domingo, 22 de diciembre de 2013

Barrikabaso

Incluso la parte más humanizada de la costa de Bizkaia conserva, a duras penas y en pequeñas proporciones, rincones que escapan a la saturación urbanística y playera. Justo encima de la ría de Plentzia y la extraordinaria bahía, Barrikabaso es uno de esos lugares todavía ajenos a la civilización, aunque seriamente amenazado en los últimos años.

Lo conocemos en un corto paseo en el que disfrutaremos de perspectivas muy poco habituales, además de admirar la belleza de la ría y la cercana marisma de Txipio, todo ello inmejorablemente comunicado, y conectado con el casco urbano de la villa marinera. 

DISTANCIA: 3,9 kms 
DESNIVEL: 60 m. (0-60)  
DIFICULTAD: Ninguna
ITINERARIO: ida y vuelta  Inicio y final: Metro Bilbao estación Plentzia
            VIAS: Sendero de tierra 
Más información:
Guía cartográfica de Bizkaia mapa 3




Perfil (ida)

Paseo junto a la ría
            Desde que uno sale de la estación de Metro de Plentzia, se coloca frente al gran espectáculo de la ría: con el airoso puente peatonal de frente, el cauce sigue por la derecha aguas arriba hacia Isuskitza y Butrón, donde ya pierde la salinidad y adopta como río la denominación del conocido castillo; y por la izquierda bordea el núcleo histórico de Plentzia, con decenas de pequeñas embarcaciones, buscando la bahía y el mar.

            Pero de momento, nos abstenemos de cruzar a la orilla opuesta, y nos dirigimos al paseo de madera que, en línea recta y en paralelo a la carretera, avanza hacia nuestro objetivo pegado al curso de la ría. Desde el primer momento es una gozada caminar por esta pasarela contemplando los viejos caserones en la otra margen, y las decenas de txalupas que dan colorido a las aguas. Hace muy poco hemos leído que se pretende ordenar mejor el amarre de embarcaciones; no dudo que tendrá su lógica, pero tampoco se podrá negar que perderemos el encanto de los botes desperdigados por todo el cauce.

Marisma de Txipio
            Por nuestra izquierda quedan primero las casas de Gatzamiñe y Txipio, y a continuación la llanura constituida por la marisma, adentrandonos en el municipio de Barrika, por donde haremos el resto de la ruta. La marisma de Txipio ha sido objeto en los últimos años de una considerable polémica por el proyecto de reconvertirla en un nuevo puerto deportivo (otro más!) rodeado de las consabidas urbanizaciones. En esta página se detallan aspectos técnicos de este humedal, y en esta otra nos cuentan un poco de la historia reciente de estas peleas.

            Siendo sinceros, hay que admitir que para un profano en materias ambientales una marisma no es algo visualmente muy atractivo, pero tampoco negaremos el valor ecológico que destacan los expertos y la necesidad de conservar estas zonas, cada vez más escasas. Ahora mismo parece que se van a iniciar actuaciones para su recuperación. Pero sigamos adelante.

En la curva, a la derecha
En unos 500 metros estamos ya al final de la recta, junto al barrio de San Telmo, donde la BI-2122 empieza a remontar hacia el pueblo de Barrika. Justo donde comienza la primera curva tenemos por la derecha una parada de Bizkaibus, tras la cual se inicia un camino ancho y cubierto de hierba. Hay que traspasar una grosera valla de mallazo oxidado, lo que podemos hacer por la parte izquierda, bordeandola por un senderito medio oculto.

Ahora seguimos por la trasera de dos bloques de viviendas, mientras el camino va perdiendo la hierba, que queda sólo en la mediana, y nos vemos envueltos por la vegetación, donde conviven bastante pino, otras especies de menor porte y algunas extensiones invadidas por el plumero argentino.

Paseo y puerto de Plentzia
Esta parte del trayecto no tiene realmente mayor interés que alguna vista esporádica entre los árboles sobre la ría, que ya queda bastantes metros por debajo, y el pueblo de Plentzia. Dejamos un desvío que por la izquierda se dirige hacia la zona interior de La Tejera, y como en otros 500 metros encontramos otra valla igual a la del inicio, que se traspasa sin dificultad por un lateral. Al otro lado se encuentra el acceso a una finca, completamente aislada en el bosque, que creemos cuenta con un pequeño embarcadero.

Nos adentramos después en un tramo donde domina el eucalipto, omnipresente en grandes extensiones de la costa desde aquí hasta Bakio, y que en esta ocasión sirve para proporcionarnos una buena sombra de la que hemos carecido hasta ahora. Estamos en pleno bosque de Barrikabaso, en esa especie de península elevada llamada Txurrua o Txurruapunta, cuyo perfil dibuja la última curva de la ría. La pendiente es siempre muy suave, casi imperceptible. Cuando el arbolado se abre, ya tenemos de frente una estupenda vista sobre los acantilados de Antekera-Astondo y las estribaciones del Ermua, entre las cuales emerge claramente el blanco faro de Gorliz, quedando claro que estamos llegando al final.

Sobre la bahía
Ya en campo abierto, tenemos una preciosa imagen de la bahía prácticamente completa, y un estrecho senderito entre la hierba y argomas enanas nos conduce hacia la punta. Por la derecha podemos desviarnos unos metros para disfrutar de una infrecuente perspectiva encima mismo de la ría y la playa de Plentzia.

Playa de Plentzia
En el último tramo vamos perdiendo algo de altitud, y llegamos al final, terminando el caminillo en una especie de promontorio con un tocho de hormigón que nos puede servir de asiento. Estamos justo encima del muelle de San Valentín, el viejo rompeolas que protege la desembocadura de la ría y recibe de cuando en cuando el embate de los temporales. Está muchos metros más abajo, en una caída muy vertical, y hay que irse unos pasos a la izquierda para verlo entre los árboles.

El paisaje es espectacular: a nuestros pies la ría desagua en el mar junto a la playa de Plentzia, de la que tenemos una panorámica bastante insólita; y aunque el arbolado obliga a que asomarse un poco a los lados, vemos parcialmente la bahía, y de frente la punta de Astondo.

Punta de Gaztelu y playa de la Cantera
Por la izquierda sale otro caminito que se dirige hacia la playa de la Cantera-Muriola y la punta de Gaztelu, situada sobre un espectacular desplome, aunque no está muy claro si el sendero es practicable en toda su extensión –y tampoco hemos podido explorarlo como es debido.

Así que, si alguien no nos propone algo más interesante, nos volvemos por donde hemos venido. Y como en menos de una hora hemos tenido tiempo de sobra para ir, volver y admirar con detenimiento todo tipo de paisajes, no sería mala cosa aprovechar el viaje para hacer una visita al poco conocido casco histórico de Plentzia, justo al otro lado del puente. Subiendo entre las callejuelas ajenas al mogollón veraniego (nos puede ayudar este mapita) encontraremos el corazón del pueblo, tan diferente de la imagen habitual. La tranquila plaza de la iglesia nos espera con un par de agradables terrazas y, bien en ellas o en alguna de las calles cercanas, podemos cumplir con la tradición y disfrutar de un grato aperitivo. Aunque con lo que hemos sudado hoy, no lo merezcamos mucho.

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