martes, 14 de agosto de 2012

Burgoa desde Bakio

El muy playero municipio de Bakio se ve rodeado por dos formaciones montañosas de cierto relieve: Jata, un clásico de Bizkaia, por el Oeste, casi encima del núcleo urbano; y por el Este, algo más lejano y disperso, el macizo de Sollube, una de cuyas estribaciones se  extiende por el Garbola y continúa por el pequeño brazo del Burgoa, que parece prologarse hasta el cabo Matxitxako.

La ruta parte de la carretera a Bermeo, junto a la encantadora ermita de San Pelaio, para ascender sin ninguna dificultad y con estupendas panorámicas hasta la cima, por donde nos asomamos al vecino Urdaibai, después del cual la costa continúa hacia levante.


DISTANCIA: 5,6 kms 
            DESNIVEL: 270 m. (180-450)  CENTENARIO
DIFICULTAD: Ninguna 2 (1-1-0) 
ITINERARIO: ida y vuelta   Inicio y final: Ermita de San Pelaio (Bakio)
VIAS: Camino asfaltado, pista de tierra y cemento, sendero
ACCESOS: Desde Bilbao en coche, BI-631 dirección Mungia y Bermeo. En el cruce de Larrauri BI-2101 dirección Bakio, y aquí BI-3101 dirección Bermeo. Justo después de la señal hacia la ermita de San Pelaio se encuentra a la izquierda el parking de Larrazain (‘01’). Bizkaibus A3518 hasta Bakio y A3524 hacia Bermeo con parada en San Pelaio.
Más información:
Guía cartográfica de Bizkaia mapa 4


Perfil (ida)
San Pelaio
 La ermita románica de San Pelaio data al parecer del siglo XI ó XII, por lo que es una de las construcciones religiosas más antiguas de Bizkaia, junto a las de Abrisketa en Arrigorriaga o Zumetxaga, también en las inmediaciones de Bakio. Según se explica en un interesante panel informativo, los antiguos pobladores de la zona vivían sobre todo en las laderas de los montes para cuidar de sus huertas y su ganado (por lo visto, hace 1.000 años la playa y los bares no tenían mucho tirón), es decir, alejados del centro del pueblo y de su iglesia, razón por la que se construían estos pequeños edificios de culto en lugares aparentemente tan inhóspitos.

La cima desde el pórtico
Y aquí se inicia nuestro camino, no sin antes disfrutar de la belleza y tranquilidad del lugar, en especial de su precioso pórtico, desde el cual ya podemos observar la cima hacia la que nos vamos a dirigir. Debemos continuar en suave ascenso por el camino asfaltado por el que hemos llegado, con la ermita a la derecha y un cementerio por la izquierda.

Sin ninguna desviación, vamos dejando por la izquierda varias antenas y un edificio verde, y pasamos un portillo de madera siempre abierto, para salir enseguida muy cerca de la carretera nueva hacia Bermeo. Por la derecha sale un camino con otra puerta de madera, que también desechamos. En todo momento tenemos a la vista primero una antena-torreta y más a su derecha la cima, por lo que el camino es evidente y no hay posibilidad de confusión.

Poco después el firme pasa a ser de tierra, teniendo por la derecha el barranco del arroyo Aumerreka, que nos ofrece el amplio repertorio de verdes de su intenso arbolado. Más o menos por aquí nos adentramos en el municipio de Bermeo, siempre con una pendiente muy benévola y prácticamente uniforme.

Jata, con Bakio a sus pies
Dejamos a la derecha una puerta metálica de acceso a alguna explotación pecuaria y el camino discurre junto a un vallado que delimita una de las varias repoblaciones forestales que iremos viendo. Por la derecha tenemos siempre vistas sobre el cercano Garbola y más atrás la cima de Sollube, coronada por antenas. En algunos momentos divisamos a lo lejos el Ganeko y el Eretza. A las 5 queda Bakio, al abrigo del Jata, y a nuestra espalda vamos viendo una porción cada vez más amplia de la costa hacia occidente, que disfrutaremos mejor a la vuelta.

Gaztelugatxe y Aketz
Por la izquierda tenemos, cada vez más próximo, un gran promontorio que mira al mar, cuyo nombre no hemos podido encontrar; como tampoco hemos dado con un posible acceso, cubierta como está la ladera de argomas y matorral. Enseguida llegamos a una especie de cruce, con un camino que sale por la izquierda, y que podemos detenernos a explorar. Merece la pena, porque podremos amenizar la algo monótona subida: en muy pocos metros nos encontramos encima de la carretera, con una fantástica vista del tómbolo de San Juan de Gaztelugatxe con el impresionante peñón de Aketz y, más a la derecha, el faro de Matxitxako.

Torreta de Aznabarra
 Vamos finalizando esta parte de la ascensión con un último tramo casi recto, jalonado por unos postes, que nos conduce a la instalación de comunicaciones de Aznabarra, una especie de antecima donde se sitúa la antena que nos ha guiado durante todo el camino, y que es más bien una torreta de vigilancia o algo así.

Justo antes de alcanzar el vallado, junto al antepenúltimo poste sale por la derecha un camino irregular y pedregoso que desciende ligeramente, y con claridad se encamina hacia un el collado de Sanjoanoñetza, que separa Aznabarra de la última pala hacia el Burgoa, con un bosquecillo delimitando la vertiente que cae hacia Bermeo.

Collado y última rampa
Aquí encontramos los postes amarillos de un gaseoducto que parecen provenir de la muy cercana plataforma La Gaviota. Ya sólo queda el último repecho hacia la visible ikurriña de la cima, con un desnivel algo más acusado, para alcanzar la cumbre (BURGOA, 450 m.), en aproximadamente 30 minutos desde la ermita -para que luego no digan que no miramos la hora.


Bermeo, Izaro y estuario de Urdaibai

Parapeto y mojón en la cima
Aquí nos encontramos, además de la bandera, una especie de parapeto de piedra en cuyo interior se encuentra el mojón, y donde también se suele colocar un Belén, y dos buzones, uno de ellos con una trainera. Aunque la panorámica hacia Bakio ha quedado tapada por las laderas que hemos ido superando, tenemos por el contrario una hermosa perspectiva hacia el oeste, con Bermeo en primer término, la desembocadura de Urdaibai y la isla de Izaro, tras la cual destacan los poderosos acantilados de cabo Ogoño.

Y de nuevo nos acompaña el mítico video cimero que solemos tomar prestado de los colegas de Biendealtura (hasta que se enfaden y nos denuncien a la SGAE):


Nublado, verdad? Es que parece que todos esperamos a la meteorología un poco chunga para subir al pobre Burgoa. Con las imágenes tan extraordinarias que se nos pierden entre las brumas…

VARIANTE: Si la ruta se nos ha hecho corta, podemos prolongarla sin mucho esfuerzo para coronar el Garbola, cima principal de esta parte del macizo. No hay más que seguir la dirección que traíamos para descender primero y volver a subir unos 80-100 metros. El camino, de unos 2 kms., es cómodo y sólo hay que seguir el sendero principal, sin desviarse a derecha o izquierda, para acceder a la cumbre.

Playa de Bakio y costa oriental
El descenso lo hacemos por el mismo camino de subida, al que le podemos sacar algún otro aliciente. Tras descender al collado, podemos abandonar el camino por el que hemos venido, siguiendo en línea recta y dejando por la izquierda las instalaciones de Aznabarra. Aunque el sendero es apenas visible, progresando entre algunos árboles y hierba alta puede llegarse a una pequeña atalaya desde la que podemos ver cabo Matxitxako. Por la izquierda de este punto al que hemos llegado parece ser que hay (o había) un vertedero y una poza.

La continuación hacia San Pelaio nos ofrece la espectacular panorámica que a la idea tuvimos a la espalda, con los rompientes de la costa oriental, monte Ermua y Billano. Por ahí se esconden también -aunque algo se deja ver- las monstruosas instalaciones de la central de Lemoiz. En días claros, al fondo puede distinguirse la costa de Cantabria.

Tras el apacible descenso, tenemos a mano el simpático ‘01’, pegado al parking de Larrazain del que hemos partido, además del inevitable Eneperi, a unos pasos carretera adelante. Pero además abajo nos espera Bakio, uno de nuestros favoritos de la costa vizcaina, con su pedazo de playa, y oferta hostelera para todos los gustos, sobre todo en verano. Imprescindibles La Parra y La Bakiense. Gastrosenderismo de ibilkat, una vez más.

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