martes, 20 de septiembre de 2011

Algorta-Larrabasterra

El recorrido litoral entre Getxo y Sopelana nos permite alejarnos, siquiera en parte, de las aglomeraciones urbanas al sur del Abra, y de la masificación playera de sus arenales más conocidos. Transitamos por un entorno casi enteramente natural, en el que la fuerza del mar rompe contra enormes acantilados, y el viento azota las landas atlánticas; todo ello en un paseo de longitud media, donde podemos elegir entre un cómodo camino acondicionado y numerosos senderos que bordean los precipicios, siempre con excepcionales panorámicas.

DISTANCIA: 7,8 kms
            DESNIVEL: 40 m. (30-70)
DIFICULTAD: Ninguna 2 (0-2-0)
            ITINERARIO: lineal  Inicio: Metro Bidezabal  Final: Metro Larrabasterra
            VIAS: Urbanas y pista asfaltada
ACCESOS: Ida: Metro Bidezabal. En coche desde Bilbao por la autovía dirección Getxo, saliendo en Algorta (avda. de los Chopos) por la BI-3722. En Sarrikobaso se toma la desviación por la avenida Bidezabal. Bizkaibus A3451 y A3471
                 Vuelta: Metro Larrabasterra. En coche, por la BI-637. Bizkaibus A3451
            Más información:            
            http://www.mamur.com/modules.php?name=Content&pa=showpage&pid=13 



            Guía cartográfica de Bizkaia mapas 7 y 8







Hemos fijado el punto de inicio de la excursión en la estación de Metro de Bidezabal, aunque llegando en coche podríamos aproximarnos más al litoral y evitar la mayor parte del trayecto urbano. Al salir del apeadero, tomamos la amplia avenida hacia la izquierda y en subida. Al llegar a una rotonda, giramos a la derecha por la siempre agradable avenida del Ángel, hasta encontrar un cartel que señala la dirección hacia Punta Galea. Tomando esta desviación por una pequeña calle, nos encontramos ya en el inicio del paseo que vamos a recorrer.

Playa de Arrigunaga
Estamos encima de la renovada playa de Arrigunaga, con vistas sobre todo el Abra que nos acompañarán buena parte del trayecto: en primer término, Punta San Ignacio y al fondo Portugalete, Santurtzi con el Serantes a su espalda, el puerto, Punta Lucero y los aerogeneradores sobre el espigón exterior, y más allá Castro y Santoña. Perspectivas que se irán ampliando y modificando durante este primer tramo.

Aixerrota y paseo peatonal
Entre numerosas edificaciones, encontramos el molino de AIXERROTA -al parecer coetáneo del de Artxanda-, al que está adosado un conocido restaurante. Hasta hace unos cuantos años, su perfil se recortaba sobre el horizonte, sólo acompañado en la gran llanura por algún caserío disperso. Ahora, la vieja construcción de piedra se ve engullida por el empuje urbanístico, que en esta zona ha sido brutal.

La antigua y solitaria carretera que se dirigía a Punta Galea ha sido sustituida por un agradable paseo peatonal prácticamente recto, jalonado de arbolitos y bancos, con columpios y aparatos de gimnasia. A poco buen tiempo que haga, este tramo suele encontrarse petado, por lo que podemos seguir una vía alternativa: los clásicos senderitos que discurren por las campas de la izquierda, entre argomas y matorral, menos cómodo pero también más natural y tranquilo. Eso sí, hay que andarse con ojo y no arrimarse mucho al borde, porque tenemos unos 40 o 50 metros de caída libre hasta el mar.

Por cierto, que la propiedad de toda esta amplia franja ha sido objeto de litigio entre el Ayuntamiento de Getxo y varios particulares, cuya resolución esperemos no desemboque en algún nuevo disparate urbanístico, o termine arrebatando a los paseantes (y de paso, a los del famoso concurso de paellas que se desarrolla justo aquí) los caminos que han sido públicos desde tiempo inmemorial.

Fuerte del Príncipe
Vamos dejando a la derecha, primero el cementerio y después un pequeño pinar, y llegamos enseguida a las ruinas del fuerte, también llamado Castillo del Príncipe, que data del siglo XVIII, con una característica torreta. Esta construcción (que sí parece que pertenece al Ayuntamiento) se encuentra en estado bastante deplorable, invadida por las zarzas y la maleza. A buen seguro, en vez de dedicar el esfuerzo a su limpieza y conservación, no tardaremos en ver algún proyecto faraónico para remodelar este lugar, como ocurre en tantos otros parajes de nuestra geografía.

De nuevo tenemos a nuestra derecha otra urbanización de chalets, y poco más adelante, una estación de radar, último vestigio de las varias instalaciones militares que estuvieron en uso hasta los 80. Vemos por la izquierda una pista que desciende por el acantilado, seguramente utilizada en su día para la construcción del dique que tenemos también a la vista. Con él se pretendió, a finales de los 70, desarrollar un megaproyecto de cierre del Abra, quizá para habilitar nuevos muelles y zonas logísticas en esta parte de la costa de Getxo. La cosa quedó en el olvido con la crisis industrial de la época (a veces las crisis traen alguna cosa buena), si bien hemos leído que la mayor parte de la base del espigón se encuentra construida bajo las aguas. La parte visible, de apenas unas decenas de metros, sólo la utilizan algunos pescadores.

Espigón frente a Punta Lucero
Enseguida encontramos a nuestra derecha el más bien discreto faro y, unos metros más adelante, un aparcamiento y un emisor de señales acústicas para guía de las naves en días de niebla. Estamos ya en el extremo de PUNTA GALEA, al borde mismo de impresionantes precipicios que a uno le traen recuerdos infantiles, y quién sabe si explican algunas fobias. Un pequeño parque-mirador nos permite mirar de frente el espigón de Punta Lucero, y las excepcionales vistas se van extendiendo sobre el oeste hacia Cantabria, casi sin fin.

El camino gira hacia el noreste, y se aleja un poco del mar, bordeando la valla del vecino campo de golf. Podemos sin embargo abandonarlo en cualquier momento para acercarnos a los senderillos que transitan al borde mismo de los acantilados, con las lógicas precauciones. Disfrutaremos así del fantástico repertorio de enormes peñascos que desafían las olas, con tres pequeñas calas, la más importante de las cuales es la de Tunelboka, que cuenta con acceso por unas escalerillas, no apto para quien padezca de vértigo. En ella podemos observar las grandes placas formadas como consecuencia de la cementación de las escorias que regularmente se arrojaban en el mar, fenómeno que veremos también en Aizkorri, y que alcanzaba a la playa de Arrigunaga hasta que se acometió su rehabilitación.

Las formas de los farallones rocosos, que recuerdan a las costas de Bretaña o Dover, son infinitas y a cuál más espectacular, para delicia de los entendidos en geología. Por no aburrir a base de reiteración, dejamos aquí esta fantástica foto, cortesía de Charly:

Acantilado con barquito

Playa de Aizkorri o Gorrondatxe
Tras un par de curvas, dejamos por la derecha un desvío con un parking y tenemos ya a la vista la playa de AIZKORRI, rebautizada como Gorrondatxe. Este amplio arenal también ha sufrido el efecto citado de la solidificación de escorias, presentando además una amplia zona interior poblada de vegetación enana, lo que le confiere un aspecto peculiar. Junto al acceso a la playa tenemos una desviación por la derecha hacia otro aparcamiento, con un chiringuito donde podemos hacer un descanso. Si el paseo se nos está haciendo largo, también podemos darlo por concluido aquí, donde es posible tomar el Bizkaibus A-3413 de vuelta a Bilbao.

Continuamos nuestro camino por el litoral, afrontando ahora su único desnivel, que incluye un tramo de escaleras mientras nos alejamos de Aizkorri, rumbo a la siguiente playa. Es frecuente ver por aquí practicantes de parapente y cosas similares, que sacan partido del viento y los espacios abiertos. Desde esta zona tenemos además una hermosa perspectiva hacia la costa oriental, sobre Sopelana, Barrika, Gorliz y Cabo Billano, bajo el Ermua, que seguiremos viendo durante un buen rato.

Sopelana, Barrika y Gorliz

Dejamos a la izquierda un bunker, similar a los existentes en otros muchos puntos de nuestra costa, y de inmediato nos encontramos junto a la playa SALVAJE (Barinatxe), conocida por sus aguas siempre bravas, así como por la práctica del nudismo en la parte que pertenece a Getxo –la primera según llegamos.

Playa Salvaje o Barinatxe
Vamos ahora descendiendo suavemente y pasando otros dos o tres tramos de escaleras para aproximarnos al parking que da servicio a la citada playa y a la de Larrabasterra (Arrietara), donde finaliza la parte costera de la ruta.

A partir de aquí lo que resta es camino de vuelta sin excesivo interés. Giramos a la derecha para atravesar la urbanización Arrietara y salir a la CARRETERA BI-4126. Por ella ascendemos al alto, con el bar Indian a la izquierda y descendemos después, pasando una rotonda en la que seguimos recto, hasta llegar a la BI-637 (carretera a Plentzia). A nuestra izquierda según bajamos tenemos una enorme extensión todavía medio urbanizada, que no hace mucho era una zona puramente rural, con prados y algunos caseríos.

En el cruce conocido como Hirubide giramos a la derecha y, tras dejar a la izquierda una horrenda escultura metálica, llegamos pocos metros después a la estación de Metro de Larrabasterra, final de nuestra excursión.

Una perspectiva del camino

                                                                                                 

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