El Parque Natural del Gorbea-Gorbeialde
comprende un extenso territorio alrededor del techo montañoso de Bizkaia. Desde
Orozko hasta Otxandio y desde Zeanuri hasta Murgia, el enorme macizo y sus
estribaciones nos ofrecen infinidad de paisajes diferentes, algunos abruptos y
salvajes, otros bucólicos y amables, pero siempre atractivos para los amantes
de la naturaleza y el monte.
En el extremo oriental del Parque, el
alto de Barazar nos facilita el acceso a una amplia zona que, bajo la poderosa
silueta del Gorbea, alberga por ejemplo el humedal de Saldropo y el hayedo de
Otzarreta. Este último, pese a sus reducidas dimensiones, es uno de los
paisajes más fotogénicos de toda Bizkaia.
Proponemos hoy una ruta circular en la
que, tras un cómodo paseo por pistas, nos acercamos a presenciar la hipnótica
belleza del hayedo, para internarnos después por parajes más montañeros, hasta
desembocar de nuevo en la carretera.
DISTANCIA: 5,8 km.
DESNIVEL: 50 m. (610-660)
DIFICULTAD: Ninguna 2 (0-1-1) Dificultad de tránsito
ITINERARIO: circular Inicio y final: Alto de Barazar
VIAS: Pista de cemento, senderos de tierra, carretera
VIAS: Pista de cemento, senderos de tierra, carretera
ACCESOS: En coche desde
Bilbao, autopista A8 dirección Donostia-San Sebastián hasta salida hospital de
Galdakano. Se toma la N-240
dirección Vitoria-Gasteiz, sin ninguna desviación, hasta el puerto de Barazar.
Bizkaibus A3925 Bilbao (Hurtado de Amezaga)-Ubide parada Barazar.
TRACK: Wikiloc
Más información:
Guía Cartográfica de
Bizkaia mapa 64
Llegamos al puerto de Barazar por la carretera N-240,
camino de Gasteiz, y aquí mismo nos detenemos, con los típicos restaurantes de
camioneros uno a cada lado, y sus correspondientes amplios aparcamientos. El
lugar no es desde luego muy atractivo pero, aparte de espacio para aparcar sin
problemas, tiene otro aliciente: junto al bar de la derecha nace una pista que
identificamos sin lugar a dudas gracias a un panel de madera que señala el
acceso al humedal de Saldropo. Aquí iniciamos la marcha, siguiendo el camino
cementado.
Gorbea desde el camino |
Son continuos los cartelitos blancos de cuarteles de
caza y cosas así, y de vez en cuando se escuchan disparos. En un claro por la
derecha encontramos una cruz de señales, cartel de bienvenida al Parque y un
panel informativo con un espléndido mapa. Poco más adelante, dejamos por la
derecha un desvío, y por la izquierda empezamos a tener uno de esos cipresales
que resultan tan atractivos, aunque no demasiado cerrado gracias a la
entresaca.
Avanzamos también junto a algún bosquecillo de alerces y algunas
otras especies de esas que nunca conseguimos identificar adecuadamente.
Entre cipreses |
Así continuamos hasta un cruce, donde giramos a la
izquierda, siguiendo otra señal que indica hacia Otzarreta.
VARIANTE: Si continuamos por la derecha, en unos diez
minutos alcanzaríamos el humedal de Saldropo, con una agradable área
recreativa, si bien para volver a nuestra ruta no habría camino razonable que no fuese el retorno hasta el mismo desvío.
A campo abierto |
En cosa de kilómetro y medio desde el cruce anterior
encontramos un DESVIO por la izquierda que ignoramos, aunque lo dejamos marcado
para más adelante. Continuamos unos 300 metros en la misma dirección, y nos
encontramos un pequeño parking. Unos pasos más adelante, y ya tenemos por la
derecha el inconfundible y subyugante hayedo de OTZARRETA.
VARIANTE: Como resulta obvio, no podemos dejar de
comentarlo: hasta aquí mismo se puede llegar en coche. Así que, si nuestro
único objetivo es el hayedo y sus exquisitas imágenes, en el mismo alto de
Barazar tomamos el camino que hemos venido siguiendo y, sin bajarnos del buga,
estamos ahí mismo. Y es que la civilización llega ya a cualquier parte. O casi.
Como decíamos antes, el hayedo de Otzarreta es un
bosque de dimensiones reducidas, arremolinado en torno a un pequeño arroyo,
donde las venerables hayas muestran toda su belleza sobre un manto de hojas que
se entreveran con las raíces musgosas de los árboles. Pero mejor que ponernos
poéticos, unas pocas imágenes nos ilustrarán debidamente sobre la magia del
lugar.
Hay unas cuantas páginas en internet con fotos mucho más
logradas, y la cosa llega a ser emocionante si topamos con un día de nieblas
bajas.
Pero si lo nuestro no es el kit de fotógrafo, sino el
paseíto mañanero, seguimos adelante. O, mejor dicho atrás.
Entrando en el bosque |
Encontramos una especie de bifurcación, pero no hay
que liarse, porque nuestro camino sube en una rampa recta, por donde llegamos a
un pequeño alto, que es en realidad una estribación del cercano Igeltzakogana.
Giramos a la izquierda por camino herboso y empezamos a descender suavemente.
Lekanda a lo lejos |
Bajando hacia el arroyo |
Suponiendo que la experiencia haya tenido el éxito
esperado, habremos ido a dar con el sendero amplio y cómodo que se vislumbra en
la orilla contraria. Remontamos así unos pocos metros, con un sel justo a
nuestra derecha, aunque es sabido que estas demarcaciones agrícolas no son
perceptibles a simple vista, sino sólo en los mapas de satélite.
Y asi, el monte, la magia y nuestras pequeñas
aventuras se desvanecen de golpe, cuando llegamos a la inhóspita carretera.
Giramos a la izquierda y, siguiendo unos 500 metros de arcén y asfalto,
retornamos a nuestro punto de partida.
Violento final para una excursión que alguien podría
calificar de extraña: cortita y sencilla en su mayor parte, con la increíble
belleza del hayedo después, y una parte más montañera con su puntito engorroso. O sea, un poco de todo para pasar la mañana.
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