domingo, 24 de noviembre de 2019

Matxitxako

El cabo de Matxitxako, santo y seña de nuestra vocación marítima, es la punta más septentrional de la Euskadi peninsular. Desde pequeños nos aprendemos su nombre como uno de los accidentes geográficos más importantes del Cantábrico aunque, si hablamos de senderismo, se sitúa fuera de las rutas habituales y no son muchos los vizcaínos que lo han visitado.

En esta excursión ponemos remedio a esta anomalía dedicándole un pequeño paseo en el que contemplamos el viejo faro del siglo XIX y el nuevo, mucho más robusto, que se asoman a mar abierto donde la vista se pierde hasta el horizonte. En nuestro camino de vuelta disfrutaremos de una espléndida perspectiva sobre el peñón de Aketx y Gaztelugatxe, hacia donde podemos continuar, enlazando con una sencilla ruta costera.

            DISTANCIA: 5,5 km.
            DESNIVEL: 180 m. (60-238)
DIFICULTAD: Ninguna 2 (1-1-0)
            ITINERARIO (circular)  Inicio y Final: BI-3101 Bermeo-Bakio (desvío)
            VIAS: Carreteras, sendero de tierra
ACCESOS: Desde Bilbao en coche, autopista BI-631 dirección Mungia-Bermeo. En la rotonda final tomar dirección Bermeo. Poco después de entrar en el caso urbano, tomar por la izquierda la BI-3101 dirección Bakio-Gaztelugatxe. Cuando encontramos el desvío a la derecha que indica Matxitxako, tenemos un pequeño espacio para aparcar allí mismo. Hasta Bermeo, Bizkaibus A3527 (autopista) y Euskotren E4 Bilbao-Bermeo. Desde Bermeo hasta el punto de inicio, Bizkaibus A3524 parada Arene 37 Escuelas-Matxitxako
TRACK: Wikiloc
ENLACES CON GaztelugatxeBurgoa (variantes)
Más información:
Guía Cartográfica de Bizkaia mapas 1-2
IGN MTN50-038 Bermeo




Saliendo de Bermeo por la BI-3101 que lleva hacia Bakio (señalización de Gaztelugatxe), tras pasar junto a la playa de Aritzatxu (no visible desde la carretera) y sortear unas cuantas curvas entre caseríos, en unos minutos llegamos a un desvío con una señal que indica la dirección a Matxitxako (2,8 kms.) por la BI-4203. Estamos en la zona de Arene, también llamada Baratz Eder, y este es nuestro punto de partida, porque en el mismo desvío hay un pequeño espacio para aparcar, y aquí mismo está la parada del bus.

Por esta vía nos dirigimos hacia el cabo. Es una carreterilla asfaltada y puesta en condiciones hace bien poco tiempo, después de décadas de abandono en las que aparecía destripada y ondulante. El camino discurre en suave descenso bajo arbolado de gran porte, inmensos ejemplares –sobro todo, pinos- que se levantan envueltos en enredaderas, una imagen misteriosa de bosque impenetrable sobre laderas vertiginosas, aunque luego tampoco es exactamente así.

VARIANTE: En unos 500 metros desde el inicio encontramos por la derecha el camino que lleva a la playa de Arribolas. Es una estrecha franja de playa pedregosa pero con muy buenas vistas hacia el Este (Izaro y Ogoño), y sus alrededores son muy apreciados para la práctica del submarinismo. Parece ser que por aquí existió un cargadero (ahora desaparecido) para el servicio de la cercana plataforma La Gaviota. El camino desde la carretera no llegará a 1 km., y seguramente hay algún atajo para volver a ella sin tener que desandar (y remontar) por donde hemos bajado, pero tampoco lo puedo asegurar con certeza.

Enseguida empiezan a surgir algunos caminillos a izquierda y derecha que llevan a diferentes caseríos que, aunque parezca mentira, se multiplican en distintos puntos de esta península. La verdad es que el camino resulta muy cómodo, pero también bastante aburrido, sin vistas ni ningún atractivo en el que fijar la atención. El mar apenas se entrevé entre los árboles, y no hay nada más.

En la última parte del corto recorrido el arbolado es menos gigantesco y el panorama más abierto, con otro magnífico caserío por la izquierda. Ya vemos que vamos llegando, con el mar ya por la derecha y algunos carteles del Gobierno vasco sobre tamaños autorizados de las capturas de moluscos y crustáceos. Primero divisamos por la izquierda, en el alto, el faro nuevo y, continuando en bajada, enseguida aparece el viejo, algo más atractivo a la vista, de piedra, rodeado por un jardincillo y con un mirador de madera adosado a la parte más expuesta. Hay un pequeño aparcamiento de ambiente plenamente surfero –furgonas y tal- y varios paneles sobre la fauna de la zona. Sobre el faro y un poco de su historia podemos consultar esta página.


Bajando por la pendiente herbosa se llega a una pequeña antena y abajo se ven las rocas que señalan la punta del cabo, sobre las que rompen las olas. Tengo entendido que se puede explorar algo hacia los acantilados, pero no lo puedo asegurar porque no lo he llegado a ver personalmente. Lo que sí es notable es la vista hacia poniente, muy espectacular, del peñón de Aketx y Gaztelugatxe y la línea de
costa que lleva hasta allí. Una panorámica realmente bonita que seguiremos disfrutando un rato en el siguiente tramo. Y, claro está, esa perspectiva infinita del océano inmenso que tenemos de frente. Por aquello de la tradición anglófila de Bilbao cualquiera diría que la vista se nos perdería hacia el norte hasta dar con la costa inglesa, pero no hay para tanto: en línea recta no llegaríamos mucho más arriba de Burdeos. Desde el observatorio instalado tras el viejo faro lo que sí tenemos oportunidad de ver son distintas especies de aves marinas, e incluso algún gran cetáceo (esto con muchísima suerte y quizá con asesoramiento de algún entendido).

Para la vuelta nos decidimos por algo un poco más montañero que la aburrida carretera, así que vamos a bordear la línea de costa por el lado contrario al de llegada. Pasando a la vertiente occidental del cabo, surge un sendero clarísimo y supercómodo que asciende por el lateral del faro nuevo. Este sendero estaba hasta hace poco casi impracticable (zarzing puro), pero actualmente, aunque la trazada es estrechita, se ha limpiado generosamente, y tenemos un pasillo de al menos metro y medio de anchura entre dos grandes masas de argomas. Puede que el influjo turístico de Gaztelugatxe haya llegado hasta aquí, quién sabe.

El caso es que vamos subiendo suavemente, ganando metros de forma bastante cómoda, aunque sin más vistas que las ya citadas antes, y la ladera de Ermualde, que cae sobre el mar con buena pendiente. Pasamos primero junto a una caseta que parece de alguna instalación eléctrica y poco después, junto a otra de aspecto similar, se ve lo que parece claramente los restos de un antiguo edificio o fortificación, sobre la cual, sorprendentemente, no he encontrado nada. Encontramos un acceso asfaltado que tomamos ahora y nos conduce directamente a la BI-3101 que une Bermeo con Bakio (cartel 1,2 km. a Matxitxako).

Como lo que nos espera es un tramo poco apetecible de carretera de vuelta, se pueden intentar dos posibilidades de alargar la ruta:






  •       Putzu Iluna: junto a la planta de Enagas que tenemos a la vista, al otro lado de la carretera, surge un caminejo no demasiado agradable que nos conduce en ligera subida hacia la balsa llamada Putzu Iluna y un poco más arriba a la antena de Axnabarra, que nos conecta con la ruta del Burgoa sobre la que hablamos hace tiempo. Al ir subiendo, las panorámicas se nos van ampliando, y podemos alcanzar la pequeña cima que separa Bakio de Bermeo en unos veinte minutos desde la carretera.
  •       Lurgorri: si en vez de girar a la izquierda en la carretera lo hacemos a la derecha, en unos minutos estaremos en el área recreativa de Lurgorri, con mirador y zona de picnic. Y casi al lado se encuentra la antigua carretera de acceso a Gaztelugatxe, desde donde podemos aproximarnos a nuestro muy internacional tómbolo
Con o sin visitas adicionales, tomamos la carretera hacia nuestro punto de partida, pudiendo escapar en parte del asfalto por un camino que surge por la izquierda, pasado junto al caserío Talaiepe, que nos ahorra unos 300 metros de no muy agradable (y algo peligrosa) travesía.

Tengo de mi infancia un recuerdo bastante claro de una excursión (en coche) hasta nuestro famoso lurmuturra, con una impresión bastante decepcionante de cierta desolación, un lugar solitario y menos espectacular de lo esperado. Y reconozco que esta última visita no consiguió borrar del todo esas sensaciones. Así que recomiendo que le demos al paseo alicientes que lo hagan más atractivo: desde luego, elegir un día despejado y luminoso, tal vez unos prismáticos, y probablemente, incluir alguna de las variantes que hemos comentado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario