domingo, 25 de julio de 2021

Andasto

Por muchas veces que uno vuelva a visitar el valle de Atxondo nunca deja de asombrarse ante tanta belleza. El blanco deslumbrante de Anboto y su cordal contrasta con el verde que envuelve el fondo del valle, y pequeños núcleos o caseríos aislados salpican el paisaje con sus chimeneas humeantes. Entre esos barrios, Arrazola es, aparte del de mayor entidad, el más fotogénico, arrellanado bajo la colosal mole blanca de uno de nuestros montes más emblemáticos.

Pocos lugares puede haber más apropiados para iniciar una ruta montañera, aunque sea modesta y sencilla como la nuestra. Y el recorrido va a estar perfectamente a la altura del entorno: en una tranquila mañanera, sin dificultad técnica y con esfuerzo muy moderado, caminamos a la sombra del gigante y disfrutamos de magníficos bosques y paisajes espectaculares.

  • DISTANCIA: 8 kms. 
  • DESNIVEL: 610 m. (237-822) 
  • DIFICULTAD: Media-Baja 8 (5-3-0)           
  • ITINERARIO (ida y vuelta)  Inicio y Final: Arrazola (Atxondo)
  • VIAS: Camino asfaltado, pista de tierra, senderos, karst
  • ACCESOS: Desde Bilbao, autopista dirección San Sebastián Salida 84 Elorrio-Abadiño. Se toma la N-636 hasta Apatamonasterio, y ahí BI-4332 hasta Arrazola (parking junto a la iglesia). Desde Durango, Bizkaibus A3913 hasta Arrazola.
  • TRACK
  • ENLACES CON: IpizteVía Verde de Arrazola 
  • Más información:
            Mendikat
            Menditxiki
            El Correo (primera parte)
            Ana Lentijo (id.)
           Guía Cartográfica de Bizkaia mapa 59 (excepto cima)
           IGN MTN50-0087 Elorrio





Arrazola
En Arrazola ‘montañero’ es un epíteto, un adjetivo innecesario por tan obvio. En este pequeño pero hermosísimo barrio nos encontramos justo al pie de Anboto, como si fuese el decorado de un escenario. Pero es real, y de inmediato nos damos cuenta respirando el ambiente de los mendizales que se preparan para partir hacia los caminos y las cumbres que se ven tan próximas. De verdad que merece la pena venirse aquí, mejor de buena mañana, aunque sea solo para ver, aunque ni siquiera tengamos planeado echar a andar. Seguro que luego apetece.

Vean si no: para empezar tenemos tres imágenes importantes: de frente, el propio Andasto hacia donde nos dirigimos, aunque no la cima, sino la ladera arbolada que le precede; por la derecha, la imponente mole de Anboto, cuya sola compañía hace emocionante la marcha; y las marcas blanco-amarillas del PR BI-85, una espectacular circular que, sin alcanzar ninguna cima, rodea el macizo desde Atxarte. Estas marcas, impecablemente colocadas, harán muy cómodo el camino e innecesario el GPS. Desde nuestro punto de inicio vamos subiendo suavemente por carretera, pasando junto a sucesivos y espectaculares caseríos: Goiko Azpiko, Iturritza (el último) y otro con un porche sostenido por dos enormes bloques de caliza de una pieza.

Andasto e Ipizte

Udalaitz
En el primer cruce con señales desechamos el camino de la derecha y seguimos de frente, todavía por carretera, a veces sombreada, y con alguna vista sobre el cordal de Alluitz y la cresta cimera de Udalaitz, que luego veremos mejor. Podríamos apurar unos metros más en coche hasta un pequeño especio en el interior de una curva o hasta donde finaliza el asfalto, donde también se podría aparcar con cuidado. Seguimos ahora por pista de tierra junto a un vallado, con Andasto de frente e Ipizte que asoma sus contrafuertes un poco más a la derecha. Según gira suavemente el camino, divisamos ya el impresionante espolón de Eskilar, e incluso algo más adelante podremos ver el Ojo. 

Espolón de Eskilar

El camino se revira un poco: tras cruzar un paso canadiense hay que girar a la derecha, luego a la
izquierda junto a un depósito de aguas, y lo mismo en una bifurcación tras pasar una puerta metálica. Pero las marcas nos llevan por el buen camino sin lugar a dudas. La pista se convierte en un camino que poco después pasa a ser sendero, ya dentro de un pinar. Es una característica estupenda de esta ruta: empezamos en carretera y terminamos en karst, tras pasar por caminos cada vez menos urbanos y más montaraces. Y el entorno progresa igualmente de lo más humanizado a lo más abrupto y solitario. O sea, cada vez más bonito, lo que no ocurre siempre.

Por la calzada

El sendero, siempre con pendiente moderada, es montañero y agradable, y se va haciendo cada vez más pedregoso hasta quedar cuajado de rocas, sin que se sepa si es totalmente natural o estamos ya en cierta calzada construida en su día para conectar esta zona con Aramaio. Siempre con la compañía de Andasto (ahora a la izquierda), Anboto (derecha) e Ipizte (de frente), el paisaje aumenta otra vez su belleza, internándose entre hayas junto al arroyo Errekaundi, un lugar sombrío y maravilloso. Cruzamos el  riachuelo y salimos a campo abierto para enfilar la garganta tallada por el curso del agua, que separa a nuestro monte del gigante vecino.

Hayedo

Desfiladero hacia Ipizte

Aunque en ningún momento dejamos de ascender, siempre en dirección hacia Ipizte, este camino resulta sumamente agradable, recibiendo un airecillo fresco y con permanentes vistas hacia las colosales paredes de Anboto. Cruzamos de nuevo el río, después una valla, y nos dirigimos otra vez a terreno más arbolado. Enseguida aparecen más hayas, que ya nos acompañarán casi hasta la cima. Es un lugar fantástico, que inevitablemente recuerda a Otzarreta, aunque más salvaje y menos ‘de postal’, y es también el único punto en que se echa de menos alguna marca más: hay que realizar un amplio giro a la izquierda, para lo que puede servir de referencia un enorme tronco abatido tras el cual debemos realizar la curva. Tras un nuevo cruce de arroyo y una zona despejada, empezamos a ascender las zetas de la parte final. Más o menos por aquí abandonamos Bizkaia para penetrar en Alava, por donde continuaremos hasta el final.

Últimos giros

Esta subida es una delicia. A la sombra de hermosas hayas vamos describiendo un zigzag, con un vallado por la izquierda. Se podría atajar muy fácilmente, pero acortaríamos un paseo mágico y relajante con imágenes y formas llamativas a cada paso. Llegamos así a lo que claramente es el pequeño cordal que une Andasto con el acceso a Zabalandi, hasta alcanzar un claro con otra cruz de señales que nos lo confirma, con la increíble pirámide cimera de Anboto –foto tantas veces repetida- justo de frente. Ahora abandonamos el PR y tenemos que girar a la izquierda (norte) para buscar la cima. Es el primero de los promontorios rocosos que se desprenden hacia el fotogénico espolón que se asoma hacia el valle, con la fantástica silueta de Udalaitz al fondo.

Cruce de caminos

Nos aproximamos hacia el montículo calizo por terreno abierto, con un hermoso árbol a la izquierda, y nos encontramos con un talud de tres o cuatro metros: se podría atacar de frente por una pequeña hendidura muy visible, pero casi es preferible flanquear unos metros hacia la izquierda, siguiendo una trocha en la hierba y perdiendo unos pocos metros hasta llegar a la cola del lapiaz, donde un hito de piedras nos indica el punto
Llegando arriba

adecuado para subir. Como en todos los terrenos de estas características (mixto), hay que ascender con cuidado, aunque no hay hendiduras muy profundas, y dirigirnos hacia el pequeño arbolado que hay arriba, dejándolo por la izquierda. Unos pocos metros de progreso cauteloso, y ya estamos en la cima (ANDASTO, 822 m.)

Nos espera un panorama impresionante. Tras el espolón antes citado, emerge el soberbio Udalaitz, y a su derecha el cordalito que reúne a Betsaide y Tellamendi (con su cruz) hasta Ipiztekoarriaga, camino de Aramaio. Hacia Gipuzkoa (oeste), distinguimos sin problema e Txindoki y el macizo de Aizkorri. En el lado contrario, la mole de Oiz detrás de los valles de Atxondo y el Duranguesado. Y, por supuesto, los dos compañeros que nos han guiado durante la ruta: el espléndido Ipizte y naturalmente Anboto, en todo su esplendor, la joya de la montaña de Bizkaia.

Anboto, en modo pirámide perfecta

Ipizte

A partir de aquí, depende de cada cual, pero si queremos algo más de monte una opción muy obvia es el cercano Ipizte, al que se llega a partir del cruce señalizado en dirección a Zabalandi, y cuya ascensión describimos en la entrada que se enlaza arriba (ojo, que es un monte pequeño pero potente). Y en plan más suavito, de vuelta al valle podemos completar con un paseíto por la Vía Verde hasta El Tope o hasta Apata, muy recomendable cualquiera de las dos opciones.

Seguramente hemos utilizado en esta entrada más adjetivos grandilocuentes de los habituales, pero es que el recorrido lo merece. Cuatro kilómetros de subida y otro tanto de bajada: no se lo piense usted y busque hueco para hacerlo. No se arrepentirá. 







domingo, 14 de marzo de 2021

Aguilatos

En la parte más oriental de las Encartaciones, donde el Kadagua ya enfila el tramo final hacia la ría de Bilbao, Sodupe (municipio de Gueñes) ocupa un estrecho espacio rodeado de algunos de los montes más emblemáticos de la zona: Eretza por el norte y Gallarraga hacia el Este levantan sus imponentes perfiles invitando a aventuras montañeras al tiempo que dan carácter al paisaje que se divisa desde el casco urbano. De manera que estamos en uno de esos lugares estratégicos de los que parten numerosas rutas de distinto calibre.

En esta ocasión optamos por un destino más bien modesto, un ascenso bastante asequible al Aguilatos, cima digamos secundaria aunque con excelentes vistas que nos permite conocer parte de este entorno y quizá servir de aperitivo para objetivos más ambiciosos. 

  • DISTANCIA: 8,1 kms.
  • DESNIVEL: 610 m. (56-667)
  • DIFICULTAD: Media-Baja 11 (6-3-2) Rampas del 30%/Desnivel continuado
  • ITINERARIO (ida y vuelta) Inicio y final: Sodupe
  • VIAS: Pista de cemento y tierra, senderos
  • ACCESOS: En coche, desde Bilbao, BI-636 (autopista) dirección Balmaseda, salida Sodupe. Se sigue un tramo por la general y se gira a la izquierda hacia el centro urbano, cruzando un paso a nivel. Bizkaibus A-0651 (Termibus) hasta Iorgi o Sodupe-Geltokia. FEVE Bilbao-Santander (Concordia) parada Sodupe.
  • TRACKWikiloc
  • Más información: 
    • Mendikat 
    • Guía Cartográfica de Bizkaia mapa 41
    • IGN MTN50-0061 Bilbao


La iglesia y el Eretza

Sodupe es uno de esos pueblos que nos gustan, limpio y tranquilo, con su iglesia y sus zonas de bares (igual de apetecible para potear al mediodía, tomar un agradable café por la mañana o unas animadas cervezas por la tarde), su estación de tren (que eso siempre mola mucho) y no uno, sino dos ríos (o un río y su afluente) que siempre alegran el corazón. Junto a su cauce caminaremos precisamente unos metros antes de empezar a subir a este monte algo extraño, pequeño, siempre a la sombra del colosal Gallarraga, pero fácilmente identificable desde la distancia.  

El río y Gallarraga al fondo
En los alrededores de la plaza, junto a la iglesia de San Vicente Mártir, es donde fijamos el punto de partida. Suele ser posible aparcar por la zona sin mucho problema si hemos venido en coche, y el transporte público también nos dejará a unos pocos pasos. Tras la torre de la iglesia ya se observa la cima del Eretza, cuyo perfil nos acompañará la mayor parte del camino, y de inmediato tenemos también a la vista el afilado Gallarraga y a su izquierda el más modesto Aguilatos hacia donde nos encaminamos. Pasando junto a la iglesia, hay que dirigirse por la parte trasera hacia el río que no sé si es Herrerías o Izalde, y que poco más abajo verterá al Kadagua. Cruzamos un puentecito para dirigirnos al barrio de Elubarri, para lo cual nos ayudan unos carteles, primero blancos y luego verdes, que nos indican la dirección correcta, girando dos veces a la derecha para enfilar paralelos al río.

Barrio de Elubarri
Pasamos bajo un puente, con la silueta del Lizaso al fondo, y en este rincón podemos detenernos a contemplar los patitos y escuchar el croar de las ranas que habitan en el cauce. Nada más pasar bajo este puente hay que girar a la izquierda, con otro cartel indicado del barrio bien visible. Y aquí empezamos a ascender sin que encontremos prácticamente ningún reposo hasta la cima (claro, subimos unos 600 metros en un trayecto de menos de cuatro kilómetros, lo que da una pendiente media por encima del 20%). Elubarri es un barrio curioso, con casas de dos alturas flanqueando la respetable cuesta y un pequeño mirador desde el que naturalmente volvemos a disfrutar del poderoso perfil del Eretza. Tras un ligero el camino pasa bajo la carretera y, tras perder algunos metros más, viene a dar a un rincón junto al acceso a la autopista, donde cruzamos sin verlo el arroyo Miñaur, junto a grandes pilas de troncos cortados. 

Camino por la Moriza
En este punto hay dos caminos de cemento que ascienden por la derecha, de los que hay que coger el segundo. El desnivel es potente, pasamos bajo una tubería que forma un sifón que salva en barranco y, tras un par de giros entre sol y sombra, finaliza el cemento y nos encontramos ante dos puertas metálicas, en la zona conocida como la Moriza. Cualquiera de las dos nos lleva al mismo punto, la primera más directamente aunque atravesando un prado con riesgo de molestar a los animales (o de cabrear a algún perro pastor), la segunda (izquierda) dando un pequeño rodeo por terreno más llano. Atravesando esta segunda puerta, quizá más recomendable, y dejándole cuidadosamente cerrada, continuamos por camino algo herboso, giramos a la derecha bordeando la finca anterior y pasando junto a un tendido eléctrico. 

Rampa y Gallarraga
El camino se reúne con otro que también sube, junto a un cartel que indica la dirección a Sodupe, que será útil al bajar. Tomamos por tanto la pista que sigue subiendo, pasando ahora un par de curvas por terreno más soleado, y dejando a la derecha otra alambrada. Más o menos debemos haber entrado en terreno alavés (Okondo), en ese raro entrante que alcanza hasta el Kadagua. Hay un extraño claro por la derecha, con roca oscura (seguramente, arenisca), un buen número de madroños, y unas flores amarillas de largo tallo que parecen flotar. Aunque por la derecha podemos atajar un trecho, es más sencillo seguir la pista describiendo un par de curvas. Ya se ve que hemos ganado altura, el pueblo queda ya muy abajo, pero todavía nos queda bastante, y el terreno es ahora más o menos abierto y el camino pedregoso y algo incómodo.

Continuamos ahora por camino de nuevo verde y más sombrío, que gira a la derecha, pasamos junto a una bañera-abrevadero, cruzamos un regato afluente del Miñaur y pasamos una puerta para ir a dar a otra pista, que naturalmente sigue subiendo. Aquí aparece el fantástico perfil del Gallarraga, oscuro y lejano, impresionante, y el tramo que nos espera recupera una pendiente considerable con abundante piedra suelta. 

En la primera bifurcación, ya junto a un pinar, tiramos por la izquierda. Sin dejar nunca de subir, dejamos un camino que sale por la izquierda y afrontamos el último tramo más potente. Tras un giro cerrado y unos metros llanos, picamos de nuevo para arriba en lo que puede parecer la última pala… pero no lo será. Curiosamente, ahora debemos estar de nuevo en Bizkaia. Termina el arbolado y salimos a un claro junto a un pequeño cierre metálico con otra estupenda vista sobre el norte (Eretza y Ganeroitz). Pero lo que parece un cómodo cresteo llano exigirá un último aunque muy moderado esfuerzo. En DESVIO tomamos una sendita que progresa entre helechos y, ahora sí, alcanzamos finalmente la cima (AGUILATOS, 667 m.), en cosa de hora y media, puede que algo más.

Cima, con los gigantes al lado

Vista al Noroeste

Sodupe, allá abajo






Desde esta afilada arista, con rocas planas que caen hacia el interior, las vistas son espectaculares: Gallarraga y Ganeko forman un conjunto imponente y por el lado contrario el Eretza, Ganeroitz, Mendibil y el Abra al fondo; hacia el Oeste, Sodupe ya muy abajo y las Encartaciones, donde se distingue bien Ubieta, y al fondo Tologorri, Castro Grande y los montes de la Peña.

La bajada la hacemos por la misma vía, con dos únicos temas a destacar: andarse con algo de cuidado en los tramos más pedregosos (dar con el culo en estos terrenos no hace demasiada gracia) y procurar no perder el camino principal a no ser que tengamos muy claro a dónde nos llevan los atajos, porque la zona está repleta de caminos en distintas direcciones y podemos meternos un buen rodeo sin darnos cuenta. De todas formas, si hacéis uso del track hay un par de variantes por las que se puede optar.

Lo cierto es que esta subida al Aguilatos se plantea casi siempre como la parte inicial de rutas más exigentes (por desnivel y por longitud) hacia el Gallarraga y/o Ganeko, incluso de travesías hasta el mismo Bilbao. Cosas de un nivel bastante más alto que el que manejamos en este blog, pero que puede que en algún momento nos animemos a presentar aquí.



sábado, 19 de diciembre de 2020

Gazteluzar

Al sur del río Ibaizabal, el Mandoia es uno de los montes con más solera de Bizkaia, objetivo de excursiones clásicas, bien desde Bedia por el norte, o enlazando con el cercano Upo desde el oeste, o por vía más directa desde Zeberio. Aproximándonos desde el primero de estos municipios –enlace entre las zonas urbanas e industriales, y el entorno más rural- pocos reparan en la pequeña elevación de Gazteluzar, que constituye una especie de antecima desprendida del mismo Mandoia hacia el norte. Es por tanto un monte ignorado y modesto, que tal vez en tiempos tuvo su relevancia estratégica como parece indicar su topónimo. En ibilkat lo recuperamos para una salida muy breve aunque no del todo plácida, como ahora veremos.

             DISTANCIA: 3,6 kms.

            DESNIVEL: 255 m. (259-515)

DIFICULTAD: Muy Baja 4 (2-1-1) Rampas del 30%                  

            ITINERARIO (ida y vuelta)  Inicio y Final: Ereño (Bedia)

            VIAS: Pista de tierra, senderos

ACCESOS: En coche, desde Bilbao, autopista A8 dirección Donostia, hasta salida Vitoria-Gasteiz N-240. Seguir hasta Bedia, y justo después de la iglesia, girar a la derecha hacia Ereño y Eroso-Ugarte. Se sigue la carretera pasando un puente sobre el Ibaizabal y después otro sobre el tren. Se pasa el barrio de Eroso-Ugarte y en la bifurcación siguiente se toma la dirección a Ereño. Eusko Tren línea Bilbao-Donostia parada Bedia. Varias líneas de Bizkaibus (en los dos casos, hay casi 4 kms. hasta Ereño)

ENLACES CON: Mandoia desde Bedia

Más información:

https://www.mendikat.net/com/mount/2308

http://www.bedia.biz/es-ES/Turismo/Bediaysusbarrios/Paginas/Ereno.aspx

http://www.bedia.biz/es-ES/Turismo/ConoceBedia/Documents/4%20Gui%C3%B3n%20del%20recorrido%20de%20Ere%C3%B1o.pdf  (recorrido)

http://www.bedia.biz/es-ES/Turismo/ConoceBedia/Paginas/Galeriadeimagenes.aspx?album=3706 (fotos)

Guía Cartográfica de Bizkaia mapa 43

IGN MTN50-0062 Durango

 



Vista aérea del barrio de Ereño
Generalmente, en este saludable blog preferimos (y recomendamos) utilizar el transporte público para nuestras salidas, pero esta vez va a ser la excepción porque, amigos, si llegamos a Bedia en tren o autobús tenemos por delante cerca de 4 kms. y 200 metros de desnivel hasta llegar al barrio de Ereño, nuestro punto de partida. Es un buen paseíto al que hay que añadir otro tanto a la vuelta. Lo cual no tiene nada de particular, pero si de lo que se trata es de coronar un pequeño monte al que dedicamos apenas veinte minutos en subir y bajar desde su base, igual la maniobra de aproximación es un poco desproporcionada. Avisados quedan.

Fuente de Atxandi
El pequeño barrio de Ereño (no confundir con el pueblo de Urdaibai) es un grupo de caseríos, algunos imponentes, otros más antiguos, encaramado en el monte, con una pequeña y encantadora ermita dedicada a San Martín Obispo. Desde ahí mismo arrancamos, siguiendo la dirección de la carretera junto a las últimas casas, para alcanzar en unos pocos metros la fuente de Atxandi, justo al lado de una trifurcación en la que seguimos de frente. Estamos en el camino normal al Mandoia, por lo que también nos podemos guiar por lo comentado en la entrada indicada arriba. 

Mandoia (iz) y Gazteluzar (dcha)
Seguimos por cómodo sendero, con un par de zonas algo más exigentes, tal vez por encima del 20%, hasta encontrar un vallado junto al que debemos girar a la derecha. Llegamos así a una pista de cemento donde de nuevo giramos a la derecha, y en un pis pas llegamos al collado Bazterreko Landa, con un nuevo cruce de caminos. El que trepa por la izquierda y el que sigue de frente en muy ligero descenso llevan al vecino Mandoia, pero en esta ocasión nuestro objetivo es más próximo y también más pequeño.

Gazteluzar desde Munurrutu (o algo así)
Por la derecha de ese cruce hay un pequeño montículo que por lo visto se llama nada menos que Munurrutu (la cartografía confunde claramente los nombres de las dos elevaciones), y desde esa alturita tenemos a la vista el hermoso perfil del Gazteluzar, aproximadamente cónico desde esta perspectiva. Podemos simplemente descender por la loma hasta su base, o rodearla por la pista para encontrarnos al pie mismo de nuestra subida. Parece ser que hay una ruta posible –y más fácil que la que planteamos aquí- para acceder a la cima dando un rodeo por la derecha y tirar para arriba desde el norte, por la cara que ahora no vemos. Pero nuestra ruta de subida está bien clara en la ladera que tenemos a la vista, así que no hay más que picar para arriba sin contemplaciones.  

Hacia el pino
 La trocha es muy visible en su primera parte, para luego desdibujarse un poco, pero siempre con una pendiente bastante respetable (como un 30%, quizá más). En caso de duda, el punto de referencia es un hermoso y viejo pino hasta el que tenemos que llegar. Hasta ahí es lo más sencillo, ahora viene la complicación. Primero encontramos un paso algo delicado, con buena caída por la izquierda, con la que hay que tener cuidado aunque es apenas un par de metros. Pero ya el fuerte desnivel que mira a SW nos acompañará casi hasta arriba. El sendero gira ligeramente hacia el oeste, y seguirá por el borde de una ladera muy empinada, entre zarzas, argomas y algún espino, un paso verdaderamente agreste en el que hay que avanzar despacito, evitando un tropezón.  

Cima, con Ereño abajo (dcha.)

 Así, con mucho cuidadito, vamos ganando metros, girando ligeramente hacia la izquierda, y ya con el paso más franco, hasta alcanzar la cima (GAZTELUZAR o Kastillozar, 515 m.). Las vistas son excelentes, excepto hacia el sur, donde domina el cercano Mandoia: vemos claramente Oiz e Iluntzar hacia el oeste, y la sierra de Aramotz, Eskuagatz y Leungane algo más al sur. Por el norte y oeste observamos Etxebarri y parte de Bilbao, así como el Abra y el Serantes, y el poderoso perfil de Kamaraka y Ganeko, entro otros.

Upo y Ganeko desde el camino
Con las misma cautelas que en la subida en los alrededores de la cima, accedemos de nuevo al sendero anterior, ya que –que sepamos- no hay otra ruta que enlace con el camino de subida sin dar el rodeo hasta el collado citado antes. Por tanto, nos volvemos por donde hemos venido tras visitar esta pequeña, ignorada y un poco áspera montañita.

jueves, 1 de octubre de 2020

Peña San Juan

Los montes de Galdames, que separan las Encartaciones de la zona ribereña de la ría de Bilbao, forman una gran masa que se extiende de NW a SE, desde la cuenca del Barbadun, hasta enlazar con el macizo del Eretza. Su amplia superficie muestra una gran variedad, desde grandes extensiones boscosas hasta amplios praderíos sobre perfiles redondeados. Esta última tipología es la que domina la mayor parte de la zona más norteña, mirando hacia el interior, donde se suceden bocaminas, grietas y derrumbes producidos por la intensa actividad minera que perduró hasta principios del siglo XX.

En ese sector, la Peña San Juan es la cima más relevante, aunque no llegue siquiera a los 700 metros ni su silueta destaque demasiado. La visita a esta cima es una buena excusa para conocer alguna de las peculiaridades del entorno: restos de viejas explotaciones mineras, la cercana cueva de la Magdalena o cimas secundarias poco visitadas a las que podemos acceder en pocos minutos.

  • DISTANCIA: 7,2 kms.
  • DESNIVEL: 190 m. (481-669)
  • DIFICULTAD: Muy Baja 3 (1-2-0)                    
  • ITINERARIO (ida y vuelta)  Inicio y Final: Ekoetxe-Peñas Negras
  • VIAS: Pista de tierra, senderos, campo a través
  • ACCESOS: Hasta La Arboleda, desde Bilbao a Trapaga por la A-8 hasta salida 127B. Se toma la BI-3756 pasando por Urioste, y en la rotonda junto a la iglesia de Trapaga BI-3755 hasta La Arboleda. Aquí seguir las indicaciones hacia Ekoetxe-Peñas Negras rodeando el pueblo por la derecha y girando a la derecha tras dos curvas cerradas. A Trapaga, también en Bizkaibus A3144, A3336 y A3337 y RENFE línea C2 estación de Trapagaran. De aquí a Larreineta se puede tomar el funicular de La Escontrilla, y a La Arboleda hay bus de Eusko Tren. De La Arboleda a Peñas Negras, a pie por el itinerario de Mina Pickwick, o continuando por carretera (unos 2 kms.). El Bizkaibus A333 Sestao-Gallarta enlaza directamente con La Arboleda desde Gallarta.
  • TRACK: Wikiloc
  • ENLACES CON: La Rasa, Paseo por las cumbres I, sauco
  • Más información:
  • https://www.mendikat.net/com/mount/2289
  • https://luismiportu.blogspot.com/2014/02/pena-san-juan.html
  • https://www.elcorreo.com/alava//ocio/rutas/febrero2009montestriano.html
  • Guía Cartográfica de Bizkaia mapa 23
  • IGN MTN50-0061 Bilbao

 


Ekoetxe Peñas Negras
El Ekoetxe (antes Centro de Interpretación) de Peñas Negras, aunque es un mamotreto bastante feo, es un buen punto de encuentro donde cada fin de semana se reúnen montañeros, ciclistas y hasta moteros, que partiendo desde aquí pueden acceder a muy diversas localizaciones de una amplia extensión, ideal para casi cualquier tipo de actividad que se pueda realizar en el monte. Desde este punto nos dirigimos hacia un panel informativo donde se inician diferentes rutas señaladas (de forma impecable, siempre lo decimos) con balizas de colores. 

Camino por la ladera
Tomamos las marcas que combinan el rosa y el naranja, que de momento llevarán la misma dirección, y empezamos a subir suavemente por un camino amplio de tierra. Pasamos un par de curvas y un tramo muy descarnado, dejando por la izquierda los peñascos de arenisca que dan nombre ala zona, y girando a la derecha iniciamos un largo camino en dirección Oeste que sube con poquita pendiente. Seguiremos así cosa de un kilómetro muy cómodo, con buenas vistas por la derecha hacia El Abra, el Serantes y las poblaciones de Gallarta y Muskiz. También por la derecha se aprecia la pequeña elevación de El Gallo, totalmente cubierta de arbolado, que visitaremos a la vuelta.

 Junto a unas grandes lajas rocosas dejamos el desvío que por la izquierda nos lleva hacia Peña Pastores (nos llevaría unos pocos minutos visitarla), y nos despedimos de las marcas rosas. Siguiendo ahora las balizas naranjas junto a un tendido de alta tensión, alcanzamos enseguida el collado de La Rasa, hasta donde suelen llegar algunos vehículos, con un nuevo panel informativo. Ya tenemos a la vista nuestro objetivo, una loma redondeada, pelada y rocosa que se levanta a la espalda del reconocible esqueleto del antiguo edificio de oficinas del Sauco.  

Peña San Juan, a la izquierda

Atajo
Aunque podríamos seguir por la pista para luego girar a la izquierda, podemos tomar un pequeño atajo (SENDERO), una trocha de ganado con algunos espinos y árboles enanos, que es lo único que crece en estos venteados prados. Pronto volvemos a la amplia pista de tierra que bordea la parte alta del monte por su ladera norte, desde la que contemplamos algunos hundimientos vallados en los que crecen árboles y matorral.

 En vez de subir directamente a la cima –campo a través por la izquierda- merece la pena rodearla siguiendo en dirección NW hacia otro cartel, que alerta del peligro: estamos ante una espectacular grieta, que es en realidad un derrumbe que corta en dos la loma cimera. Una sima de origen parecido a la que puede verse en Zamaia, aunque en este caso menos profunda y más larga. Podemos bordear la grieta siguiendo un senderito, con cuidado porque a veces se aproxima al desplome (y ni de broma en caso de niebla o visibilidad limitada), pero para alcanzar la cima tendremos que volver atrás, junto a la pista de acceso, porque por esta vertiente es acceso es imposible. Aquí dejamos algunas imágenes de la grieta, bastante fotogénica:




Desde el cartel anterior no hay ya más que ir ganando metros por esta colina chata, sin camino, hasta encontrar el buzón (SAN JUAN, 669 m.). Las vistas son excelentes hacia el sur (Encartaciones), donde se distinguen bastante cerca Ubieta, Alen, Longuitas y por supuesto, el Pico de la Cruz. Al margen de eso, la cima carece de cualquier otra emoción.

Ganeran Pico de la Cruz, Ubieta/Zipar...
 
Camino a El Gallo
Con un paseo tan facilito, lo que parece lógico es continuar la excursión buscando algún otro objetivo. Como indicábamos arriba, una opción es descender hacia la zona del Sauco, retrocediendo hasta el collado anterior y buscando las balizas moradas, lo que también nos permitirá encontrar el desvío hacia la cueva de la Magdalena, ya descendiendo hacia Galdames. Otra posibilidad, desde ese mismo collado, es seguir la ruta naranja hacia las elevaciones de La Rasa y el pico Ventana (o Ventuña). Pero como esas dos opciones ya tienen su propia entrada en el blog, proponemos ahora un pequeño paseo hacia la cima secundaria del Gallo, que habíamos visto al subir.

Buzón de El Gallo
Para ello regresamos al COLLADO de La Rasa y seguimos unos metros las marcas naranjas. Las abandonamos cuando la pista se divide en dos (camino y bosque) y, poco antes de llegar a ese punto, tomamos otro sendero por la derecha entre cipreses. Cuando empieza a descender lo dejamos para internarnos en el bosque buscando el punto más alto, hasta dar con el buzón en un punto (EL GALLO, 613 m.) que, aunque dependiendo de las talas y repoblaciones, estará seguramente inmerso en el arbolado y por lo tanto sin ninguna panorámica. 

Para volver a tomar la pista por donde subimos desde Peñas Negras, una vez abandonado el cipresal ganando unos metros, el tendido eléctrico al que nos referíamos al principio es un buen punto de referencia para encontrar la ruta por encima de las copas de los árboles.

 Vale, no se podrá decir que hemos hecho una ruta exigente, ni que nos hemos sumergido en un entorno de belleza estremecedora, ni siquiera que hayamos admirado paisajes impresionantes. Pero sí que ahora conocemos una zona no muy visitada, que rezuma recuerdos de su pasado minero y nos permite un paseo cómodo con múltiples variantes. Y eso tampoco está mal para una mañanera.

P.D. Disculpen los amables lectores-senderistas por las deficiencias en el aspecto de esta entrada. Nuestro queridísimo Blogger nos ha 'modernizado' la interfaz, y la cosa se ha puesto algo complicada para los que somos un poco torpes con estos instrumentos. Pero iremos mejorando (espero).

domingo, 10 de mayo de 2020

Ventana del Relux

En los confines occidentales de Bizkaia, en el municipio de Karranza, amplios praderíos acogen barrios dispersos y numerosas explotaciones ganaderas. Los perfiles verdes y suaves contrastan con abruptas formaciones calizas, relieves tortuosos y precipicios que cortan la respiración. Un conjunto espectacular que puede disfrutarse en variados itinerarios para distintos niveles.

Uno de los más sencillos –aunque fácilmente podremos complicarlo y darle un aire montañero interesante- es el que nos conduce a la llamada Ventana del Relux, un arco pétreo colgado sobre el vacío, desde donde tenemos una perspectiva salvaje del valle que el río horada 700 metros más abajo. Un capricho de la geología escondido en esta esquina de nuestro territorio, que merece la pena conocerse.

             DISTANCIA: 10 kms.
            DESNIVEL: 170 m. (625-798) CENTENARIO (El Mazo)
DIFICULTAD: Baja 4 (1-3-0)                           
            ITINERARIO (ida y vuelta)  Inicio y Final: Alto de Ubal (Karrantza)
            VIAS: Pista de cemento y grava, senderos de tierra, campo a través
ACCESOS: Desde Bilbao en coche, autopista dirección Santander salida Balmaseda (BI-636). Se abandona por la derecha en Zalla para tomar la BI-3602 hasta el alto de La Herbosa, donde se toma (derecha) la BI-630, sin ninguna desviación hasta Karrantza. Poco después del desvío al Karpin, se toma (izquierda) la BI-3622 dirección Lanestosa hasta el alto de Ubal. Bizkaibus A0652 conecta Zalla, Balmaseda y Karrantza con Lanestosa, con parada en el alto.
TRACK: Wikiloc
Más información:
Guía Cartográfica de Bizkaia mapa 29
IGN MTN50-0061 Balmaseda



El alto de Ubal es un punto habitual en el inicio de excursiones por esta zona, la más occidental de Bizkaia, y conecta los valles de Karrantza (el municipio más extenso del territorio) y Lanestosa (el más pequeño). Aquí mismo empieza una pista de cemento que ocupa buena parte de la ruta, de momento algo más 1 km. hasta el primer cruce. En subida muy suave, empezamos a tener buenas vistas hacia el sur, donde dominan los montes de Ordunte donde domina el Zalama, y algo más al Oeste, Los Tornos. Pasando junto a diversas vaquerías, nos aparecen después los montes de Galdames y el Eretza, el Pico de las Nieves y la primera vista de las Peñas de Ranero. Un buen panorama –todo algo lejano- para entretenernos en un recorrido cómodo pero –reconozcámoslo- en su primer parte bastante aburrido.

Montes de Ordunte

Vista a las antenas
Ganando altura hacia lo que la cartografía llama Copa del Espinal, divisamos ya las inconfundibles antenas del Mazo (y torreta modelo Garbea), y enseguida tenemos a la vista la magnífica estampa de la sierra de Hornijo, encabezada por el fantástico Pico San Vicente. Naturalmente, veremos también la mole caliza del Pico del Moro y un poco más tarde la redondeada silueta de Encinalacorba, cerca de Rasines. Llegamos así a la primera bifurcación, junto a un establo con forma de fosterito. Por la izquierda nos iríamos hacia El Moro, así que seguimos por la derecha, siempre por la misma pista cementada.

Pico San Vicente y sierra de Hornijo

Ahora seguimos en línea recta hacia las antenas, observando algún cartelito de la Ruta Megalítica, de la que no se ven más indicaciones (también hay alusiones a esta ruta en la zona de Saltipiña y Cotobasero, donde tampoco hemos conseguido ver nada de interés). Otra señal indica poco más de 2 kms. hasta la Ventana, o sea, que estamos a mitad de camino. Hacia el sureste se divisa muy al fondo Anboto, y un poco más tarde veremos también el Gorbea, con lo que tenemos a la vista buena parte de la montaña de Bizkaia, sin que falten los más cercanos Jorrios y Armañón.

Seguimos la pista
Llegamos así al punto en el que abandonamos la aburrida pista: por la izquierda sale otra, esta de grava, cerrada con una puerta metálica verde con paso lateral. Por ella ascendemos suavemente hacia la antecima de las antenas, hasta alcanzar el primero de los depósitos (una especie de cilindro). Podemos continuar tranquilamente por la pista o escapar de ella tirando campo a través (con buena pendiente) hasta la primera ANTENA. Desde allí un sendero no muy visible y apenas señalado con marcas (creo que del GR 123) continúa hasta la cima (PEÑA DEL MAZO, 823 m.), en el límite con Cantabria. El trayecto no es largo pero sí algo intrincado, por lo que puede que no merezca mucho la pena si lo que venimos buscando es solo la imagen insólita de la Ventana.

Cima de El Mazo
VARIANTE: Si buscamos algo bastante más montañero, de la cima debemos seguir la misma dirección cumbreando y salvando alguna pequeña depresión a través del llamado Cordón de la Cuchilla para alcanzar luego el Reluso o Relux y bajar finalmente hacia la ventana. El itinerario no ofrece gran dificultad pero es algo tortuoso y exige cierta pericia.

Hacia el verde
Hayamos coronado o no, y de no continuar por la variante, volvemos a la pista justo donde la dejamos, junto al cilindro, donde se encuentran unos pastos. Cruzamos un paso en el vallado (DESVIO), accediendo al típico camino herboso por el que se ve que transitan las vacas. Todo es cómodo, sin desnivel ni problemas de orientación, aunque luego contaré alguna cosilla acerca de estas rumiantes. Continuamos en la misma dirección, prácticamente en línea recta, y tras pasar entre algunas manchas de matorral, llegamos junto a una alambrada. Seguimos en paralelo en ligera bajada y enseguida encontramos otra alambrada con un par de neumáticos que supuestamente facilitan el paso por debajo. Al otro lado, otro prado que atravesamos hacia una nueva valla en la un paso en escalera y un poste indicador nos facilitan la tarea para no perder la orientación. Quedan 600 metros hasta nuestro objetivo

Camino a la Ventana
Ahora estamos en campo abierto, dejando las antenas por la izquierda, al igual que dos pequeñas crestas rocosas, una de las cuales es el Pico que hemos visitado antes. Avanzamos por un senderito al principio bien marcado, que luego se difumina, sobre terreno ondulante pero casi llano, con alguna dolina por la derecha, y la referencia de las Peñas de Ranero, que muy grosso modo indican la dirección correcta. En las calizas del fondo se observa ya, justo en la cresta, lo que podría parecer los restos de una borda: aunque son unas simples rocas que parecen puestas de pie, es también una buena referencia, porque prácticamente debajo está la Ventana.

Ojo al precipicio
En unos minutos nos encontramos ante un vertiginoso precipicio entre grandes paredes con vistas a una masa rocosa que podría ser Lunada, y algunos barrios en el valle, cercanos a Ramales. Girando un poco a la derecha, señalado con una marca roja, se encuentra por fin la VENTANA, justo al lado de las rocas a que me refería antes. Es desde luego una curiosidad geológica, aunque claramente menos espectacular que por ejemplo el Ojo de Atxulaur o el Jentilzubi. El paisaje sí que es bonito, sobre todo mirando a Ranero (se ve el pueblo y parte de las instalaciones de la cueva de Pozalagua) y las amplias perspectivas hacia casi todos lados, incluido el Buciero de Santoña, Candiano y el karst de la Candina. Eso sí, ni se os ocurra asomaros al hueco (un pasito de más te lleva directo al vacío) , ni encaramaros en lo alto del arco, como hemos visto en algunas fotos.

Karst de Ranero, justo enfrente
El regreso, por el mismo camino y sin necesidad de visitar de nuevo el Mazo, es un paseo más o menos largo y puede que un poco aburrido, pero cómodo y sin complicaciones. A no ser que os pase algo como lo que cuento ahora.




La vaca asesina

Reconozco que, en general, y aunque pueda parecer algo chocante en un aficionado al monte, no me gustan demasiado los animales. En concreto, no me agrada mucho encontrarme en los paseos a animales sueltos, y mucho menos a perros cuidadores de rebaños o casas aisladas. Pero lo cierto es que durante ya bastantes años nunca había tenido un incidente con ningún animal al margen de los perros. Hasta que quise ver la Ventana del Relux.

Decía antes que al pie de la cima del Mazo encontrábamos junto a un depósito de agua un acceso para atravesar un prado. Pues efectivamente se entra sin problema como en tantas otras fincas y el ganado pasta tranquilamente por la zona. Pero el día en que se me ocurrió acercarme por esos lares, algo raro debió ocurrir que los animales detectaron y yo no. Un grupo de vacas, creo que frisonas, de color blanco y negro, comen y descansan en el verde, casi todas tumbadas. Como siempre hago, me voy aproximando manteniendo la distancia social con los animales, o sea, dando un pequeño rodeo para no molestarlas. Todas miran, como hacen siempre, pero la que se encuentra más cerca de mi gira la cabeza y se levanta. Me sigue con la mirada rotando el cuerpo; le vigilo, hace un movimiento extraño, y empieza a trotar hacia mí.

La vaca corre más de lo que se puede pensar, pero un servidor, dado lo complicado de la situación, da muestras de no haber perdido del todo la forma. Me voy directo hacia un zarzal y le hago un recorte que debió quedar bastante lucido. El caso es que al siguiente vistazo pude comprobar que mi perseguidora se había rendido. Pero de inmediato también fui consciente de que mi GPS (ese con el que marco las rutas para luego subirlas a Wikiloc) había caído en algún momento de la persecución. Por mucho que lo busqué, no hubo solución, como tampoco a través del ayuntamiento de Karrantza. El aparatito –al que le tenía cariño, porque fue el primero que tuve y era un regalo- fue la víctima colateral de la vaca asesina.

Es una anécdota, no me voy a quejar. No era un perro suelto en un camino público: la vaca estaba en su casa, en una propiedad privada en la que el intruso era yo, por muy pacíficas que fuesen mis intenciones. Y a lo mejor sirve para darnos cuenta de que el monte no es un parque; hay que ser respetuoso con la naturaleza, los animales y las propiedades ajenas, hay que ir con cuidado y tranquilos. Pero también, algunas veces, pueden pasar cosas.