El tramo de costa entre el marinero
pueblo de Armintza y la localidad playera de Bakio es quizá el más solitario y
agreste de la parte oriental del litoral vizcaino. Sucesivas elevaciones se
desprenden hacia el mar formando promontorios y pequeñas radas, y densos
bosques ocupan casi toda la línea marítima, abrupta y difícilmente accesible. A
medio camino, la vieja central nuclear de Lemoniz apenas recuerda ya polémicas
y confrontaciones, pero sigue ocupando una enorme extensión que debiera ser
recuperada.
Hacemos este cómodo recorrido combinando
carretera y senderos, procurando siempre circular lo más cerca posible de los
rompientes, enlazando así estos dos puntos de la costa vasca, tan diferentes,
cada uno con sus atractivos.
DISTANCIA: 13,6 km.
DESNIVEL: 290 m. (0-292)
DIFICULTAD: Media-Baja 8 (2-5-1) Dificultad de orientación (último
tramo)
ITINERARIO: lineal
Inicio: Puerto de Armintza Final:
Playa de Bakio
VIAS: Carretera, senderos y pistas de tierra
VIAS: Carretera, senderos y pistas de tierra
ACCESOS: Ida: Desde Bilbao, Metro parada Areeta y
Bizkaibus A-3451 hasta Armintza (final). En coche, autopista dirección Mungia.
Se toma después la BI-2120
dirección Plentzia hasta Andraka y aquí BI-2153 dirección Lemoiz/Armintza.
También por Getxo y Plentzia, siguiendo después hacia Gorliz y Andraka. Vuelta: BI-2101 hasta Mungia y
autopista a Bilbao. Bizkaibus A-3518
ENLACES CON Ermua, Burgoa, Gaztelugatxe
TRACK: Wikiloc
Más información:
Guía
Cartográfica de Bizkaia mapa 4
Como ya hemos iniciado varias excursiones desde el
pintoresco puerto de Armintza (Ermua, Urizarmendi), no insistiremos sobre lo agradable y acogedor de esta localidad marinera.
Que luego dicen que tenemos subvenciones municipales, y no.
Dejamos atrás Armintza |
Nos situamos en la carretera BI-3152 que recorre a lo
largo el pueblo y enfilamos al Este en dirección a Bakio. Dejamos por la
izquierda una bonita ensenada y abandonamos ya el núcleo urbano, para empezar a
subir suavemente. Por la derecha queda un pabellón industrial relacionado con
un proyecto de parque eólico marino, que desconocemos si seguirá con vida.
Bueno, y como curiosidad, apuntar que más o menos enfrente del acceso al barrio
de Zubitxu (o sea, internándonos por el eucaliptal que tenemos por la izquierda) encontramos en
su día el primer 'misterio sin resolver' que trajimos al blog. Y que, por cierto, sigue sin resolverse.
Pero está visto que estamos perdiendo un poco el hilo.
La nuclear y otras sorpresas
Caseríos en Gorteta |
A nuestra espalda, según vamos ganando algunos metros,
van apareciendo algunas pequeñas elevaciones hacia el oeste y sur, Ermua,
Etxandarri y Urizarmendi. Tras un par de curvas, ya se atisban algunas instalaciones
relacionadas con la nuclear de Basordas (Lemoniz): líneas eléctricas, zonas de
descampado y un pabellón por la derecha, que parece estar en uso. Por la
izquierda hay un par de caseríos en la zona denominada Gorteta y enseguida
encontramos por la derecha el primer DESVIO-1 para huir de la carretera.
Hay una especie de explanada de cemento y una puerta que
atravesaremos, mientras por la derecha se divisan claramente Jata con su
cordalito y Burgoa al fondo; por la izquierda, tras amplias extensiones de
plumeros,
tenemos la única visión de la central de que dispondremos, relativamente
lejana. La historia de la nuclear creo que es bastante conocida como para
contar más, pero merece la pena echar un ojo a este interesante y muy curioso artículo,
que nos cuenta cómo era el paraje antes
de la monstruosa instalación. Después de décadas, ahí sigue el mamotreto,
esperando que alguien aporte una solución lógica a semejante aberración.
La nuclear |
El camino se interna por el monte, bastante limpio,
bajo la sombra de altísimos eucaliptos, pero produce una sensación de
desolación. Es como si fuera una zona minera abandonada, con pistas en desuso,
torretas eléctricas y finalmente un tétrico vallado, que sin duda debía ser el
límite exterior del recinto de la nuclear. Conociendo un poco la historia, se puede
uno imaginar a policías y guardas haciendo la ronda por la zona, rodeados por
la espesura.
Por la selvita |
Llegados a una BIFURCACION, dejamos por la derecha el
arroyuelo Momategi y giramos a la izquierda. El sendero se va cerrando cada
vez más (quizá deberíamos poner lo de ‘dificultad de tránsito’) y hay que hacer
un poco de zarzing, que siempre es sano, salvo que empecemos a encontrarnos
arañas, que eso es otro cantar. Con una muy leve traza de sendero y el sonido
que nos llega de la cecana carretera, alcanzamos un claro y de inmediato unos
bloques de hormigón, quizá la base de alguna torreta que no llegó a levantarse.
De ahí sin más incidencia, al asfalto.
Nos encontramos en el fondo de una pronunciada curva,
donde hay que estar atentos para volver a dejar la carretera apenas unos metros
más adelante (DESVIO-2). Aquí se inicia otro camino hacia el interior, que progresa
por una especie de estrada, ancha y cómoda, que discurre entre un agradable
arbolado de caducifolias (vamos, que no sé la especie).
Remontando unos metros aparecen unos caseríos (IKATZA)
y hacia ellos nos dirigimos torciendo hacia la izquierda. Son tres o cuatro
severos edificios de piedra con una pequeña ermita, un lugar con un punto
inquietante (cuando anduvimos por allí, completamente desierto) pero también
atractivo, que nos suscita una de esas dudas de nomenclatura que tanto nos
gustan: según la Cartografía de Bizkaia, éste sería el barrio de Saraketxo,
pero me inclino más por el nombre de Ikatza que aparece en algún cartel y en el
Sigpac. Por cierto, ya que estamos, por el camino que hemos dejado por la
derecha se llega al núcleo rural de Txatxaminta. La gracia está en que hay una pintura que pertenece al Museo de Bellas Artes que hace referencia a esta aldea,
y la firma Dani Tamayo, que en tiempos fue mi profe de dibujo. Pero nos hemos
vuelto a enrollar, vaya día.
Ikatza parece ser precisamente el último de los
caseríos, espléndido, que observamos por la izquierda según bajamos por un
camino flanqueado por bolardos de piedra, que le dan un aspecto aristocrático.
Tras otra puerta, volvemos de nuevo al asfalto. Seguimos la BI-3151 hacia la derecha, siempre
en dirección a levante. Describimos una nueva curva, pasando por encima de la
cola del embalse de Urbieta, con una bonita
vista a ambos lados sobre la lámina
de agua. Las gaviotas se ponen ciegas en la zona más próxima al mar mientras,
fieles a sus costumbres, generan un tremendo escándalo.
Embalse de Urbieta |
Mucha carretera, poca diversión
Vamos ahora por la orilla contraria remontando
suavemente, siempre por la carretera. Hay que señalar que esta vía es muy poco
frecuentada, pero ojo, porque sobre todo los fines de semana es lugar muy
apetecido para el curveo de moteros que sueltan gas que es un gusto, y hay que
andarse con cuidado. Y por si a alguien le interesa (que supongo que no), este recorte nos habla de la inauguración de este
tramo, hace cosa de cuarentaytantos años.
VARIANTE: En unos 200 metros tras el cruce del embalse
un senderito sale por la izquierda e internándose en el bosque, remonta la pequeña colina de Basobaltza y ataja claramente la siguiente curva, antes de volver de nuevo
a la carretera. Nos cuentan que también hay por esa zona algunos viejos
túneles. Como no seguimos esta opción, la dejamos apuntada por si alguien
decide investigar.
Mucha carretera |
Hay que reconocer que el tránsito por carretera, que
serán en total unos 5 kms., se hace largo y aburrido, y hay que buscar
alicientes. Aproximandonos a las últimas estribaciones de Jata, vamos ganando
algo de altura, y pronto aparecen por la derecha los caseríos de Portume (o
Sarakoetxe). Dejamos después el desvío que lleva hacia Billabaso y Mungia, y
nos acercamos más o menos a la mitad del trayecto total, mientras abandonamos
el municipio de Lemoiz para entrar en Bakio. Como por la izquierda se suceden
las explotaciones forestales, podemos tomar algún camino por el que huir
temporalmente del asfalto, aunque habrá que evitar despistarse para no
perdernos en lo que suelen ser laberintos de pistas entrecruzadas que a veces
obligan a dar rodeos absurdos.
Un tramo casi recto nos lleva a la máxima altitud del
día (unos 290 metros), y encontramos un desvío por un camino de cemento que
baja por la izquierda. Parece que es zona de rutas de BTT, que tal vez
pudiésemos utilizar en parte pero, lo mismo que indicábamos antes, tampoco lo
podemos garantizar.
Desde el mirador |
Enseguida llegamos a un mirador algo desvencijado
sobre el mar, que ofrece una estupenda panorámica sobre Bakio, Gaztelugatxe y Aketz, y
observamos las pequeñas lomadas que nos separan de nuestro objetivo. Seguimos
los últimos metros de carretera que nos quedan (unos 600 desde el mirador),
hasta el fondo de una curva en herradura, donde por fin tocamos tierra
(DESVIO-3). Tomamos allí un camino por la izquierda, tras aproximadamente 10
kms. de marcha desde Armintza.
Y al final, el laberinto
Hacia el bosque |
El sendero desciende muy suavemente en entorno tranquilo
y agradable, bajo los omnipresentes eucaliptos, a veces combinados con pinos, con
algunas manchas de arbolado silvestre. Pronto vemos por primera vez el núcleo
urbano de Bakio, que parece muy cercano, aunque la sensación no es del todo
correcta.
Lo que al principio era paisaje algo más abierto
vuelve a convertirse en espesura y sombra, al tiempo que empiezan a surgir
caminos aquí y allá. Esto es uno de esos laberintos madereros a los que nos
referíamos antes, donde es muy difícil orientarse con los múltiples cruces. Así
que aquí –aunque se trate de un lugar muy cercano a la civilización- yo creo
que se puede disculpar el tirar de GPS con el track que ponemos arriba, del que
hemos intentado suprimir los habituales errores.
Eucaliptos a tope |
Por decir algo, dejaré algún dato que muy vagamente
puede servir de orientación. En general, los caminos que tiran hacia la
izquierda (aunque no todos) es más fácil que lleven a lugares sin salida o a
rodeos para volver al mismo punto. Los de la derecha nos llevarán normalmente en
la dirección que queremos, aunque pueden también provocar algún rodeo, y en el
peor de los casos, podrían llevarnos hacia Bakio digamos por la zona de la
iglesia. Lo único que puedo recordar es que a los pocos minutos de empezar se
encuentran dos caminos que se bifurcan de frente, momento en el que sí hay que
girar por un tercero a la izquierda (CRUCE). Y otra pista: si encontramos un
cartelito que pone ’10’ (parece de caza), vamos bien.
Acantilados hacia el oeste |
A falta de más pistas que ofrecer, disfrutamos del
entorno: vamos por un espeso bosque, recorriendo más o menos en dirección al
mar esas pequeñas y tupidas elevaciones que vimos desde el mirador, y que forman el minúsculo e irregular macizo de Azkarreta. El firme es el arenoso propio de las plantaciones de eucalitpos, y en general
vamos en llano o bajando muy ligeramente.
Unos minutos después del cartelito que decíamos, el
camino parece más limpio y se arrima decididamente al acantilado, donde tenemos
algunas vistas interesantes: un par de veces podemos asomarnos a promontorios
desde donde se tienen algunas buenas perspectivas sobre las puntas de Zikintze
y Frailatx o Frailetxe. Esta parte del camino es la más vistosa.
En un momento determinado (DESVIO-4), tenemos que
remontar una pequeña rampa de cierto desnivel y, volviendo hacia el interior,
nos encontramos con un claro donde confluye un camino que procede de la
carretera. Justo aquí hay también un poste del que han desaparecido las flechas
direccionales (cómo mola cargarse las señales, a que sí), pero que sirve para orientarnos. Nos volvemos de nuevo hacia el
litoral, con una nueva atalaya desde donde tenemos
una preciosa vista de Bakio
y Gaztelugatxe, ya muy próximos. Seguimos bajando en una especie de amplia 'S', y
encontramos la primera marca de hojita roja de uno de los itinerarios de Bakio.
Ya vamos bajando con pendiente bastante más fuerte, el firme es terroso y
bastante descarnado, y también algo resbaladizo.
Ya asoma Bakio |
Y por fin, casi de golpe, llegamos al casco urbano.
Accedemos a una carreterilla (Birjilanda Bidea) junto a la casa Lafita (arquitectura vanguardista de los 60, que lo sepas), y que ya tomamos a la derecha en bajada para llegar hasta
el muelle. En total, unas dos horas y media, quizá algo más, que ya se sabe que
la precisión en los tiempos no es lo nuestro.
Y qué decir de Bakio. Ya hemos visitado en alguna de nuestras salidas este
pueblo al que le tenemos tanto cariño, y todavía lo haremos algunas veces más.
Sólo añadir que, pese a habernos metido un pateo majo en esta ruta litoral, sería imperdonable no añadirle un paseíto a lo largo de la
playa sintiendo la brisa y disfrutando del mar. Porque además, en el otro
extremo del arenal también hay bares donde reponer fuerzas, y allí mismo
podemos tomar el bus de vuelta.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarCuantas veces en coche de una localidad a otra, mira tú qué buena idea das para sumar a mi lista de este año.
ResponderEliminarTu sigue informando que yo copio.
Un saludo
Si lo haces, puedes intentarlo por la variante después del embalse y así nos lo cuentas, porque yo no he hecho ese tramo. Creo que la ruta quedaría mejor así.
ResponderEliminarUn saludo.