El valle de Azordoiaga se extiende al
norte de Ganekogorta, limitado en el Este por la cordillera del Pagasarri, que
lo separa de Bilbao, y en el Oeste por las cimas de Gongeda y Zamaia, que caen
hacia el casco urbano de Alonsotegi. La zona tiene un inequívoco carácter rural
y montañero, pero en ella han quedado vestigios de antiguas actividades. Así,
la minería ha dejado importante huella, con desmontes, bocaminas y, en
especial, la espectacular grieta de Zamaia. Y la explotación ganadera en
tiempos pasados ha legado las curiosas parcelas circulares (seles), que no sólo
permanecen en el paisaje, sino que han dado lugar a numerosos topónimos
derivados de su denominación en euskera (kortak).
El sendero PR BI-100, llamado
precisamente Ruta de las minas y seles, recorre por completo el perímetro del
valle, surcando sus montes a media ladera y haciendo posible contemplar
hermosos paisajes de este entorno, poco conocido y a tan escasa distancia de
los grandes centros urbanos.
DISTANCIA: 15,2 km.
DESNIVEL: 490 m. (45-535)
DIFICULTAD: Media 9 (4-5-0)
ITINERARIO (circular) Inicio
y final: Azordoiaga (Alonsotegi)
VIAS:
Pista de cemento y tierra
ACCESOS: Desde Bilbao en coche, autopista
dirección Balmaseda salida Alonsotegi. Junto al Ayuntamiento se toma una calle
a la izquierda en dirección a Azordoiaga. El barrio se encuentra a unos 300
metros, después de pasar bajo la autopista. Hasta Alonsotegi (centro) Bizkaibus
A-3341, A-3342 y A-3343 FEVE Bilbao-Santander estación Irauregi. En ambos
casos, seguir a pie hacia Azordoiaga.
ENLACES CON
Más información:
Guía Cartográfica de
Bizkaia mapas 33-42
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Azordoiaga junto al arroyo |
Este
encantador barrio de Azordoiaga es nuestro habitual punto de inicio de muchas
excursiones por esta zona (véase Fuente del Oro o Artiba). Siempre nos seduce su aspecto apacible y la sencilla belleza del arroyo, que
se remansa junto a las casas poco antes de desaguar en el Kadagua.
Para
ascender hacia el monte hay dos caminos. Tomaremos para subir el que arranca
junto a un hermoso chalet con una cruz de señales, siguiendo la dirección hacia
El Oro (el otro camino lo dejamos para el regreso). Empezamos por remontar una
corta pero potente rampa de cemento, y nos encontramos en un camino enlosado
que por la derecha estaba delimitado por una valla de madera, ahora
desaparecida. Estamos siguiendo los pasos del paseo incluido en la entrada
‘Fuente del Oro’, antes citado, por lo que allí podemos encontrar más detalles
en los que no nos vamos a detener ahora. Dejamos por la izquierda un desvío
hacia el Tontorra (la variante 1 del PR) y seguimos junto a la profunda garganta
del arroyo Pagobakotxaga, siempre por entorno sombrío y húmedo.
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Area recreativa del Oro |
En
unos minutos estamos en el área recreativa del Oro, un rincón encantador
sumergido en la arboleda: árboles con placas identificativas, un puentecillo,
mesas y barbacoas, pequeñas escaleras, y un refugio. Merece la pena detenerse a
admirar el lugar, aunque tampoco podemos entretenernos mucho, porque no hemos
hecho más que empezar.
Justo
después, la pista pasa a ser de tierra, avanzamos junto al arroyo, y poco a
poco vamos ganando metros. Hay que tener claro que en ningún momento debemos
abandonar la pista principal, aunque se nos presenten innumerables
desviaciones, la mayor parte de las cuales son caminos de madereros. Empezamos
a subir cada vez con más fuerza, dejando el bosque de ribera para meternos en
un interminable pinar. Por la izquierda queda la pelada cumbre del Tontorra y
empezamos a dibujar un amplísimo lazo, siempre en subida.
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Refugio |
Llegamos
a un cruce con una pista que viene subiendo por la derecha, que es el camino
que sube desde El Somo, por lo que seguiremos un tramo por el sendero
descrito en la entrada Gongeda. De inmediato pasamos junto a lo que parece ser un refugio, y en un nuevo
cruce señalizado vemos que hemos recorrido aún menos de 4 kms., y faltan casi
dos más hasta las proximidades de Zamaia, que viene a ser el primer tercio del
recorrido.
Seguimos
subiendo, cada vez con más fuerza, en medio de la humedad y la sombra, y poco
más adelante tenemos las primeras vistas sobre los alrededores: el Tontorra
bastante cerca, y un bonito perfil del Paga al fondo. Un nuevo cruce y tomamos
otra pista que describe una curva, en el fondo de la cual hay una arqueta. Ahora
nos espera la rampa más dura de todo el recorrido: una subida casi recta, pedregosa
y de desnivel moderado, que nos sitúa en otro cruce más.
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Ganeko |
Aunque
parezca un lío, la verdad es que no hay más que seguir las señales para no
equivocarse. Tomamos una pista hacia la izquierda, y después dejamos por la
derecha el último desvío hacia Zamaia. Nos dirigimos hacia la falda del Ganeko,
aparentemente cercano, y poco después salimos a campo abierto, alcanzando aproximadamente
la máxima altitud del día (unos 530 metros), con lo que ya nos despedimos de la
parte más dura del recorrido.
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Zamaia y Gongeda |
Estamos
bajo las cimas de Zamaia y Gongeda, junto a una zona rocosa y abrupta que cae
más o menos bajo la grieta, y de hecho se ven hendiduras y alguna bocamina. Empezamos
ahora el tramo que recorre el fondo del valle, y dejamos por la derecha otro
desvío que indica hacia el Ganeko (poco más de 3 kms., aunque con un buen
desnivel). Pasamos junto a un mugarri cuyo significado desconozco, y la pista,
de nuevo bajo pinares, empieza a describir sucesivas curvas adaptándose a la
ladera, con lo que vamos pasando junto a numerosos manantiales, algunos bien
vistosos.
Dejamos
un desvío hacia Pilipaondo y Artiba, y tenemos las únicas vistas sobre este
pequeño valle, vistas escasas, parciales y un poco lejanas, donde apenas se deja
ver el embalse del que hablamos en esta otra entrada. Reconozcamos
que el camino, aunque agradable, resulta algo aburrido, y prueba de ello es que
es más utilizado por ciclistas que por caminantes. Pero podemos disfrutar de
algunas panorámicas vistosas, como hacia el Paga (en una perspectiva diferente
de lo habitual), o hacia el norte, donde observamos el Ganeroitz, Peñas Blancas
y los montes de Triano. A la espalda va quedando el Ganeko, muchos metros más
arriba.
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Valle de Artiba y vistas al norte |
Un
poco más adelante encontramos una especie de mirador con un panel informativo acerca
de los seles. También hay que decir que estas viejas demarcaciones agrícolas de
forma circular se aprecian muy bien en fotos aéreas (en Google Earth, por
ejemplo), pero in situ es prácticamente imposible verlas, por muchos mapas que
nos pongan, porque carecemos de perspectiva suficiente. Pero bueno, estar,
están.
Poco
después, dejamos por la izquierda dos caminos, que se dirigen a las pequeñas
cimas de Koskorra y Abitza (o Ebitxe), y aquí hacemos otra puntualización,
Durante más de la mitad de la ruta hemos ido encontrando posibles desvíos hacia
las cumbres secundarias que hemos ido citando. Casi todas se alcanzan en 10-20
minutos, así que, dependiendo de las ganas que tengamos, podemos ir
coleccionando tachuelas sin mucho esfuerzo, o pasar de ellas, porque tienen un
interés muy relativo (aparte de Zamaia y Gongeda, quizá el Tontorra sea el más atractivo, pero estos tres son los más alejados). En todo caso,
las señales indican con claridad tiempo y distancia si queremos hacer estas
incursiones.
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Acceso al agroturismo Ordaola |
Ahora
empezamos a bajar muy suavemente. La pista, bastante descarnada, va pasando
curvas y más curvas, y parece no tener fin, aunque resulta muy cómoda. Dejamos por la derecha un desvío hacia el Pagasarri (neveras y Erdikolanda), y unos minutos después arribamos al caserío Ordaola y asador Potxolo, y el camino pasa a ser de cemento, con lo que
resulta incluso menos apetecible. Siempre en descenso moderado, alcanzamos una
bifurcación (por la izquierda nos lleva al embalse de Artiba) y poco más
adelante una antigua zona minera donde suelen tener lugar
pruebas de motos (trial, enduro y cosas así).
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Camino de vuelta |
Ya
por carretera pura y dura, seguimos bajando, con algunas localizaciones
curiosas con que entretenernos (creo que hay un puentecillo y una pequeña represa), y alcanzamos
finalmente el barrio de Azordoiaga desde el que hemos partido, esta vez por el
camino de ignoramos en la subida.
Podemos
decir que en este PR todo es moderado: no es largo pero tampoco muy corto;
tiene una parte más dura, pero sólo al principio; no tiene vistas excepcionales
pero resulta agradable. O sea, un recorrido sin muchas pretensiones pero
estupendo para una mañanera y, eso sí, perfectamente señalizado y cómodo para
no complicarnos la vida.