domingo, 31 de marzo de 2013

Camino '87 2ª jornada: Balmaseda-Bercedo (28 kms.)



El arranque del segundo día de camino no suele ser malo. Se levanta uno con el cansancio de la primera jornada encima, pero con un cierto ánimo, las ampollas seguramente todavía no han hecho su aparición y el asunto ya no nos pilla de sorpresa, sabemos lo que tenemos por delante… o creemos saberlo.

Apeadero cerca del Berrón
De Balmaseda se sale en dirección sur, siguiendo la BI-636, siempre pegados al Kadagua y próximos al trazado del tren de La Robla, junto al que vamos a circular casi todo el día. En unos minutos salimos del casco urbano y poco después abandonamos Euskadi para entrar en la provincia de Burgos.

La práctica totalidad de la jornada anterior hemos avanzado sin desniveles apreciables, remontando desde Santurtzi algo más de 200 metros en todo el recorrido; es decir, nada. Pero ahora habrá que empezar a comerse pendientes de más enjundia.

Foto con perro
Pasamos El Berrón, siguiendo ahora la CL-629, bordeando Peña Torriba. Por la derecha queda, relativamente cerca, el pantano de Ordunte. Seguimos por Maltrana y Entrambasaguas, lugares que resultarán familiares a la gente que se desplaza a pueblos tan bilbainizados como Medina o Villarcayo; y de hecho, el cronista indica que en algunos sitios reciben el saludo y la compañía de veraneantes de Santurtzi o cercanías, lo que no será raro por estas zonas.

Villasana
En 15 kms. desde Balmaseda alcanzamos VILLASANA DE MENA (km. 43), buen sitio para hacer una parada generosa. Llegar a una población de cierta entidad tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Por una parte, se dispone de más servicios y se encuentra uno diríamos localizable y en lugar civilizado; pero esta circunstancia hace también que nos sintamos como que ya hemos llegado a algún tipo de meta, con lo que puede venir el relajo, quizá dedicar demasiado tiempo al descanso y en consecuencia, perder el ritmo de la marcha.

Pero en este caso la pausa no vendrá mal, porque ahora viene lo complicado.

Salimos de Villasana y la ruta gira hacia el oeste, siguiendo el valle, con los montes de Ordunte por el norte y la Peña por el sur. Por la izquierda queda Lezana de Mena, que Charly conoce muy bien de sus correrías por los alrededores; pero como nos lee nunca, no se dará por aludido, el tío. Enseguida la cosa se pone fea, porque tenemos que enfrentar las primeras pendientes serias; nos espera el PUERTO DEL CABRIO.

Santuario de Cantonad
Hemos venido ganando altura desde hace rato, pero a partir de Vivanco ya tenemos pendientes de alrededor del 10% No parece gran cosa, pero cuando uno lleva unos 18 kms. encima, el asunto no es tan sencillo. Con el santuario de Cantonad por la izquierda, si echamos la vista atrás, tenemos una estupenda panorámica del valle de Mena al completo. Tras un pequeño tramo de llaneo, tras pasar Leciñana, ya no encontramos descanso, y remontaremos otros 300 m. a campo abierto hasta el alto. La página de Altimetrías, que a veces consultamos, ilustra bien el perfil.

Valle de Mena desde la subida
Pero esto no es todo, porque cuenta el narrador que ‘en el Cabrio nos cogió una tormenta que nos caló hasta los huesos’. Hay que imaginar el panorama: un aguacero en lugar tan inhóspito y desprotegido, con la pateada acumulada y los desniveles del puerto, es fácil suponer que alguien pueda pensar en rajarse: ‘Por nuestra mente voló el fantasma del abandono y volver a casa’. Como para extrañarse, y más teniendo en cuenta que sólo se llevan dos días de Camino, cuando todavía echarse atrás es una opción muy razonable.

Por si fuera poco, hay que apuntar otra circunstancia. El actual trazado del Cabrio es relativamente reciente; la antigua subida era bastante más dura, con sucesivas horquillas y desniveles más pronunciados.

Imagen antigua de la llegada a Bercedo
El caso es que, pese a todo, la comitiva termina llegando a BERCEDO (km. 56). Qué remedio, claro, no se iban a quedar lamentandose en medio de la nada. Termina así la segunda jornada, con una buena mojadura, las fuerzas bajo mínimos y seguramente también la moral, tras haber remontado un desnivel de 600 metros. Por cierto, que los 28 kms. de la hoja de ruta a nosotros nos salen algo más de 29.

Desconocemos dónde pernoctaron los caminantes pero, aunque los recuerdos son confusos, bien pudo ser en una especie de garaje medio inundado, lo que a su vez nos da pie para contar otra anécdota.

Parece ser que la comitiva iba acompañada de un perro llamado Lucky (casi seguro el de la foto). Nos cuentan que en cierta ocasión (bien pudo ser aquí en Bercedo) el pobre bicho, hecho polvo por la caminata, se acomodó a dormir sobre una silla porque el suelo estaba encharcado. En el transcurso de la ruta, parece que el animal se desplazaba adelante y atrás del grupo, como a veces acostumbran los perros, con lo que en realidad recorría quizá el doble de distancia y pronto acabó deslomado. Así que al cabo de las primeras etapas hubo que repatriarlo.





El sello estampado en la credencial –de la que hablaremos más adelante- es del Ayuntamiento de la localidad. Y, sin nos fijamos bien, vemos que el diligente funcionario establece la llegada en ¡las nueve de la noche!, lo que nos hace pensar dos cosas:
  • que nuestros amigos llevaban un horario muy poco montañero (arrancar al amanecer y esas cosas), o bien que se eternizaron, sea en las paradas intermedias o bajo la tormenta del Cabrio
  • y que, en la actual época de recortes y aumento de la productividad, el ciudadano que puso el sello nos sirve como ejemplo de dedicación a la cosa pública sin atender a horarios, Convenios ni derechos adquiridos.
Hay que imaginar esa noche, con la peña tiritando, y los más aguerridos tirando de motivación como Guardiola con los ‘300’ en la final de la Champions.

viernes, 22 de marzo de 2013

Larrabasterra-Barrika


El tramo de costa entre las playas de Larrabasterra y la bahía de Plentzia reúne algunos de los arenales más espectaculares del litoral de Bizkaia. El camino serpentea entre las praderas atlánticas, casi siempre muy cerca de vías de comunicación y núcleos urbanos, pero siempre abierto a los vientos marinos y la inmensidad del Cantábrico.

Y no deja de resultar curioso cómo, al margen de la masificación estival en los alrededores de las calas, el resto de los paisajes costeros son apenas conocidos por la mayoría de la gente. Proponemos aquí un paseo sencillo y de longitud muy moderada para disfrutar de este trozo de nuestra costa, mientras nos llenamos de sol, yodo y aires salinos.


DISTANCIA: 8,3 kms 
DESNIVEL: 100 m. (20-120) 
DIFICULTAD: Muy Baja 4 (1-3-0)
ITINERARIO: lineal  Inicio: Metro Larrabasterra  Final: Barrika
VIAS: Carretera. camino asfaltado, senderos
ACCESOS: Ida: Metro Bilbao estación Larrabasterra
     Vuelta: Bizkaibus A-3451 (Las Arenas-Armintza) en Barrika
Track: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=4155638 
Más información:
Guía cartográfica de Bizkaia mapas 3 y 8





            Vaya por delante que seguramente no será buena idea hacer esta excursión en verano, a no ser que queramos compartir trayecto ferroviario y primera parte del camino con grandes multitudes de adolescentes, que desde hace mucho han convertido en sus favoritas las playas de Larraba. Un día fresco en cualquier otra época del año será lo ideal, porque tampoco vamos a encontrar sombras que nos cobijen.

Salimos de la estación de metro de Larrabasterra a la carretera BI-637, que seguimos unos metros hacia la derecha, en dirección Plentzia. En el cruce conocido como Hirubide, junto a la iglesia de San Andrés, giramos a la izquierda para tomar el camino que asciende para dirigirse a las playas.

En esta suave subida vamos dejando a los lados diversos caseríos tras los cuales, por el lado derecho, hay una enorme extensión urbanizada y con numerosas viviendas en distintas fases de construcción. Hasta hace poco todo este espacio estaba ocupado por prados, huertas y caseríos, con algunos caminillos escondidos entre zarzales, por donde sólo los buenos conocedores del terreno sabíamos movernos sin cabrear a los aldeanos.

Bajada hacia las playas y desvío
Llegamos al alto, donde poco después nos encontramos el motero bar Indian y, unos metros de bajada después, justo en el desvío hacia la urbanización Arrietara, dejamos la carretera para salirnos por un camino asfaltado por la derecha (DESVIO).

Ahora avanzamos, ascendiendo muy suavemente, flanqueados por hierba alta y matorral, pasando junto a diversos chalets, algunos imponentes. Como vamos bastantes metros por el interior, apenas tenemos algunas vistas sobre la parte final de la playa. Cuando el camino se desvía aún más claramente tierra adentro, giramos a la izquierda para pasar poco después (izquierda) junto a una explanada situada sobre los antiguos baretos de la playa (Surf y compañía). Aquí vemos claramente un par de senderos de frente, que tomaremos para abandonar el asfalto.

La playa, con el submarino y el peñón
En esta parte de la travesía ya tenemos buenas vistas sobre la playa, pasamos un tramo junto a un murete de piedra, y salimos finalmente a la zona de ATXABIRIBIL, con el peñón, los aparcamientos y por supuesto los fantásticos garitos de buena música y mejor ambiente. Pero tranquilos, que aunque lo parezca, esto no es una ronda de bares, y pronto des desplazaremos por la naturaleza y únicamente por ella.

Cruzamos una zona verde con juegos infantiles y nos dirigimos al borde del mar, por el costado de la urbanización Sopelmar. Aunque hay un senderito minúsculo que discurre por el filo del acantilado, es mejor evitarlo, sobre todo en días de viento o suelo mojado, por lo que seguimos por el camino por dentro de la barandilla, pasando unas escaleritas para salvar el repecho. Por la izquierda tenemos una preciosa cala (Arnakatxa, según la cartografía) donde la marea baja deja al descubierto la rasa mareal, característica de toda esta parte del litoral vizcaino.

Seguimos ascendiendo por sendero que surca las típicas landas atlánticas, bordeando el casi imperceptible alto de Kukulumendi, para descubrir a continuación una de las joyas del camino: la cala de Meñakoz. El paso de los años ha dulcificado algo el tamaño y perfil de los pedruscos y guijarros que ocupan la playa, y que constituían la diversión de unos y el fastidio de otros; pero es precisamente la variedad de grises de la piedra y las paredes del acantilado lo que le otorgan una belleza especial, en contraste con el azul de las aguas y el verde de los praderíos próximos.

Meñakoz

Vista atrás: playas y Punta Galea
Rodeamos la playa atravesando un reducido tramo de matorral y monte bajo muy frondoso, para salir a un pequeño aparcamiento, por donde entramos en el municipio de Barrika. Aquí tomamos de nuevo los senderos, que se bifurcan y entrecruzan, pero siempre nos permiten seguir muy de cerca la línea de costa. Desde el lado contrario de Meñakoz tenemos también una bonita vista de los montes más significativos hacia el oeste, desde Lucero y Serantes hasta el Ganeko.

Playa de Barrika
El trayecto es una especie de tobogán, un sube-baja continuo aunque sin desniveles importantes, siempre con el océano a la vista y rodeados de amplias extensiones de verde, argomas, maleza y zarzas, algo de hierba y algunos arbustos pequeños, vegetación recia que puede resistir el embate de los vientos. En algunos puntos, los caminos se aproximan a los precipicios de vertiginosas paredes verticales, aunque siempre tenemos la opción de tomar algún trazado más interior.

Ya en la zona de Kurtzio, con la carretera bastante próxima, alcanzamos un nuevo arenal: la larga y poco frecuentada playa de Barrika, de carácter salvaje y completamente desabrigada al oleaje. Bordeando la playa, el camino discurre algo más hacia el interior, y ya tenemos varias cosas interesantes a la vista: las casas del núcleo urbano, Jata y Sollube al fondo y, bajo su silueta, Plentzia, desde donde asoma el arco de su puente.

El camino discurre junto a un vallado y alguna vivienda unifamiliar, para desembocar en la muy urbanizada zona donde se asienta el famoso Golfo Norte, ocasión que aprovechamos para dejar un saludito a Karlos, un figura como pocos. Continuamos la marcha bajando por el parking de nuevo en dirección al mar, y aquí encontramos sin dificultad la continuación del sendero.

Siguiendo siempre hacia el norte, y con cada vez mejores vistas sobre Astondo y la bahía de Plentzia, vamos pasando distintas calas y sucesivos promontorios marcados por  mojones cuya finalidad desconocemos. Nos dirigimos ahora a lo que constituye la punta más significativa del recorrido, que el mapa denomina GAZTELU.

Mojón de Gaztelu, Astondo y bahía de Plentzia

Sorprendentemente, encontramos aquí hay un vértice geodésico, que tampoco sabemos qué marca exactamente. Merece la pena continuar bajando un poco más, arrimandonos al acantilado, para admirar la fantástica perspectiva. Tenemos de frente la punta de Astondo, con la preciosa cala de Askibilla detrás y la bahía de Plentzia-Gorliz al completo. Nos rodean gigantescos cortados que acentúan la sensación de vértigo y, aunque no podemos verlo, nos encontramos encima de una inmensa caverna que se adentra bajo la punta, con lo que estamos virtualmente en el aire.

Playa de la Cantera o Muriola
Bordeando el cabo por el lado contrario al de llegada (Este) recobramos el sendero para ir descendiendo hacia la última playa del día, llamada La Cantera o Muriola, a donde podemos acceder por un camino de piedrilla que baja directamente al arenal.

VARIANTE: Nos cuentan que al lado de la escalera de acceso a esta playa surge por la derecha un sendero que, remontando por los prados nos conduce al cercano bosquete de Barrikabaso, situado en una pequeña elevación junto a la desembocadura de la ría de Plentzia. Atravesando el tupido arbolado de norte a sur, volvemos a bajar para salir al barrio de San Telmo, ya a tiro de piedra de Plentzia. Pero como no conocemos en persona este itinerario, nos limitamos a apuntarlo como posibilidad, sin hacernos responsables de nada.

Vamos finalizando el recorrido subiendo por el camino citado (derecha) hasta llegar al asfalto en un cruce. Giramos a la izquierda, siguiendo en subida ya por zona totalmente urbanizada, y con la iglesia visible. Dejamos a la izquierda una urbanización y algo más arriba pasamos junto a varios impresionantes chalets, algunos muy modernos y realmente llamativos.

Residencia Elorduy
Salimos así junto a un gran edificio con cúpula que todos los foráneos pensamos que es el Ayuntamiento, y que es en realidad la residencia Elorduy, y de ahí a la carretera que desciende hacia Plentzia, donde encontramos sin dificultad la parada del Bizkaibus, dando por finalizada nuestra ruta costera.



sábado, 16 de marzo de 2013

Montehano

La inconfundible silueta de Montehano se distingue con nitidez desde todo el contorno de la marisma de Santoña y la bahía de Laredo. Incrustado en las aguas como un solitario promontorio, a poco que subiese el nivel del mar, Montehano se convertiría en una isla casi perfectamente circular.

Modestísimo tanto en extensión como en altitud, y al margen de la cantera que devora una de sus laderas, nuestro monte alberga muchos elementos interesantes: preciosos encinares, un convento capuchino, y los restos de un castillo y bunkers de la Guerra civil. Y, sobre todo, hermosas vistas sobre el litoral, de las que podemos disfrutar en una ascensión sumamente sencilla y para todos los públicos.

DISTANCIA: 3 kms 
DESNIVEL: 185 m. (0-186) 
DIFICULTAD: Ninguna 1 (1-0-0)
ITINERARIO: ida y vuelta  Inicio y final: Frente a la cantera (CA-241)
VIAS: Sendero de tierra
ACCESOS: Desde Bilbao, autopista dirección Santander salida 177 Cicero-Treto-Santoña. Se toma la N-634 dirección Santander y después CA-241 dirección Santoña, hasta la cantera.
Más información:
Cartografía de Cantabria en
           http://www.territoriodecantabria.es/Mapa-Cartografia/POL_ETRS89


Perfil (ida)


            Según venimos por la transitada carretera que cruza la marisma de Santoña, no hay que pensarselo mucho: en cuando tenemos por la izquierda la cantera, justo enfrente, por la derecha, hay un pequeño descampado donde podemos dejar el coche.

Punto de partida
            Cruzamos la carretera y en el extremo izquierdo del acceso a la explotación minera, junto a un  viejo cargadero, hay un interesante panel informativo sobre lo que vamos a visitar. En él vemos con claridad la ruta a seguir, bordeando los cortes por la derecha para luego ascender en zigzag. No haría falta ninguna indicación más, porque el itinerario está además impecablemente señalizado con postes del PR-S 218 hasta el final. Pero entonces nos quedaríamos sin qué contar en el blog, y tampoco es eso.

            Hay que internarse en el recinto minero, con algún cuidado porque, aunque la cantera está inactiva, circulan vehículos de la polvorienta planta de machaqueo que se encuentra al lado. Más o menos en el centro, distinguimos un camino en rampa con la primera flecha indicadora, por donde comenzamos la ascensión, rodeados de los omnipresentes plumeros argentinos.

Cantera
La subida no presenta más inconveniente que los desagradables efluvios de la industria adyacente, que desaparecerán un poco más adelante. Vamos ganando vistas, a un lado sobre la marisma, y al otro sobre los enormes tajos que, como siempre, nos hacen pensar en imágenes de gran actividad de hombres y máquinas robándole el mineral al monte durante años.

Vista sobre la marisma
            En cuanto pasamos la primera y más amplia curva, y nos situamos en la parte alta del corte (sin peligro, de no ser que nos asomemos innecesariamente), tenemos las mejores vistas de la ruta, en varios claros entre los árboles, lo que el panel informativo describía como ‘mirador natural’: por la izquierda vemos Santoña bajo el Buciero y los bloques de Laredo que recuerdan a la típica imagen de Cancún, con la Candina detrás; hacia la derecha, el convento bajo nuestros pies junto a la peculiar carretera sobre la marisma, el polder de Cicero, y el Candiano y su sierra recortándose al fondo.
 
Hacia el interior

El paisaje, dominado primero por los eucaliptus, va dejando paso al encinar. Sobre el camino vamos encontrando diversos troncos caídos, mientras admiramos la belleza de este tipo de bosques, en especial cuando el sol penetra formando un precioso mosaico. El trazado es evidente, siempre en moderada pendiente, y en cualquier caso disponemos de las oportunas marcas que nos guían.

Por el encinar

Ya bastante arriba, varias grandes rocas asoman por la derecha, entre la vegetación y el verdín, lo que nos anuncia que llegan cosas interesantes. De inmediato tenemos otra señal, que marca a la izquierda hacia los bunkers (200 m.); por la derecha, un profundo tajo en la roca, una especie de trinchera, por donde también podemos internarnos para explorar.

Interior del bunker
Es inevitable hacer una visita al BUNKER, para lo que descendemos por un camino abrupto y divertido, entre rocas y algunas zarzas. Los 200 metros se hacen muy cortos, y enseguida descubrimos las fortificaciones, una especie de zulo de hormigón con pequeñas troneras, adosado a la roca. Las siete décadas transcurridas han dejado su huella, y las raíces de algunos árboles se extienden a lo largo de los muros, con aspecto algo inquietante.

De vuelta al camino, hay una curva que parece rellenada de guijarros, y el último tramo casi recto nos dirige hacia un panel junto a un muro. Estamos ya en los restos de castillo de Montehano, del que queda justamente ese muro perimetral, y unos pasos hacia la izquierda aparece un mástil con bandera, que entendemos señala la cima (MONTEHANO, 186 m.)

Muro del castillo en la cima

El frondoso arbolado no nos permite tener más vistas que alguna parcial al interior hacia poniente (Escalante), y tampoco hay muchas opciones de explorar la zona más allá de los límites del castillo, porque por todos lados nos rodea el inexpugnable encinar.

Convento de San Sebastián de Hano
Realizamos el descenso por el mismo camino para volver al punto de partida, donde no debemos dejar pasar la ocasión para conocer un poco el entorno más cercano. De la explanada donde hemos comenzado podemos dirigirnos hacia la orilla para conocer el convento de los capuchinos de San Sebastián de Hano 

El edificio tiene más interés por el entorno que por sí mismo. Está situado a pie de la lámina de agua, concretamente sobre el Canal de Hano, que comunica con la marisma de Escalante. Bajando una escalerita de piedra, accedemos a la orilla, desde donde compartimos con algunos pescadores un hermoso paisaje y la observación de numerosas aves acuáticas. Podemos también dar un rodeo por el lado contrario del convento, para regresar por otro camino asfaltado, muy vistoso y solitario, bajo denso arbolado.  

Y si aún nos sobra tiempo antes de meternos un sublime aperitivo en Santoña (no perderse la taberna Alberto, con anchoas y queso), merece la pena darse una vuelta por la preciosa carreterilla de El Gromo y visitar Escalante, con especial atención a su ermita románica. Nos han señalizado tan bien nuestra ruta montañera que les recompensamos con esta publi turística gratuita.

lunes, 11 de marzo de 2013

Camino '87 1ª jornada: Santurtzi-Balmaseda (28 kms.)



Así que el 1 de julio el contingente se puso en marcha a las 10 de la mañana –dicho sea de paso, hora bastante tardía para acometer una pateada más o menos larga. Como es lógico, semejante iniciativa en una localidad relativamente pequeña y con un grupo de chavales del pueblo dio lugar a una notable movilización de familiares, vecinos y curiosos. Según cuentan las crónicas, hasta alguna autoridad municipal se personó en el evento, y la prensa se hizo eco del asunto con cierta profusión, como ya vamos viendo. (Como la foto es antigua y digitalizada en un escaner cutre, no se ven bien las caras; pero aún así, si a alguien no le apetece, que nos lo comunique y le pixelamos al instante)

Toda esta parafernalia, más la agitación previa, organización de la movida, ánimos y declaraciones de apoyo, parece que desconcertaron un poco a nuestros amigos, que unánimemente reconocen después que no tenían ni idea de dónde se estaban metiendo. Sí, tenían experiencia de algunas rutas montañeras, pero esto es una cosa completamente distinta, como no tardarían en comprobar.

Virgen del Carmen en Santurtzi
La primera jornada cubre el trayecto entre Santurtzi y Balmaseda (28 kms., según su propia medición, por cierto bastante exacta). Empiezo por un comentario personal. Naturalmente, el Camino se puede hacer como a uno le dé la gana, hay quien lo hace en bici, por tramos sueltos y hasta en coche (!). Lo más normal cuando se quiere hacer ‘entero’ es partir desde Roncesvalles-Orreaga, por donde se supone que entraban en la península los peregrinos que venían de Europa. Pero a mi me parece que quien quiera hacerlo de verdad completo debería iniciarlo en su propio pueblo. ¿O alguien supone que un peregrino de la Edad Media se iba a ir hasta el Pirineo navarro para empezar a andar desde allí? Pues no. Uno va a Compostela desde donde viva.  

Bien, pues aquí, en el mismo puerto de Santurtzi (supongo que por darle más simbolismo), empieza lo que uno de los chicos describió como ‘el paseo más largo de mi vida’, muy bilbaino él.

Como desconocemos el itinerario exacto, hemos trazado el mapa a brocha gorda y siguiendo el trazado más sencillo y corto, siempre por carretera. Así, en unos 8 kms. de ruta sin desniveles importantes, suponemos que por Kabiezes y Nocedal, llegamos a MUSKIZ. Los primeros kilómetros siempre son fáciles, echa uno a andar con ánimo y buen rollo, y las fuerzas intactas; además, los chicos se mueven por lugares que seguramente conocen, la gente les mira y van en un grupo grande. Cabe imaginar risas y charleta distendida. Pero seguramente ni se han planteado lo que vendrá más adelante y, sobre todo, sus dimensiones.


Ferrería de Pobal
De Muskiz seguimos hacia el sur por el valle del Barbadun, por donde discurre la BI-2701 en dirección a Galdames. Hoy en día quizá remontaríamos desde Santelices para tomar la Vía Verde y recorrer así tranquilamente unos 8 ó 9 kms. lejos de la carretera, hasta Atxuriaga; pero claro, la Vía Verde entonces no existía ni en proyecto, y vaya usted a saber lo que se encontraría uno por allí. Así que la comitiva siguió seguro por el asfalto.

Además, como llevaban encima inquietudes culturales, hubo una parada en la ferrería de POBAL (km. 10) que, según la crónica del viaje, se encontraba ‘en estado lamentable’. Lo que hoy es una instalación restaurada que recibe numerosas visitas, entre ellas muchas de escolares, parece que en esa época se encontraba en estado ruinoso.

Casa de Juntas
Continuamos siempre en la misma dirección, dejando Montellano por la derecha, pasando Arenao y Mercadillo, ya en Sopuerta y, finalmente, tras un tramo de moderada subida, la Casa de Juntas de AVELLANEDA (km. 18), con nueva parada. El narrador explica que el magnífico edificio les pareció bonito, pero la visita ‘mal explicada y con peor talante, por parte del encargado’. Es decir, que el elemento cultural del Camino estaba siendo, de momento, un poquillo desalentador. Y es que en 1.987 no existía esa fiebre por cuidar al turista que se nos introdujo con el ‘efecto Guggenheim’, y que alguien se interesase por nuestros monumentos debía parecer una cosa más bien insólita.

Pero seguro que al menos este intermedio serviría para que algunos recuperaran el aliento, porque la distancia recorrida, con un buen pedazo de mochila encima, empieza a ser respetable. El cuerpo todavía no está habituado y la cabeza menos, y todavía quedaba como un tercio de la jornada.

Dejando por la izquierda los accesos a Zalla, seguimos para enlazar con la BI-630, por la que pronto nos aproximamos al curso alto del Kadagua, lo que nos acerca ya al objetivo.

Vamos ahora perdiendo la altitud que antes remontamos para, bordeando el Garbea, entrar finalmente en BALMASEDA (km. 28), fin de la primera jornada. Al llegar a una población de cierta importancia, y además bastante cercana, se supone que no encontrarían problemas logísticos para el alojamiento. Porque meter a veinte tíos en sitio para pasar la noche no es algo sencillo, y ahí estribaría uno de los principales obstáculos que se iría repitiendo.

Puente Viejo de Balmaseda
Los viajeros dejan reseña de la iglesia gótica de San Severino (parroquia en la que además se sella la credencial) y, por supuesto, el Puente Viejo (románico del XIII), que en cuanto a emblemático se refiere, es algo así como San Antón para Bilbao.

Aquí apuntamos que recientemente hemos visto señales (y flechas amarillas) del Camino en Balmaseda. Como estamos muy lejos tanto del camino francés como del de la costa, cabe suponer que estas indicaciones corresponden al llamado Camino primitivo o de las Montañas, sobre el que nos ilustra muy bien esta página. Según se indica, parece que originariamente los peregrinos seguían una ruta al norte del Camino francés, siguiendo las viejas calzadas romanas, itinerario que sí pasaría por esta zona. Aunque dudo mucho que nuestros amigos conociesen todas estas cuestiones.

San Severino
Otra posibilidad es que se trate de la señalización de un enlace desde Bilbao, de los varios que se han marcado desde algunas capitales. En todo caso, cabe preguntarse si tal proliferación de Caminos como estamos observando no generará más confusión que efectos beneficiosos. Pero en fin.

Podemos imaginar que el alivio lógico de haber alcanzado el primer objetivo se vería quizá empañado por algún negro pensamiento, en plan ‘estamos reventados por un día de caminata, menos de 30 kms. y sin apenas obstáculos… y tenemos por delante otras veintitantas jornadas, por caminos desconocidos, hasta completar casi 600 kms.!’

Pero bueno, lo más seguro es que, compartiendo la aventura con los amiguetes, se dedicasen a explayarse y trasegar unas cañas, más que a oscuras elucubraciones sobre su futuro más cercano.

martes, 5 de marzo de 2013

Ría de Castellanos

El río Campiazo nace en Solórzano, y recorre la comarca cántabra de Trasmiera atravesando algunas de sus principales poblaciones: Hazas de Cesto, Beranga, Meruelo… hasta convertirse en ría a la altura del puente de la Venera. En este punto, el cauce fluvial separa los municipios de Arnuero y Bareyo, que no volverán a encontrarse aguas abajo.

Tras el puente, el Campiazo pasa a ser la ría de Ajo, la Venera o Castellanos, reuniendo paisajes de gran belleza, entre prados y pequeñas zonas boscosas, mientras las mareas dejan al descubierto amplios arenales, viejos molinos y humedales en los que se muestra la biodiversidad de este singular espacio natural.


DISTANCIA: 12,5 kms 
DESNIVEL: 100 m. (0-100) 
DIFICULTAD: Baja 6 (1-5-0)
ITINERARIO: ida y vuelta  Inicio y final: Playa de La Arena (Isla)
VIAS: Camino asfaltado y pista de gravilla
ACCESOS: Desde Bilbao en coche, autopista dirección Santander, salida 184 Beranga-Noja-Isla. Se toma la CA-141 en dirección a Noja, y en la segunda rotonda seguir señalización a Isla (6 km). Después torcer a la derecha, y antes de entrar en Isla, en la siguiente rotonda girar a la izquierda (Playa de La Arena), continuando sin ninguna desviación hasta la playa. 
ENLACES CON  Acantilados de Isla
Más información:
Cartografía de Cantabria en



Perfil (ida)


Playa de La Arena
            En la fantástica playa de La Arena, de Isla (Arnuero), las bravas aguas del Cantábrico se adentran en tierra a través de la ría de Castellanos, y las potentes mareas dan forma a un paisaje cambiante y espectacular. Aunque en sus aledaños existen diversos tipos de edificios e instalaciones, salvo una zona muy reducida, el entorno de la playa y ría poseen una belleza casi salvaje.

            Iniciamos la marcha en el aparcamiento, junto al cual ya ha desaparecido una urbanización objeto de dura polémica desde hace años. Tenemos que tomar un camino asfaltado con la indicación ‘salida de emergencia’ que se dirige al monte entre el hotel Campomar y el lateral de otro bloque de apartamentos.

            VARIANTE: Hay un alternativa teórica a este comienzo de la ruta, más pegados al curso fluvial. Para ello hay que continuar por la carretera de llegada hasta el final, unas decenas de metros más allá del curioso lounge-bar ‘La isla del tesoro’. Aquí enlazamos con un sendero que progresa en paralelo a la playa nudista del interior de la ría, para después adentrarse en una colina boscosa. Aunque este itinerario es mucho más atractivo, decimos que es más bien teórico porque el tránsito posterior por el encinar es cada vez más complicado, y no estamos seguros de que tenga una salida lógica. Servidor no ha conseguido encontrarla, y si alguien la conoce, agradeceríamos mucho que nos indique por dónde.

Subiendo desde la playa
            Continuamos en suave ascenso por la solitaria carretera, con una profunda vaguada por la derecha y algunas campas salpicadas de roca por la izquierda. Efectivamente, se trata de una vía de salida alternativa para los residentes junto a la playa, porque no hay otro acceso aparte de la carretera general.

            El camino es agradable, circulando primero entre encinas y más adelante bajo grandes eucaliptos, y por él remontamos unos 80 metros, hasta la altura del camping Punta Marina, que se encuentra en el alto. Aunque no podemos verlo, pasamos por su parte posterior, para salir a una carretera, que tomaremos hacia la derecha (CRUCE-1)

Caminos rurales
            Casi de inmediato, dejamos un desvío por la derecha que supuestamente debería enlazar con la variante anterior. Iniciamos así una larga marcha por tierras interiores, pasando en ocasiones junto a algunos eucaliptales, con algunas vistas a nuestras 5 sobre Ajo y los vertiginosos acantilados que rodean su cabo. Avanzamos por terreno ligeramente ondulado, pasando junto a varias granjas, sin abandonar el trazado del camino vecinal asfaltado.

            VARIANTE: Junto a un caserío con un solitario árbol de tronco retorcido (creemos que es un ficus) sale por la derecha un sendero. Según algunos mapas este camino enlaza con otros sucesivos que llevan una trayectoria paralela a la nuestra pero más cercana a la ría, hasta salir a la marisma que después indicamos. Sin embargo, dado lo poco transitado de los caminos por estas zonas, no podemos asegurar que se encuentre practicable.

Unos minutos después, pasando una pequeña mancha boscosa, tenemos ya a la vista la torre más sobresaliente del pueblo de Isla, llamada el Torrín, tras la que emerge la oscura silueta del Cincho. Pasamos muy cerca de la fortificación indicada y nos dirigimos a ARGATOJO, un pequeño barrio con una placita que cuenta con fuente, lo que para los poco previsores (presente!) vendrá muy bien, sobre todo en época estival.

Vista hacia Noja y el Cincho
            Seguimos la ruta durante un tramo de asfalto, con buenas vistas por la izquierda hacia el mar, el Cincho y la marisma, Noja e Isla, perdiéndose hacia el Buciero. Dejamos por la derecha un camino que remonta por unos prados, y poco más adelante abandonamos, también por la derecha, la vía que seguíamos (DESVIO), y que se dirige al muy cercano núcleo de Arnuero.

Con vistas a Ajo, contemplamos varios grandes pinos solitarios y enseguida tenemos al fondo, todavía lejos, las primeras imágenes de la ría y una pequeña marisma. En pocos metros, este camino, que desciende suavemente, pasa a ser de tierra, enfilando hacia un chalet solitario, con una especie de casa de labranza por la derecha. Aunque parece que el camino finaliza aquí, en realidad rodea completamente la casa y sigue bajando.

El descenso finaliza en una bifurcación bajo arbolado (CRUCE-2), donde encontramos un cartel indicador del molino de Castellanos (500 metros a la derecha) y la ermita de los Mártires (izquierda).

Molino de Castellanos

VARIANTE: Los 500 metros tal vez son algunos menos, y merece la pena hacer una incursión, siguiendo la dirección de la flecha. Es un camino fresco y algo arenoso, que muy pronto desemboca junto a la ría, en una pequeña ensenada con aspecto de marisma, donde se ve un dique y los restos del citado molino. El lugar es realmente precioso, frecuentado por pescadores y, cuando las mareas lo permiten, paseantes por las zonas practicables del cauce. Cerca de este punto parece que desemboca el camino que planteábamos en la variante anterior.

            Tomamos la dirección a la ermita y en pocos metros encontramos una nueva desviación por la derecha (de arena rojiza) que vuelve a indicar hacia el molino, y que enlaza con el camino indicado en la variante, cerca de la marisma. De inmediato, otra flecha indica hacia un mirador, que no es sino una mera plataforma de madera desde la que tenemos una buena vista de la ría, aunque tampoco mejora mucho las que tenemos desde el camino.

Vista sobre la ría
            Pasamos junto a una especie de plazoleta, con abrevadero y una fuente natural, y unos pasos después gozamos de una amplia perspectiva sobre la ría, en cuyo lecho arenoso se encuentran grandes colonias de aves acuáticas.  

            De nuevo salimos a caminos vecinales con sucesivas casas y granjas, donde no debemos perder el rumbo que traíamos. En un cruce múltiple (CRUCE-3), también señalizado, giramos a la derecha, y en unos minutos pasamos junto a la Casa de Labranza Ría de Castellanos, una especie de hotel rural con un bonito jardín-terraza.

Ermita de los Mártires
            Vamos finalizando la ruta, y llegamos así a la ERMITA de los Mártires, con una pequeña plaza y varias casas en su parte posterior. De ahí salimos a la carretera general y unos metros más adelante estamos en el puente de la VENERA., final de trayecto. La vista desde el puente no ofrece nada que no hayamos visto antes, y en la orilla contraria un cartel nos indica que entramos en Bareyo.

              Y para la vuelta ...

            Hay que advertir que, si la ruta se nos ha hecho demasiado larga, en nuestro punto de llegada no es nada fácil encontrar un medio de transporte para volver. De forma que, si no queremos deshacer todo el trayecto, hay que seguir carretera adelante hasta Bareyo, o retroceder como un kilómetro para llegar sin dificultad a Arnuero, donde sí disponemos de bus.

            Otra posibilidad es regresar hasta Argatojo y bajar de allí al núcleo histórico de Isla donde, además de un par de establecimientos muy agradables en que reponer fuerzas, podemos admirar la iglesia de San Julián y Santa Basilisa, el palacio de los Condes y, por supuesto (sólo en verano), la estupenda librería de viejo de ese gran bouquiniste que es Jesús, que no todo van a ser bares.
Más playa
           
            Pero si hemos decidido hacer toda la ruta ida y vuelta, no desaprovechemos tampoco la ocasión de disfrutar un rato de la playa de La Arena y sus alrededores, cuyos paisajes merecen dedicarles un buen rato, sin prisas.

            Y, ya de paso, dejamos una sugerencia para los desconocidos responsables del Ecoparque de Trasmiera, cuya página indicamos arriba. Con un trabajo de desbroce y limpieza más sencillo que en el Cincho se podría abrir una preciosa senda por toda la ribera oriental de la ría. No lo veo difícil y el coste sería poquito, piensenlo.