El gran macizo del monte Oiz cierra por
el sur la comarca de Lea-Artibai, y constituye la divisoria de aguas entre
estos dos ríos y la cuenca del Ibaizabal, por el sur. Su larga cresta se
levanta hasta más allá de los 1.000 metros de altitud, y se ve colonizada por
el parque eólico, que marca su inconfundible silueta, visible desde grandes
distancias. La gran prominencia de Oiz da lugar a la inevitable proliferación
de antenas que coronan su cima.
En el extremo oriental de la cresta se
alza la casi imperceptible cima de Zengotitagana, prácticamente encima de la
carretera que lleva a Markina por el alto de Trabakua. A esta pequeña cumbre se
accede por rutas de diferente dificultad y carácter montañero. Reunimos en una
circular las dos más evidentes, y que cada senderista elija la suya. O hacemos
ambas, en subida y bajada, como proponemos a continuación.
DISTANCIA: 6 km.
DESNIVEL: 414 m. (402-818)
DIFICULTAD: Media-Baja 7 (4-2-1) Rampas del 40%
ITINERARIO (circular) Inicio/Final:
Alto de Trabakua (Mallabia)
VIAS: Pista de tierra y sendero (ida),
pista de cemento y carretera (vuelta)
ACCESOS: Desde Bilbao en coche, autopista
dirección Donostia salida Abadiño-Markina. Se toma la BI-633 en dirección
Markina hasta el alto de Trabakua. Bizkaibus A-3915, A-3916 (Ondarroa), y A-3512
(Lekeitio) parada Trabakua-Gerea.
ENLACES CON Oiz (parque eólico)
TRACK: Wikiloc
Más información:
Y estas tres páginas
en su primera parte:
(sentido inverso)
Guía Cartográfica de
Bizkaia mapa 45
IGN MTN50-062 Durango
Desde Trabakua |
En el mismo alto de Trabakua, camino de Markina,
tenemos por la izquierda un par de restaurantes, una zona verde con columpios y
un amplio aparcamiento. También desde aquí mismo se divisa la cumbre hacia la
que vamos a dirigirnos, flanqueada por un par de aerogeneradores. La cosa no
parece lejana ni complicada, pero ya sabemos que la imagen a distancia muchas
veces engaña.
Iniciamos la ruta desde el final del aparcamiento
(Trabaku Goikoa) y, enfrente de los columpios y la fuente, arranca un camino de
tierra junto a una valla que comienza a subir por detrás del caserío. El camino
se aproxima hasta casi tocar la carretera que sube al barrio de Gerea, pero
vuelve a adentrarse en el monte junto a un cartelito que indica ‘Zengotitagana
55 min.’ Será el tiempo de subida clavado (aunque Mendikat indique 45, ja!)
Tras un paso
canadiense medio destrozado tomamos un camino de tierra,
reblandecido y con grandes rodadas de camiones, la típica pista de madereros
muy trotada, que ya no abandonaremos hasta media subida.
Por el pinar |
Pasamos junto a una caseta con un curioso grafiti
espacial e inscripciones en inglés, y continuamos siempre bajo profundos
pinares que se extienden por las lomadas adyacentes, en una estampa majestuosa
que la cámara no refleja para nada. En realidad, esta estribación oriental del
Oiz se desprende en varias lomas que van a caer al valle por donde discurre la
carretera: la subida la haremos por la más afilada y vertical, y la bajada por
la más tendida. Acercándonos a un claro por la zona de Atxoste, vemos de frente
un amplio cortafuegos y los molinos en su cima. La zona despejada presenta una
pendiente poderosa y sí, justo por ahí vamos a subir.
Al norte: Urregarai y Bedartzandi |
Lo haremos de momento siguiendo la pista, que empieza
a describir varias herraduras. Como por aquí no hay sombra, en días soleados el
calor aprieta y la subida se hace durilla. A cambio, las vistas son ya
soberbias, divisándose con claridad los cercanos Urregarai y Bedartzandi. Seguimos
con varios giros más, incluyendo un posible atajo, hasta una TRIFURCACION, donde la pista se divide en dos, y por la derecha de ambas sale un
senderito. Tomamos este último camino, ahora siempre bajo arbolado, con una
buena pendiente (sobre el 30%), aunque divertido y agradable. Llegamos de nuevo
a la pista, pero la atravesamos
(PISTA) para continuar serpenteando por esta
arista. La pendiente es cada vez más fuerte, manteniéndose siempre alrededor de
esa inquietante cifra del 45%, y también algo resbaladiza. Vamos, que tiene de
todo, y a veces hay que utilizar las manos. 400 m. de desnivel en 1 km., un
buen ejercicio para una mañanera.
Ya queda menos |
Pasamos una zona abierta con helechos altos y los
molinos vuelven a asomar en lo alto, con lo que parece que ya falta poco: juas!
los molinos tienen una buena envergadura y la vista engaña, así que todavía nos
queda cuesta para echar los hígados. A cambio, las vistas a la espalda son cada
vez mejores. Pero tampoco nos desanimemos si sentimos que el desnivel es cada
vez mayor: la subida es corta y enseguida llegamos al alto, donde a lo mejor
algún tranquilo paseante nos mira con curiosidad, como si hubieran visto un extraterrestre
subiendo por camino tan disparatado.
Cima |
Por fin llegamos arriba (55 minutos justos, como decía
el cartel, para sólo 2 km.), al lado del segundo molino. Una vez en la arista,
hay que tirar unos metros hacia la derecha, donde se encuentra un monolito, el
vértice geodésico y el buzón (ZENGOTITAGANA, 818 m.). Las vistas son
extraordinarias. Por el norte se atisba Ondarroa y hacia el este, los ya vistos
Urregarai y Bedartzandi, con el polígono Goitondo en primer término, Urko y
Kalamua ya en Gipuzkoa. La hilera de molinos conduce sobre campas rasuradas a
la cima de Oiz, que podemos
alcanzar en un paseo que comentamos en esta entrada. Hacia el sur el panorama es grandioso, con el cordal completo de
Anboto-Alluitz, y Gorbea y Lekanda algo más lejos.
Parque eólico y cima de Oiz |
Al sur: Anboto y todos sus vecinos; Gorbea al fondo |
Tranquila pista de bajada |
A no ser que tengamos mucha prisa o demasiada aversión
a pistas y carreteras, parece más juicioso descender por trazado más amable. Para
ello tomamos la pista de piedrilla que recorre los aerogeneradores y junto al último de
ellos (ojo con ponerse debajo cuando puede haber hielo) se convierte ya en cemento, empezando a bajar suavemente. Prácticamente todo
el descenso será así: un camino cómodo, con desnivel no superior al 20%, sobre
cemento y algún tramo de piedrilla y bajo arbolado, algo bien tranquilo para
compensar la un poco salvaje subida.
Salimos finalmente a la carretera, algo peligroso por
la velocidad de los coches que pasan. Es un tramo que a los más montañeros se
les hará largo, porque es monótono y sin apenas ningún aliciente. La ventaja es que si hemos venido en bus, sin llegar al final encontraremos alguna parada para tomarlo de vuelta a casa. Se pasa
primero junto a la ermita de San Martín (derecha) y después varias pequeñas zonas
verdes, una de ellas vallada. Puede que sea posible encontrar algún camino
menos ‘urbano’ por la ladera, pero lo dejamos a quien conozca bien la zona, y
nos chupamos completos los 2 kms. justos de carretera hasta llegar a Trabakua.
Ya sabe usted, amigo lector: bares con mesitas para descansar, algún buen pintxo
y un trago de lo que guste, que todo vale para reponer fuerzas y volver a casa
como un pincel.
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