecillo con juegos infantiles, tenemos varios bares agradables donde picar algo, una cosa imprescindible cuando una se da un paseo respirando los aires marinos.